viernes, 30 de julio de 2021

Silip (AKA Daughters of Eve)


Una joven, que ha optado por el celibato, recurre a la religión y demoniza a los hombres para controlar su intenso deseo sexual. Su hermana visita de repente su pueblo costero, lo que abre muchas viejas heridas y conduce a tragedias. 

Inglés/Tagalo

Colección X No.95 - Al servicio de su majestad, Comix




MAMÁ, MAMÁ, MAMÁ


¿Qué no te va a dar tu mamá, que tú le pidas y esté en su mano dártelo?

Soy un chico de veinticuatro años y esta historia la voy a empezar a contar desde la edad de los once o doce años.

Soy hijo único y por eso siempre he estado a mi parecer bastante mimado, aunque claro, a mi me gustaba porque siempre sacaba algún beneficio, no trabajaba, me compraban bastantes caprichos y me trataban en casa de maravilla.

Recuerdo que por la edad que he dicho antes, me empecé a acostumbrar a irme a la cama de mamá y meterme en ella en cuanto papá se levantaba. Sólo podía hacerlo los sábados, ya que de lunes a viernes había cole y ellos dos se levantaban antes que yo y los domingos igualmente. Pero los sábados mi papá trabajaba hasta medio día y mi mamá no estaba trabajando, así que él se levantaba y se iba, y ella se quedaba en la cama un rato más. Entonces yo, aprovechaba y me iba con ella, empecé a hacerlo en el tiempo en que hacía frío, me arrimaba a ella y me quedaba allí pegadito bajo las mantas y hasta me dormía de nuevo.


Ella dormía siempre con un amplio camisón que por arriba estaba bien escotado y se le veía bastante de sus tetas y por abajo se le subía hasta casi la cintura, quedando prácticamente las bragas al descubierto. Por entonces ella tendría treinta y tres o treinta y cuatro años y estaba para mi como un tren. Bueno, yo no sé si era porque la veía así, o porque el calorcito y roce de su piel me alteraba, o quizás porque por las mañanas el pene suele ponerse duro fácilmente, el caso es que en cuanto me metía en su cama se me ponía tieso como un palo. Al principio lo retiraba un poco porque me daba vergüenza no fuera a sentirlo, pero ella ajena a todo una vez al ver que me retiraba, me buscaba con el brazo para que me arrimase a ella así que no tuve más remedio que acercarlo. Estoy seguro que lo notó, pero no hizo ni dijo nada, allí estuve hasta que se me bajó. Tampoco la verdad volvió a buscarme otro cuando me retiré, así que yo, ya con más descaro se lo arrimaba a las nalgas, si estaba de espaldas a mi o al muslo si estaba ella boca arriba.

Así pasaron algunos sábados hasta que uno de ellos me dijo:

─ ¿Qué te pasa con eso?

─ ¿Con qué? ─ disimulé yo.

─ ¿Con qué va a ser? ¡Con el pito! ─ dijo ella riendo.

─ No sé ─ mentí. ─ se me pone así no se por qué.

─ Es que ya vas siendo un hombrecito y se ponen así para ir creciendo ─ me dijo.

─ El caso es que cuando me arrimo a ti se pone más dura ─ me atreví a decirle.

─ Porque una parte de ti me ve como una mujer más que como madre, porque no es propio que se tengan erecciones con una madre ─ contestó ella.

¿Y será malo que me crezca mucho? ─ dije yo haciéndome un poco el tonto.

─ No. Por favor ─ rió ella ─ algún día querrás tenerla muy grande, y tu novia seguro que también.

Aquella conversación me iba interesando y a mi pito también porque daba unos temblones tremendos todo ello sin despegarlo de ella.

¿Cómo la de papá? ─ insistí yo temiendo un tortazo por otro lado.

Ella no lo tomo mal y me dijo:

─ ¿Acaso se la has visto?

─ No ─ corregí yo en seguida ─ te lo pregunto a ti.

Me la cogió un poquitín por fuera del slip y me dijo:

─ Hombre, te falta bastante todavía, pero ya vas en camino.

Aquel toquecito suave me encantó. Pero decidí dejar el tema por el momento.

Yo ya no perdonaba ni un sábado el meterme en la cama de ella y aunque no siempre estaba empalmado a su lado, ya era un vicio que no podía dejar.

Llegó el buen tiempo y el camisón de mamá pasó a ser de una tela más fina, no transparente pero se adivinaba todo a través de él. Entre eso y el calorcito del ambiente yo estaba como una moto.

Ella me dejaba hacer, yo no sé si le gustaba o no mi juego, pero el caso es que aunque tardara un poco en llegar a su habitación me esperaba cuando de otro modo quizás se hubiera levantado. En el fondo quizás fuese su manera de dejarme hacer un hombre.´

Ya empecé por echar una de mis piernas sobre las suyas cuando estaba tumbada de espaldas y uno de los brazos sobre su cintura si estaba delante de mi, así en algún movimiento que parecía involuntario pero con voluntariedad por parte de mi llegué a rozar sus tetas. ¡Qué sensación!

Otras veces hacíamos perfectamente un cuatro colocando las piernas uno detrás del otro.

De esos contactos más o menos no pasé en los cuatro años siguientes. Como ya he dicho, no siempre eran erecciones, alguna vez estábamos poco tiempo y apenas la rozaba, pero estaba viciadito de estar con ella y no perdonaba ni un sábado de los que no estuviera papá en que me quedara sin ir a su cama. Alguna vez me decía:

─ Mira que ya vas siendo grandecito para venirte a mi cama.

Pero yo le decía:

─ Bueno mamaíta, así te doy un rato compañía y te protejo ─. He de decir que en estos años el pene me había crecido bastante.

Rondaría ya los quince años, cuando una de esas mañanas yo estaba bastante salido. Ella estaba de espaldas a mi como otras veces y yo que estaba muy pegadito e ella aproveché lo levantado que tenía el camisón para subir la mano hasta sus pechos y se los toqué. Dio un respingo y me dijo:

Eso no cariño, eso no. ─ Pero los apreté y le dije con voz que me salio sorda:

─ ¡Que tetas tan ricas!

Me apartó la mano y entonces la bajé hacia sus bragas y le toqué el conejo por fuera y también se lo apreté fuerte para decirle:

─ ¡Cuando podré tocar uno de estos cuando yo quiera!

Ella me chilló ahora mientas se incorporaba en la cama:

─ ¡Carlos estás loco! Esto se va a terminar en cuanto se lo diga a tu padre.

─ No mama porfa ─ imploré yo simulando llorar. ─ Pues te has pasado un montón y todo ha sido por mi culpa.

Ahora casi se le veían sus pechos por entre el escote, más abultados al estar sentada.

Me abracé a ella y le dije muy bajito y con aire lastimero:

─ Perdóname yo no sé qué me ha pasado. Algo interior muy fuerte me ha impulsado a tocarte así.

─ Lo que te ocurre es que estás salido como un burro ─ dijo ya más calmada.

─ ¿Y eso es malo? ─ volví a decir mimoso.

─ No tontera, te tienes que hacer una paja para calmarlo.

─ ¿Una paja? ─ me hice el inocente.

─ Meneártela… cascártela, ─ me dijo confidente.

Me bajé el slip, ( lo tenía ahora complemente decaído con la bronca), saqué el pene y lo moví torpemente hacia los lados.

─ ¿De esta manera? ─ dije.

Se rió escandalosamente

─ Así no torpe ¿Es que no lo has hecho nunca?

─ Es que dices unas cosas rarísimas mamá ─ le contesté.

Entonces se volvió a poner de espaldas y me dijo:

─ Colócate aquí, túmbate a mi derecha.

Mi pene reaccionó un poco, pero no se puso tieso. Ella lo tomó con la mano lo apuñó completamente y movió varias veces la piel arriba y abajo. Aquello fue de efecto inmediato se me puso completamente duro. Mientras, continuó moviéndola un poco más.

─ ¡Qué rico está esto mamá! ─ le dije

¡Por qué hablaría! Lo soltó mientras me animó a que probara yo. Lo hice torpemente a propósito.

─ Me duele y no me gusta murmuré ─ ahora

─ A ver ─ se compadeció de mi aparente ignorancia.─ Déjame

Lo cogió de nuevo y me lo hizo con maestría durante bastante rato.

Yo tenía que pensar en cosas desagradables porque veía que iba a correrme pronto y quería hacer aquel momento más largo. Pero no pude y sólo alcancé a decirle:

─ ¿Qué me pasa ahora? ─ El pene empezó a dar unos tironazos a la vez que escupía con fuerza. Le manché el camisón, las sábanas. Varias espesas gotas quedaron prendidas en su pelo y hasta alguna pasó por encima de su cabeza para quedar en la cabecera de la cama.

─ ¿Por que no me avisaste? Buena la has hecho.

─ Es que me vino como un gustirrinín y ya perdí el control ─ me disculpé.

Ella se compadeció y se volvió hacia mi que continuaba con el pene fuera ahora mustio completamente. Sin preocuparse de mancharse en el resto de su ropa me abrazó y me dijo sonriendo cariñosamente:

─ Ahora ya eres un hombre hecho y derecho. Anda, dúchate que voy a recoger y limpiar todo esto.

Si ella supiera la cantidad que me había hecho yo en la ducha tras levantarme de su lado…

Al sábado siguiente volví puntual como siempre.

─ No vendrás con la misma canción otra vez ¿verdad?

No mama también me gusta estar así a tu lado sin pene.

Hablamos de otras cosas. No quería forzar mucho para no aburrirla. De esta manera no dejaba de ir pero no mencionaba nada de sexo ni la tocaba tanto, aunque lo deseaba vivamente y me apretaba hasta hacerme daño para que no se diera cuenta de las erecciones. Sólo le hacía algún pequeño roce como sin darme cuenta.

Al cabo de bastantes veces así, fue ella la que habló del tema al poco rato de llegar otro día a su cama. Sin previo aviso me lo cogió bajo el calzoncillo mientras decía:


Qué calmadito está y lleva así ya bastante tiempo. Lo tendrás muy castigado

¡a que si!

(Menos mal que me lo pilló en momento de que lo tenía flojo. De esta manera me volví a hacer la víctima y conseguir algo de ella.)

─ Qué va.─ mentí descaradamente. ─ Lo hago fatal. Se me pone muy rojo porque tarda mucho en venirme eso y luego me escuece. Así que cuando se endurece lo aprieto y me hago daño para que se calme.

─ ¡Qué tonto eres! Yo no sé cómo no se ríen de ti los demás chicos con los que vas.

─ ¿Cómo que no se ríen? Lo noto perfectamente que lo hacen a mis espalda y sé que hay cosas que no quieren hablar delante de mi ─ volví a mentirle para aprovecharme de la situación. Y claro, cayó.

Tumbada como estaba, se levantó el camisón hasta arriba del todo por encima de las tetas colocándoselo bajo el cuello y quedando solo cubierta por las braguitas.

─ Quítate el calzoncillo y siéntate aquí encima ─ me dijo señalando precisamente sus braguitas

Obedecí como un resorte y al momento ya estaba sentado donde me indicó.

Pero debía molestarle algo el plegado del camisón, porque me dijo:

─ Levántate un poco ─ y se lo quitó del todo. Luego cogió la almohada, la doblo por la mitad y puso su cabeza allí para estar más incorporada.

Sus tetas que casi se habían difuminado al estar tumbada se levantaron ahora y colgaban majestuosas, yo no perdía detalle sin decir nada. Cuando al fin saltó:

─ Pero no creas que lo voy a hacer yo como el otro día, hoy vas a aprender tú, ¡venga!

─ Sujétalo con toda la mano y lo vas moviendo como yo hacía, suavemente mientras con la otra me acaricias aquí y se señaló aquellas dos preciosas montañitas de carne.

Al momento empecé el dulce movimiento, con la mano derecha, mientras la izquierda subía y bajaba del piquito a la parte de abajo y de una a la otra, acariciando con la mano abierta. Los pezones se le pusieron duros, y yo tuve que cambiar de mano, no por cansancio, sino que también con la otra quería probarlas. A veces soltaba el pito y estaba un rato acariciando las tetas. Ella me dejaba disfrutar complacida. Mientras también en mi trasero desnudo sentía el calor de su zona íntima y hasta el roce de su fuerte vello.

─ Muy bien ─ me decía a veces,─ ahora baja un poco el ritmo, no corras, o un poco más deprisa según tu veas y no te lo aprietes, hazlo suave. Te está saliendo muy bien.

─ Esto da gusto ─ afirmaba yo ─ es una maravilla.

─ ¿Por qué me has dejado hoy disfrutar así?

─ Porque no quiero que seas un ignorante en estos temas y si no lo aprendes de otra manera, prefiero ser yo la que te lo enseñe.

─ Creo que ya no voy a durar mucho, pude decirle y no quiero mancharte otra vez.

─ No te preocupes, cuando llegue el momento, lo inclinas y me lo dejas entre los pechos, eso es bueno para la piel.

Acaricié sus tetas con gusto ya por última vez, no pasaron muchos segundos cuando me vino como un volcán y se lo eché donde me dijo, llenando sus pezones todavía erectos de los que el líquido resbalaba lentamente hasta el canalillo.

─ Ha estado muy bien, así tienes que hacer tu solo.

─ Si pero es que contigo es más fácil.

Ella se levantó enseguida para ducharse y yo me quedé en su cama reposando tranquilamente pues había quedado extenuado.

Estuvimos juntos otros fines de semana pero sin volver a hacer nada de este tipo, yo me aliviaba solo, pero quería volver a sentir su calor y suavidad.

Así que cuando me pareció que había pasado bastante tiempo, me atreví a decirle un día:

─ ¿Podría volver a intentarlo otra vez?

─ ¿El qué? ─ fue su respuesta

─ Eso que tu sabes que me gusta tanto ─ contesté tímidamente.

Esperaba una contestación negativa pero sólo murmuró:

─ Igual que tu padre.

Yo quise aprovechar curiosamente:

─ ¿Es que también le gusta hacer eso?

─ Bueno…Le encanta, solo que a él le toca los domingos.

─ Ya, continué yo, por eso a veces os escucho reíros mucho.

─ Bueno calla y haz lo que sea ─ dijo sin hacer nada.

Me desnudé y me tendí a su lado, le levanté del todo el camisón y le pregunté que si esta vez podía tocar allí abajo.

─ Vale, pero sin sacarme las bragas ─ dijo.

Volví a alucinar, porque no me lo creía.

Así que comencé no fuera a ser que se arrepintiera. Empecé a tocarle desde los pechos por la tripa hasta bajar al punto que quería. Esta vez con una mano me la movía suavemente para tardar más, mientras que con la mano que tenía libre la tocaba por encima de las braguitas de arriba abajo y en círculo. Un poco después no contento de andar por encima de la tela, empecé a meterla por arriba llegando por entre su poblada peluquera hasta lo blandito de la almeja, ella instintivamente abrió un poco las piernas sin decir nada. Yo solamente tocaba y hacía una ligera presión sobre ella sin abrirla. Pero como la cintura de las braguitas me molestaba, retiré la mano para meterla por entre la patera que se daba más de sí, apartando un poco la tela central, de manera que casi la tenía al descubierto, por eso me entró la tentación y quise vérsela, pues no había visto ninguna almeja al natural.

Levanté un poco la cabeza, para mirar mejor cuando una colleja me llegó por detrás diciendo:

─ ¡Sin mirar!

No me importó, continué un buen rato como hasta entonces con los ojos cerrados imaginando como sería, según la acariciaba y cuando llegó el punto crítico para mí, me incliné sobre su tripa y se lo eché todo en el centro restregándole con el pene durante un rato toda la piel y luego se la extendí por toda la tripa.

─ Pues aprendes bien, vas a ser un maestro con las chicas. ─ me dijo sonriendo.

Así continuamos durante bastante tiempo más, sin nada relevante para ser contado, porque como he dicho antes no siempre había sexo, pero nunca faltaba a la cita.

Ya había cumplido los diecisiete años, ella rondaba los cuarenta, y mi aparato estaba bien crecido por entonces, cuando ocurrió lo que cuento ahora. Como otros sábados en cuanto salió mi padre, me fui a su dormitorio. Ella me abrió la sábana, y allí estaba como siempre con su camisoncito. Me tumbé como otras veces dándole los buenos días con un beso.

─ ¿Qué hacemos hoy? ─ empezó a decir.

─ No sé ─ enmudecí, ─ De esto tú sabes más.

─ Me restregó la cabeza con su mano mientras decía:

─ Ya vas siendo mayor para ésto.

No supe qué decir, pues veía que se me terminaba el rollo.

─ Es que la última vez que me acariciaste aquí abajo, ─ continuó hablando lentamente y de manera suave, ─ también sentí algo que me gustó, y quisiera repetirlo.

─ Pues venga ─ me animé, mientras me quedaba completamente desnudo.

─ Ella se incorporó y se sacó el camisón por la cabeza quedando sólo con las braguitas. Yo miraba embobado como siempre, cuando me dijo indicando con la mirada la prenda intima:

─ Quítamelas, te gustará.

Me quedé parado porque ya dudaba si me lo había dicho ella o lo había imaginado yo.

¡Vamos calentón! ─ me animó.

Ahora reaccioné y se las fui enrollando desde arriba hacia abajo, ella levantó un poco el culete para facilitar la labor y las deslicé primero hasta un muslo y luego al otro. Al fin apareció ante mi aquel maravilloso objeto de mi deseo. Me paré a contemplarlo sin tocarlo y continué con las bragas más abajo hasta sacárselas de ambas piernas. Mamá las abrió completamente, mientras asistía complacida y sonriente viendo mi empeño.

Observé que tenía menos vello del que pude ver y sobre todo tocar la vez anterior y se lo dije.

Ella me dijo:

─ Me la he arreglado para ti porque sé que quieres verla, me he quitado un poco de aquí para descubrirla, ─ me indicó con su mano ─ esto se llaman labios ─ y también he recortado el borde para llevar braguitas más pequeñas. ¿Te gusta?

─ No se cómo me lo preguntas, ─ le dije, ─ sería capaz de estarme todo el día mirándotela y no me aburriría.

─ Exagerado ─ sonrió. Pero ahora voy a enseñarte a tocarla.

Me tomó los dedos índice y corazón con su mano y se los acercó al conejo. Estaba muy calentita y hasta me pareció que palpitaba.

─ Aquí abajo continuó diciéndome, ─ me das con movimientos lentos y aprietas suavemente y aquí arriba justamente aquí también me das suavemente en círculos más pequeños. Ahí la tienes, es toda tuya puedes jugar con ella, mirarla, abrirla, cerrarla, masajearla, lo que quieras menos una cosa. Ya imaginas cuál es ¿no?

─ Ya ─ le dije al instante ─ metértela.

Así estuve por lo menos quince o veinte minutos, sin preocuparme de mi aparato que el pobre no paraba de dejar resbalar unas gotitas de lubricante que quedaban en la zona de su cuerpo más próxima con la que estaba rozando.

─ ¿Serias capaz de hacérmelo con la lengua? ─ me preguntó después d un buen rato de estar en la faena que me dijo.

─ Lo estaba deseando ─ le dije rápidamente.

─ Pues empieza por las dos tetitas que me las tienes abandonadas, ─ continúo ella ─ y luego bajas por toda mi tripa hasta abajo.

Así lo hice estuve otros veinte minutos al menos chupándole una y otra teta, tirando con los labios de sus durísimos pezones y acordándome instintivamente de cuándo era bebé los movimientos para mamar cosa que hice con tanta fuerza que ya hizo decirme:

─ ¡Ay bruto que me duele!

Entonces las fui dejando y bajé hacia abajo por su suave y calentita tripa. Me paré metiendo mi lengua en el ombligo besándoselo suavemente. La miraba de vez en cuando de reojo y la veía con sus ojos cerrados y una cara de entera satisfacción. Eso me animó a seguir hacia el tesoro peludo.

Ya estaba completamente húmedo cuando llegué con la lengua, así que empecé a pasarla por todo él, tanto por fuera como abriendo con la lengua los labios y notando esa nueva suavidad.

─ Pásamela lentamente y con la lengua blandita de abajo a arriba ─ me dijo ella ahora y luego vas aumentando el ritmo con la lengua toda extendida. Luego cuando bajes la pones más dura y la introduces por un agujerito ahí abajo.

Así hice durante un buen rato, ya me dolía toda la boca, pero ella o parecía cansarse sino al contrario, a veces me levantaba todo su culo para arriba para que se la introdujera más o la chupara más adentro, mientras lanzaba unos quejiditos que se veían eran de auténtico gusto, así que continué durante no se cuanto rato más.

Entonces oí su voz:

─ Ven ahora cielo, siéntate sobre mis tetas.

Lo hice y ya imaginaba para qué era. Me lo cogió y lo introdujo todo en su boca, luego lo sacaba hasta la punta y me la chupaba fuertemente. Me rozaba los laterales con los dientes y me daba movimientos rápidos con su lengua en la zona baja del glande.

─ Algo así debe ser el cielo ─ le dije. Ella continuó sin decir nada, pero haciendo mucho. Estaba tan caliente que no podía y me lo notó.

─ Avísame antes para no me caiga en la boca cariño, ─ me dijo, ─ prefiero que lo eches en las tetitas. Así fue, parece que lo había presentido, el orgasmo me llegó fuerte, impetuoso y me abracé de su cuello mientras inundaba su pecho de caliente semilla.

─ Cada día me haces disfrutar más pude decirle.

─ Es que eres buen alumno.

─ Aunque todavía no estoy preparado del todo, ─ le sonreí con malicia.

─ Eso lo dejaremos de momento ─ afirmó adivinando a qué me refería.

Pero yo ya lo tenía claro, eso tenía que ser pronto porque no se me iba de la cabeza en todo el día.

Y a las dos semanas del encuentro anterior ocurrió.

Cuando me presenté aquel día en su dormitorio, iba ya completamente desnudo. Me fui hacia ella y le dije:

─ Hoy mando yo. Lo hice con tal autoridad que no supo qué decir.

En poco tiempo la tenía desnuda del todo. Ella no parecía reaaccionar. La chupé y la toqué durante mucho rato como el día anterior pero con más fuerza, yo ya estaba a cien y ella chorreaba. Me tumbé sobre ella para chuparle una vez más las tetas mientras hacía un hueco con mis piernas entre las suyas. Instintivamente las abrió y yo subí un poco más para besarle la cara, las orejas y también los labios, ella me abría un poco la boca y se dejaba besar. Noté que mi pene erecto tocaba lo húmedo de su coño y fui apretando con cuidado hasta que sentí un punto más caliente y baboso y apreté más fuerte, entró perfectamente la parte delantera de mi pito endurecido a más no poder. Quiso retirarse para atrás pero no la dejé, bajé las manos a sus nalgas y apoyado totalmente sobre ella se la clavé hasta el fondo. Ahora me deslizó ambos brazos por el cuello y sollozó medio llorando mientras decía:

─ Sabía que llegaría esto, lo sabía, desde el día que te arrimaste a mi por primera vez sabía que acabaríamos así. ¿Qué hemos hecho?

─ Mamá ahora es momento de disfrutar. Nos hemos hecho los dos un gran favor. Yo he preferido hacerlo contigo antes que con otra chica y tú será mejor hacerlo conmigo que con otro hombre, así que venga continúa enseñándome, a ver qué hago ahora .

─ El caso es que me gusta horrores, ─ se consoló pronto ─ desde el primer día también he estado deseando que no faltaras a nuestra cita semanal ─ . Notaba dentro de mí un extraño morbo por ver en que acabábamos cada encuentro.

Ahora empuja con fuerza y muévete a mi compás, y cuando llegue el momento no lo saques, pues estoy tomando anticonceptivos y no hay peligro. Así continuamos dando fuertes embestidas hasta que llegó el momento cumbre en que lo clavé completamente a fondo y empecé a derramar. Ella al sentirlo, me cogió las nalgas con ambas manos y me apretó contra su cuerpo fuertemente para sentir todo el chorro y me tuvo así largo rato hasta que se me fue aflojando. Así estuve sin sacarla incluso volviendo a meter y sacar un poco mientras me duró la erección.

Luego me dijo, creo que esto ya debemos dejarlo antes de que se nos vaya de las manos. Tu debes empezar a frecuentar las chicas de tu edad.

Pero no te preocupes, que mientras esté yo aquí y tu tengas ganas, aunque tengas pareja, mi conejo no te fallará. No quiero que a mi hijo querido le falte de nada.

Y así ha sido hasta el momento.

Por Acuarius

jueves, 29 de julio de 2021

Game Show Models


Drama sobre los pormenores dentro de la oficina de una productora de mala calidad en Hollywood.

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Colección X No.94 - Candid - Objetivo indiscreto, Comix




Mi hija y yo somos amantes



Hola a todos, me he decidido a escribir después de 2 años de estar leyendo los relatos de esta pagina. Comencé a leerlos por que me pasaron cosas en mi vida con mi hija y quise averiguar si esto era común o no, creo que la mayoría de los que escriben en esta pagina y en casi todas las paginas de relatos son frutos de la imaginación, OJO! pero no por eso malas o sin valor, eso hizo que dudara en escribir mi experiencia, pero con el tiempo me decidí a compartir con ustedes todo lo que estoy experimentando. Debo advertir primero al hipotético lector o lectora de estas líneas, que este es un relato 100% autentico, que no solo me paso, sino que me esta pasando y del cual me siento como en un sueño.

Comencemos, tengo 33 años y me llamo John, vivo en Caracas, Venezuela y soy profesional financiero, mi vida es común, nada extraordinario. tengo un hogar, carro, viajes de vez en cuando, una cena o una fiesta algún fin de semana, etc., ósea, una vida como la de cualquiera, sexualmente me inicie muy joven, siempre me han atraído las mujeres y he tenido diversas parejas pero no me considero un playboy ni nada parecido, soy de mente liberal, el sexo es algo natural y bello, diría que no soy tradicional. 


Me case hace 15 años y el año pasado me separe, la vida me regalo una belleza de niña, se llama Gabriela, este año esta cumpliendo 14 años, es mi hija querida, mi ex-esposa y yo terminamos la relacion amigablemente y entendimos que por el bien de la niña lo mejor era seguir siendo amigos y alternar los fines de semana las salidas y los viajes, uno ella y otro yo.

Mi hija siempre ha sido super pegada conmigo, todo el mundo siempre comento que era una obsesionada con su papá, y debo admitir que no era mentira. Pero la verdad es que era reciproco, mi hija se convirtió en lo mas importante de mi vida y debido a que siempre he sido un papá comprensivo y algo consentidor, hizo que entre nosotros creciera una intimidad u una confianza pocas veces vista entre padre e hija.

Desde chiquita se perfilo que Gabriela seria una niña muy bonita, y no era orgullo de padres, es que la verdad todo el mundo lo decia, inclusive nos llamaron para hacer casting de comerciales. Ella es pelo castaño, con la cara linda y ya a los 9 años tenia figura de mujercita, con un traserito super atractivo y los senitos ya le estaban saliendo. Yo nunca la vi con ojos que no fueran de padre, pero cuando salíamos a comprarle ropa me daba cuenta que mi bebe ya no era tan bebe y se estaba transformando en una mujercita.

En fin, como digo, nuestra relacion transcurrió bastante normal, hasta hace año y medio, Gabriela tenia 12 años y medio, en nuestro edificio tenemos una gran piscina y siempre bajábamos los fines de semana o alguna tarde de vacaciones, tomábamos sol y nos bañábamos un rato. Una tarde de vacaciones escolares, que aquí en Venezuela es entre Julio y Septiembre, salí temprano del trabajo y cuando llegue al apartamento me dijo la chica de servicio que la niña había bajado a bañarse, aproveche y me cambie, bajando para relajarme un rato y nadar algo. Cuando llegue a la piscina, no encontré a Gabriela por ninguna parte, lo cual me extraño y hasta me preocupo un poco, sin querer darle mas importancia de la que seguro tenia, la espere e imagine que estaba buscando algo al apartamento de una de las amiguitas que siempre la acompañaban. Pasado un rato y al ver que no volvía, me levante y fui donde el vigilante, el cual me dijo que la niña la había visto pero que tenia rato que no estaba por ahí, ya un poco mas angustiado comencé a llamarla a su teléfono celular cuando por fin me atendió, le pregunte donde estaba y aunque le sentí la voz un poco alterada me dijo que estaba en casa de Adriana, una amiguita de piso 5 y que ya bajaban. Eso por supuesto me tranquilizo y a los 5 minutos ya estaban abajo, llegaron de lo mas normal y se pusieron a jugar y a bañarse. Siempre pensé que Adriana, que tenia casi 17 años, era un poco mayor para andar con mi hija, pero nunca le di la importancia requerida, además como ya he dicho, siempre he sido tranquilo y pensé que Adriana le encantaría andar con la mía ya que era muy madura para su edad.

Ese fin de semana mi esposa tenia que irse para Panamá a un viaje de su trabajo y me quedaría con la niña, lo que era una dicha para mi porque siempre la pasábamos mejor solos que con su mama. Planificamos mil cosas que hacer, salir a comer, cine, etc., El vienes en la noche, una vez que el taxi busco a mis esposa para llevarla al aeropuerto, nos pusimos a ver Tv, me serví un Vino como normalmente hago los fines de semana aunque soy tomador ocasional y jamás se me pasan los tragos, siempre he sido muy cuidadoso con eso. Estábamos en el mueble como siempre, ella recostada de mi y yo haciéndole caricias de lo mas inocente en el pelo, en un momento como a las 9 de la noche veo que Gabriela va al baño y me quedo esperándola por que queríamos ver una película de DVD, así paso un rato y como veo que no vuelve, la busco al baño por que pensé que se sentía mal, cual es mi sorpresa cuando la veo, acostada en su cama tocándose su vaginita con una mano y la otra tocándose lo pezoncitos, realmente debo admitir que fue una gran sorpresa y me quede paralizado, yo sabia que ella conocía mucho sobre sexo, ya habíamos hablado de eso, y como ya he dicho, soy muy liberal de pensamiento y creo que el sexo y la desnudez son totalmente naturales, pero jamás me imagine que a su edad ya quería experimentar por si misma. Fui muy delicado y aunque me escondí un poco pude observarla un rato, y ahí esta el detalle, analizando con el paso de los meses, ese fue el momento clave, porque si era mi propia hija la que lo hacia no me retire y la deje en su intimidad?, por que me tuve que quedar viéndola y hasta debo reconocer que me quede absorto mirando como se frotaba con la mano y sentí que me excitaba?, nunca podre responder, tampoco estoy arrepentido, y se que muchos me juzgaran, pero de verdad que me alegra haberlo hecho.

Cuando vi que tenia rato me retire y me fui a esperarla en el sillón, volvió a los 10 minutos aproximadamente y se sentó a mi lado de lo mas contenta preguntándome si podíamos comenzar a ver la película, asentí y le dimos play al DVD, pero la verdad es que no me podía concentrar, al rato me pare a servirme otro trago y cuando me senté ella me sonrió, la vi mas linda que nunca, ella es muy alta para su edad y me sentí muy confuso, mi niña querida experimentaba sexualmente y no solo me gustaba la idea sino que me excitaba!, me sentí desfallecer, que hacia?, no podía aguantar la curiosidad y deje que la película corriera un rato, luego le dije que ordenáramos pizza y le encanto por que tenia hambre, paramos la película y llamamos, nos dijeron que ya era tarde y que no la podían llevar, cerramos el teléfono y le dije que nos haríamos algo, luego de comer le comente que no la pusiéramos todavía, que esperáramos porque quería hablar algo con ella, le propuse que conversáramos de lo que había hecho últimamente, y así, como quien no quiere la cosa, fui tocándole el tema de lo que hacia normalmente con sus amigas en sus casas, en el colegio, ella me respondía de lo mas normal hasta que con toda naturalidad le pregunte si se había besado con alguien, me miro sorprendida y no abrió su boca para nada, sentí que la había pillado y que estaba llegando al fondo de todo, le volví a preguntar con toda naturalidad y le prometí, que como siempre, si me decía la verdad, no importa lo que me contara, no me pondría bravo, me miro a los ojos por unos segundos, dudando, y luego hablo, y ustedes mis hipotéticos lectores, ni se imaginan el terremoto que me sacudió con esas palabras.

Me confeso que si, que por curiosidad se había besado con Adriana, la de piso 5 y que le había gustado tanto que siempre que decía que bajaba a la piscina se iban a su casa, ya que su mama no estaba porque trabajaba y veían unas películas donde las parejas se desnudaban y tenían sexo, por supuesto me imagine que habían encontrado pelis pornos de los padres de la niña, le dije que era normal, que no se asustara por contármelo, cuando vi que se tranquilizo y sonrió, le pregunte que mas hacían, poco a poco fuimos conversando y fue soltándose en su historia, descubrí que no solo se besaban, también se habían tocado, besado los senos y hasta desnudado para chuparse las vaginitas, yo escuchaba paralizado, no podía salir de mi asombro, esta niña no era para nada la bebe que creíamos, era una maquina de hormonas que destilaba sexo por cada poro, a medida que me lo contaba yo notaba su gusto por rememorarlo y hasta sentí que se estaba excitando, por supuesto debo admitir que estaba tan excitado que mi erección era enorme, mis caricias hacia ella se había vuelto ya no paternales, eran sensuales, quería tocarla, tenia un vestidito de pijama que le encantaba, y yo bajaba la mano por su espalda, le tocaba las piernitas, estaba que explotaba pero no me atrevía a avanzar mas allá.

En un momento dado ella me sorprende preguntándome si yo aparte de su mama había besado y tenido sexo con otra mujer, por supuesto le dije que si, pero antes de conocerla, que luego que me case no le había sido infiel, una verdad a medias claro, en ese momento se me quedo viendo y se me acerco suavemente, montándose de frente a mi sobre mis piernas, por supuesto inmediatamente me sintió mi pene que estaba durísimo, al sentirlo se quedo quieta y me pregunto, ese es tu pene verdad, lo que estoy sintiendo?, me quede mudo y como a los 20 segundos de silencio le respondí que si, ella se acomodo mas y sentí que se cuadraba encima mío para sentirlo directo en su vagina, no dejábamos de mirarnos, directo a los ojos, en ese momento sentí que todos esos años de confianza y entendimiento mutuo se habían concentrado en esa mirada, hablábamos sin hablar, nos entendíamos perfectamente, ella sabia lo que quería y también sabia que yo quería, y así, sin darme cuenta le di un beso, al principio fue un beso corto en los labios, se me detuvo el corazón, que estaba haciendo?, estaba loco!!!, pero no escuche de razones, mi conciencia se perdió y comencé a besarla mas apasionadamente, ella no solo respondía sino que fue la primera que saco la legua, tenia experiencia, empujaba sus labios contra los míos mas duro, quería probarlo todo, se sentía desesperada, comenzó a moverse arriba y abajo pasándose mi pene por toda su vaginita a través de su panty, la empecé a acariciar por todas partes y ella a mi, le quite la pijama y me encontré de frente con sus 2 pechitos parados, estaban comenzando a salirles, los chupe demasiado rico, sus pezones paraditos, rosaditos, sentía sus nalgas ente mis manos, la desnude por completo, la bese por todo el cuerpo, baje a su vaginita, no tenia muchos pelitos y le chupe completa, su colita, ella tiene unas nalguitas espectaculares, me sentía delirando, ella luego me dijo que quería verme desnudo, la complací, y se monto encima de mi pene, así estuvo un rato, cabalgando, me moría por penetrarla pero sabia que no podía, le haría daño si lo hacia tendría que tener paciencia, la mire a los ojos y le dije que la amaba y ella me beso profundamente diciéndome que ella no solo me amaba como papá sino como hombre, en ese momento supe que mi vida cambiaria, nuestra vida cambiaria para siempre, y así fue.

Esa noche estuvimos horas teniendo sexo, me chupo mi pene por primera vez y lo hizo rico, le faltaba experiencia pero sabíamos que eso el tiempo nos lo daría. Dormimos en mi cama, en la cama que compartía con su mama, así pasamos un fin de semana espectacular, la relacion seguía como siempre, papá e hija, pero era extraña, si le tenia que reclamar algo lo hacia pero me sentía incomodo, era como regañar a mi amante, me tranquilice pensando que el tiempo también pondría las cosas en su lugar, y a todas estas, me preguntaba una y otra vez, como haríamos para mantener esta relacion?, o se enfriaría una vez que llegara su mama y volviéramos a nuestra rutina?.

La respuesta la tuve ahí mismo, sin esperar mucho, una vez que su mama llego y comenzamos nuestra vida "normal" se mantuvo entre nosotros una comunicación como nunca la tuvimos, nos veíamos y sabíamos que estábamos pensando, nos reíamos tontamente de lo mismo, sonreíamos sin razón, era maravilloso. Cuando la mama se bañaba o estaba en un sitio de la casa que la podíamos oír hablando por teléfono o haciendo algo inmediatamente ella corría donde yo estaba y me abrazaba y nos besábamos en la boca y luego cuando sentíamos a su mama se paraba corriendo y riendo, o viendo TV se sentaba en mis piernas y nos excitábamos sin que nadie se diera cuenta, comenzamos un romance que era nuestro mas grande secreto. Así pasaron meses, de vez en cuando teníamos sexo en la casa cuando nos quedábamos solos. Cuando nos íbamos al cine nos agarrábamos de la mano como cualquier papá e hija pero sabíamos que éramos algo mas que nadie se daba cuenta, éramos amantes. Ella me decía en el oído que deseaba crecer de una vez para poder ser mi novia en la calle y que me podría besar en la boca sin que nadie sospechara. Comenzamos una relacion increíble. Yo se que cualquiera podría pensar que exagero, que una niña de 113 años no es tan madura, pero creo que descubrí que subestimamos a los niños, ella podría darle lecciones a mas de una persona de como amar.

Todo transcurrió de esta manera hasta hace unos meses cuando mi esposa me sentó un día y me dijo que tenia que hablar algo serio, tenia lagrimas en los ojos, me asuste por que pensé que nos había descubierto, mi sorpresa, no tanto si soy sincero, es que se quería divorciar, que esta relacion había muerto hace tiempo y ya no podíamos seguir juntos por que no tenia sentido. Yo lo sabia pero me aferraba a la costumbre, luego de discutirlo y analizar bien todo, llegue a la misma conclusión que ella, el problema era la niña, y ese era un problema grave, porque yo no me quería separar de ella. Me di cuenta que estaba de verdad enamorado!!!, yo se lo que están pensando, como se enamora un adulto de una niña de 13 años??, pero es la verdad, es lo que siento. Cuadramos que me mudaría muy cerca y nos alternaríamos a la niña, ella pensaba viajar mas a menudo por que le habían dado mas responsabilidad en el trabajo por lo que tendría mucho tiempo a solas con ella, al terminar de hablar sentí que era lo mejor, la tendría para mi, solos ella y yo. Cuando le contamos ella ni lloro ni se entristeció, es mas, sentí que me miraba de una manera un poco particular, al día siguiente, estando solos me lo confirmo, estaba feliz de que me separara de su mama, primero por que sabia que lo nuestro no funcionaba y no éramos felices, ella quería lo mejor para su mama y para mi, y segundo porque así me tenia solo para ella, ahora si podríamos comenzar a ser una pareja.

Ya hemos pasado juntos 10 meses viviendo como pareja, va a cumplir 15 años en pocos meses, algunos días se queda con su mama y otros conmigo, su mama viaja mucho así que eso hace que pase mucho tiempo en mi casa, sexualmente hemos compartido muchísimo, ya la penetre y tenemos sexo completo, su amiguita Adriana la unimos a nuestra experiencia y a veces comparte nuestra cama, igual ha traído a la casa algunas amiguitas del colegio a quedarse a una pijamada, y con algunas hemos tenido experiencias increíbles, me confeso que se sentía completamente bisexual, que le gustaba mucho las chicas, que le encantaba verme con sus amigas, eso por supuesto lo respete por completo, aunque sea mi hija y mi amante no soy su dueño, inclusive le dije que si quería compartir con otro hombre me dijera y cuadrábamos con alguien, me respondió que si le gustaría probar como algo sexual pero que por los momentos no, o quizás si conocíamos una pareja compartiríamos con los 2, bueno ella por que yo soy totalmente hetero, pero podríamos hacer una orgia. Vemos muchas paginas de internet y ella sabe todo sobre sexo, también como cuidarse, es la mejor de su clase, nuestra relación es muy extraña, es mi hija pero también mi pareja. Me pide que conozca chicas y salgamos con ellas para compartir y acostarnos. Tiene un apetito por las mujeres increíble, pero al final siempre somos ella y yo, no se que nos deparara el futuro, ella sueña con poder ser mi pareja siempre y para cuando tenga ya edad poder mudarnos a otro pa´ss donde no nos conozcan y comenzar vida de pareja sin ocultarlo. No se si eso sucederá o no, igual siempre será mi hija y velare por ella. Pero lo mejor es que nos amamos y siento que esto no terminara nunca, mientras tanto chateamos con parejas y mujeres que le hemos contado nuestra historia, algunos le interesa, otros nos juzgan y a la mayoría les encanta y nos animan a seguir, hemos conocido a algunas mujeres, parejas y hombres que al saber de nuestra historia se animan a querer realizar su sueño secreto de estar con sus hijas, nosotros los animamos y hasta hemos compartido con muchos por chat. Lo importante es saber que si se puede amar sin tener ningún problema.

Ella esta a mi lado mientras escribo estas líneas, se que muchos nos juzgaran, otros nos odiaran pero también hay quien nos entienda, a todos ellos nuestro amor.

Paz y amor.

Por John Y Gaby.

miércoles, 28 de julio de 2021

Joshû ori (AKA Female Prisoner: Cage)


Una recluso intenta escapar de la prisión y es confrontada por el guardia

Japonés/Inglés

Colección X No.93 - Sexo, Amor y Fantasías, Comix





Mi infancia


Hola a todos, este relato que quiero compartir con ustedes, me sucedió en mi infancia y lo llevo guardado desde hace mucho tiempo y quiero compartirlo con ustedes los lectores de relatos eróticos, además todavía me calienta recordarlo.

Debo enfatizar que NO ES relato pedófilo, debido a que yo también era infante cuando esto sucedió

Resulta que en la familia de mi madre, que está compuesta de cinco hermanos, casi todos tuvieron de hijos puras hembras, de 11 primos que tengo de esta parte del árbol genealógico, somos dos hombres y nueve mujeres. Por lo tanto ustedes imaginaran que en nuestra infancia y adolescencia debíamos que jugar con puras mujeres y los juegos de las mujeres eran más de hogar, papa y mamá, muñecas y otros.

La historia comienza cuando yo tenía 13 años, siempre mi talla fue superior al promedio de mi edad, y a esa edad, me juntaba mucho con un grupo de amigos que eran mayores que yo, allí aprendí muchas cosas respecto al sexo, a través de las historias que contaban mis amigos, yo ponía mucha atención a ellas, me interesaba mucho todo lo que hablaban del sexo.


Para uno de los veranos de aquella época, fui a pasar las vacaciones con una hermana de mi madre, la cual tenía dos lindas hijas, Laura de mi edad y Claudia un año más joven. En ese verano mis hormonas andaban a mil revoluciones, yo estaba cambiando de voz y ya tenía cierto vello en el pubis y en los cojones.

Cuando estábamos jugando una tarde en la habitación de mis primas de mamá y papá, por supuesto yo era el papá, mi prima Laura la mamá y la pequeña Claudia la hija. Todo iba bien aburrido como siempre, cuando de repente me dijo Laura que nos fuéramos a la cama, luego de acostar a Claudia, yo que andaba caliente me acosté a su par, ella se puso de lado y cerro sus ojitos jugando, yo me puse a su lado y pegué mi paquete a sus nalguitas, al pasar los minutos yo comencé a frotar mi bulto a sus nalgas, consiguiendo una erección, Laura volteo la cabeza y no dijo nada, luego más animado me saqué la pija de mi pantalón, ya estaba bien erecta y la froté sobre sus braguitas, Laura tenía un vestido corto y eso ayudó.

Con el frotamiento yo me estaba excitando mucho, en eso Laura se voltea hacía mi, ve lo que hago, y me dice -que estoy haciendo?, Lo primero que se me ocurrió fue decirle que era lo que hacen los papás en la cama. Luego como convencida se volvió a poner como estaba, con más ganas ahora le seguí frotando mi pija sobre sus braguitas.

No satisfecho le comencé a bajar sus braguitas, ella que se hacía la dormida no opuso resistencia, y se las llegué a los muslos, ahora froté mi pene en su cuquita casi sin pelitos, primero lo hice lento, pero conforme pasaban los segundos lo comencé a hacer fuerte que podía sentir los vellos alrededor de su cuquita que me pinchaban la pija.

Laurita cerraba sus ojitos y vi que estaba gozando el masaje a su bollito, algún quejidito se le escapó de la boca.

De repente se volteó de nuevo hacía mi y me dijo que ya estaba bueno, que ya no quería que le hiciera eso. Entonces se me ocurrió decirle que, entonces ahora hiciera ella lo que hacen las mamás. –Qué es lo que hacen las mamás?- me preguntó.

La tomé de los hombros y poco a poco la fui dirigiendo hacia mi pija parada, le dije:

• Las mamás chupan y besan esta parte del hombre!-

• Yo no sé como hacerlo!- me dice Laurita.

Te voy a enseñar!- le dije bien seguro, -trata de meter la punta en tu boca!- le fui diciendo, vino Laurita y se metió la punta de mi pija en su boca, fue lo más exquisito que había probado sexualmente hasta ese momento, sentí la sangre que fluía de mi cara y llegaba a mi pija y esta se alargaba al máximo. No sé si por instinto u otra razón, pero mi prima me estaba chupando bien mi pedazo de carne, lo lamía dentro de su boca, podía sentir lo tibio de su lengua recorriendo la cabeza de mi pija. Luego le dije que se lo metiera y lo sacara apretándolo con la boca, oohhh! que ricura de recuerdo. Claro que mientras me la chupaba comencé a sacar líquidos pre-eyaculativos, los podía ver en los labios de Laura, ella no dijo nada de eso y los metió en su boca para tragarlos.

No nos dimos cuenta por la excitación y la calentura, pero su hermanita Claudita llegó a donde estábamos y se quedo viendo la mamada de verga que me estaban dando.

• Laura, qué estas haciendo?- le pregunto inocentemente.

Ella sacó por un momento la pija de su boca y le dijo: – Es lo que hacen las mamás con los papás en las noches!-, dicho esto, la siguió mamando.

Claudita se acomodó y siguió viendo aquello por unos segundos, luego le dijo a Laura que ella quería probarla. Su hermana mayor le dijo que a ella le tocaría cuando ella fuera mamá la próxima vez que jugaran.

Por mi corta edad no pude mantenerme por mucho tiempo, entonces eyaculé en la boca de Laura, ella se retiró, pero mucha de mi leche cayó adentro de su boca y la tragó. Laura se asustó más por el gemido que yo dí al venirme, que por el esperma que tragó, sin embargo preguntó que era eso (mi semen), le contesté que era una leche que producían los hombres, asi como las mujeres producen leche en sus senos, tal respuesta la convenció en ese momento. Nos compusimos la ropa y les hice jurar que no debería contar lo que hicimos, sino ya no volvería a jugar con ellas. Mis primitas lo juraron.

Los siguientes días fueron de locura para mi. Laurita y Claudita se turnaban para ser mamá y darme aquellas deliciosas chupadas de pija con su boquitas inexpertas. Las primitas no paraban hasta que veían sacarme la lechita, sus boquitas se estaban volviendo expertas en el arte de mamar. Y yo estaba en la gloria. Sin embargo, a las dos semanas de estar jugando diariamente este jueguito, ya estaba bien desgastado, a veces jugábamos a papá y mamá dos o tres veces al día.

Como la mente del hombre es más sexual que pasional, le dije un día a Laurita que yo no le había dicho todo, que yo sabía de otras cosas que los padres hacían en la noche, ella con mucho interés me rogó que le dijera. –Esta bien!- le dije, -acuéstate y haz lo que yo de diga, si?-. Mi prima se acostó boca arriba, luego le bajé sus braguitas, ella quiso detenerme, pero le dije que ella había prometido hacer lo que le dijera. Claudita en la otra cama observaba con mucha atención. Ya sin braguitas le levanté su vestidito y pude ver su lindo sexo, tenía una preciosa rajita virginal, era rosadita y con poquitos pelitos de color castaño, los labios mayores de su vagina eran grandes de color blanco y rosado, nunca había visto una en vivo y a todo color, por poco y me corro allí frente a ella.

Me incliné y sumergí la cabeza entre sus muslitos, luego lo primero que se me ocurrió fue pasarle la lengua y chupar con los labios toda su vulvita, lamí como perrito sus labios vaginales y su clítoris (en aquel entonces no sabia el nombre de las partes intimas), Laurita cerro sus ojitos y se estremecía allí sobre la cama; también lamí sus muslos internos, me acuerdo que su cuquita olía a talco perfumado, a orines y a hembrita mojada.

Sin usar los dedos, mi lengua abrió sus labios vaginales para lamer todo por dentro, pasé por la entrada de su vaginita y llegué de nuevo a su clítoris. Para todo esto Laurita además de cerrar sus ojos ya emitía gemiditos de placer, ronroneaba como una gatita en celo. Unos minutos más tarde, de repente bajo la mirada y veo que a la par de la bragueta de mi pantalón yo tenía un halo de humedad, era de semen, ya había acabado una vez, mamando la cuquita de Laurita. Me levanté, me dio vergüenza, Laura aún seguía acostada mordiéndose los labios. Me fui a mi habitación, dejando allí con las piernas abiertas a mi primita. Allí terminó el juego al menos hasta ese día.

Al día siguiente, Claudita que ahora era la mamá, me pidió que le hiciera lo mismo que le había hecho a su hermana mayor, la puse en la misma posición, ella se quitó las braguitas y también le di una rica mamada de cuquita; aunque apenas eran las primeras rajitas que yo mamaba en mi vida, pero me pareció más rica la cuquita de Claudita, era más mojadita y tenía más olor a hembrita. Estuve más tiempo entre sus muslos lamiendo su cosita sin pelitos, de repente que ella empieza casi a chillar y me jala con fuerza los cabellos, Laura que está viéndonos en la otra cama llega hasta nosotros y le pregunta a su hermana que le sucede?. Lo que en realidad sucedió fue que Claudita tuvo el primer orgasmo de su vida. Yo por un momento creí que le había causado algo daño o le había mordido sin querer su cuquita.

Ese verano pasé comiendo las cuquitas de mis primas y recibiendo ricas mamadas de pito. Al terminar era yo casi un experto el arte del sexo oral.

Al siguiente año, yo no quería esperar tanto para ver a mis primitas, así que le pedía a mis padres que en cualquier asueto o feriado largo, me enviaran con ellas. Cada vez veía más desarrolladas a mis primas; también le fui incluyendo en nuestros juegos también mamaditas de tetas, aunque todavía las tenían bien pequeñitas, pero yo las sentía deliciosas, su piel era muy tersa. Otra cosa que quiero contarles es que los chismes se corrieron y las otras primas (Isabel de 12 y Jamie de 14) querían jugar también conmigo de papá y mamá. Les dijimos que la condición era guardar el secreto.

En el caso de Jamie que era la prima más grande, ella ya tenía mucho más vello alrededor de su vagina y sus senos eran más grandes, me hacían agua la boca, ya quería chuparle su cuquita y sus tetas. Cuando me tocó con ella, me tardé como veinte minutos chupándola toda, tuvo dos orgasmos allí acostada, las demás primas la miraban sorprendidas, preguntándose que era lo que le estaba pasando. Cabe mencionar que también terminé en mis pantalones ese día.

Fue Jamie también la primera que probó mi pija dentro de su vagina; como me había dejado super excitado, cuando todos dormían me fui a su habitación y me metí en la cama con ella, con la excusa que tenía frio, ella me recibió bien y de alguna forma sabía lo que sucedería conmigo en la cama. Poco a poco me fui poniendo entre sus muslos y le chupé su cuquita, ella gemía y mordía la almohada para no gritar, luego me quité la ropa y me subí sobre ella, ya había visto en películas de mis amigos lo que había que hacer, al menos en teoría.

Puse mi pija entre su rajita y poco a poco la fui metiendo, ella quiso retirarme cuando sintió dolor, pero yo ya no me detuve y la penetré, ella me decía que le dolía, pero yo estaba propuesto a cogerla sin lastima, mientras la metía y la sacaba, Jamie mordía la tela de la almohada, después de unos minutos la soltó y volvieron a llegar sus gemidos de placer y de satisfacción. La cogí por varios minutos, luego solté un chorro de esperma en su cuquita, vaya que no quedó embarazada esa vez. Descansamos un rato y nuevamente la volví a coger en esa noche.

Al otro día, Jamie me contó que cuando me retiré había tenido que lavar las sabanas en el baño, debido a que había gotas de sangre en ella.

Así también al otro día Jamie le contó a Laura, lo sucedido y que habíamos jugado a papá y mamá en la noche solos los dos.

A las dos noches siguientes, Laura me dijo que quería jugar también conmigo en la noche. Yo le dije que estaba bien, pero que ella tenía que llegar a mi habitación, ya que ella compartía con su hermana y no había que correr riesgos. Esa noche llegó a mi cama y la desnudé toda, poco a poco estaba ganando experiencia, le besé sus senos y le mamé su cuquita hasta que emitió su chillido (orgasmo), luego le hice lo mismo que a Jamie, me subí y le metí la pija lentamente en su bollito, Laura era mucho más estrecha y cerrada que Jamie, me costó mucho trabajo metérsela, finalmente entre empujones y fuerza mi pija estaba dentro de su bollito caliente, ahora aguanté mucho más que con la otra prima. La hice venirse dos veces por lo menos, antes que me chorreara dentro de su cuquita.

Durante esos dos veranos, le hice sexo oral a cuatro de mis primitas, a dos las estuve cogiendo por la noche (Jamie y Laura). Posiblemente la cogí unas cinco veces a cada una en ese último verano. Además me había corrido en las cuatro boquitas de mis primas. Nunca me cogí a Claudita o a Isabel, debido a que pensé que si Laurita que era mayor que ellas tenía bien cerradita su cuquita, la de ellas sería casi impasable.

Todos somos mayores ahora, de vez en cuando cuando estamos solos (todas ellas están casadas actualmente) y con algunas copas de más, les recuerdo a ellas que yo fui el primero en sus vidas.

Anónimo 

 

martes, 27 de julio de 2021

Confessions of a Call Girl


Una prostituta se casa con un político solo para que su vida secreta cause complicaciones

Colección X No.92 - Selen al desnudo, Comix




Desflore a la hija de mi prima


Esta es la mejor experiencia que he tenido en mi vida sexual y en mi vida normal. Y ocupa un lugar muy especial en mi corazón.

Como suele suceder en varias familias, siempre hay una sobrinita que se enamora de su tío, en este caso ella es hija de una prima, desde su infancia desarrolló y creció un amor por mi persona, cosa que yo no sabía la magnitud, creía que las atenciones y todo eso era cuestión de la edad. Yo soy 11 años mayor que ella, a ella le diremos Sara (ficticio). Como dije esa atracción era desconocida para mi, claro que siempre fue mi sobrina predilecta, a quien yo consentía mucho, màs que a otras sobrinas. Inclusive llegamos a dormir varias veces en la misma cama, sin ninguna malicia.

Cuando me casé a los 24 años, me contó mi tía, madre de Sara, que ella lloró casi tres días seguidos, luego estuvo varias semanas bastante deprimida. Toda la familia le habló para decirle que ya no pensara en mi, que solo era una ilusión pasajera y que ella tenía toda su vida por delante, todo esto sin que yo supiera algo de lo ocurrido.

Visité varias veces a la tía Mina, madre de Sara, sin saber todo lo que había pasado con mi sobrinita. Sara ya no era la misma conmigo y pensé que era la edad. Pasaron tres años, Sarita, como yo le digo, ya tenía 16 años, era toda una mujercita, siempre fue delgada, practicó varios años ballet, lo cual le hizo tener una linda figura, piernas largas y delgadas pero bien torneadas y duras, senos pequeños de adolescente, su traserito levantado por tanto ejercicio, cabello castaño largo. Bueno Sarita era un ángel, con una cara preciosa adornada con sus dos ojos verdes.


Mi tía Mina estaba separada, y era muy amiga de mi esposa, ellas iniciaron un negocio de ropa y planearon traer mercadería de Nueva Orleans, asi que se fueron juntas y me encargaron a Sara, yo iría a dormir a la casa de Sarita para que ella no perdiera sus clases del Colegio. No me imaginaba lo que ocurriría.

Yo en lo personal no soy feo, tengo mi atractivo, soy de pelo en pecho y en los brazos, me encanta el sexo a plenitud, lo practiqué mucho antes de casarme con varias novias, pero luego de casado senté cabeza. Volviendo al tema, realmente Sarita era una muchachita muy atractiva. El primer día me llamó Sarita a mi oficina, indicándome que su novio la llevaría a la casa, ah bueno pensé, -Sarita ya tiene novio-, le dije que estaría en la casa a eso de las cinco. Hubo una pausa y me dijo que quería pedirme un favor muy especial y que no podía negarme. –Que será- le pregunté, -Te lo diré hasta esta tarde- me respondió Sarita y colgó.

Finalmente estuve en la casa, a solas con Sarita, y aquí vino la conversación que inició todo.

• Tío, quiero pedirte un favor especial, no se si lo comprendas!- me dijo Sarita un poco timida.

• Lo que sea Sarita, ya sabes que para mi eres muy especial y siempre has sido especial-

Le respondí

• prometeme que no diras que no!- me dijo Sarita.

• Me asustas, pero.. te lo prometo- volví a responder.

Sarita se quedó callada, como no encontrándo las palabras adecuadas, -Tío, sabias tu que yo había estado muy enamorada de ti?-

Trague saliva antes de contestar –No, no lo sabía- le indiqué

• Claro que ahora ya no, no te preocupes- me dijo rápido, -todo mi mundo giraba a tu entorno, siempre tuviste un lugar en mi corazón, me dolió mucho cuando te casaste de repente, fueron los peores días de mi vida- me dijo viendome a los ojos.

• Perdón, nunca creí que yo…- quise responde, pero ella me interrumpió – pero, ya me repuse y ya casi lo olvidé, gracias, sin embargo, desde hace unos cuatro años atrás, me prometí a mi misma algo-, hizo un silencio, -què será??- le pregunté, tomó aliento y dijo -..la promesa que hice fue que tu serías mi primer hombre en la cama, en la intimidad-

Yo estaba helado, -no se que decir- le dije honestamente.

• No te preocupes, no quiero comprometerte, Yo tengo novio- me dijo Sarita para romper cualquier acercamiento. –Y desde hace unos meses hemos querido tener relaciones sexuales, pero yo le he dicho que ya no soy virgen, pero que esperemos, y lo que quiero es entregarte a ti mi virginidad, para liberarme de esa promesa y estar luego con mi novio las veces que queramos- me dijo en forma seria.

Iba yo a decir algo, ya que estaba sorprendido de tal confesión.

• No me puedes decir que no tío, me has quedado mal todo el tiempo, por favor-

En mi cabeza pensaba, que tan prudente era tener sexo con mi sobrina, estando ya casado. Pero por otro lado era una chiquilla espectacular, y virgen.

• Esta bien Sarita, entonces será solo sexo- dije, -Sí tío, solo sexo, nada más que eso-.

Aunque no lo crean, quedamos que sería en mi habitación, a las 9:00, asi de frio. A pesar de todo, mi instinto de hombre predominaba, el solo hecho de tener sexo de esta forma con mi sobrinita, me excitaba, pero estaba muy nervioso, por las consecuencias, ya me hacía penetrándole su virginal cuquita.

Nada quitaba la atmosfera de nerviosismo que se respiraba en toda la casa. Me dí un baño, oí que también Sarita se daba uno, me apliqué loción, me rasuré la barba y lo único que me coloqué de ropa fue unos boxer. A cada rato veía el reloj, el tiempo no pasaba, por fin las nueve!, diez minutos después, tocaron mi puerta, era Sarita, dije adelante y ella apareció solo con ropa interior, un sujetador de adolescente y un calzoncito tipo bikini, todo de color rosado. Todo estaba preparado, para la desfloración de Sarita, pero un sentimiento de culpa me embargó, estando allí parada ella, le dije que lo pensara bien, que no era justo ni para ella ni para mi, ni para su novio. Que esto podía terminar mal.

Se le llenaron de lágrimas los ojos y abandonó la habitación. Yo me quedé paralizado, no sabía si seguirla para contemplarla o quedarme allí sin moverme, opté por hacer lo segundo. Media hora después apagué la luz de la habitación y traté de dormir.

Al día siguiente me levanté como de constumbre, noté rápido que Sarita no estaba, ya se había ido al Colegio, más temprano, era obvio el por qué, traté de entenderla, sin embargo un gran sentimiento de ternura invadió mi corazón. Al medio día tomé la decisión de buscarla en el Colegio y llevarla a almorzar, fue un gran susto para ella verme en la dirección, la llevé a ese tipo de restaurante tipo juvenil, poco a poco fue abriendose al diálogo, al principio callada, pero rápido volvió a ser ella.

Durante el diálogo, me pidio que la llevará a su clase de Ballet, no tuve inconveniente en hacerlo, ya que había indicado en la oficina que no regresaría, fuimos a la casa por sus implementos y luego a la academia. También me pidió que me quedara durante las clases, cuando Sarita salió de los vestidores, parecía un angel caído del cielo, era la más bella de todas las alumnas, ella resplandecía dentro del grupo, tenía una habilidad innata en esa disciplina, su cuerpecito cubierto por el traje, se pegaba como una segunda piel, dejaba ver sus piernas largas y duras, la cintura plana, su pequeños senos y el cabello recogido hacia atrás, su caderas con curvas de adolescente, en fin era un sueño verla allí danzando.

Cuando terminó la clase más de una después, Sara estaba sudando excesivamente, la llevé tomar un helado, en la calle, ella me tomó de las manos para caminar, por un momento parecíamos enamorados, en la heladería, también ella me daba a comer de su helado y yo del mio, lo que hicimos fue espontaneo, lo escribo ahora por el relato, pero ese día y a esa hora, mi alma y mi corazón me demostraron que es el cuerpo el que envejece, más no los sentimientos.

Llegamos a la casa, fue ahora Sarita quien se metió a la cocina y me preparó la cena rápidamente, cenamos, pláticando de nuestro día, en ningún momento alguno de los dos recordaba lo sucedido la noche anterior. Hoy era otro día.

En mi mente todavía está fresco, lo sucedido esa noche anterior. Sarita se estaba bañando, yo estaba recostado en mi habitación viendo la TV, oi que ella me llamaba por mi nombre, llegué a su habitación, luego a la ducha, Sarita me pedía la toalla para salir, el morbo me envolvió en un instante, ella desnuda detrás de la cortina del baño. Fui a buscar la toalla a la habitación de la lavandería, tomé alguna y regresé, -Aquí está!!- dije, Sarita corrió la cortina de baño, estaba frente a mi!, en cueros!, la aprecié asi en los siguientes 20 segundos creo, su lindo cuerpo delgado, sus muslos también delgados pero desarrolados y macizos por el ejercicio, sus tetas era dos lindos volcanes en crecimiento, con un boton rosado que eran sus pezones, su vulvita casi libre de vellos, sus labios mayores formando un pequeño cañon donde sobresalía el capuchon de su clitoris.

• Quieres darme la toalla?- estaba diciendo Sarita, fue lo que me despertó de ese bello sueño. Pero aún asi mis piernas no se movían, ella salió de la ducha desnuda y llegó a donde yo estaba, no se si estaba temblando o no, pero ella me tomó de las manos y sus labios se posaron en los mios, sus labios tomaron los mios por asalto, yo empecé a dar señales de vida, la abracé fuerte y nuestras bocas entraron en una dulce batalla, su lengua y mi lengua retorciéndose como serpientes en celo. Mis manos, como si tuvieran vida, tomaron sus redondas nalgas y las aprisionaron con deseo.

Mientras eso sucedía, mi boca se desprendió de la suya, para besar y lamer su cuello, luego mis labios buscaron su primera meta, sus lindos senos, los coparon, los chuparon deseperadamente, la succión fue con tanta pasión que Sarita gimió fuertemente, pero no impidió que hiciera lo mismo con su otro pezón. Mis manos cambiaron de objetivo, dejaron de acariciar sus nalgas para deslizarse con dirección a su cuquita, mis dedos resbalaron entre sus labios vaginales, a la segunda vez que pasaron por allí, detectaron que Sarita estaba lubricando su vulvita, luego mis dedos se mojaron completamente de ese preciado nectar intimo.

Sarita estaba a mil revoluciones, mientras le manoseaba su cuquita, nuestros labios se volvieron a encontrar, esta vez con besos más mojados. De pronto Sarita me retira las manos de su vulvita mojada y comienza a bajar el cierre de mi pantalón, luego los botones, metió su mano y sintió mi pedazo de carne duro, erecto, se hincó en el piso y bajó mis pantalones, pude ver en sus ojos el asombro de tener un pene adulto frente a ella. Me vió la cara primero levantando su mentón, luego trato de actuar con naturalidad y lo comenzó chupetear por todos lados del tronco sin engullirlo, luego le pedi que lo metiera en su boquita, lo hizo y chupó mi glande en forma delicada pero deliciosa, su inexperiencia en el sexo oral me endurecía más la pija.

El baño no era el mejor lugar para los dos, asi que luego de unos minutos pare la felación que me daba y cargué su liviano cuerpo y me dirigí con ella en brazos hacia la cama, la coloqué encima y aún con ropa, y con la pija por fuera, me subi sobre ella para besarle en el orden, sus labios, sus mejillas, su delgado cuello, mi lengua rozaba tu tersa piel blanca/rosada; Sarita gemía reprimidamente, casi inmediatamente llegué a su preciosos senos de nuevo, tomé uno con la mano y lo sujete mientras mis labios mamaban su rosado pezón, el cual se erectó cuando mi lengua lo degustaba, luego hice el mismo tratamiento con su otro seno; me quedé mamando sus tetas un buen rato, Sarita abría y cerraba los ojos, viendo al vacío y abriendo su boquita para emitir pequeños quejidos.

Mientras le chupaba sus pequeños senos, mis dedos hurgaban su vulvita, sus pocos vellos castaños eran suaves al tacto, raro en el vello púbico de las mujeres, acaricié sus labios mayores y menores, quedando mis dedos a la orilla de la entrada de su vagina, los gemidos de Sarita se intensificaron, ella se movía sobre la cama al ritmo de su climax, pronto mis labios bajaron a su vientre, lamí el orificio de su ombligo, luego chupé toda su piel camino a su intimidad, ella lloriqueaba gimiendo, a veces diciendo monosilabos, que delataban que la estaba pasando muy bien.

Abri más, con mis manos sus delgados muslos para que su vulvita se abriera otro poco, dándome espacio para meter mi cara, mis labios atraparon rápidamente sus labios vaginales, ella se estremeció y jaló sin fuerza mis cabellos, mi lengua recorrió todo el contorno de su pequeña vagina, pude saborear alguna pequeña cantidad de eyaculación temprana, eso me excitó mucho, sentir el nectar de su cuquita, usé mis dedos para abrir su fruta intima y lamí todo lo que encontré con la punta de mi lengua, incluido su pequeño clitoris. –Ahhhh, mi amor, ahhhh- , fue lo que dijo Sarita antes de entrar a un rico orgasmo, se llevó sus manitas a la cara y a la boca y gimió reprimidamente el efecto de su venida.

La excitación me llevó a abirle más sus muslos y sumergirme hasta lo máximo en su rajita rosada, la cantidad de saliva que le administraba en su cuquita era excesiva que parecía que estaba mojada con algún linimento. Metí mis manos por debajo de sus pequeñas nalguitas y la levanté unos centímetros de la superficie de la cama, suficiente para bajar mi lengua y ahora degustarle su ojito del culo, pequeño, arrugadito, con olor al jabón que había utilizado minutos antes en la ducha. Nuevamente ella me tomó de los cabellos cuando sintió mi húmeda y caliente lengua en su pequeño orto, lamiéndolo y haciéndolo mio.

Entre lamidas y chupones de culito, poco a poco la fui volteando, de modo que finalmente me quedó ella boca abajo, lo cual facilitó que siguiera mamándole sus partes intimas, sobre todo su lindo culito y los pequeños globitos de sus nalgas. Mi verga estaba tan dura y erecta que pequeñas gotas salían de mi glande. Ya no pude soportar más asi que mientras le daba pequeños mordiscos a sus nalguitas, me fui sacando la ropa, sobre todo los pantalones, quedé desnudo de la cintura para arriba, tomé una pequeña almohada de la cama y se la metí debajo de su vientre, siempre boca arriba de modo que su trasero se levantara mostrando toda su vulvita. Me subí sobre ella y mientras empezaba a lamerle el cuello, fui acomodando mi verga entre sus nalgas, buscando su lubricado y virginal orificio. Terminé de colocar mi pene con la mano, pude sentir sus labios mayores abriendose por la presión de mi carne dura, Sarita gimiò, y solo se limitó a bajar la cara y a cerrar sus ojitos, seguí empujando lentamente mi verga, por la lubricación ésta se fue acomodando entre sus labios menores, sentí su orificio dilatarse y dejar entrar al nuevo inquilino, Sarita se quejó varias veces mientras yo seguía empujándo mi falo.

El cabezón de mi glande fue el primero que penetró su cuquita, Sarita mordió la sabana, posiblemente de dolor, mientras mi falo recorría sus suaves y estrechas paredes vaginales, el interior de su vagina estaba hirviendo, mi verga fue separando por vez primera sus paredes uterinas, ya había metido al menos la mitad de mis siete pulgadas de verga en su rajita. En eso, nos quedamos un rato quietos, tanto ella como yo, degustando la desfloración, ella arqueó su cabeza para poder besarnos, nuestras lenguas se entrelazaron mientras mi verga terminaba de entrar en su cuerpo virgen. Luego comencé el normal vaivén, entraba y sacaba mi duro pene de su rajita, al principio solo unos cuantos centimetros, pero, el vaiven y el bombeo iba en aumento, en eso sentí que ya la había penetrado hasta el fondo y mi testículos se pegaban a sus rosadas nalguitas, use mis brazos como apoyo en la cama para levantar mi torax y comenzar a culearla con más fuerza, Sarita gemía, se quejaba, colocando su cabeza hacia abajo, pero era notorio que si en algún momento había sentido dolor, eso ya no existía en este momento, estaba gozando al máximo su desvirgada.

Después de varios minutos follándola en esa posición y de otro orgasmo suyo, se la saqué y la coloqué ahora boca arriba, ella abrió instintivamente su piernas para recibirme de nuevo, ahora en la posición del misionero, me puse entre sus piernas, busque sus labios, nos besamos de nuevo mientras mi falo la penetraba de nuevo, ella gimió cuando la sintió toda adentro de su rajita mojada, con los brazos le doble las piernas para que abriera más su cuquita, y la comencé a pistonear con más fuerza que en la posición anterior, el roce de nuestros sexos era audible, sobre todo cuando se friccionaban con deseo, el sonido era como un leve chapoteo de agua.

Yo estaba llegando a mi limite, estaba por chorrearme, aún tuve tiempo para pensar donde terminar, sin embargo mi deseo era echarle toda mi esperma en su virginal orificio, y asi lo hice, contra el sentido común, empecé a pistonearla frenéticamente, me estremecí y solté varios chorros intermitentes de esperma en su rajita, yo exclamé cualquier cosa, me quejaba mientras mi pene disparaba semen por toda su cavidad vaginal, la satisfacción era enorme. Su cuquita no fue capaz de retener toda mi venida, asi que se comenzó a escapar por entre sus labios vaginales.

Hasta que mi pene dejó de latir dentro de su rajita se la saqué, me puse a un lado de la cama aún gimiendo, ella estaba fatigada, era apenas su primera relación sexual y algunas gotas de sudor aparecieron en su frente. Hubo un silencio por un par de minutos, por la experiencia, me acerqué a ella y la abracé, le dije que me sentía muy honrado de ser el primero en su vida y que si hubiera escogido a alguien entre varias a quien desflorarla hubiera sido a ella. Sarita abrió sus ojitos y me vio, se sonrió y dándome un tímido beso en la mejilla, me dijo que lo había estado guardando desde pequeña solo para mi y por fin su deseo se hizo realidad.

Sarita se levantó con su cuquita llena de mi lechita y entró al baño, yo me quedé descansando en la cama, aún diciéndome lo afortunado que había sido de desflorar a una hembrita tan linda como ella. Al rato salió y se colocó su calzoncito tipo bikini y se subió a la cama conmigo, ahora yo fui quien se levantó para ir al baño a hacer pis, cuando me lavé la verga en la ducha, observé que la cantidad de sangre que encontré fue mínima, me acordé que en alguna revista había leído que las mujeres vírgenes que practican algún deporte como gimnasia, ballet u otro donde deben desgonzarse, ellas mismas pierden su himen en sus ejercicios, y debía ser el caso de Sarita a quien encontré super estrecha pero que su sangrado fue casi nada.

Cuando salí, me acomodé un calzoncillo también y fui con Sarita quien me esperaba con unos ojos de chica enamorada, nos besamos otro tanto tiempo, yo acariciaba su sexo sobre su bikini, ella me puso su manita sobre mi paquete que no estaba del todo flácido, lo acarició tiernamente. Nos dijimos ciertas palabras bonitas, pero ella evidenciaba que estaba realizada con el hecho de haber perdido su virginidad conmigo.

Por Anónimo