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viernes, 31 de diciembre de 2021

Paranoid Garden (1994)


En Japón, durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, la reciente viuda Noriko se aferra a la familia de su marido después de que éste muere en batalla. Pero ese amor familiar es rápidamente reemplazado por impulsos más prohibidos, y los lazos entre ellos se vuelven físicos. Sin embargo, hay otro secreto escondido en esta casa, uno que en tiempos de guerra podría traerles una gran vergüenza y poner en peligro sus vidas. Un cuento tabú que cuestiona las nociones de amor, lealtad y muerte.

Japonés | Subtítulos: Inglés


3.62GB | 60:07mins | 1920×1080 | mkv

Druuna 1: Morbus Gravis, Comix





Mi sobrina es mi mujer




Quiero escribir esto para desahogar un poco varios sentimientos encontrados. Llámenme Sebastián de 33 años, soy ingeniero industrial y trabajo para una compañía internacional que tiene sede aquí en éste país.

Actualmente estoy soltero, mido 1.80 mt y no soy mal parecido, además hago frecuentemente deporte. Tengo un medio hermano con el cual me llevo bastante bien, el tiene 38 años y tiene dos hijas en ese entonces, Karina de 15 y Johana de 13. Este relato es como me enrede con mi sobrina Karina, ella es una preciosidad de adolescente, su cuerpecito es delgado, pequeños senos aún y dos largas piernas, su traserito es compacto y paradito, que muestra que no es necesario ser voluminoso para que sea atractivo. Ella siempre me ha demostrado mucho afecto, a veces más de lo normal.


Durante la navidad pasada, en la cual yo la pasé con mi hermano, entre la nostalgia de la medianoche, nos dimos un besito escondido con Karina, ella quiso que siguiéramos haciéndolo, pero yo la detuve y le dije que éramos parientes cercanos y que no estaba bien. Y así se dieron otras cosas, ella solía llamarme a mi móvil frecuentemente, y salíamos al cine, a veces solos y a veces con su hermana Johana, cuando íbamos solos ella tomaba mi mano y me decía que así parecíamos novios. En fin sus atenciones y directas eran varias, y en mi caso, para mi Karina era una linda chica, cualquiera quisiera tenerla, pero yo trataba de aguantarme las ganas, pero por fin se dio todo.

Esos días yo estaba alojado con mi hermano, de hecho hasta habitación tengo en su casa, ya que los frecuento mucho. Me había tomado algunas cervezas con mis amigos y cuando entré a la casa (tengo llave) encontré a Karina viendo tv en el living, era época de calor, así que tenía unos pantaloncillos y un top, la saludé y me senté con ella, en eso ella cariñosamente se recostó en mis piernas, acaricie la piel de sus brazos, de sus hombros y de su espalda, era sumamente tersa y suave, no se si fueron las cervezas, pero me fui excitando sin razón. La tomé del rostro y me acerqué para darle un beso en la boca, ella al inicio pareció sorprendida, pero en un segundo me jaló de la cabeza y nuevamente nos besamos, ahora con más duración y usando la lengua.

En eso oímos que abrían una puerta, rápidamente separamos nuestras bocas, era su papá, mi hermano, -Oye Karina, ya acuéstate, mañana vas al colegio!-, Karina se puso de pie y no sé como, pero le dije con voz baja –te espero en mi habitación, para seguir con lo que teníamos!- ella me vio y se sonrió y salió hacia su habitación, yo me fui a la mía.

Pasaron 20 minutos y nada, pasaron otros 10 minutos y la puerta de mi habitación se fue abriendo, allí estaba ella, sola para mi, se descalzó y se subió a la cama y sin decir ninguna palabra empezamos a besarnos apasionadamente, mi lengua y su lengua se entrelazaban en nuestras bocas, pronto mis manos palpaban sus pequeños senos juveniles, luego le corrí su top para palparlos piel a piel con mis manos. Luego mi boca buscó sus pezones que se erectaron al solo contacto de mi lengua con ellos. La pequeña Karina comenzó a gemir cada vez que le apretaba los senos con la boca.

Deslicé una mano dentro de su braguita, acaricie su chochito casi sin vellos púbicos, los gemidos de Karina inundaron la habitación, se notaba por mucho que la estaba pasando muy bien, yo en lo personal estaba descontrolado, quería hacerle de todo, mamarla, tocarla, chuparla, estaba como loco. Dejé de mamarle sus senos solo para quitarle toda la ropa, ella no opuso ninguna resistencia, es más ella ayudó, me abrió las piernas como invitándome a comerle su chuchita, comencé a comerle abundantemente el coñito tierno y meterle la lengua entre sus pequeños labios vaginales, ella instantáneamente me tomó de los cabellos y me lo jaló como queriendo desprendérmelo, ella estaba excitadísima y yo seguí lamiendo su pepa que segregaba sus flujos vaginales en abundancia.

Yo no aguanté y me subí sobre ella, me bajé los pantalones hasta la rodilla y colocándome entre sus muslos puse mi verga en la entrada de su chochito, ella intuyó lo que vendría y me pidió que lo hiciera despacio, que ella era aún niña, fui penetrándola lentamente, a pesar de eso ella gritó cuando se rasgó su himen, yo seguí adelante, no era hora de parar, seguí hundiéndole mi verga en su rajita, ella al sentirme adentro me clavó sus uñitas en la espalda, me dolió, pero esa mezcla de placer, excitación y dolor es increíblemente rica. La seguí taladrando con un lento mete-saca, ella exclamó de dolor nuevamente, poco a poco mi verga iba desapareciendo en su delgado cuerpo, yo me detenía con las manos sobre la cama para no darle todo mi peso, solo lo necesario para irla clavando despacio.

Un par de minutos más tarde, me dejé ir encima para clavarle lo último en su rajita estrecha, la cual me apretaba todo el tronco de la verga, el placer para mi era inmenso, yo era un hombre que acostumbraba a ligar mujeres no delgadas y con piernas llenitas y mucha carne, Karina era delgada con poca carne y se enganchaba bien a mi cuerpo, yo la empecé a clavar profundamente, ella gemía y seguía arañándome la espalda, pronto sentí que llegó a su segundo orgasmo, el primero me lo había regalado en la boca cuando le hice sexo oral.

Luego de follarla en la clásica posición, me desprendí de ella, al parecer ya no había dolor en su chuchita y le pedí que se subiera sobre mi, ella entendió bien y se subió sobre mi verga y le ayudé a ponerla en la entrada de su rajita que tenía muy coloradita, haciendo un poco de muecas de dolor Karina se sentó sobre mi verga erecta y se la metió hasta la mitad, el otro resto se lo metió moviéndose arriba y abajo, luego todo fue gozarla tanto ella como yo, ella se movió encima de mi como una experta, en pocos minutos ella llegó a otro clímax y me hizo llegar a mi también, apenas pude sacar mi verga de su chuchita y todo mi semen cayó en las sabanas de la cama. Fue delicioso!!

Lejos de darme pena por haberme cogido a la hija mayor de mi hermano, los días siguientes siguió nuestro idilio, le pedía permiso a mi hermano para llevarla al cine o al centro comercial y me la llevaba a esos moteles que sirven para tener sexo, allí la clavaba a placer en distintas posiciones, Karina estaba dispuesta a todo y le gustaba lo que yo le hacía en la cama. No tardé en reclamar también la virginidad de su culito. Estaba yo embelesado por esta pequeña criatura, me ponía loco su compacto culito, sus largas piernas y su inocencia.

Seguimos aún juntos, el relato es de hace dos años. Quien dice que el amor entre parientes no funciona.

Anónimo

miércoles, 29 de diciembre de 2021

La mujer de mi padre


José, un ranchero de montaña en el norte de Argentina, conoce y comienza una aventura con Eva, una bella pero misteriosa mujer que es la amante de Simón, un gánster local de un pueblo cercano, lo que complica más las cosas cuando el hijo de José, Mario, regresa y también comienza una aventura. relación romántica con Eva que hace aflorar los celos en José.

Español


Tvrip | 1.05GB | 87:59mins | 800×600 | mkv

Valentina Tomo 3, Comix





Mi medio hermano


Hola, me atrevo a compartir esta historia que me sucedió hace pocos días, primeramente porqué no me conocen ni yo a ustedes, después porqué de repente se vuelve a presentar ese remordimiento y tengo que desahogarme de alguna forma, ustedes son libres de creerme o no, yo se que sí me sucedió y eso es todo para mi, un beso de mi parte.

Mi nombre es Pilar, de cariño me dicen Pily, soy casada, 30 años, soy la mayor de las hijas del primer matrimonio de mi padre, con su actual esposa tiene dos hijos más, una chica que es la mayor y mi hermanito que apenas está entrando a la adolescencia y quien es mi consentido, es un chico caprichoso, berrinchudo, necio y llorón, muy travieso y despierto, acostumbrado a salirse con la suya siempre, pero así lo quiero, aprovechando este período de vacaciones la mujer de mi padre se fue a su pueblo, mi padre no quiso ir argumentando que no podía dejar sola su tienda de abarrotes, por lo que únicamente la señora se fue con su hija la mayor, mi hermanito tampoco quiso ir con ella, creo que como ya está en la pubertad ya no quiere estar tan pegado con su mamá, prefirió quedarse a jugar con sus juegos que conecta a la televisión. 


Esa misma semana mi padre me llamó para pedirme de favor que fuera a cuidar a mi hermanito, bastaron solamente algunas horas para que mi papá se desesperara con el por lo que mi padre me pidió que pasara a la tienda para llevarlo a su casa, darle de comer y estar al pendiente de el un rato, yo accedí encantada, pues como les dije, es mi consentido, llegamos a la casa que está a dos calles de donde mi padre tiene su negocio, le preparé de comer y después vimos una película de acción que son sus favoritas, pero el empezó a ir al baño una y otra vez y en la ultima ocasión se tardó demasiado por lo que decidí ir a ver que pasaba, preocupada entré al baño sin tocar y observé en su carita un gesto como de dolor, sus manitas estaban en su entrepierna y la verdad me asusté al ver esa escena.

¿Qué tienes corazón, te duele tu pancita?, ¿te llevo al doctor? Pregunté bastante inquieta
-esteee, noo, no tengo nada Pily, respondió el obviamente mintiendo y bastante turbado,
-vamos, dime la verdad, soy tu hermana la mayor y siempre me has tenido confianza y quiero que siempre sea así.
-bueno, es que… ya tiene días que me duele ahí, respondió señalando en medio de sus piernas, le iba a decir a mi mamá pero se fue con mi abuela y con mi papá me da pena…

De momento no supe que hacer, no tengo hijos y hasta ahora no había pasado por algo parecido, me puse a pensar que es lo que haría su mamá en estos casos y recordando que en algunas ocasiones le cambié el pañal cuando era bebé, le dije que me dejara revisarlo, por supuesto se negó en un principio pero le dije que entonces llamaríamos a su papá para que lo llevara con el médico.

-ay Pily, es que…
-es que nada! le respondí, yo te bañé de chiquito y te conozco todo, y me estas preocupando bastante, y en efecto, así era, estaba preocupada por el.
Finalmente se bajó sus calzoncillos y su pequeño pene estaba erecto, no sabía por qué razón, sus testículos estaban hinchados, duros, de repente se me aclaró el panorama:
-Haber corazón ¿a que te metías al baño una y otra vez? Quiero la verdad o le digo a tu papá.
Muy nervioso señaló con su dedo hacia la ducha, por el susto que me dio no me había percatado que una revista para caballeros estaba tirada, el alcanzó a arrojarla hacia allá antes de que yo entrara, debo decir que las modelos desnudas eran muy guapas, respiré profundamente para tener una charla abierta con ese jovencito, no iba a hacerle un escándalo ni mucho menos darle todo un rollo moralista, comprendí que estaba en la edad de la punzada y sus hormonas empezaban a hacer efecto.

-No le digas a mi papá, por favor, me dijo con lagrimas en sus ojitos.
-no te preocupes, no diré nada, comprendo que estás convirtiéndote en todo un hombrecito y empiezas a tener curiosidad por el cuerpo de las mujeres, pero no veas eso tan seguido, mejor concéntrate en la escuela y…

-Pero, ¿porqué cuando veo a esas mujeres desnudas se me pone duro y mis”bolitas” también, y me empiezan a doler?, ¿es algo malo, estoy enfermo? me interrumpió abruptamente con esas preguntas
-bueno, no es malo, no estás enfermo, lo que pasa es que…
¿Me podrías revisar de nuevo, Pily?, es que me da miedo, quiero que me revises, para que me digas que no me estoy enfermando de nada.
El desconcierto hizo presa de mi, ya no sabía que hacer, sentía que la situación se me iba a salir de las manos, otro respiro profundo, calma Pilar, calma, pensé.

Su vocecita me hizo salir del trance – mira Pily, así es como me duele…
Ok, ok, le dije resignándome a tener una plática que por supuesto a mi no me tocaba dársela.

– No es nada malo, no te pasa nada, cuando tu pene se pone así se le llama erección, y esto sucede porque tu cuerpo está cambiando y es algo natural, te empiezan a gustar las chicas y al verlas sin ropa se produce esta reacción que hace que tu penecito se endurezca y se levante un poco, tus testículos o tus “bolitas”, como tu les llamas se hinchan debido a que por lo mismo que estás creciendo empiezan a producir un líquido llamado semen y al no poder salir te provoca esas molestias y…

¿Y como es eso?, ¿Cómo sale el semen?, ¿así ya se me quita el dolor?- me aturdió y me interrumpió con esas preguntas y ahora sí pensé que me había equivocado al querer explicarle todo esto.

Anda, dime, dime como es eso, me dijiste que debo tenerte confianza y por eso te pregunto a ti, porque hasta con mi mamá me daría pena, ¿sí, hermanita?, para que ya no me duela. Y la verdad, cuando él me llama hermanita, yo doblo las manos, sabe que llamándome así yo le doy todo lo que me pide.

Ok, tomando aliento me decidí, -pero sólo te lo voy a decir una vez, y no le dirás a nadie, ¿me oyes? A nadie de esto, ¿estás de acuerdo?, de inmediato respondió que si. Tomé asiento sobre la tapa de la taza del baño, él estaba de pie. Ahora yo era la nerviosa, bastante nerviosa, pensé que mi padre podría llegar en cualquier momento, por lo que sí iba a ayudarle a ese jovencito, tenía que actuar con rapidez.

Bueno, corazón, quiero que veas en tu revista alguna chica que te guste para que tu penecito se ponga duro, no se lo dije dos veces y casi de inmediato tuvo su erección. Ahora con tu manita toma tu pene y dale un suave masaje, de arriba hacia abajo, mientras y si quieres yo te sostengo la revista para que la sigas mirando y veas también con cual de tus manitas te acomodas mejor (no podía creer que acababa de decirle a mi hermano tales palabras).

Oye Pily, pero yo no se como, mejor tu dame el masaje.
No corazón, eso ya no es correcto, yo solo te digo como se hace
Anda, es que yo me estoy lastimando y no se como hacerlo, tu sí sabes como se hace, ¿sí?, hermanita…
-¿y porqué me dices que yo sí se como se hace eso?
-bueno, es que tu eres casada y tu marido te ha de pedir que también le ayudes
Upss, me quedé atónita con ese comentario, efectivamente a mi esposo le gusta que yo le masturbe un poco antes de tener relaciones, pero ese rapazuelo no tenía porqué enterarse.
-Entonces, ¿me ayudas, hermanita?
¡¡Caray!!, ahora sí la situación estaba totalmente fuera de mi control, pero me dijo la palabra mágica.
Ok, ¡terminemos con esto de una buena vez!, ¡pero recuerda que a nadie le vas a decir!

Ocultando mi enorme turbación tomé su pequeño pene con mi mano derecha, con movimientos suaves y rítmicos empecé a darle masaje, suavemente, de arriba hacia abajo, poco a poco aumentaba y disminuía la velocidad, de su glande ya salían gotas de líquido lubricante.

Aay hermanita, esto está muy bueno, no pares- me decía con una tierna y agitada vocecita, sigue, sigue…

Decidí que ya era hora de poner punto final a esta locura, su virgen pene no sobresalía de mi puño, mi mano empezó a ejercer más presión y a acelerar el ritmo hasta que un chorro de esperma salió disparado, escurriéndose por entre mi mano y mis dedos. Debo confesar que esa escena tuvo alguna reacción en mí, no soy de hielo.

Ahhh, exclamó él muy débilmente, sus rodillas se doblaron, yo solo atiné a abrazarlo amorosamente y el también a mi.
Bueno, corazón, así es como los hombres se alivian cuando les duele esa parte, pero de ahora en adelante lo tendrás que hacer tu solo, ¿entiendes? Y recuerda que es nuestro secreto.
Si, Pily, está bien, me gustó mucho, se siente rico, ¿eso es mi semen?, le respondí que sí.
¿Y si tengo otra duda, puedo preguntártela a ti, pily?
Eehh, bueno, pues…sí, pero nada más preguntar, ¿OK? Ahora vamos a asearnos, papá ya no ha de tardar.

Tres días después salí temprano a hacer algunas compras y otras cosas que tenía pendientes, llegué a mi domicilio bastante cansada, serían como las 3:00 de la tarde cuando sonó el teléfono, era mi padre pidiéndome de favor que fuera a su casa a prepararle a mi hermano de comer pues el chamaco estaba necio que quería albóndigas, al recordar aquel día mi respuesta fue negativa ya que honestamente tenía remordimientos, pero mi padre estaba muy insistente, finalmente pensé que mi hermanito estaría muy emocionado con su revista y habiendo aprendido a masturbarse estaría todavía más ocupado y me dejaría en paz, vivimos relativamente cerca por lo que me daba tiempo de llegar a casa antes de que mi esposo saliera de trabajar y cenar con el.

Llegué a casa de mi papá, mi hermanito y yo nos saludamos como siempre, como si nada hubiera pasado y eso me produjo cierta tranquilidad, preparé la comida y el condenado escuincle apenas y la probó, después me recosté en un sillón, encendí el televisor pero aun seguía cansada y el sueño me venció, no habían pasado yo creo que ni 20 minutos de quedarme dormida cuando entre sueños escuché una vocecita.

-Pily, Pily, Pilyy
Me despertaron unas manitas suaves sobre mi rostro
–¿mmm?
– ¿recuerdas que me dijiste que te tenga confianza y que te puedo preguntar cualquier duda?
– mhm…si – respondí aun medio dormida
– Bueno, quiero preguntarte…quiero saber….quiero ver una “chiche”…
– ¿Quee? – Dije bastante sorprendida, de un salto me puse de pie, un rayo de alerta cruzó por mi cabeza
– ¿una chiche? , ¿Pero que no había chiches en la revista?
– Sip….había….pero yo quiero ver una de verdad
– Bueno, tu deseo es lógico, mi amor, pero…recuerda que soy tu hermana mayor y no está bien que me pidas eso,-en verdad estaba tratando de mantener la calma, tenía que ser lo más didáctica posible para salir bien librada.-

– En primera, no se llaman “chiches”, se llaman senos
– ¿senos?
– Sí, jovencito, senos
– y en segunda, si me sigues insistiendo con eso, no me vas a dejar mas opción que decirle a papá que te estás portando muy mal y…
– ¡¡y yo le voy a decir a mi papá que tu me agarraste mi pene y me sacaste el semen!!

¡Con esa respuesta quedé petrificada!, pues efectivamente para mi padre su único hijo varón es intocable y aunque diga mentiras mi papá siempre le da la razón, mil escenarios pasaron por mi cabeza, todos malos, por más que yo argumentara que fue él quien me pidió que le ayudara por todos lados yo iba a ser quien saldría perdiendo, todo me culpaba a mi, jamás debí permitir que la ocasión anterior se me saliera de las manos, imaginé el escándalo con mi padre, con su familia, con mi esposo.

-Está bien, musité resignada, de nueva cuenta había perdido la batalla con ese mocoso manipulador
-pero debes cumplir tu promesa de no decirle nada a nadie de esto
-si Pily, lo prometo.
-cierra bien la puerta con el seguro
-ya lo hice, desde que te quedaste dormida.

Con la adrenalina al tope me acomodé de nuevo en el sillón, con toda seguridad el jovencito no perdía detalle de mis movimientos, yo evitaba verle a los ojos pues en verdad entre otras cosas me moría de la pena, desabroché los botones de mi blusa y por encima de la copa de mi brasier saqué uno de mis pechos pero el pequeñito de inmediato y sin siquiera decirme liberó al seno que le faltaba, era de esperarse que no se iba a conformar con verme solo uno, mis pechos se mostraron impúdicos ante su mirada, cuando los empezó a tocar con avidez me llevé las manos al rostro tratando de ocultar la vergüenza, el miedo a que alguien nos descubriera, el cargo de conciencia era insoportable, la reacción lógica y natural de mi cuerpo no tardó en aparecer: mis pezones endurecieron al ser estimulados, a estas alturas el infame chamaco ya estaba sentado sobre mis piernas, las piernas de él abiertas y dobladas por las rodillas caían de lado a lado.

-¿Hermanita, puedo darme masaje allá abajo?, preguntó visiblemente emocionado

-Ahh, pinche chamaco cabrón, chantajista, hijo de la chingada, ahora sí soy tu hermanita, ¿verdad?, sí ya tenías tu plan bien hecho… ¡pues hazlo!, pero apúrate y termina de una buena vez con esta tontería- aparte de todo lo que estaba sintiendo ya comenzaba a sentirme molesta. Mi desesperación aumentaba pues al parecer él no tenía prisa alguna, tocaba mis senos con una mano y con la otra masajeaba su miembro por debajo del pantalón pero por lo visto no se acomodaba muy bien, pensé que hasta que no alcanzara su eyaculación no me lo iba a quitar de encima por lo que yo debía tomar otra decisión de inmediato.

-Haber corazón, traté de dulcificar mi tono de voz un poco, yo te voy a ayudar con el masaje, como el otro día, pero por lo que más quieras terminemos con esto, vamos a acomodarnos de otra forma en el sillón para que no estés todo doblado y también sácate el pantalón para que estés mejor, y por supuesto no se lo dije dos veces, incluso su trusa salió junto con sus pantalones, su pequeño pene parecía estar más duro, y como no, con la semejante visión que tenía ante sus ojos, recargué mi cabeza sobre uno de los brazos del sillón, mi cuerpo quedó a lo largo, y creo que por instinto el chavito se acomodó encima de mi con sus piernitas a los lados, mi mano ya empezaba a tocar su pene, de repente otro rayo de cordura cruzó mi cerebro, al estar en esa posición, como si fuera la del misionero, lo más probable era que al eyacular, su semen saldría disparado y se esparciría por entre mis dedos manchando mi pantalón de color beige, era la única ropa que llevaba y claro estaba que no me iba a exponer a otra vergüenza mas, por lo que con el corazón a punto de explotarme todavía mas le pedí al muchachito que se levantara un momento.

-espera, déjame hacer algo, le dije bastante insegura

Ante esa situación tan comprometedora para mí, lo único que se me ocurrió en ese instante fue quitarme el pantalón para evitar que se me manchara de semen, y así lo hice.

De lo que sí estaba segura era que por nada del mundo me iba a quitar las pantaletas y afortunadamente él no insistió con eso.

Todo eso ya era muy fuerte para mi pero creo que él se la estaba pasando muy bien, el chamaco precoz me miraba con un brillo especial en sus ojitos, no era para menos, de nuevo nos acomodamos en ese sillón que fue mudo testigo, mi hermanito otra vez se posó sobre mi, sus manitas impacientes de nuevo se afianzaron a mis senos, por enésima vez acariciaba mis pezones, su carita también estaba cerca de mis pechos observándolos con ese placer que jamás hubiera imaginado en su corta vida tener y mucho menos hubiera imaginado que ese placer sería a costa mía, podía sentir su respiración agitada, su aliento, su aparato reproductor masculino quedó a la altura del mío, parecía como si su pequeña virilidad erecta quisiera perforar mis calzones, hacerles un hoyo, claramente podía sentir eso.

Empecé a hacer lo que me correspondía, me recargué un poco hacía mi costado derecho para poder maniobrar mejor, mi mano izquierda llegó hacia donde tenía que estar y a cuatro dedos tomé el tronco de su miembro y empecé con el masaje de arriba abajo, despacio, luego más rápido, la piel que cubre al glande subía y bajaba, de repente masajeaba también sus testículos, me mojó la mano con su liquido pre eyaculatorio, sentí como empezó a palpitar su miembro, después un gritito salió de su garganta -ahhh- su carita tenía una expresión de felicidad que yo no se la había visto antes, y…

…Efectivamente sentí un chorro calientito de esperma escapando por entre mis dedos yendo a parar sobre mis calzones blancos, pensé que finalmente no había sido tan mala idea sacarme el pantalón, y para no variar, yo también había tenido fluidos, como lo dije líneas arriba, no soy de hielo.

Le di un beso en la frente, una palmada en sus nalguitas y le aparté de mi cuerpo

-ya corazón, terminó todo esto, me tengo que ir.

Acomodé mi brasier y mi blusa en su lugar, levanté mi pantalón del suelo y como la misma blusa era larga traté de taparme un poco mi trasero cubierto solo por mi ropa interior, ya le había dejado verme lo suficiente, procurando no derramar el semen en el piso me dirigí al baño a lavarme y limpiarme lo más que pude, al terminar me despedí de mi hermano y salí apresuradamente sin mirar atrás, pensé que no me iba a arriesgar a que se pusiera nuevamente de necio y me saliera con que ahora le dejara verme las nalgas o algo más y fuera cuento de nunca acabar.

Llegué a mi casa, me di un baño y esperé impaciente a mi esposo, lo que más deseaba en ese momento era hacer el amor con el, tenía que sacarme toda esa tensión y presión acumulados, el sentimiento de culpa se había transformado en deseo, cuando llegó de trabajar al verme tan cachonda y sexy ni se acordó de cenar, en mi calentura recordé los momentos vividos horas atrás con mi hermano y mi excitación aumentó, fueron los mejores orgasmos que tuve ese día, incluso por fin después de mucha insistencia de su parte le permití a mi marido hacerme sexo anal.

¡Ay, hermanito, todo lo que provocas!

Anónimo

lunes, 27 de diciembre de 2021

Cameriera senza malizia


El camionero Antonio llega a un trato con la madre superiora de un instituto religioso: se casa con la estudiante Olivia y, a cambio, podrá comprar una posada propiedad de las monjas.

Italiano


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Valentina Tomo 2, Comix




Haciéndolo con mi tío


En el fondo todos queremos tener alguna aventura sexual y gozarla al máximo, lo que cambia es que a cada edad las experiencias suben de tono.
Quiero contarles lo que me sucedió cuando visité a mi tía Selina, yo los visitó seguido, pero esa vez su marido, un señor como de 40 años estaba tomando licor en la mesa de la cocina, mi tía se fue a dormir. Yo me puse un blusón largo que uso para dormir, sin sostén y un calzoncito minúsculo, como siempre.

Llegué a la cocina y mi tío Alfredo estaba bastante tomado, al verme me sonrió y me jaló e hizo que me sentara en sus piernas, luego me dijo que si quería acompañarlo y me quiso dar de su vaso en la boca, yo le dije que no.

-cómo haz crecido!!, ya eres toda una mujer!- me decía, y yo veía que se le quedaba viendo a mis pequeños senos, lo que sucedía era que el blusón me quedaba pegado a mi torso y eso dibujaba mis pezones que son grandes.


El tema de conversación que salió fue de sexo, el comenzó a decirme cositas, que mis piernas estaban bonitas, que mis pechitos ya estaban creciendo mucho, yo iba sintiendo que debajo de mis pompis donde estaba sentada en sus piernas, crecía un bulto, yo estaba sentada en medio y sobre su pija. En realidad mi tío estaba siendo amigable conmigo, pero de pronto,.

-Dame un beso- me dijo. Yo busqué su mejilla, pero el se volteo rápido a propósito y se lo di en la boquita, yo me avergoncé, pero el me dijo que estaba bien, que no sintiera vergüenza, si era mi tío.

-otra vez!- me dijo requiriendo otro beso. Yo le dije que no. El me jaló y con su aliento a licor, sentí su boca sobre la mía, su lengua recorría la comisura de mis labios que yo aún cerraba, le volví a decir no y me separé.

-Por qué?- me dijo. Si yo te he visto crecer, te acuerdas de todos los juguetes que di, y que también te daba dinero para tu cositas. –Si tío, pero eso no es bueno, y si viene mi tía qué?- le dije. –Tu tía ya estará bien dormida, vamos uno pequeño..- me dijo y me volvió a jalar, -esta bien, pero uno pequeño-, ahora lo besé y poco a poco su lengua fue entrando en mi boca y yo la atrapaba con mis labios, juro que fue un riquísimo beso, mis novios nunca me habían besado así, luego el tomó mi lengua con sus labios y me frotó desde adentro. Yo siempre fui cachonda desde los 14, todo lo que era sexo me interesaba conocer y experimentar, asi perdí mi virginidad y ahora estaba dispuesta a dejarme seducir por mi tío.

Las manos de mi ti no estuvieron quietas, su mano acarició mi entrepierna y lo hacía muy bien. Luego no se en que momento, pero de repente sentí su mano dentro de mi calzoncito tocándome mi panochita, su dedos eran gruesos y agiles, yo solté sus labios, pero el dijo que estaba bien que no hiciera nada, sus dedos hurgaban los labios de mi panochita, me comencé a mojar bastante, y creo que él lo sintió en sus dedos. Sacó su mano solo para bajarme uno de los tirantes de mi blusón, para que uno de mis senos quedara al aire, descubierto.

-Qué cosa más linda- dijo mi tío al ver mi seno. Quise taparme, pero él me lo impidió, es más acercó sus labios y comenzó a lamerlo con la punta de su lengua, luego envolvió mi pezón entre sus labios y lo mamó, yo sentí primero cosquillas, luego me fui excitando, además su mano volvió a estar dentro de mi calzoncito y a acariciar mi panochita. Al rato bajó el otro tirante y siguió comiéndose mi otro pechito. Mi tío tenía tanta experiencia que sentí que estaba por tener un orgasmo solo de masajearme mi cuquita y de chuparme los pezoncitos, él se dio cuenta y puso uno de sus dedos gruesos dentro de mi panochita, allí exploté por primera vez. Sentí mi flujo bajar por mi vagina y lubricarla toda, sentí que me ahogaba de pasión, me faltaba aire, así sentí ese orgasmo.

-Preciosa!, te mojaste toda!- me dijo mi tío, eso me encendió más. Luego, el me puso de pie y bajándose el cierre del pantalón, me tomó del brazo, para que me agachara, era clara la intención, quería que se la chupara, -ven- me dijo y mi boca fue tomando su gran pija dura, no era la primera pija que yo metía en mi boquita, pero nunca la de un hombre mayor y casado. Mi tío me tomaba de la cabeza y me obligaba a chuparla ya meterla bien adentro.

-Que bien lo haces preciosa- me decía mientras cerraba los ojos. Yo seguí engullendo su pedazo de carne, el quería que me la metiera y sacara como más rapidez, como si estuviera follando mi boca.

Sentí que mi tío ya iba a llegar a eyacular, porque empezó a gemir más fuerte, quise soltarme, pero el me atrapó por el cabello y no dejó que lo soltara, sentí su pene eyacular dentro de mi boca, sentí uno, dos y tres chorritos de semen que pararon en mi boca, luego me solté como pude, porque me estaba ahogando, me faltaba aire, su semen era un poco salado y traté de escupir alguna parte de él.

-Eres una chica linda, lo hiciste muy bien- me dijo el tío. Yo estaba un poco molesta por la forma en que me hizo tragarme su venida, pero era mi primera experiencia en cuanto a tragar la venida de un hombre.

-Te voy a dejar a tu habitación!- me dijo él. Caminamos hacia mi habitación, que estaba después de la ducha. Entramos y el cerró con llave mi habitación, su intención era clara y solo de pensarlo me mojaba de nuevo, pero estaba nerviosa.
-Ven, te voy a dar un premio por portarte bien con tu tío- me dijo.

Estando de pie me quitó mi blusón, quedé en calzones, él se sentó en la orilla de mi cama y comenzó a chupar de nuevos mis pechitos. Al mismo tiempo de nuevo una de sus manos me acariciaba la panochita y comenzó a meter de nuevo uno de sus gruesos dedos, yo comencé a gemir.

De pronto que me acuesta en la cama, me quita mi calzoncito y me abre las piernas para darme una chupada de coño, su lengua es muy hábil y pronto me tiene en la palma de su mano, yo me retuerzo sobre la cama de placer, mientras el se come literalmente mi cuquita, no conforme su lengua se desliza hacia mi ano y lo lame como si fuera un delicioso helado de crema. Me hace alcanzar otro tremendo orgasmo, aahhhh ahhhg, siento que me estoy orinando, siento caliente la cabeza y el lame todo lo que sale de mi sexo.

Mientras me come mi panocha, se va quitando el pantalón y luego la camisa, se va subiendo sobre mi y siento como acomoda su pene duro contra mi cuquita, con su propio peso va metiéndola dentro de mi coñito, siento que el interior de mi panochita se va estirando para darle cabida a su carne dura. Apenas lleva metida la cabeza de su pija y él empieza a moverse encima de mi en el clásico mete-saca, eso hace que su pene vaya entrando en mi vagina estrecha.

-Ya no tío, ya no!- le digo, estoy nerviosa, que pasaría si mi tía entrara en ese momento?
Pero el tío ya no se detiene y termina por penetrarme completamente, busca mi boca y nos damos varios besos, luego besa mi cuello, mis orejas y mis senos, al tiempo que su pija se va moviendo lentamente dentro de mi panocha.

Del nerviosismo paso al placer. Sus movimientos son más intensos y duros, la cama se mece con nosotros encima de ella. El mete sus brazos debajo de mis piernas y eso hace que las levante y él aprovecha para ensartarme hasta lo último. Luego nos movemos como amantes. Yo estoy por correrme de nuevo, de nuevo se da cuenta de eso y acelera su penetración para llevarme al cielo de nuevo.

Me pide que cambiemos de lugares, pero mientras nos colocamos, me pide que le de su pantalón, de su cartera, saca un condón, se lo coloca y ahora si, me pide que me monte sobre él, lo hago y el con su mano guía su pija dentro de mi vagina, me toma por las nalgas y me dice que me mueva hacia adelante y hacia atrás, aunque yo he visto esa posición en revistas e internet, me dejo guiar por él. Yo comienzo a moverme como el me dice y ahora es él quien gime y se queja de gusto, pero al poco tiempo a mi también me invade el placer y me dice que lo monte rápido y más rápido, oigo como el tío llega a su venida y yo lo hago casi al tiempo.

Ambos estamos semi sudados y agotados de la joder, el se pone de pie y se quita el condón, se acerca a mi me da un beso en la frente y me dice que ha estado genial, -te ha gustado? Me pregunta, le digo un débil si. Se coloca el pantalón, la camisa sin cerrar y sale de mi habitación con el condón lleno de semen en la mano.

No fue la única vez que lo hice con él, fueron muchas veces, pero un día el tío tuvo un accidente de tránsito, precisamente por culpa del licor. Eso cegó su vida. En el aniversario 5 de ese día, escribo esta nota.

Anónimo

jueves, 23 de diciembre de 2021

La mujer del juez


Paz y Miguel tienen un matrimonio aparentemente feliz. Pero tras trasladarse a Logroño, donde Miguel ha sido trasladado como juez, su vida de pareja cae en la monotonía y sufre una grave crisis pasional.

Español


Dvdrip | 700MB | 86mins | 592×336 | avi

Valentina Tomo 1, Comix





Camila y Daniela


Capitulo 1

Este mundo, es un lugar sumamente sorprendente y más aún, las cosas que suceden en él. Para el amor no hay edad, dice un popular adagio, pero lo que no se espera y resulta sorprendente es el tipo de amor, que surgió en esta historia. Es bastante obvio, que el lesbianismo no está bien visto por la sociedad y mucho menos, una relación de carácter lésbico, que ocupe a una niña preadolescente y a una mujer adulta; sin embargo, en ocasiones el deseo y el cariño triunfan y las relaciones más descabelladas para la mayoría, se convierten en una realidad.

Camila, era una mujer de 28 años de edad, que residía en la ciudad de Bogotá, trabajando como ingeniera supervisora, en una obra de construcción al norte de la ciudad, pues era una ingeniera civil profesional. Siendo ya una adulta, vivía tal cual y había comprado un apartamento en un barrio de clase media. Ella vivía sola, puesto que sus padres estaban divorciados y cada uno, había hecho su vida, con una nueva pareja. Ella mantenía contacto con ellos, pero eran limitadas las ocasiones donde los veía. Tenía un hermano cuatro años menor, que había salido del país, para estudiar idiomas. Camila, aunque una mujer profesional y con una vida hecha, sufría del mal de la rutina y el aburrimiento que esta produce. Tenía amigos, había tenido algunos novios, pero realmente, nada la había hecho feliz, más allá, de uno u otro rato agradable. Sentía que le faltaba algo, pero no sabía que, siempre se decía a sí misma «lo tengo todo, soy una mujer profesional, independiente, con apartamento propio, con un sueldo alto y sobre todo joven, ¿Qué me pasa? ¿por qué me siento incompleta, por qué me siento así?» No lo comprendía y eso, la amargaba aún más.


Era un viernes a las 4 de la tarde, cuando Camila llegó de su lugar de trabajo al apartamento, para almorzar y descansar un rato, pues en la noche, había quedado de salir con una amiga a tomar algunos tragos en un reconocido bar de la ciudad. Ella podía darse ese lujo, pues el dinero no le faltaba en lo más mínimo. Viviendo en el quinto piso de su torre, tenía que hacer uso permanente del ascensor y verse con algunos vecinos. Al estar siempre tan ocupada, poco se había encargado de socializar y no tenía muchos conocidos en su propio edificio. Estando en el primer piso, pidió el ascensor, para subir hasta su apartamento. De pronto, este se abrió y a bordo, se encontraba una pequeña mujercita, una mezcla entre niña y adolescente. 

Camila subió al ascensor y noto que jamás había visto a esta niña, porque, aunque escasa su relación con los vecinos, recordaba vagamente la mayoría de rostros. Por hacer conversación y saciar su curiosidad, Camila le pregunto a esta desconocida niña, si era residente en el edificio: «hola, ¿cómo estás?…¿eres nueva?, no te había visto nunca» , la niña un poco sorprendida por la conversación inesperada le respondió de forma algo nerviosa y tímida «sí, soy nueva, ayer nos mudamos» – «ah, que bien – dice Camila- ¿a qué piso se pasaron?» » al quinto – responde la pequeña- llegamos ayer» «mmm que bien – responde Camila – yo también vivo en ese piso, vamos a ser vecinas» «sí – responde la mujercita – seremos vecinas». En ese momento, alcanzan el piso quinto y ambas bajan del ascensor. Caminan en silencio por el pasillo, hasta que la niña se detiene y le dice «bien, este es mi apartamento, el 504  y ¿Cuál es el tuyo vecina?», Camila se ríe  levemente y le dice «no me digas vecina, jaja me produce un poco de gracia…. dime Camila, no hay problema, ese es mi nombre, y mi apartamento es el 506, está al final del pasillo, si se te ofrece algo o a tus papás, pueden tocar la puerta, casi nunca estoy, pero tal vez, estén de suerte y pueda ayudarles» – «Ah vale, muchas gracias vecin….digo Camila jaja, que pena, se me olvidaba decirte tu nombre, tendré en cuenta tu ofrecimiento…por cierto, mi nombre es Daniela» – «Vale Daniela, con mucho gusto, que tengas una linda tarde». En ese momento Camila siguió su camino y se dirigió a su apartamento, dejando atrás a Daniela. Camila no lo sabía, pero ese día, había sellado su destino.

Al entrar en su apartamento, Camila, comió algo primero, luego descanso durante una hora y finalmente, se dio una ducha, para vestirse y salir. No le interesaba irse demasiado arreglada, pues su plan era divertirse y no conquistar, aunque ella no rechazaba la idea de sexo ocasional o de conocer a alguien interesante esa noche, realmente su semana había sido dura y solo quería estar con Fernanda, su amiga, de una forma tranquila. Se vistió con unos jeans holgados que resaltaban su figura equilibrada, pues sus piernas no eran, ni muy gruesas, ni muy flacas y su cadera, igualmente. Además, sus nalgas, no eran prominentes, pero tampoco era «una tabla». Realmente estaba balanceada. También se puso una blusa negra, que normalmente no sería de mucho escote, si la usara otra mujer, pero en Camila no se cumplía esta norma, pues ella tenía unos senos grandes, superiores al promedio, que resaltaban bastante con cualquier tipo de prenda. Su talla de brasier era 36C y en ocasiones 36 DD, pues en los cambios hormonales, sus senos aumentaban de tamaño.  

Después se peinó su cabello negro y largo, que adornaba perfectamente su piel blanca y su delicado, pero maduro rostro de mujer. Se terminó de maquillar sus ojos cafés oscuros y su boca rosada. Procedió a colocarse unos tacones no muy altos y culminó con una chaqueta holgada de cuero. Salió de su apartamento y se encontró en el pasillo a Daniela, que estaba parada en su puerta, al pasar junto a ella, le sonrió, le guiño el ojo y le dijo «adiós bonita». La niña la miró y sintió el olor de su perfume, flotando en el aire a medida que Camila pasaba por el frente suyo e iba hacia el ascensor. La niña, sin entenderlo muy bien, al contemplar todo el escenario, quedó algo anonadada y perdió un poco el aliento, y sólo pudo contestar con una tímida sonrisa y un casi silencioso «adiós».  Camila, ya en el Uber, que la llevaba al lugar de reunión, pensó por algún motivo en su nueva vecina y recordó un detalle, que le había llamado la atención sin notarlo en primera instancia. El cabello de esta niña y una parte de su cuerpo. 

El cabello, porque lo tenía hermoso (en palabras de Camila), pues era rubio y liso. Y de su cuerpo; encontró unas piernas largas torneadas y unas nalgas con un buen proceso de formación, que eran algo prominentes para una niña de esa edad. Le llamó la atención, porque como buena mujer, Camila era detallista y además, de vez en cuando admiraba el cuerpo de otras mujeres, especialmente, de las poseedoras de bellos rasgos. En el camino, recordó un par de veces más a Daniela, sin saber muy bien por qué y decidió, tratar de ser su amiga, pues le había parecido muy agradable y de alguna forma, le despertaba una cierta ternura. Además, de su verdadero motivo, tener alguien con quien hablar, cuando estuviera aburrida en su apartamento, como solía suceder. Camila llegó al lugar de su destino y pasó la noche que deseaba.

Daniela, cerró la puerta después de 15 minutos, pues quería seguir inhalando el olor del perfume, que Camila había dejado en el aire. Le había encantado esa fragancia, pero también, le había gustado otra cosa, no sabía muy bien que, solo recordaba el momento exacto, donde Camila, guiño su ojo, sonrió y se despidió diciéndole «adiós bonita». Por alguna razón, recordar ese momento, le producía una extraña y fuerte sensación. Se fue a la cama esa noche, pensando en aquello y se quedó dormida finalmente.

Pasaron algunas semanas y entre eventuales cruces de pasillo y encuentros de ascensor, Daniela y Camila, ya no eran dos desconocidas, sino que tenían algún grado de confianza, al punto que se decían amistosamente ”Dani» y «Cami».

Un viernes en la tarde, Camila se encontró a Daniela en el ascensor y vio en su rostro mucha preocupación: «¿qué pasa Dani, por qué esa cara»-«es que tengo un trabajo del cole larguísimo y no he podido terminarlo, porque no sé cómo hacerlo y necesito enviarlo por correo a más tardar esta noche»-«ah ya, te entiendo Dani, ¿y por qué no le pides ayuda a tus papás?»-«ya lo hice, pero mi papá está trabajando y mi mamá no tiene mucha idea del tema, además que está muy ocupada en su trabajo y no quiero molestarla»-«ya veo- dijo Camila- ¿de qué es el trabajo?»-«es para una materia, que se llama dibujo técnico, en donde nos enseñan a hacer planos, modelados por computador» En ese momento se abrió el ascensor y bajaron de este, entonces Camila le tocó el hombro a Daniela para animarla diciéndole: «no te preocupes Dani, yo soy ingeniera civil y sé muy bien cómo hacer planos por computador…..si tú quieres, yo te ayudo, pasas por mi apartamento y hacemos la tarea»-«¿enserio?-responde Daniela- «claro que sí- asiente Camila- yo mejor que nadie, conozco la sensación de estar apurado por alguna tarea y no tener forma de resolverlo, ni nadie que ayude…. no te preocupes, cuentas conmigo»-«muchísimas gracias, voy a decirle a mi mami, para ver si me da permiso de pasar por tu apartamento y hacer el trabajo»-«listo, entonces te espero allá», dice Camila finalmente. Entró en su apartamento e hizo dos cosas, lo primero, fue llamar a su amiga Fernanda, para cancelar la salida de esa noche, a lo cual, Fernanda pregunto el motivo y Camila, solo se limitó a responder que había surgido un asunto más importante, ganándose a su mejor amiga enfadada y tirando el teléfono. Lo segundo, se puso cómoda y se quitó el overol de dotación que le daban en la obra supervisada y las botas dieléctricas y pesadas que le servían, para evitar accidentes laborales. 

Más cómoda, se dejó en un short holgado azul de material suave, el cual dejaba sus piernas al descubierto y marcaba la «v», de su entrepierna, dejando entrever ese semitriángulo invertido, que conduce a la vagina. También se puso una camiseta blanca, bastante ceñida al cuerpo, donde resaltaban sus grandes senos y por lo atirantada de la tela, su brasier de encaje, de color salmón. Se recogió el cabello y se hizo una cola, y finalmente descanso sus pies descalzos y sin medias, en unas chanclas de mujer, color azul pastel. Pasó cerca de una hora, hasta que escuchó su puerta sonar. Miró por el visor y vio a Daniela, acompañada de una mujer adulta. Abrió la puerta y saludo «buenas noches, ¿cómo está?¿usted debe ser la madre de Daniela, supongo?»-«Buenas noches, muy bien, gracias….sí, efectivamente soy la madre de Daniela y vengo a ver, quien es la persona que va ayudar a mi hija con su tarea»-» Claro, entiendo…soy yo, mi nombre es Camila y soy ingeniería civil, además de su vecina, por eso le  ofrecí a Dani mi ayuda»-«Entiendo- dice la madre-…..y usted…mmm…cómo decirlo….»-«¿qué si vivo sola? (pregunta Camila)»-«Sí, exactamente, sabrá usted que no puedo dejar a Daniela con solo 12 años de edad en una casa desconocida, donde pueda correr algún tipo de peligro…entiéndame, no es por desconfiar de usted, pero una madre debe estar segura»-«Claro, la entiendo – respondió Camila – no hay ningún problema…. y sí, yo vivo sola, no hay ningún riesgo»-«Está bien, solo quería verificar para que mi hija este segura…..le agradezco mucho su ayuda, porque yo realmente, estoy en teletrabajo y me queda muy difícil ayudarle a mi Dani»-«Entiendo, no hay de que, es con mucho gusto»-«Bueno Dani, entonces te dejo con Camila, para que hagas la tarea y apenas acabes, vas al apartamento…son las 6 pm ¿será que a las 10 pm, ya han acabado?»-«Sí mami, yo creo que sí» finalmente respondió Daniela. La madre se despidió y se devolvió a su apartamento, mientras que Daniela, entró al de Camila. Daniela entró tímidamente y Camila lo notó, entonces le acarició el hombro y le dijo «tranquila, sigue, estás en tu casa». Daniela se sentó en el living del apartamento, mientras que Camila iba a la cocina, por dos jugos. 

Volvió e iniciaron sus labores. Daniela le explicó a Camila, cuál era el trabajo y empezaron a desarrollarlo. Mientras lo hacían, hablaban de todo un poco y Camila notaba, como Daniela estaba algo agitada y nerviosa, cada vez que ella la miraba a los ojos o la tocaba sin querer, por la cercanía de las sillas. También notó, que Daniela, le observaba con atención y con detalle, especialmente en su cuerpo.  En un momento, Camila percibió, como Daniela se quedó al menos 6 segundos, observando sus pechos, que resaltaban en su camiseta. La niña intentaba disimular, pero no podía hacerlo bien, pues miraba un punto fijo por mucho tiempo. Camila, sintió curiosidad, de la especial atención por parte de Daniela y entonces le pregunto: «¿qué ves? jaja»-«¿did..dime?¿yo?» -respondió Daniela algo asustada- » sí, tú, Dani jaja, hace rato llevo viendo que me ves, pero no sé que»-«No, nada, no estoy viendo nada»-sonrojada respondió Daniela- «sí, yo te vi Dani, jaja, tranquila, dímelo con confianza, no hay problema, yo soy tu amiga»-«mmmmm…..bueeno está bien, te estaba viendo los pies»-«¿los pies?» – pregunto Daniela confundida- «sí, discúlpame, es que me llamaron la atención, porque tienes unos pies muy lindos y me gustó mucho el esmalte que llevas en tus uñas…ese azul y esas florecitas de decoración se ven muy bien…a mí me gustaría…», entonces Daniela se quedó en silencio, porque aunque sabía muy bien que iba a decir, lo cierto es que parecía que no era lo que realmente estaba pensando. 

Ella quería decir, que su deseo era pintarse las uñas igual, pero realmente, al indagar en su mente e intentar decir esas palabras, parecía que no concordaban con su idea, por eso calló, y miro hacia el suelo, bastante confundida. Entonces Camila completó la frase y le dijo: «te gustaría, pintártelas igual, supongo….¿cierto?»-«Sí eso, eso me gustaría», afirmó Daniela, para no parecer extraña delante de Camila. «Mmm ya, te entiendo mi Dani- dijo Camila- pero sabes que, no fue lo único que vi que mirabas jaja, también, sentí tu mirada clavada en mi pecho ¿qué te llamó la atención de ahí?», absolutamente sonrojada y apenada, Daniela guardo silencio y Camila sonrió, diciéndole que era una broma, que la estaba molestando. Entonces, prosiguieron con su tarea y hablando de todo un poco. Camila le contó de su escasa vida amorosa, de sus años por la universidad, de sus viajes, de su trabajo y de todo lo que había hecho hasta el momento. 

Daniela, mucho más tímida y con menos por contar, mencionó algunos aspectos y situaciones de su vida, pero nada más. En todo ese tiempo, Camila la observo y detallo a profundidad. Definitivamente, Daniela era una niña tierna, que empezaba a convertirse en una mujercita, por cierto, muy bella, pues su piel blanca, cabello rubio, nalgas prominentes (para su edad), piernas torneadas, abdomen y ombligo femenino y su pequeño busto, eso pintaban. Sin darse cuenta, la hora se les había ido y aunque hace más de dos horas, habían terminado el trabajo, seguían charlando y riendo sin parar. Daniela, ahora mucho más en confianza, se atrevía a bromear con Camila y hacer varios comentarios con relación a su cuerpo, de forma disimulada. Cuando Camila vio la hora, en el reloj marcaban las 12 am, es decir, había llegado la madrugada. Camila entonces le dice a Daniela «mira la hora, está tardísimo, tu mami, se va a molestar»-«Sí, está muy tarde, se nos fue el tiempo…..pero no te preocupes, porque si no ha venido a golpear, es porque seguramente se quedó dormida sobre el computador, como algunas veces le sucede»-«Ah vale, entiendo… pero bueno, igual mejor te llevo, porque si se despierta y no te ve, lo más seguro es que se moleste, especialmente conmigo»-«sí, tienes razón, vamos entonces”. Ya en la puerta del apartamento de Daniela, Camila estaba de pie junto a ella y  quien las viera, diría que Camila parecía una enamorada dejando a su cita en la puerta de la casa, especialmente por la forma en que jugaba con su pelo y contorneaba su cuerpo. Por otro lado, al observar a Daniela, se veía a una novia tierna y dulce, que enamorada mira con los ojos encendidos y una gran sonrisa en el rostro, a su pareja. 

Eso parecían, aunque ellas no se daban cuenta. “Muchas gracias por tu ayuda Cami, realmente no sé qué hubiera hecho sin ti”-“No te preocupes Dani, es con mucho gusto, puedes  contar conmigo para lo que necesites….además, debo decir que la pasé muy bien, me gusto mucho compartir contigo”-“Claro, por supuesto, olvidaba mencionarlo, realmente me divertí muchísimo y disfrute bastante contigo…incluso-dijo Daniela en tono de broma-podríamos repetirlo el próximo viernes”-«por supuesto, yo estaría encantada mi Dani, incluso si no tienes tareas, podemos dedicar el tiempo exclusivamente para las dos, divirtiéndonos mucho más…entonces qué dices, ¿quedamos para el próximo viernes”, Daniela, muy sorprendida y sonrojada, pues su comentario había sido una broma, solo pudo decir: “por supuesto, me encantaría”. Así, finalmente se despidieron, con un sentido beso en la mejilla y un fuerte abrazo. Mientras Daniela cerraba la puerta, Camila al verla por última vez esa noche, con una sonrisa en los labios y al guiñar el ojo dijo “linda noche, Mi Dani”. Camila entro a su apartamento, se tumbó en la cama e inevitablemente, empezó a pensar en Daniela. No sabía el porqué, pero no podía sacarla de su pensamiento. Realmente era una niña muy tierna y demasiado agradable. Además, admiraba su belleza, que, para tan corta edad, ya destacaba. Pero el pensamiento más recurrente y poderoso en su mente, era ese prohibido y libidinoso, el cual, le indicaba, que tal vez Daniela, no la miraba tan inocentemente y en verdad, existía algún tipo de morbo, en sus ojos. 

No sabía por qué, esa idea la emocionaba y ciertamente la excitaba. Es cierto, Daniela era apenas una niña y ella precisamente una mujer, la cual, claramente “no era lesbiana”, ni tampoco sufría de pedofilia, pero en ocasiones sucede, que en los seres humanos “más normales”, surgen profundos, intensos y prohibidos deseos, los cuales, deben ser saciados por la carne, pues el llamado de la naturaleza así lo exige. Sí, era una mujer “adulta, profesional, seria, heterosexual y sin ningún tipo de desequilibrio”, pero inevitablemente, había empezado a sentir una creciente y fuerte atracción por Daniela. Concluyó entonces, en dejar fluir todo y no poner presión sobre la situación, ni sobre sí misma, a causa del prejuicio social. Sería un secreto, su secreto, y llegaría, hasta donde la situación la llevara. Sabía, que no podía evitarlo, esa idea estaba penetrando como una filosa lanza, a través de su mente, hasta clavarse en lo más profundo y entrañable de sí. Además, la emocionaba y rompía con estruendosa fuerza, el aburrimiento de la vida. Cerró sus ojos, y durmió profundamente. Daniela, aún seguía despierta, pues no podía conciliar el sueño. Una serie de desconocidas, poderosas y emocionantes sensaciones, se apoderaban de su cuerpo y su mente. No podía parar de recordar a Camila y cada momento de esa noche. 

Su presencia la cautivaba, su sonrisa la emocionaba, pero por sobre todas las cosas, sin entender la razón y absolutamente extrañada, el cuerpo femenino y voluptuoso de Camila, despertaba en ella, deseos nunca antes vistos. Recordaba atentamente, ese último abrazo, en donde sintió de cerca a Camila, y se deleitaba, al pensar en los enormes senos de esa mujer, llegando incluso a pensar, que deseaba ser una bebé de nuevo, para poder besarlos y chuparlos, como si la estuviera amamantando. No lo planeó, simplemente, esas ideas surgieron naturalmente. No sabía, ni entendía lo que le pasaba, pero en su mente, Camila gobernaba. Ahí estaba la realidad: una niña de 12 años dando vueltas en la cama, con una mujer adulta atravesada en la mente y el corazón, con una sexualidad casi inexplorada y teniendo todo tipo de sensaciones, emociones y pensamientos extraños e intensos, relacionados con una mujer. Nacía una lesbiana empedernida, una come coños desaforada. Aún no lo sabía, con Camila, lo iba descubrir. Nadie puede corregir a la madre naturaleza, nadie puede decir que está bien, o que está mal, si de deseo y amor genuino y compartido, se trata.

Pasaron varios días, y el deseo de una y otra, aumentaba. Aprovechaban disimuladamente en el pasillo y el ascensor, para rozar sus cuerpos y compartir el mayor tiempo posible. Como no podían estar mucho tiempo a solas, eso aumentaba aún más el deseo. Claro está, ninguna le diría a la otra, pues para Camila era solo una fantasía, que pensaba, no estaba más que en su cabeza y no quería dañar nada con Daniela, y para Daniela, era un deseo desconocido y difícil de interpretar, que además no estaba bien, pues Camila era una mujer y además adulta. Juntas con deseo y ambas ocultándolo.

Fue entonces, cuando llegó el anhelado viernes. Durante esa semana, en los múltiples encuentros, ambas detallaron una y otra vez, la vestimenta y apariencia de la otra. Para Camila, el gusto aumentaba, cuando veía a Daniela, en su uniforme de colegio y sentía un deseo enorme, de jugar a la profe y a la alumna, manoseando a ese delicioso bombón y comiéndole la delicada y exquisita vagina, con la lengua. Se excitaba al pensar, en colocarla sobre sus piernas boca abajo, subirle su falda y corregir a su “niña mala”, con varias nalgadas. Le encantaba la idea verla en uniforme y pensar que esa niña era su pareja y amante sexual. Verla en medias de colegiala y follarla, como una hembra en celo. Daniela sería su niña y ella su mami. También le gustaba verla en leggins, le encantaba ver, como se marcaba el triangulo invertido que conduce a su vagina y deleitarse, imaginando, cómo sería, esa exquisita parte. “¿Ya tendrá vello púbico?”, se preguntaba en ocasiones. También le gustaba verla en leggins, pues su pequeño pero respingado culo, se veía muy atractivo y Camila soñaba son besarlo y nalguearlo. Le encantaba ver la inocencia de esa niña, para luego pensarla convertida en una perra en la cama y devorando su vagina. 

Para Daniela, sin mucha claridad en su mente, los atuendos favoritos, fueron los de la “ropa relajada” de Camila, pues sin comprender aún su deseo sexual, le encantaba ver la entre pierna y las piernas de Camila, pues se veían muy bien torneadas, femeninas y sensuales (sin entender muy bien, que era la sensualidad). De ese mismo atuendo, lo que más le gustaba, era como se le veían los senos y los brasieres que usaba, pues se alcanzaban a ver, en la transparente camisa blanca. Seguía con su deseo de besar tan grades tetas, de agarrarlas, de chuparlas, de succionarlas y por que no, de morderlas, claro está, sin causar daño. Le encantaba pensar a Camila, como una mujer adulta, con la que iba hacer cosas ricas (sin saber muy bien que), mientras ella sería su niña. También le gustaba ver a Camila, con su ropa deportiva, pues observaba su entrepierna y le parecía muy llamativa, la vagina de Camila, pues parecía tener unos labios gruesos y pronunciados, le encantaba la idea de poder verlos, desnudos. mientras Camila, estaba abierta de piernas. La pequeña niña, se deleitaba al ver a su atractiva mujer adulta, en el uniforme de dotación, pues la hacía ver algo masculina y en su mente se confundían las sensaciones del instinto protector que ofrecen los varones y de la belleza de su hembra, que ahora, cumpliría ese rol. El deseo y el instinto sexual, creció mucho esa semana, ahora había llegado el viernes y seguramente algo sucedería entre esta mujer y esta niña………………..

Capitulo 2

Eran las 5 de la tarde del viernes y Camila, se estaba arreglando para la noche y su invitada Daniela. No entendía muy bien que le sucedía. Así como fantaseo morbosa y lujuriosamente con Daniela durante toda la semana, también se confrontó a sí misma, una y otra vez, porque entendía muy bien, lo descabellado de su pensamiento y además, que podía ser tildada, de enferma o loca. Es que era algo, completamente salido de los cabales. En realidad, sentía deseo y atracción por esa niña y aunque fue algo que surgió de una manera rápida y desato de su ser, pensamientos y emociones desconocidas hasta entonces, lo cierto era, que no se podía negar la realidad. Precisamente, la vertiginosa velocidad, en la que creció como espuma, el deseo sobre Daniela, le confirmaba aún más, que era algo autentico, que no lo estaba imaginando, ni confundiendo. 

No llegó a darse cuenta, en que minuto, en que hora, pasó de ser una “chica normal y adulta”, a una mujer, que deseaba mantener relaciones sexuales y afectivas (sin tener muy clara, todavía esta parte), con una pequeña niña de 12 años, con una preadolescente, que ni siquiera el busto, tenía del todo desarrollado. Camila durante su vida, sostenía habitualmente, relaciones heterosexuales y bastante normales. Su vida en ese aspecto, nada de perverso tenía. Jamás había sentido verdadera curiosidad por su mismo sexo. Nunca tuvo que preguntarse, si le gustaban las mujeres, porque sencillamente, jamás, encontró un conflicto emocional en esa parte. Tuvo varias amigas durante su vida, las vio desnudas, en ropa interior, en traje de baño, compartió con ellas cientos de cosas, entablo lazos afectivos, pero jamás, llegó a sentirse atraída, por alguna de ellas. Por eso, le sorprendía tanto lo que le estaba pasando y más aún, con una niña. La vida sexual de Camila, hasta el momento, era bastante normal. 

No accedía a realizar acciones, fuera de lo establecido en un coito promedio. Sí, le hacía felación a su pareja, le gustaba que se le vinieran en las tetas o en el ombligo, le encantaba que le practicaran sexo oral (a pesar de no disfrutarlo por completo, pues no encontró a un hombre, que supiera hacerlo, realmente bien),  su pose favorita era estar en cuatro, pues le fascinaba la sensación de estar dominada y sobre todo de sentirse como una perra, utilizaba ropa interior sensual especialmente tangas e hilos, con brasieres de encaje, incluso, había masturbado el pene de un ex novio, entre sus enormes tetas y básicamente, hacía y dejaba que le hicieran, las cosas, a las que acceden la mayoría de mujeres, nada realmente especial o demasiado pervertido. Por ejemplo, no le gustaba tragarse la leche, ni que se le vinieran en la boca o en la cara, no le gustaba el sexo anal, para nada compartía gustos excéntricos en el sexo, como sadomasoquismo u otros por esa misma línea, no tenía fantasías perversas o prohibidas relacionadas con hombres, no le llamaban la atención las orgias o lo intercambios y sencillamente, no compartía, todo aquello, que rompía con la “normalidad natural”, del sexo entre un hombre y una mujer. 

No era moralista, pero se mantenía dentro de los límites. Por eso, Camila no lograba comprender, de donde había aparecido el deseo por Daniela y más aún, de la forma pervertida, en que este se presentaba. Camila pasó de ser una adulta con deseos muy normales, a querer “comerse” a una niñita de 12 años, en uniforme escolar. Es que cuando pensaba en Daniela y la imaginaba con morbo, surgían inmediatamente decenas de pensamientos y fantasías, que le gustaría practicar con ella. Era como un rio imparable, simplemente al abrir la represa de su mente, se desbordaba absolutamente y con una fuerza estruendosa por toda su cabeza. 

Es como cuando alguien descubre, un tipo de música que no sabía que le gustaba y al escuchar la primera canción de este desconocido género, queda impactado, deseando saber más y más, buscar nuevas canciones y sumergirse profundamente en este nuevo placer. No es la voluntad consciente de la persona quien gobierna, realmente es el deseo e instinto puro, que instiga al ser, para que, en el caso del ejemplo, se esfuerce en encontrar más de estas canciones, para satisfacer al cerebro. Por eso, naturalmente, el cerebro cede y empieza a producir ideas de forma inconsciente, relacionadas con el tema a tratar. Cuando el gusto o el deseo aparece naturalmente, como producto de las circunstancias, la persona no planea tener “x” o “y” idea sobre determinado tema de interés, es el cerebro, quien de forma natural y más allá de la consciencia, empieza a revelarle al sujeto, los nuevos deseos y lo que de alguna forma quisiera, fuera una realidad. De esta forma, es comprensible, porque una mujer normal como Camila, empezó a tener tan lujuriosos pensamientos, sobre una niña. En palabras castizas, el gusto, fuera de todo razonamiento lógico, había surgido de forma natural y el cerebro de Camila, por esta misma línea, empezaba a parir ideas, que satisfacían este nuevo deseo. 

Era natural, era normal, simplemente Camila quería devorarse a su pareja y disfrutar cada aspecto de ella, fantaseaba con su niña, porque ahora era su mujer, su enamorada y sin importar la diferencia de edad o que fueran del mismo sexo, el cerebro de Camila comprendía con total normalidad y naturalidad, que nada raro había, pues esa niñita era quien a Camila le atraía y por eso la proyectaba mentalmente, como un sujeto sexual, con el que tranquilamente, se podían tener pensamientos licenciosos. Además, lo sumamente morboso de su pensamiento, también era entendible, no estaba enferma, tan sólo le daba rienda suelta al curso establecido en las leyes naturales, pues al Camila ser una adulta, con deseo de estar con una niña, el rol instintivo del dominio y el poder, aparecía. Por eso le gustaba verla en uniforme, porque la llenaba de morbo, verla como la niña que era y saber, que ella como adulta, tenía el poder suficiente, para hacer lo que se le antojara y entrar en los juegos o roles que quisiera. Igualmente, el morbo de ser mujer adulta, teniendo relaciones sexuales con una niña preadolescente de 12 años, era un motivo bastante comprensible; lo prohibido de la situación, la hace irresistible. Eso lo comprendía el cerebro de Camila, pero todavía no, su consciencia.

Camila no terminaba de comprender lo que le pasaba y tampoco de aprobarlo, pero el deseo inconsciente la empujaba y ciertamente la dominaba, por eso, a pesar de su conflicto interno y de sus temores, siguió el curso de la situación, tal cual le detallaban sus instintos. De forma parcialmente consciente, escogió la vestimenta para la noche. Se estaba arreglando bastante emocionada, como si de una cita primeriza se tratará. El atuendo escogido, tenía este propósito. A pesar de que no tenía claridad de sus objetivos en esa noche con Daniela, se jugó por escoger ropa interior a la altura. Pero antes de eso, humectó su cuerpo con varias cremas y esencias, para que su piel y su ser, estuvieran impolutos, frescos y con un olor y tacto agradable. 

Era básicamente, una mujer preparándose para tener relaciones sexuales esa noche. Camila no tenía problema con el vello púbico y por eso decidió, no depilarse la vagina, pues también, de alguna forma sentía que el pelo en su parte intima, sería una señal indudable, de quien estaba al mando y quien tenía el poder, la hembra adulta tiene pelos en la vagina y los exhibe siendo dominante, mientras la hembra joven, lleva su vagina depilada, para que su mujer pueda devorarla con tranquilidad. Luego de eso selecciono una tanga de hilo negra, en la que no dejaba nada a la imaginación y su culo se veía por completo, mientras que su vagina, apenas era cubierta por el triangulo frontal de su prenda íntima. Como se dio cuenta, que a Daniela parecía atraerle sus senos, decidió darle gusto y aumentar el morbo en esa parte, para que su niña estuviera más a gusto y pudiera detallarla mejor. El brasier escogido, fue uno de color rojo, el cual, le quedaba algo pequeño a Camila, pues sus tetas, en los cambios hormonales, variaban de tamaño y ese brasier específicamente, hace algún tiempo no le quedaba del todo bien a Camila. Sus tetas, estaban algo espichadas y se desbordaban hacia los lados, hacia abajo y hacia la parte superior. 

Realmente, era una imagen muy excitante de ver. Aunque el brasier le incomodaba un poco, lo llevaba con placer, pues sabía que sería inevitable la mirada e Daniela llena de morbo, sobre las tetas prominentes y desbordadas. Prosiguió con un pantalón tipo jean, muy holgado, para que resaltara su figura y especialmente, el área de su monte de Venus y su vagina. La blusa seleccionada, fue un sencillo esqueleto azul, que le quedaba bastante ceñido al cuerpo y donde evidentemente, se notaba el contraste con el brasier rojo que llevaba. Igualmente, su propósito era que sus tetas resaltarán para Daniela, ya que estas eran su mayor atributo. No seleccionó ningún tipo de zapatos y en cambio opto, por de nuevo utilizar esas chanclas femeninas, en donde sus pies desnudos, en palabras de Daniela, se veían lindos. Ese era el toque perfecto, pues así, no sería evidente, que Camila estaba supremamente arreglada para Daniela y, por el contrario, se vería un poco más liviana, un poco más fresca, como una chica, un viernes en su casa, nada raro o fuera de lo común. 


Y bueno, aunque Camila se lo negaba, también lo hacía porque en la última ocasión, Daniela estuvo mirándole los pies y no quedó del todo clara su intención, ¿sería posible, que, a tan corta edad, esta niña, tuviera algún tipo de fetiche o atracción por los pies femeninos? Eso no lo sabía, pero dejaba la posibilidad abierta, para averiguarlo. Finalmente, recogió su cabello, en una especie de moña, de donde se desprendían algunos mechones del pelo, haciéndola ver como una muñeca de manga japonés. Acabo por pintarse los labios, con un labial rojo y procedió a sentarse en su sala de estar, para esperar a que Daniela llegara. Estaba bastante ansiosa y nerviosa. Así es el amor.

Daniela, una y otra vez se miraba frente al espejo ubicado en su ropero. No estaba segura, no la convencía, no se sentía “tan bonita”, quería verse mejor, pero no sabía cómo. ¿Por qué o para qué, deseaba verse “más linda”? No lo sabía, no lo entendía, Daniela con tan solo 12 años, era más instinto que razón y a pesar de algunas preguntas, actuaba según le parecía la situación. No tenía maldad o premeditación alguna, en ella todo aparecía naturalmente. 

No sabía el por qué, sólo quería verse linda y ya. Si algo entendía, es que quería verse linda, para ir a visitar a Camila y por eso, se esforzaba en hacerlo. Sabía que ella era una niña y su ropa, estaba en ese mismo margen; sin embargo, no quería verse así. Intentaba aparecer algo más madura y con un atuendo que le permitiera mostrar, que ella ya se estaba convirtiendo en una mujer, o mejor, que era una mujer. Le fue difícil escoger, pues no tenía gran variedad de opciones, pero aun así lo intento. Es bastante curioso, como actúa la naturaleza instintiva, porque revela, lo complejo y profundo del ADN humano, donde ya viene programada toda la información, respecto a la vida, incluso, sobre temas desconocidos. Daniela, no tenía maldad y escasamente, había intercambiado contacto romántico con el sexo opuesto. Había tenido un noviecito de colegio, cuando tenía 10 años, pero era simplemente el juego de una niña y un niño, imitando a los adultos. 

Fuera de dos o tres “picos” (como se le dice en Colombia a un beso sin lengua), y algunas agarraditas de mano, no había sucedido nada más. A su noviesito lo cambiaron de colegio y hasta ahí llegó esa historia. Por eso, es curioso y sorprendente, como Daniela, sin saber nada profundo sobre la sexualidad, intentó escoger ropa interior apropiaba para la ocasión. Ella no sabía que era el sexo o el juego de la lujuria, con prendas provocativas, pero escogió unos pantis rosados “los menos infantiles”, que tenían una pequeña florecita, en el costado izquierdo y los cuales, en la parte trasera, cortaban a media nalga, permitiendo ver, una parte de su culito parado y respingado. No entendía el por qué, pero eso la hacia sentir, “deseada”, “atractiva”, “muy linda” y de alguna forma, al ver su culito en esos pantis delante del espejo, y pensar en Camila, su corazón se aceleraba. Sus téticas, apenas se estaban desarrollando y en su pecho, había tan sólo un poco grasa mamaría acumulada. En ese sentido, lo que más resaltaba, no eran sus tetas, sino sus pezones, pues ya se habían expandido y ocupaban un área notoria del seno. Eran rosados, con algunos tintes hacia el rojo y ya tenía bastante formada la glándula mamaría, más conocida, como la punta del pezón. 

Estaban muy bien formados y bastante duros. Era una maravilla de ver. Entonces, se inclinó, por no usar brasier, ya que consideraba, que los dos brasieres que tenía, no se le veían muy bien y obviamente, no iba a ir con un acostumbrador infantil, como los que usaba, desde los 10 años. Siguió con su vestimenta. Y como sabía que tenía unas lindas piernas para su edad, utilizó una falda de pliegues negra, que llegaba hasta su ombligo, marcando su pequeña figura femenina y descubriendo del muslo, hacia abajo, pues la falda, estaba al menos 5 centímetros arriba de la rodilla. Hábilmente, como prenda superior, se puso una blusa muy sencilla, de color rosado, la cual, le quedaba algo ajustada y permitía ligeramente, ver la sombra o relieve de sus pezones y además, combinaba, con su ropa interior. Era increíble, como esta niña sin tener ningún tipo de perversión o conocimiento relevante sobre el sexo, manejaba los matices de la sensualidad, para resaltar sus partes más prominentes y jugar con la combinación de las prendas. Estaba destinada a convertirse en una desenfrenada y sexualizada lesbiana, y su instinto genético, le dictaba los pasos. 

Cerró, con un saco blanco con capota, algo deportivo, el cual usaba cuando estuvo en el equipo de porras de su colegio. Amarró los cordones de sus tenis blancos, con combinación rosada y así, estuvo frente al espejo. Estaba inmersa en su dilema, acerca de ¿qué tan bien se veía? y si a Camila, le iba a perecer una mujer bonita. Aún con dudas, decidió sobre las 6pm, partir a su “reunión” con Camila y sencillamente dar lo mejor de sí, para compensar su inseguridad. Se despidió de su madre, la cual ya había sido notificada previamente sobre el encuentro, concediendo su permiso, pues Daniela le había mentido, diciéndole que iba a realizar otra tarea, ayudada por Camila. Como Maria, la madre de Daniela, no notó nada raro la primera vez y le pareció que Camila era una mujer adulta bastante “seria y madura” (jaja craso error, porque mandaba a su hijita con plena confianza, a la boca del lobo), la dejó ir sin mayor inconveniente en esta segunda ocasión. Le dio un beso en la frente a Daniela y le dijo “te me portas bien mi amor, no te vayas demorara mucho, te quiero”. Salió entonces Daniela del apartamento y dirigió sus pasos hacia el de Camila. 

Por el pasillo, llevaba el estómago revuelto y el corazón a mil, pues la emoción, la ansiedad y la tensión, la desbordaban. En algún momento, pensó en no ir, en devolverse para estar tranquila, pero sabía, que su deseo no era tal. Por eso impulsada por su instinto y voluntad, decidió seguir adelante y tocó en la puerta de Camila. Sonaron dos toques y Camila abrió………

 

CONTINUARA