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miércoles, 31 de marzo de 2021

Nude Nuns with Big Guns


La novicia Sarah es secuestrada, drogada, violada y dada por muerta. Pero, aunque malherida, sigue viva y su fe es aún más fuerte, sobre todo tras recibir un mensaje muy claro de Dios: Véngate de tus agresores. Armada con la fuerza de su religión y con balas de un gran calibre, buscará a sus agresores para darles la extrema unción.

Inglés


Colección X No.17 - Enciclopedia afrodisiaca 2, Comix




Perversamente tuya


Eran las tres de la mañana, y yo salía del baño, y lo vi, estaba en calzoncillos, y su cuerpo, maravilloso, estaba bañado por la luz de la luna, era hermoso, y era mi papi, empezamos a hablar, y nos fuimos desplazando hacia el living, ahí charlamos de la vida, del cole, las amigas, de lo linda que me había puesto, y los novios, en ese instante la charla empezó a subir de tono, me empezó a preguntar sobre mi vida sexual, yo nunca había estado con alguien y se le confesé que era por que el chico que amaba era un amor imposible, el empezó a intentarme sacar el nombre con cosquillas, como cuando era chica, pero ya no lo era, tenia 14 años, y no era la nena de antes.

No se en que momento las cosquillas se volvieron caricias, y las risas se volvieron gemidos, en ese instante me percate de que algo me aprisionaba el vientre, era su erección, eso hizo que corriera un liquido cálido entre mis piernas, y no fuerza sobrenatural, me hizo querer probar eso labios, le di un inocente piquito, a lo que el respondió con un beso apasionado, ya su lengua recorría mi boca y sus manos mi cuerpo, cuando sus manos quisieron tocar mis muslos, el para, y dijo, perdona princesa, estoy enfermos y se fue, dejándome excitada en medio del sofá.


Esa misma noche, sentí mi puerta abrirse, era mi papi, y estaba desnudo, con una erección impresionante, se sentó en mi cama, y me acaricio la cabeza, y me dijo a lo oído, perdón princesa, es mas fuerte que yo, y su lengua se poso en mi oreja, y fue bajando hacia el cuello, eso hizo que mis pezones se endurecieran automáticamente, papi, me saco el camisón, era uno de verano color blanco, con breteles y me quede con mi bombachita nada mas, después de eso, el pozo su boca en mis pechos, poco desarrollados, esa boca abarcaba todos mis pechos, el los mordisqueaba los chupaba, mientras yo le tiraba de los pelos, estuvo un rato largo así, atormentando mis pezones, después bajo con su lengua, y con su boca me saco la bombachita, no sin antes olerla, cuando la tiro, empecé a sentir su respiración entre mis muslos, y su lengua empezó a rozar mi conchita, fue unas de las mejores experiencias de mi vida, vi las estrellas, y en el momento culmine de mi orgasmo el mordió mi clítoris, lo que aumento el placer, cuando me repuse de eso, quise devolverle eso a mi papi, por eso me arrodille, y tome su pija entre mis manos, y mi boca empezó a jugar con su puntita, dilatándola, me encantaba verla agrandarse hasta explotar, después mi boca, abarco su miembro entero, en esa posición pude sentir la sangre corriendo por las venitas de su pija, lo sentía latir en mi boca, lo sentía agrandarse, cuando sentí que iba a derramarse en mi boca, el me agarro de los pelos y me tiro en la cama, abajo sentía el osito blanco que me había regalado cuando era bebe, era incomodo pero no me importaba, el se posiciono arriba mío, y me penetro violentamente, fue doloroso, pero, fue solo un instante, después de eso fue todo placer, envolví mis piernas en su cintura, para acentuar la penetración, quería que llegar al fondo, yo gritaba, mas papi, mas, y el me decía, así putita, así, como coges putita, sos tan puta como tu mama, así, mas, toma puta, eso me producía mas excitación, sentirlo dentro mío, y que me tratara como una puta, hacia mas fuerte mi excitación, en algún momento me posicione encima de el como jugando al caballito, como una nena, Pero yo saltaba para profundizar la penetración, y mientras yo sentía mi orgasmo, el se derramo en mi, toda su leche desbordaba mi conchita y corría por mis muslos.

Nos quedamos un rato mas acostados, hasta que el se fue, en sus ojos yo veía la culpa pero antes de que se fuera apoye mis tetas detrás de su espalda y yo le dije, mi amor imposible, sos vos, y me beso en la boca, después de eso, me cogió por segunda vez, pero mas fuerte, mas apasionadamente, cuando se fue, el me dijo que yo también era su amor imposible.

Yo ya no podía dormir, había sido una noche fuerte, así que me puse a ordenar mi cuarto, ahí vi mi osito, el mismo que me molestaba, estaba manchado de sangre, era mi virginidad, era mi infancia, lo lleve a lavar, pero cada vez que lo miro, veo esa mancha de sangre.

Nunca me arrepentí de nada de lo que paso.

Por Isabelle

martes, 30 de marzo de 2021

La liceale


Loredana es una colegiala que se aprovecha de sus compañeros y profesores usando su inocente belleza de colegiala. Después de perder su virginidad con un hombre mayor, pronto se da cuenta de que hay cosas más importantes en la vida que burlarse de los hombres.

Italiano/Inglés

Colección X No.16 - La Noche Bárbara, Comix




De pareja a trio


Capitulo 1

La verdad que estas cosas suelen empezar poco a poco. Que si un día mi esposa dice que se va por trabajo fuera del país y empiezas a notar como su hermana te mira de forma diferente, que si habla más con ella, que si sale más con nosotros, que si nos vamos a Roma y dormimos los tres en la habitación...

Esos detalles que no sabes bien si vas, vienes, o como siempre, nada de nada.

Uno de esos días, vino a la piscina de casa, estábamos hablando los tres, ellas sentadas y yo tumbado en las piernas de mi mujer, con las gafas de sol y dejando que el sol y el murmullo del agua acabaran con el estrés de la semana, además habíamos quedado con unos primos de mi mujer, muy buena gente, y quería estar despierto y disfrutar de la noche, me apetecía desconectar del mundo.

En uno de esos momentos abrí los ojos y enfrente de mí me encontré la braguita del bikini de mi cuñada y como de ella salía un buen matojo de pelos. Tuve un doble pensamiento, el primero que como llevaba varios años sin novio, la verdad que no me extrañaba que descuidase su aspecto íntimo y el segundo, ¿me dejaría arreglárselo?, ¿y a mi mujer?, ¿y a los dos juntos?. Mi cabeza empezó a volar y a imaginarse un afeitado de coño con su posterior limpieza,... pero cuando estaba metido en mis pensamientos algo me sobresalto, era mi pene que se estaba hinchando y luchaba por salir del pantalón. Avergonzado, me tumbe de espaldas y me puse a leer una revista, pero sabía que ese vello estaba ahí al lado, acechando y no podía parar de mirar de reojo. Evidentemente mi pene, se convirtió en polla y no había ya forma de pararla, bueno realmente si había, pero digo allí en la piscina, o sea que me levante de un salto y me zambullí en el agua. La verdad que no sé si ellas se dieron cuenta.


Eran las siete de la tarde cuando nos subimos a arreglarnos para salir a cenar. Todos con nuestros bañadores mojados, el aire acondicionado hizo que los pezones de mi mujer y mi cuñada se alborotasen. No podía dejar de mirarlos. Y mi pene volvía a despertar. Mi mujer se dio cuenta y me dijo que sería conveniente que empezásemos a ducharnos. Eso era lo mejor una ducha fría, una buena paja, cenita, unas copas y dejar de fantasear. Yo me metí en mi ducha, mi mujer en la suya y mientras mi cuñada esperaba fuera hasta que una de ellas quedara vacía. Yo acabé pronto. Estaba muy caliente y no tardé mucho en correrme. Un enjabonado rápido y ya estaba listo, sin embargo ya sabéis como son las mujeres, que si un pelito por aquí, que si el suavizante, la mascarilla del pelo, el secador, .... Eternizante. Yo salí muy pronto, tan rápido que mi cuñada no se lo esperaba. Al entrar al salón me la encontré jugando con su almejita, tenía dos dedos dentro. No sabía que hacer, ¿era esta la oportunidad que siempre había deseado?, ¿qué opinaría mi mujer si nos pilla?, ¿querría mi cuñada? En mitad de estos pensamientos mi cuñada se percató de mi presencia.


- ¿desde cuando llevas ahí?, ¿estaba mirando que debería cortarme estos pelos?

Me había pillado, no sabía como reaccionar.


- Deberías ducharte se hace tarde. La mía ha quedado libre. Entretente dentro lo que quieras, que nadie te va a molestar.

- Esta bien. Pero,....te ruego me comprendas llevo tanto tiempo sin,... me entiendes.

- Yo no llevo tanto y me acabo de hacer una paja en la ducha. La piscina me ha levantado los ánimos.

- A mí también se me ha despertado algo

En eso notamos que deja de sonar el secador.


- Vamos Carmen, que se te va a hacer tarde y no te va a dar tiempo a todo. Le dije con un poco de sorna.

Mi cuñada es cinco años mayor que nosotros y yo supongo que estaba curada un poco de espanto. Vi como se metía a ducharse en el baño de mi mujer. Mientras yo me puse a ver un partidito de fútbol en la tele mientras las mujeres acababan. Al poco tiempo me acerque a la cocina a por una Coca-Cola y al pasar por la puerta del baño, pude escuchar a las dos partiéndose de risa. ¿se lo estaría contando?, ¿de que estarían hablando?, ¿la habría cargado?,... Bueno, no era tiempo de preocuparse por el futuro cuando todavía no había llegado.

Acabaron de arreglarse, las dos impresionantes, y salimos a cenar. Llegaron sus primos, realmente era su primo y la novia de él. Cenamos muy a gusto y nos fuimos de copas. Mi cuñada no hacía más que beber, se acercaba a mi mujer, cuchicheaban, me miraban y se reían. De vez en cuando mi mujer me hacía señales como si me fuese a dar unos azotes. Yo sonreía, por no salir corriendo.
La noche iba pasando hasta que su primo y la novia se retiraron a su casa y nos quedamos los tres. Estaba acojonado.. Mi mujer, Bea, me miró y dijo:


- Creo que debemos irnos nosotros también.
- Como tu quieras cariño.

- Mi hermana esta muy mal, hay que llevarla a su casa.

- Pero si está a 35 kilómetros de la ciudad. Mira es mejor que duerma contigo en la cama y yo dormiré en el sofá.

Nuestra casa tiene dos baños y dos habitaciones, pero en la otra habitación hicimos un despacho, o sea que no había más camas que la nuestra.


- Me parece bien, dijo Bea.

Lo dijo en un tonillo, que no supe descifrar en ese momento. La verdad es que estaba acojonado.

Llegamos a nuestra casa, Carmen iba un poco borracha y yo sabía que mi mujer la tendría que desnudar. Entre a mi habitación cogí un pantalón corto del pijama, me cambie en el baño y me tumbe en el sofá para dormirme. Tumbado desde el sofá, te quedas enfrente de la puerta de la habitación principal, y fue allí y no en otro sitio donde mi mujer empezó a desnudar a su hermana. Carmen quedaba de espaldas a mi y yo veía la cara de mi mujer. Primero la fue desabrochando los botones de la camisa, después el sujetador, quedando la espalda de Carmen desnuda ante mi, Mi corazón empezó a bombear sangre a un ritmo infernal y mi mente sólo podía pensar en las vistas que mi mujer tenía en ese momento. Se me empezó a poner tiesa. Después la desabrochó la falta, dejándola caer al suelo. Estaba flotando, por qué mi mujer me haría sufrir así. ¿Pensaba acaso que no su hermana no era mujer ni yo un hombre? Otra vez su voz disperso mis pensamientos.

- ¿ Me vas a ayudar?, ¿o tengo que hacerlo yo sola?
- Espera ya voy.

Todavía no sabía a que tenía que ayudarla, a vestirla, a acostarla. Pero me levanté, con la polla bien dura y me acerqué a la espalda de Carmen

- ¿A que te ayudo?
- No te hagas el tonto, has dejado a mi hermana a medias esta tarde y ahora tenemos que ayudarla a acabar lo que empezó.

- Eso, dijo Carmen, no podéis dejar que me acueste en estas condiciones. Y se echó a reír

No sabía donde meterme, ¿me estaban vacilando?

Mi mujer se acercó a mi y me empezó a dar un beso muy húmedo. Carmen estaba aprisionada por nosotros dos y Bea empezó a meter la mano entre las bragas de su hermana y el culo, rozándome mi polla.

Yo cogí a mi mujer por el culo y empecé a bajarla su pantaloncito del pijama.

- Las braguitas de mi hermana son feas, hazla lo que haces con las mías.

Estaba claro lo que quería. Introduje mis manos entre las bragas y su coñito. Las tenía empapadas. Fue muy fácil romperlas por la costura y dejarla sólo los tres elásticos, uno en la cintura y los otros en cada uno de sus piernas. En ese momento empezó a respirar más intensamente. Estaba tan expuesta que no dude en agacharme y empezar a mordisquearla el culo. Tenía las dos manos en sus caderas y empecé a notar que las estaba moviendo lentamente. Quería que me la follara. Pero después de tanto tiempo esperando algo así tenía que aprovecharlo lo máximo posible. ¿Hasta donde estaban dispuestas a llegar? Esa era mi pregunta en ese momento y debían de responderla.

Desplace mis manos hacia mi mujer y la quite las bragas, ella entendiendo mis actos se quito la camisetita de tirantes del pijama. Sólo quedaba yo vestido con el pantalón corto y mis shorts. Introduje la mano derecha entre las piernas de Carmen y empecé a masajear los labios a mi mujer. Con el antebrazo notaba la humedad del coñito de mi cuñada. Era un roce premeditado pero que no quería que fuese directo. La otra mano agarraba fuertemente el culo de mi cuñada mientras la mordía. Poco a poco empecé a desplazar mis dedos hasta que uno de ellos se paro en la entrada de su ano. Carmen lo noto y dio un respingo.

- Mételo. No te pares ahí.

Me dijo mientras se frotaba contra mi antebrazo. Me chupe el dedo gordo y se lo metí en el culo.

- Dios. Tienes otro agujero. ¡aprovéchalo!
- Carmen ¿Qué pasa?
- Tu marido que es un cabrón y me esta metiendo un dedo en el culo. No sabes como me gusta.

- Pues a mi nunca me ha apetecido pero viendo tu cara lo voy a probar. Metemelo a mi también Carlos.

Iba a ser la primera vez para mi mujer, si quería volver a repetirlo no tenia que hacerla daño. Metí el dedo corazón en el coño de Carmen. Viéndose masturbada empezó a moverse de un lado para otro, yo seguía agachado a su espalda, oliendo sus fluidos y notando que se iba a correr. Empezó a correrse entre unos espasmos que la daban y pude ver como salía como una bocanada de jugos de su coño, manchando el suelo, dejándolo pringoso no dejada de jadear. Saque mis dedos, arrugados por la humedad, y le introduje uno a mi mujer en el ano. Carmen se apoyo en los hombros de mi mujer quedándose inclinada y ofreciéndome su chorreante coño. Empecé a chuparselo, mientras estrenaba el culo de mi mujer con uno de mis dedos humedecido por su hermana. Prefería no pensar en lo que estaba ocurriendo.

- Túmbate en la cama. Te vas a dislocar el cuello. Además quiero que me mordisquees el clítoris y así no llegas bien. Dijo Carmen

Me tumbe en la cama, comiéndole aquel manjar a mi cuñada que no paraba de humedecerse. Mi mujer se puso enfrente de ella y empezó a restregar sus pechos con los de Carmen. Y yo la introduje un dedo de cada mano en el culo, la notaba muy excitada, por lo que cambie de coño y le di a mi mujer un masaje con la lengua. Se retorcía cada vez me le hacía círculos alrededor del clítoris. Carmen lo notaba y empezó a chuparla los pezones. Beatriz empezó a masturbar a Carmen por lo que me centre el coño de mi mujer. Nunca lo había notado así. Iba a cumplir otro de mis deseos y mi mujer lo sabía.

- Cariño, prepárate que este va por ti.

Empezó a contraerse y expandirse sus paredes, saque la lengua, abría la boca y empecé a degustar los jugos de mi mujer. Eran impresionantes, saque la lengua para chupar mi cara. Las dos se pusieron a mirar mi cara de placer.

- Ahora te vas a follar a mi hermana. Necesita una polla. Dijo Bea.

Me quitaron la ropa me tumbaron boca arriba y Carmen se metió la polla entre suspiros. La muy cabrona seguía empapada. Mi mujer se sentó detrás de ella rozando su pubis contra el culo de su hermana. Si hubiese tenido polla se la hubiera metido, sólo había que verla la cara. Bea cogió los pechos de su hermana desde abajo, como si los sujetase y empezó a rozar sus pezones con los dedos gordos. Estos estaban bien duros. Carmen para no caerse, se sujetaba en el culo de Beatriz. Mi mujer la dijo algo al oído que yo no pude escuchar. Carmen echo para más hacia atrás uno de sus brazos, al rato mi mujer dio un respingo. Creo que la estaba metiendo el dedo por el coño. El otro brazo lo levanto, agarro a mi mujer por el cuello y empezó a besarla. Sus lenguas se salían de la boca. Carmen empezó a acelerar mas el ritmo, y mi mujer también. Bea estaba estirando uno de los pezones de su hermana. Estaba seguro que se iban a correr cuando Carmen se saco mi verga, totalmente lubrificada y se la metió por el culo. Mi mujer lo vio y metió uno de sus dedos en el coñito que acababa de estar vacío. Me iba a correr. No podía aguantar más. Mi cuerpo se estaba tensando. Había llegado al punto sin retorno y me vacié en el culo de mi cuñada, al notarla la muy cabrona cogió la mano de mi mujer para que se esforzase más en su labor. Mi mujer ya la tenía tres dedos dentro y no paraba de chuparla las tetas. Carmen se corrió otra vez. Mojándome mi ombligo, se saco la poya y empezó a chuparmela. Mientras mi mujer empezó a comerse el semen que chorreaba del culo de Carmen. Me quería morir, jamás en mi vida hubiera imaginado que mi mujer era así de guarra. Me encantaba esta faceta descubierta.

Cuando acabó se sentó en la espalda de su hermana, que parecía que quería desgastarme la polla a lametazos.

- Carmen, creo que deberíamos dejarlo ya, echar un pis y dormirnos.

- Como quieras

Carmen dejo de chuparme la polla y se quedo fijamente mirándome a los ojos, con una sonrisilla malévola. De repente empecé a oír un sonido, un fuerte olor se apoderó de la habitación y algo caliente caía sobre mi pene y mis piernas. Mire la espalda de Carmen y estaba llena de orina cayendo por sus costados, resbalando por los pechos y saltando desde los pezones. Sin apartarme la mirada me dijo:

- ¿Y tú?¿no tienes ganas?

Me cogió de la polla y apunto a su estomago.

- Meame, humíllame y dejare que me des por culo cuando quieras.

La verdad, es que no podía aguantarme, entre la bebida de la cena, las copas y el sexo tenía la vejiga a estallar. Vi como salía de mi y como Carmen la movía para que la regase. Mi mujer aplaudía y las sabanas se iban empapando. Yo notaba como caía mi orina sobre mi tras rebotar en los pechos de Carmen.


- Eso es, sigue así, no dejes nada dentro. Y ahora me toca a mi. Túmbate hermanita que esto te lo dedico por dejarme a tu maridito. Empezó a mamarla mientras intentaba masturbarme de nuevo. Pero si os soy sincero ya era demasiado para mi. Recogimos las sabanas. Pusimos unas limpias en el suelo y nos quedamos dormidos.

Capitulo 2

Después de nuestra comunión conjunta con el sexo, era bastante frecuente que mi cuñada Carmen se quedase a dormir con nosotros. Esto se empezó a repetir con bastante frecuencia y como no podía deshacerme del despacho optamos por comprar una cama de 2 m de ancho, así podíamos dormir sin molestarnos, y si queríamos guerra, estábamos siempre los tres juntos y no hacíamos de menos a ninguno. Vamos que tenía mi pequeño harén.

Todo iba estupendo. Nadie sospechaba de nuestra otra vida en común.

Una noche, para ser más exacto, el 4 de enero de 2.003, estábamos los tres tumbados, desnudos, sobre la colcha y empezamos a planificar la cena de la noche de Reyes, que si nos íbamos a vestir de una forma especial, lo que íbamos a cocinar, que nos traerían los Reyes,….

De repente algo me bajo de mi noche perfecta.

Por cierto, dijo Carmen, una amiga mía me ha dicho que si podía venir a cenar con nosotros. La pobre está sola y siempre esta noche la ha pasado con su familia.

Cómo iba a decir que no. Miré a mi mujer con cara de resignación y acepté. Que remedio.

Al día siguiente estuvimos preparando la cena, sin mucho entusiasmo de mi parte.

Y llegó la maldita hora. Sonó el timbre y al abrir la puerta apareció una mujer bastante más joven que nosotros, sobre los veintiséis calculé. Pelo moreno largo y rizado, una amplia sonrisa, un amplio escote y dos enormes tetas de las que no podía apartar la mirada. Aunque si me percaté que llevaba una mochilita. Si tenía intenciones de quedarse a dormir lo llevaba claro. Ya no entrábamos más en la única cama, o sea que si traía esas intenciones la tocaba dormir en el sofá.

Besos de rigor y presentaciones.

Se llamaba Gloria. Joder, pensé, parece que le han puesto el nombre sabiendo que iba a ser una maciza de cuidado.

Empezamos a cenar y tenía que hacer grandes esfuerzos para apartar mi vista de sus tetas. Mi mujer se dio cuenta y me dio un pisotón. Vale, reconozco que me estaba pasando, pero es que ni mi mujer ni mi cuñada, ni las tetas de las dos juntas hacían las de Gloria. Bueno, puede que esté exagerando, pero eran como yo siempre las había deseado. Grandes, pero no enormes, redonditas, su juventud las mantenía erguidas,… en fin que los platos iban pasando sin que los prestase mucha atención.

Llegaron los postres, el café y la entrega de regalos.

He de confesar que por cumpleaños y reyes preferimos cosas practicas, ropa, … y para aniversarios u otros días no marcados regalos más especiales.

Sacamos los regalos. Mi mujer y yo regalamos juntos. Para Carmen un abrigo que necesitaba. Lo típico: pruébatelo, para ver como te queda. Para Gloria unos guantes y una bufanda, no sabíamos como era y hubo que comprarlo deprisa y corriendo. Para mi mujer una chaqueta: ¡qué se la pruebe!, ¡Qué se la pruebe!. Otro para mi mujer, una falda: ¡qué se la pruebe!. Lo hace encima de los pantalones y la quedaba bien. Para mi una jersey que también me lo pruebo y unos zapatos. Nosotros tres ya habíamos repartido nuestros regalos y quedaban los de Gloria.

Chicos, me habéis hecho muy feliz esta noche acogiéndome en vuestra casa, decía ella. Os he comprado estos detallitos para correspondeos. Espero que os sean de utilidad y os hagan un poco más felices.

Qué considerada, pensé.

Toma Carmen este es para ti.

Carmen lo desenvuelve muy despacio. Es una caja y cuando lo abre saca un consolador plateado.

Gloria: ¡qué se la pruebe!, ¡qué se la pruebe!

Dios, ¿Dónde me he perdido?. Miré a mi mujer y Bea encogió los hombros. ¿estabamos haciendo una especie de fiesta toga y yo no lo sabía? ¿en mi casa? Y lo que más que remordía. ¿Había algún tipo de relación sexual entre Gloria y Carmen? ¿Lo tenían pactado? ¿Carmen la había contado nuestras experiencias?

Demasiados pensamientos. Todos ellos fueron atropellados por una imagen. Carmen se pegó un lametazo en la mano, se bajo la falda, las medias y las bragas y empezó a humedecerse el coño. Con la otra mano mojaba el consolador para que estuviese más resbaladizo. Un lengüetazo más.

Mi polla empieza a crecer, mi mujer a descojonarse de la risa, yo creo que de los nervios.

Carmen cierra los ojos y se empieza a meter el consolador.

Gloria nos mira con cara pícara. Nos desnudaba con la mirada. Era evidente que sabía nuestro secreto.

Todos en silencio, conteniendo la respiración y Carmen abriendo más las piernas para meterse el consolador. No tiene bastante y apoya los pies en la mesa. Se agita cada vez más. Se va a correr. Y yo tenía que tener una cara de gilipollas, creo que hasta babeaba.

Gritos entre el silencio. Carmen con los ojos cerrados. Se corre, saca el consolador y empieza a lamer sus jugos del consolador.

Mientras, Gloria seguía con su juego. Regalo para Bea. Se lo da con cara de pilla. Mi mujer me mira acojonada, mira a su hermana pero Carmen sigue chupando su vibrador, absorta del mundo, relamiéndose sus jugos.

Lo abre. Otro consolador, pero este dorado.

Bea, pruébalo. Dijo Gloria.

Bea se baja los pantalones y las bragas muy decidida, como una colegiala deseando aprender algo nuevo.

Mi mujer me da un largo beso húmedo, me coge la mano y la lleva hacia su conejo. Estaba empapado. Coge el vibrador dorado y se lo empieza a meter.

Espero que a mi no me regale otro vibrador, ¿qué me habría comprado?, La curiosidad me podía más que ver a mi mujer masturbándose y mirando lujuriosamente a Gloria. La apetecía follarsela.

A todo esto Gloria seguía impasible, sólo se le notaban los pezones erectos dentro de su vestido negro. Después de llevar observando sus tetas toda la cena estaba seguro que no llevaba sujetador.

¡Ah! ¡Ah!, Mi mujer se estaba corriendo y todas las miradas fueron a parar a Gloria a después a mí. Estábamos todos expectantes.

Gloria se levantó, se desabrocho el vestido y lo dejó caer. Vestía bragas de lencería negras, medias negras y ligueros a juego con todo. Mis sospechas se confirmaron. Dos preciosas tetas se mostraban ante mí sin sujetador. Se arrodilló ante mí, me bajo pantalones y calzoncillos me abrió las piernas y se introdujo en medio. Lamió sus manos y se extendió la saliva en el canalillo. Luego escupió en mi polla, la masajeo un poco para que se extendiese la saliva. Envolvió mi pene entre sus tetas. Mi corazón bombeando sangre a todo mi cuerpo y mi polla recibiendo e hinchándose más.

Esto es lo que querías, ¿verdad?. La cabrona de mi cuñada le había contado que me moría por una buena cubana hecha con unas buenas tetas.

Mi mujer y mi cuñada se aproximaron a mi mirar. Gloria subiendo y bajando las tetas. Yo estaba a cien y la verdad es que me corrí enseguida.

Uy, espero que luego aguantes más, dijo Gloria.

¿Luego? ¿Es que hay más?

A partir de ese momento tomó el protagonismo el bolso de Gloria, me recordaba al de Sport Billy, no sé si os acordáis de esa serie.

Vosotras dos, de pie, acabad de desnudaos. Y tú también. Ordenó Gloria. Entre el acojone y la curiosidad la hicimos caso.

Sacó varias telas largas con las que ató las muñecas, por detrás de la espalda, y tobillos de las hermanas. A mí me ató a una silla.

Ella se quitó todo menos las bragas, se sentó en la mesa con una de cada hermana enfrente de cada pierna. Las obligó a chuparla los dedos de los pies. Descorchó la botella de cava que quedaba sobre la mesa (nos habíamos bebido otra durante los postres), y empezó a derramarlo sobre sus piernas, para que las hermanas bebieran de sus pies.

Mi polla ya estaba en acción.

Se mojó también los pechos y el coño. Mientras me miraba. Llenó algunas copas hasta que quedó la botella vacía. Las puso en cuclillas y las obligo a follarse las botellas.

Mientras se acerco a mí. Se escupió la mano y empezó a hacerme una paja con mucha fuerza.

Córrete cabrón, no me vas a servir de nada, ni a ellas, mira como se follan las botellas, no vales para nada. No me lo podía creer me excitaba que me humillase. Echa tu semen, no vales para nada, lo ves se están corriendo otra vez sin ti. Hoy no te vas a follar a ninguna, no aguantas ni una paja de mierda.

Me la empieza a chupar a mordisquear. No aguanto más y me corro sobre su cara, cuello y pechos.

Vaya mierda de tío. Vosotras, chupas esto, que me ha manchado el cerdo. Y lavadle bien la polla.

Y allí estaban las dos chupando sus labios, su cuello, sus pezones. Intercambiando mordiscos y lametazos.

Demasiado sexo para mí. Tenia que ir al baño, pero no podía levantarme. Gloria se dio cuenta.

Méate aquí cerdo, si eres un animal. Y lo hice no tenía elección.

Os he dicho que me dejéis esa polla limpia.

Mi mujer y mi cuñada empezaron a limpiármela, atadas de manos, al igual que yo.

De la bolsa, saco algo pequeño que yo no pude ver.

Abre la boca.

Me metió una pastilla.

Espero que ahora sirvas para algo. Y vosotras, que sois también unas cerdas. , Limpiad mi coño y mi ano.

Ella de pie, masturbándose y Bea y Carmen limpiando sus agujeros.

Os estáis portando muy bien, si seguís así os voy a dar un regalito.

Carmen empezada a gemir y estremecerse.

¡Parad!. Ordeno. Se acerco a la bolsa y sacó un consolador doble. Las puso culo contra culo y se lo introdujo por la vagina.

Follaos perras.

Y yo me volví a empalmar. Se acerca a mí. ¿Qué querrá ahora?.

Me han dicho que te gusta romper culos. Tu mujer lo ha limpiado para ti. Follame el culo.

Se unto lubricante en dos dedos y se los introdujo en al ano. Luego me puso lo sobrante en la polla. Y empecé a darla por culo.

Menos mal, creía ya que no me iba a dejar follarmela. Mis manos se perdían entre esas tetas que me habían cautivado.

Con mis empujones, nos acercamos donde estaban Bea y Carmen. Gloria las desató las manos para que pudieran joder mejor.

Carmen se quitó el consolador doble, y mientras se lo metía a su hermana, con la otra mano se asía a sus tetas, mamándoselas como nunca. Estaba desquiciada. Bea, introdujo dos dedos en el conejo de su hermana.

Gloria empezó a chupar el culo de Carmen. Era lo que más cerca tenía. Cuando se separaba yo podía ver como el ano de Carmen se contraía y extendía solicitando acción. Para Gloria tampoco pasaba desapercibido y lo calmaba metiéndole la lengua.

Gloria volvió a ordenar.

Parad todos y limpiadle la polla. No quiero algo tan sucio dentro de mi coñito.

Y las dos hermanas volvieron a obedecer y me chuparon la polla y los huevos.

Ya esta bien, que la vais a desgastar. Folladme todos.

La tumbamos boca arriba. Yo la metí la polla, mi mujer la mordía el clítoris como podía y Carmen la pellizcaba y mordisqueaba los pezones, empezó a gemir y arquearse.

Soy una puta, folladme cabrones, soy una mala puta.

Puta de mierda, cómeme el coño. Dijo Carmen.

Y tú a mi también hermanita, replicó Bea.

Y allí estábamos. Bea chupándose sus propias tetas, de pie, su hermana, de rodillas, cogiendo el culo de Bea con ambas manos y chupándole el coño. Mi posición no me dejaba ver si algún dedito estaba en el culo o no, pero a mí me daba igual, yo pensaba que sí.. Y Gloria, tumbada, comiéndole el coño a Carmen mientras yo me la tiraba.

Tuvimos un orgasmo en cascada, primero Bea, luego Carmen, el de gloria que fue un poco escandaloso, la tuvimos que tapar la boca. Y luego yo, dejando mi semen en los labios vaginales de Gloria, para que mi mujer se lo comiera.

La verdad, es que no estuvo mal la noche de Reyes, y eso que al principio pintaba mal.

Gloria es uno más de la familia ahora. Tanto que nos estamos planteándonos hacer un viaje a Latinoamérica este verano. Cuento con vuestra ayuda para escribir otro relato a la vuelta de vacaciones. Si antes no me ocurre algo.

Por Scorpio26

lunes, 29 de marzo de 2021

A Scream in the Streets


Se asignan dos detectives de Los Ángeles para localizar y arrestar a un brutal violador-asesino que aterroriza a la ciudad. Su trabajo se complica por el hecho de que el asesino puede evitar la captura porque puede hacerse pasar por mujer.

Inglés

Colección X No.15 - Fanny Hill, Comix




Mi niño


Se que lo que voy a contar hay mucha gente que lo ve mal, e incluso yo misma dudo si esta bien o mal, pero las cosas a veces ocurren de una cierta manera, y nadie puede cambiarlas.

Tengo 35 años, estoy casada y tengo un hijo de 15 años. Como todos los veranos, cuando el chico comienza sus vacaciones, nos trasladamos a una casa que tenemos en la playa. Yo paso allí el verano con el, y mi marido viene los fines de semana a descansar del trabajo con nosotros. Pero el verano pasado sucedió algo que hizo que todo cambiase.

Mi marido, desde que mi hijo era muy pequeño, siempre que se marchaba le decía que cuidase de su madre, y el tomándoselo muy en serio, no se separaba de mi ni un momento. Incluso por las noches, cuando mi marido no estaba, dormía conmigo. Esto había sido una costumbre de todos los años, pero este verano fue diferente.

La primera noche que pasamos solos, algo me despertó. Mi hijo estaba completamente pegado a mi y con su mano sujetaba mi cadera. Note como su pene estaba erecto y lo rozaba contra mis nalgas. Me puse muy nerviosa y no supe que hacer, así que me quede inmóvil y decidí hacer como si siguiera dormida. Cada vez lo rozaba con mas fuerza hasta que oí como se escaba un gemido de su boca e inmediatamente se giro hacia el otro lado para eyacular sobre las sabanas. Al cabo de unos minutos se levanto y fue al baño a lavarse. Yo me di la vuelta y palpe con mi mano las sabanas para comprobar que era cierto lo que había sucedió, porque todavía no era capaz de creérmelo. Efectivamente toque con mis dedos su eyaculación sobre las sabanas. Cuando oí que volvía a la habitación, me coloque como estaba y seguí haciéndome la dormida. El, limpio las sabanas con unos pañuelos de papel y se tendió en la cama para dormir.


Estuve toda la noche dándole vueltas a lo que había pasado, no sabia que hacer. No me atrevía a decirle nada porque mi hijo siempre había sido un niño muy retraído y sabia que un comentario mío sobre eso haría que se encerrase en si mismo. Quizás lo que había ocurrido es que había tenido un sueño erótico y se había despertado en ese estado, y yo le estaba dando mas importancia de la que en realidad tenia.

A la mañana siguiente, decidí comportarme con total normalidad. Al principio, mi hijo no se atrevía a mirarme de frente, me esquivaba la mirada, pero como yo seguí comportándome con normalidad, según fue transcurriendo el día, el recobro también la normalidad.

Al llegar la noche, me acosté pronto porque la noche anterior prácticamente no había pegado ojo y estaba realmente cansada. Mi hijo se quedo viendo la tele hasta tarde, pero (lo que somos las madres ) en cuanto entro en la habitación me desperté. Me quede inmóvil haciéndome la dormida para ver lo que hacia. Se tumbo en la cama, un poco incorporado, y note como una de sus manos tocaba mis muslos. Los rozaba suavemente para no despertarme, mientras con la otra mano tocaba su pene. Poco a poco su mano fue subiendo hasta llegar a mis nalgas, metió sus dedos por debajo de la goma de mis braguitas y las retiro un poco.

Me acariciaba suavemente, como con miedo. Sus dedos fueron bajando hasta llegar a la entrada de mi vagina, los mojo en ella y se los llevo a la nariz para olerlos, luego los llevo a su boca y los chupo. La mano que tenia en su pene cada vez se movía mas deprisa, se notaba que estaba enormemente excitado. Al cabo de un rato de acariciar mi vagina, se pego a mi, e introdujo el glande dentro de ella, dejando el reto del pene fuera, que seguía masajeando con su mano. Note como se tensaba todo su cuerpo y como entraba su leche caliente dentro de mi vagina. Mi excitación fue tremenda, la mayor de mi vida, pero yo no podía moverme, tenia que seguir haciendo que dormía. Al cabo de unos minutos mi hijo se levanto y fue al baño a lavarse y regreso al dormitorio con una toalla húmeda con la que me limpio con mucho cuidado.

Estaba muy confusa, por un lado pensaba que eso no estaba bien, que era su madre y no podía dejar que eso ocurriera, y por otro lado estaba teniendo la experiencia mas bonita y mas excitante de mi vida. Mi hijo, mi dulce niño, estaba descubriendo el sexo conmigo. Recordaba cuando era pequeño, cuando tenia un par de años, esa edad en la que descubren todo, y recordaba como con esa edad cogía mis pechos en cualquier sitio para jugar con ellos, haciéndome pasar a veces verdadera vergüenza. Por otra parte pensaba que tenia una edad en la era normal que empezase a tener deseos sexuales, y que, cuando fuese mas mayor y tuviese una novia, todo eso pasaría y quedaría olvidado. Así que por que no dejar que siguiese aprendiendo y disfrutando.

A la noche siguiente, antes de irme a dormir le dije:

- Mira hijo, esta mañana estuve en el medico porque llevo unos días que me encuentro algo cansada y con dolor de cabeza, y me dijo que posiblemente era porque no estoy descansando bien, así que me ha dado unas pastillas para dormir. Si ves que me llamas para algo y no me despierto no te asustes, porque con estas pastillas voy a dormir muy profundamente.

Al decirle esto, note como sus ojos se iluminaron. Era perfecto, había inventado una escusa para que el pudiera disfrutar libremente de mi cuerpo sin ningún reparo.

Me acosté y al cabo de una hora entro mi hijo en la habitación. Me llamo varias veces y me movió para asegurarse de que estaba profundamente dormida. Yo permanecí totalmente inmóvil. Se desnudo totalmente y me volvió para que quedase boca arriba sobre la cama. Se puso de rodillas sobre la cama y comenzó a desnudarme. Acariciaba mis pechos con las dos manos como si estuviera tocando algo prohibido. Notaba su pene erecto sobre mis muslos.

Note como bajo mis bragas hasta sacarlas y como su mano rozaba suavemente mi vello púbico, enredaba sus dedos en el. Separo un poco mis piernas para dejar mi sexo a la vista y comenzó a acariciarlo con sus dos manos, lo miraba y lo tocaba, abría mis labios y pasaba sus dedos por ellos, por mi clítoris. Yo permanecía quieta y me concentraba para que no se escapase de mi boca ningún gemido, porque estaba tremendamente excitada. Introdujo uno de sus dedos en mi vagina y comenzó a moverlo en círculos, luego introdujo otro. Note como acercaba su boca a mi sexo y como su lengua salía de su boca para ir recorriéndolo, su lengua se introducía en mi vagina, sus labios presionaban mi clítoris y su pene cada vez mas erecto rozaba mis piernas mojándolas con las primeras gotitas que se escapaban de el. No pude aguantar mas y note como un fuerte orgasmo se apoderaba de mi cuerpo convulsionándolo.

Mi hijo ante esto se excito todavía mas y abrió mas mis piernas para ponerse entre ellas y fue metiendo su pene en mi coño suavemente hasta que llego al fondo. No le había dado tiempo todavía a moverse, cuando su leche comenzó a salir inundándome por completo. Su boca estaba sobre uno de mis pechos y se agarraba con fuerza a mi pezón mientras sentía la locura. Tras el orgasmo permaneció quieto dentro de mi, y al cabo de unos minutos su pene volvió a ponerse duro y tenso y comenzó a bombearme, primero despacio y luego cada vez con mas intensidad, sus manos se agarraba a mis pechos como un naufrago a un salvavidas y su lengua se introducía dentro de mi boca.

No pude mas, no podía permanecer mas tiempo inmóvil, estaba sintiendo como ardía todo mi cuerpo así que abrí los ojos, correspondí a mi hijo en sus besos y me abrace a el para mover mis caderas al ritmo que marcaban sus embestidas. Sujetaba sus nalgas con mis manos para apretarlo fuertemente contra mi, y el parecía como loco, entrando y saliendo de mi cuerpo y gimiendo como un animal. Note que llegaba mi orgasmo y entre gemidos de placer le dije " sigue mi niño, lo estas haciendo muy bien, no pares" y un temblor recorrió todo mi cuerpo mientras sentía a mi hijo corriéndose dentro de mi como un toro.

Estuvimos toda la noche, y muchas noches mas follando como locos, y ese ha sido nuestro secreto desde entonces.

Por Alejandra

viernes, 26 de marzo de 2021

Apousies (AKA Absences)


Una historia familiar de incesto, decadencia y desolación justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Después de que la madre abandona a la familia, el padre, un ex terrateniente rico, pierde la mayor parte de su dinero jugando mientras mantiene a sus tres hijas y a un nieto ilegítimo. Después de la muerte del padre, comienza el enfrentamiento entre hermanas cuando cada una reivindica sus propios derechos a la dignidad, el respeto por sí misma y el rechazo a la culpa.

Griego/Inglés

Colección X No.14 - Marie Gabrielle II, Comix




Complejo de Electra


Este episodio en mi vida, es un hecho real que ocurrió aproximadamente hace 5 años y quiero contarlo a raíz de haber leído algunos similares en esta página y descubrir que este tabú, después de todo no es tan anormal como a mí me parecía .

Soy un hombre casado, profesional, hoy de 47 años, de buena presencia, con una esposa también profesional y una hija de 23 años, ya independiente que no vive con nosotros.

No sé como hilvanar esta historia porque el comienzo en sí mismo se pierde en el tiempo, pero en fin, trataré de no enredarme en la confusión de recuerdos. Siempre llevé una vida normal , con los altibajos de todo matrimonio, con una hija que siempre estuvo muy pegada a nosotros y con la cual nos comentábamos casi todos los temas que nos iban ocurriendo. Silvana, desde pequeña fue una chica muy juguetona y alegre, gastándonos continuamente bromas y chistes, tratándonos a veces como amigos y no como padre e hija.


Hubo una época creo que al cumplir ella 17 años que comenzó a observarme como me vestía, que posturas tomaba y que decía, me agradó esa atención que me brindaba y comenzamos a salir juntos, por ejemplo cuando ella quería comprarse ropa y allí se iniciaron unos juegos que parecían no propios de la relación padre-hija. En mi casa, siempre tuvimos la libertad los tres de estar en ropa interior sin ningún problema, no nos parecía nada raro; mi esposa con pequeñas tangas y corpiño, mi hija igual y yo en slips, nunca usé ropa interior tipo bóxer porque no me gusta, es más, cuando veraneábamos fuera del país, mi esposa siempre hacía topless y en una de oportunidades fuimos con Silvana, aunque ella nunca se sacó el corpiño.

Noté como me observaba mi slip de baño, pequeño, de Lycra, aún mas chico que los que se usan para natación, pensé naturalmente que al no haber tenido relaciones sexuales, le intrigaba el sexo opuesto, sin darle mayor importancia. Así siguió todo, hasta que un día hallándome en nuestro hogar (vivimos en Argentina) , en momentos que estábamos jugando con nuestro perrito, me tocó suavemente con su mano mi bulto, diciendo " Hoop ", como una broma para que yo me lleve mis manos protegiendo mi sexo ante un probable golpe, la postura que tomamos los hombres, corriéndome involuntariamente hacia atrás, como vi que se reía, me reí también y me dijo, te asustaste no? Y sí, le contesté, tenè cuidado con eso.

Y ahí quedó, pero se fue repitiendo y quedó como algo normal en nuestros juegos, hasta que la mano, quedaba por breves segundos sobre mi pantalón; en otro momento, me tomó directamente con su mano, sin soltarme y me dijo pícaramente, silba, si no silbas no te suelto, ese contacto mas largo me produjo cierto placer y confusión, se mezclo todo, mil rol de padre, como es que me estaba gustando que mi hija me tome mi pene , quería silbar y a la vez me reía retardando el momento de hacerlo, hasta que lo hice y en ese momento realicé lo mismo sobre uno de sus pechos, tomándole un pezón sobre su remerita, ella se movía, reía, trataba de silbar pero no le salía nada, diciéndome no se silbar, vas a tener que aprender le contesté, hasta que le salió una especie de silbido, eso duró mas o menos un minuto, y me di cuenta que tenía una leve erección. Salvó la situación la llegada de mi esposa y seguimos con otra cosa.

Cuando cumplió 18 años comenzó a salir con un chico de su edad y aparentemente se llevaba bien, pero no terminaron esos juegos, inició otro, que consistía que cuando yo estaba leyendo, venía y se tiraba arriba mío, sentándose sobre mis piernas y abrazándome, apretándome la cara sobre sus pechos, luego se iba riendo. Una tarde de un día sábado me pidió que la acompañase al Shopping ya que quería ver vestidos para una fiesta, cuando salimos de casa, me dijo, ponerme el brazo sobre los hombros como si fuera tu novia para ver que cara ponen los tipos cuando observen a un hombre maduro con una chica, le seguí la corriente y ella me tomó de la cintura, expresándome que no se imaginarían que éramos padre e hija, me gustó la situación y continuamos.

En el shopping se probó un montón de ropa y en un momento me pidió que le dé mi opinión sobre una prenda, un top laminado en dorado, bastante exiguo, le dije que otro negro me parecía mas a tono con el pantalón que había elegido y ahí, en el probador se lo sacó, quedó con sus tetas al aire, frente a mí, tomó el otro se lo puso y ahí salí del pequeño lugar, bastante turbado, pero excitado. Silvana se había convertido en toda una mujer, es unos centímetros mas baja que yo mas , ya que mide aproximadamente 1,70, pechos medianos y una cola espectacular, con un cuerpo delgado, parecido al de su madre.

A la semana, en uno de sus juegos, cuando estaba acostado se vino sobre mí y sobre la sábana me tomó el pene en forma mas intensa y prolongada que lo habitual, ahí me incorporé, la tomé de los hombros y la di vuelta , colocándome semi erguido sobre ella, y con una mano le bajé el corpiño y con la boca le mordí suavemente un pezón, y seguí con el otro, mientras Silvana hacía como que se quería salir de la posición, riéndose mientras me decía que la estaba mordiendo fuerte, la solté cuando note mi erección y que ya me estaba yendo del juego, ella se dio cuenta, observó el bulto formado abajo del slip y salió de mi habitación sonriendo. Esto se repitió a la semana en el Living y terminó cuando sonó la campanilla del teléfono. Al mes siguiente, enero, alquilé una casa sobre la Costa de Buenos Aires y nos trasladamos los tres.

En un balneario cercano, tomamos una carpa y comenzaron los días de indolencia total, descansando y tomando sol. Silvana iba a bailar casi todas las noches y llegaba a la playa después del mediodía, siendo invariable que me pidiera que le pasara bronceador sobre la espalda, se desabrochaba el corpiño y se quedaba quieta, pidiéndole que lo extendiera sobre su cola también, eso me era chocante porque estaba mi esposa y generalmente le decía que se lo pase ella, excepto una vez que estábamos solos y accedí con mucha excitación a su pedido, fue un placer prohibido, acariciar esa cola dura y perfecta, con la tanga metida dentro, ya que era tipo colaless, abría un poco las piernas, notando como la poca tela se metía dentro de los labios de la vagina y en esa posición le pasé suavemente mis dedos sobre ella, no hizo ningún movimiento y luego , pasando el protector sobre la cara interna de los muslos, se la volví a tocar, también sin respuesta, terminé con las piernas y al regresar mi esposa, ya había finalizado, pero no podía sacarme de la cabeza que le había tocado la conchita a Silvana y me había excitado y seguía excitado, por lo que pretextando que estaba con un poco de sueño, me fui a casa.

Cuando llegué me taré sobre la cama, me saqué el slip y comencé a masturbarme pensando en lo que había pasado, acabé entre mis manos, quedándome dormido casi inmediatamente, hasta que escuche un ruido, abrí los ojos y vi a Silvana parada al costado de la cama, observándome; hice al ademán de taparme con la sábana, sonriendo torpemente, ella se acercó y comenzó con su juego, tocándome el pene, esta vez sin nada, se me paró inmediatamente, la tomé, la puse sobre la cama , le saqué el corpiño y le besé los pezones, los dos sin decir nada, sin mirarnos, así estuve unos minutos, cuando me acosté de espaldas y le dije, venì sentate arriba mío, ella todavía con su tanga, se subió y apoyó su vagina sobre mi pene, colocando sus manos sobre mi pecho, nos movíamos lentamente, con suavidad, mi erección era impresionante, le acariciaba sus pechos, sus pezones rosados, ella cerraba los ojos, hasta que de desanudé los dos costados de la tanguita y la tire para delante, quedando desnudos los dos, sexo contra sexo, Silvana se movía más y con una mano le toqué el clítoris, notando que estaba super mojada, su flujo me había bañado mi pene, pero no la quería penetrar, quería seguir así, pero Silvana me miró, me la agarró y metió mi glande en su vagina mientras me decía, " no te preocupes, no soy virgen y ya tengo un Diu ", eso me excitó mas y me dejé llevar, mi miembro se introdujo todo, siguiendo con movimientos mas fuertes, no podía creerlo, me estaba cogiendo a mi hija y me gustaba, me sentía muy depravado pero muy caliente, no cambiamos de posición, era como que ninguno de los dos quería romper con nada ese momento, no nos besamos, solo caricias con las manos. No estuvimos mucho tiempo, habrán sido 10 minutos de penetración, cuando Silvana con suaves gemidos tuvo un prolongado orgasmo, yo podía haber seguido pera esa visión de mi hija, acabando montada en mi miembro, sintiendo esa concha muy ajustada, muy suave, fue demasiado, la quise sacar, me lo impidió con su mano y la llene con mi semen, fue impresionante, no terminaba de vaciarme dentro de ella y ella tuvo otro orgasmo, diciendo que sentía los chorritos de mi semen bien adentro de su concha.

Nos miramos sonriendo y le dije que se duchara porque podía venir su madre y se iba a armar un despelote terrible, se paró y se fue al baño, pero volvió al instante y parada desnuda frente a mi , dijo, abriendo una de sus piernas, mira tu leche papá como me sale de adentro y era verdad, un borbotón de esperma blanco corría desde los labios de su concha, por la cara interna de un muslo, la toqué y con mis dedos la regresé adentro de la vagina, me volví a excitar, me paré, la agarré de la mano y olvidando que mi esposa podía volver, fuimos a la ducha juntos, abrí la canilla, la coloqué contra la pared, en donde apoyó las manos, tirando la cola para atrás y así la penetré nuevamente, moviéndonos febrilmente, hasta que se dio vuelta, levantó una de sus piernas, apoyándose con su pie sobre el borde de la bañera, se la metió dentro nuevamente, se abrazó por mi cuello y allí sí nos besamos, primero mi lengua dentro de la boca de ella y luego la lengua de ella dentro de la mía, creo que en ese instante tuvo otro orgasmo y yo el mío, Silvana siguió besándome, chupándome la barbilla y mi cuello, hasta que nos serenamos los dos, volví a la cordura y la dejé bañándose sola, me sequé, volví a la habitación y así desnudo, feliz y preocupado me tiré en la cama, llegando Laura, mi esposa, exclamando, no seas burro, no estés en pelotas que Silvana se está bañando y te puede ver, por lo menos cerrá la puerta !.

Luego de esto, volvimos a Bs.As, pasaron los días, con sonrisas cómplices, pero no hubo mas juegos, sí cuando podía me daba un suave beso en los labios y cuando Laura no miraba, sacaba una teta y me la mostraba , como otro tipo de juego, pero esto también se fue agotando, Silvana siguió afianzándose con su novio y volvimos lentamente a la relación anterior, sin repetir esa tarde de sexo, sin haber hablado nunca de lo que pasó, como si no hubiera sucedido y yo lo fui dejando de lado cada vez más, hasta que leí los relatos de incesto y ahí reviví ese suceso y se me ocurrió contarlo por si a alguien le sirve y está en una situación similar.

Por Marl

jueves, 25 de marzo de 2021

Fast Lane to Malibu


Dos compañeros de cuarto toman el carril rápido hacia Malibú, donde tendrán una fiesta realmente salvaje.

Magnet Link
Inglés

Colección X No.13 - El Bastardo de Venus, Comix





Todo empezó con una inyección


Soy de un lugar donde la gente es muy conservadora y poco maliciosa, por lo general casi todos los vecinos nos conocemos y, por tanto, los lazos familiares siempre son fuertes.

Yo vivo solo con mi madre, Lulita como la llaman sus amigas. Es una mujer que admiro, respeto y quiero mucho. Desde que yo tenía 8 años se hace cargo de mí, ya que mi padre falleció en un accidente de trabajo y con poco dinero del seguro y una propiedad rural, mi madre invirtió en una refaccionaria. Conocía el negocio bien, pues ya había trabajado en una cuando soltera, así que es lógico que nos fuera bastante bien. Mide 1.77 de estatura (según su pasaporte), morena clara, cintura bien delineada, busto pequeño pero bien redondeado, ojos color miel, cabello negro, cara del tipo infantil y con una nalgas increíblemente bellas que acentúan su cinturita y moldean unas piernas bien ejercitadas y largas.

Mi vida sexual era normal, veía películas con mis amigos, algunas experiencias curiosas con mis novias y lo poco que veía en revistas e internet. Mi curiosidad sexual para ese entonces (25 años) ocupaba casi todas mis fantasías, sueños y temores, pero no había llegado aún a tener sexo completo con una mujer, la verdad me da un poco de temor.


Mi madre quien nunca figuraba en esas fantasías, sufrió repentinamente un problema de salud por la falta de descanso; comenzó con severas depresiones y cambios de ánimo. Yo me hacía cargo del negocio todas las tardes, negocio del que ya teníamos dos pequeñas sucursales más. Mi madre llevaba las cuentas y todo lo referente a los inventarios y trámites administrativos, yo simplemente superviso a los vendedores de las 3 tiendas y trato con los proveedores.

Yo soy su orgullo, así que no era raro saber que todos sus planes se vinculaban conmigo, sin embargo jamás me mostraba su "yo" oculto, sus sueños, ilusiones, o pasiones. Su comportamiento en casa era normal, pocas veces la vi en ropa interior o con ropa que mostrara sus atributos provocativamente lo que se reflejo una relación sana entre nosotros.

En esos días comenzamos a hablar cosas que jamás tocábamos, sus mejores recuerdos, sus peores momentos, sus sueños y muchas otras cosas más. Su estado de ánimo cambio, era un poco más abierta y franca, era más una amiga que una madre.

Para complicar su salud, adquirió faringitis y en consecuencia un dolor de garganta y fiebre muy fuertes. La depresión volvió a la carga y se volvió introvertida. Yo seguía ataviado con el negocio, aprendiendo más sobre su administración, así que me limitaba a llevarle su medicina, mimarla un poco y darle de cenar algo ligero y sin grasa, pues no podía ingerir nada sin sentir dolor en la garganta.

Al llegar el sábado por la mañana, mi madre no puede localizar a la señora Fina, anciana encargada de inyectar a media ciudad y tampoco a su amiga Claudia, personas que generalmente la inyectaban cuando se daba el raro caso de que se enfermara, así que se acostó temprano y trato de dormir. Al mediodía la llame por teléfono para ver como seguía y pedirle unos datos, me indicó que tenía fiebre y bastante molestia de la garganta, por lo que había decidido que se iba a inyectar ella misma.

--Estás segura de que puedes inyectarte sola?

--Que remedio, no puedo suspender las inyecciones.

--Y si vamos a la farmacia, tal vez la que le ayuda al doctor pueda inyectarte.

--No lo creo, además me da vergüenza.

--Y porque con Doña Fina no?

--Es diferente, esa mujer le conoce las pompis a todo el pueblo.

Reímos un rato y seguimos buscando opciones: la clínica, otras amigas e incluso le hablamos a varias pero ninguna sabían inyectar.

--Y si te inyecto yo?

--Tú no sabes hacerlo.

--Enséñame, que tan difícil puede ser.

--Y que aprendas conmigo!, no lo creo.

--Con quien quieres que aprenda?, ayudando a Dona Fina?

--Esta bien, trae la jeringa, alcohol, algodón aquí tengo las ampolletas.

Me explicó como se prepara la inyección, que es necesario limpiar el lugar del pinchazo con alcohol y que la nalga (pompi como ella le dice) se divide en 4 partes imaginarias, debiendo inyectar la parte de arriba a la derecha. El pinchazo debe ser fuerte pero no violento, en fin todas las recomendaciones pues le preocupaba su pompi.

Al decidir que todo estaba listo, se metió al vestidor con movimientos torpes, se puso un short bastante flojo y regresó a su cama.

--Listo, deja me pongo boca abajo.

--Yo revise la jeringa revisando que saliera un poco de líquido

Entonces ella acomodada boca abajo en la cama, con su mano izquierda sujeto el elástico del short, titubeo un poco y luego lo bajo despacio desnudando apenas la mitad de su pompis derecha.

Fue entonces cuando descubrí que no tenía nada bajo el short. Su pompi era considerablemente más blanca que el resto de su piel, firme y tensa por el momento, pero muy carnosa.

--recuerda que debes dividir en 4 la pompi y poner alcohol antes de picar.

--OK!

Al frotar el algodón empapado en alcohol en la parte del blanco, ella bajo un poco más el short mostrando casi toda la pompi y la división con la otra pompi. Me percate que ella no quería ver nada por miedo al pinchazo.

Sujete un poco su pompa levantando un poco su carne y di el pinchazo, inyecte lentamente el líquido blancuzco y al sacar la aguja, presione con el algodón y masaje un poco para evitar que se formara una bolita con el medicamento inyectado. Le di una nalgada y subí su short.

--Listo, te dolió?

--Casi ni la sentí, tienes buena mano.

--Entonces le haré la competencia a Dona Fina, no crees?

--Tendrás que ser anciano para poder ver las pompis de todo el pueblo.

--Bueno, no soy tan viejo y ya pude ver tu pompi desnuda.

--Bueno...... fue una emergencia, eres mi hijo y además el hombre de la casa. A nadie más le dejaría ver ni pompis.

Esas ultimas palabras me causaron una sensación muy extraña. Pensé en eso toda la tarde y trate de olvidarlo.

Por la noche mi madre, trató nuevamente de localizar a Doña Fina pero era inútil, ella estaba cuidando a una mujer mayor bastante grave en una ranchería cercana, no podía ayudarnos.

--Bueno señor de la casa. Creo que tendrá que inyectarme de nuevo.

--Esta bien señora, pero le costará 30 pesos.

--Le cobrarás a tu madre?

--Eso cobra la señora por dos inyecciones.

--Y si no te pago?

--Esta bien, haré una excepción por esta vez.

--Menudo pillo tengo por hijo.

Mientras bromeábamos ella se encamino a su vestidor y se colocó un nuevo short. Al repetir el procedimiento, se acostó y trató de bajarse el elástico esta vez de la pompis izquierda, para su sorpresa el short era más rígido y el elástico menos flexible.

--A ver déjame ayudarte.

--Esta muy duro, no logro bajarlo.

Lo sujete con ambas manos y ella se despegó un poco de la cama para ayudar, el short cedió pero debido a la rigidez bajo parejo. Podía ver ambas nalgas desnudas en un 80 %.. Mi madre se paralizo pero no dijo nada; repetí los pasos, pero esta vez trazando una cruz tocando su nalga y escogí el cuarto indicado para pinchar.

--Listo señora, le dolió?

--Nada doctor, es usted excelente.

--Gracias, de aquí en adelante yo seré su doctor particular, ¿entendido?

--Sí doctor.

Le subí el short para cubrir sus nalgas desnudas por varios minutos y ella permaneció acostada.

--Doctor, olvida algo.

--Imposible?

--Masajear para que no se acumule el liquido que me inyecto.

--Es verdad.

Vuelvo a bajar el short descubriendo nuevamente su hermoso culo y esta vez más abajo que antes, sobe la zona de la inyección sin alcohol solo con dos dedos por un minuto mientras me deleitaba con la vista. Pensaba encontrar algunos pelitos donde termina su vagina pero fue inútil no se veía nada.

--Hemos terminado señora.

--Gracias de nuevo doctor.

Le di su nalgada y le subí el short.

El resto de la noche no pude dejar de sentir esa sensación erótica que me invadía, estaba excitado, vi desnudo el culo de mi madre con su autorización y ella pareció no apenarse. Toda la noche recordé la escena dormitando a ratos, la razón era clara me hipnotizó el culo de mi madre.

--¿Cómo amaneciste mamá?

--Mejor hijo, solo que me sigue doliendo la garganta aunque ya menos.

--Que te parece si salimos al cine, pasan buenas películas, te distraerás un poco y ya verás que te sentirás mejor.

--Me parece bien.

--Solo apúrate para invitarte a comer y de ahí nos vamos.

--¿A comer?, y eso

--Bueno tu vas a pagar

--A no, si un hombre invita a una dama el debe pagar.

--Solo que sea con trabajo porque mi jefa no me ha pagado mi quincena.

--Esta bien, me rindo eres un pillo.

Salió de la cocina y se tardo como 45 minutos, al regresar venia carrereada buscando algo sobre la mesa.

--¿Que buscas, mamá?

--jeringas desechables, parece que se terminaron

--Dame dinero para ir a comprar una aquí a la vuelta

--Ten, apúrate sino no alcanzamos a comer y ver la película

--No me tardo

Al llegar a la farmacia a dos cuadras de casa, me encontré con unos amigos y platicamos un poco sobre tonterías. Al notar mi retraso me despedí rápido y salí corriendo.

--Ya vine.

--¿Porque te tardaste?, la encontraste?

--Sí compre 6.

--Creo que no vamos a llegar.

--Cámbiate, te inyecto y nos vamos.

--Cambiarme? Ya no hay tiempo, prepara la inyección.

Sin saber que quería hacer prepare la inyección y probé la jeringa derramando unas gotas. Mi madre me indicó que la siguiera, llegamos a la sala y me indicó que me sentara, se coloco sobre el sillón pero de pie y por su posición asumí que debía inyectarla ahí mismo.

--Aquí te voy a inyectar?

--Si apúrate.

Levante su falda rápidamente hasta su cintura, llevaba puesto un discreto bikini blanco que le cubría casi todas su nalgas, pero era algo trasparente. Ella con sus manos fijó la falda levantada a la altura de la cintura. Temblando sujete su bikini, y lo jale hasta librar sus dos nalgas. Por la posición el bikini se deslizó apenas librando ambas nalgas. Increíble, tenía ante mi un culo blanco. Podía percibir apenas la orillita de su concha depilada y aprisionada por sus nalgas. El ano no era poco visible, así que cuando seleccione la nalga y trace la cruz para dividirla, agarre la nalga derecha y la sujete para inyectar, en ese momento se descubrió el ano pequeñito, morenito y delicioso.

Termine de inyectar.

--No olvides sobar señor doctor.

--No señora.

Sobé un minuto aproximadamente apreciando aquel paraíso. Deje la jeringa en la mesita de un lado y le subí el bikini mientras ella se incorporaba. Al llegar a su lugar acomode el elástico sobre su cintura y el de sus nalgas. Al terminar ella dejo caer la falda y se volteo.

--Gracias señor doctor, es usted un maestro, no me dolió nada, sin embargo olvido su nalgada.

--Perdón es por los nervios.

--Olvídalo yo tuve la culpa, creo que viste más de lo que verás en el cine.

Sin darme cuenta me sonroje por la pena.

--No te apenes, el cuerpo es algo hermoso y natural, además confío en ti y recuerda que debemos cuidarnos mutuamente, no tenemos a nadie más

--Así es.

--Vamonos señor doctor o no llegaremos a la película

Pasamos toda la tarde en recorriendo unas tiendas de ropa de mujer, vimos dos películas, cenamos y en cada momento mis pensamientos estaban absortos en esa excitación, en ese erotismo. De reojo, cuando no podía verme, admiraba a mi madre, aún joven, bien formada, seria y cariñosa. Estaba orgulloso de ella y también algo atraído.

Al llegar a casa nos duchamos, cada quien en su baño y nos pusimos en ropa de dormir reuniéndonos en la sala para ver TV.

--Mamá, ¿porque dices que soy el hombre de la casa?, no la mantengo.

--No tienes que hacerlo para ser el hombre

--No entiendo

--Quiero decir que varón en esta casa, tienes autoridad y el derecho para opinar, tomar decisiones y cumplir con tus deberes, ya eres todo un hombre.

--Que deberes?

--Cuidarme, mimarme, protegerme y curarme como lo haces ahora.

--Porque preguntas tanto?

--Es que me siento un poco raro?

--Por lo de las inyecciones?

--Sí, es que verte así.... nunca lo había hecho

--Tampoco yo me acostumbro del todo, pero era necesario que vieras mis pompis desnudas para poder inyectarme y cuidarme como lo has hecho; además, te diré algo, estoy orgullosa de mi cuerpo y lo cuido para que luzca hermoso, por eso me ejercito a diario. Cuando vivía tu padre me decía que era muy hermosa, me veía desnuda mientras dormía acariciándome tiernamente, nadie más, aparte de Fina, me había visto desnudas mis pompis, hasta ayer. Pero al no estar tu padre, creo que tienes derecho de verme porque eres además de mi hijo, el hombre que me cuida

--Entonces no es malo que yo te vea desnuda?

--No lo es, solo cuando yo te lo permita. ¿Que sientes al respecto?

--Mucha excitación, nunca había visto a nadie desnuda

--Te diré que sentí un poco de pena pero ahora estoy más tranquila porque lo hablamos

--Tu que sentiste cuando te desnude tus pompis?

--Lo pensé mucho antes de hacerlo pero al saber que me estabas viendo me excite un poquitín. Dime ¿qué viste exactamente?

-- tus pompis, tu ano y parte de tu conchita

--Bárbaro, viste todo eso en unos segundos?

--Si, ¿estuvo mal?

--No, viste lo que yo te permití ver, es muy natural.

La conversación siguió así, nuestra excitación crecía pero también nuestra confianza. Después nos concentramos en una película de la TV y guardamos silencio hasta tarde.

--Señor doctor, es hora de que me inyecte y se vaya a dormir.

--Sí señora.

Para mi sorpresa la inyecte apenas viendo media nalga. Decepcionado me fui a acostar. El resto de las inyecciones fueron iguales y finalmente recuperó su salud.

Después de algunos meses mi calentura desapareció. Éramos como antes, solo que más unidos. Cierto día en la cocina después de hacer cuentas, mi madre lavaba los platos y yo los ponía junto a ella. Sin saber porque, le di una nalgada suave sobre su falda de franela.

--Uyyy, y eso?

--Me la debías. Voy con mis amigos un rato y regreso.

--OK!, dame mi beso y pórtate bien.

Al acercarme para darle un beso, ella no volteó, de espaldas a mí tome su cintura con ambas manos y bese en la mejilla recargando mi cuerpo en su espalda. Ella estaba inmóvil.

Sin saber que hacer, recupere la vertical y despegue mi cuerpo. Ella volteó y mirándome de reojo sonrió un poco y picaramente me preguntó.

--¿Sucede algo?

No me atreví a responder.

--Por favor, dime lo que estas pensando en este momento

--Me apena

--Recuerda que no tenemos secretos

--Estoy excitado, al tocarte con mi cuerpo sentí extraño y recordé tus pompis desnudas

--Esta bien hijo, las hormonas te gobiernan, lo que quiere decir que estas listo para una mujer

--Desgraciadamente aun no la encuentro y dudo que llegue pronto, hasta hoy, a mi edad lo único que he visto desnudo son tus pompis, que ironía

--Oye.... mis pompis son hermosas, más que las de esas jovenzuelas que conocerás

--Si pero no cuentan, son las pompis de mi madre y las vi por emergencia

Mi madre sin voltear se quedó callada. Admiraba su hermosa cintura y el bulto de sus pompis sobre la falda.

--Tienes razón, fue una emergencia, pero en este momento parece que el de la emergencia eres tu

--No entiendo

--Anda travieso, satisface tu curiosidad, súbeme un poco la falda y disfruta un poco de la vista de mi pompis pero sin bajar mi bikini

Asombrado por lo que acababa de oír, me retire un poco hacia atrás y mire su trasero oculto por la falda de franela roja. Ella seguía concentrada lavando los platos. Me hinque, coloque mis manos sobre los extremos de su falta, la subí hasta descubrir sus muslos, continué subiendo y aprecie el paisaje de su bien formado trasero. Mi madre tomo la falta y la jalo hacia su frente presionándola entre su vientre y el lavaplatos. Su culo estaba totalmente disponible, apenas oculto por una prenda trasparente que dejaba ver su raya.

--Y bien, ¿qué opinas?

--Es muy hermoso tu trasero Lulita

--¿Quieres ver un poco más?

--Por favor

--Anda mete mi bikini entre mis pompis y toca un poco

Obedecí, jale los extremos y lo metí entre sus pompis, sus nalgas estaban desnudas. Acaricie en círculos apretando un poco. Masaje por un rato aquellas nalgas duras y carnosas.

--Bueno señor de la casa, creo que es hora de que me deje como estaba

Antes de desistir, me arme de valor y metí la mano entre sus nalgas recorriendo la vagina. Detecte sobre la prenda cierta humedad pero nada de bello púbico. Finalmente retrocedí, reajuste el bikini a su posición original y baje su falda. Sin decir más me disponía a salir de la casa cuando escuche

--Luego platicamos.

Ya con mis amigos conversamos de algunas cosas y derivamos en política. Al cabo de un rato caminaba hacia el parque completamente solo. Sin hacer nada pensé y pensé lo sucedido sin entender que pasaba. Finalmente no me preocupaba solo me excitaba. Al volver mamá limpiaba la alacena y pude apreciar que la cocina brillaba.

Fui a mi cuarto y de ahí al estudio. Algo inquieto salí al patio y me senté en la mesita de campo a meditar. Podía ver a mi madre moverse en la cocina sin que ella me viera. La vi desplazarse a su habitación y encenderse la luz del baño.

Entre y decidí bañarme yo también para la cena.

Salí de la ducha, me coloque un short sin trusa debajo (pues aún estaba excitado) y sin playera fui al estudio a revisar mi correo electrónico en la computadora. Estaba absorto en internet cuando Lulita entro

--¿Qué haces?

--Checo mi correo

--¿Quieres algo especial de cenar?

--Lo que tu desees esta bien, casi no tengo hambre

--OK

--Lulita.....

--Sí?

--Nada

Cenamos unas quesadillas platicando de trivialidades. Parecía como si yo estuviese recién regañado, estaba serio, corto y distante. Terminamos, colocamos los platos en la tarja y me dijo

--Luego los lavo, ¿ahora podemos hablar?

--Sí, ¿donde?

--En la sala

Caminamos a la sala y ambos nos sentamos en el sillón grande frente a la TV. No encendimos el televisor. Lulita me miro y comenzó la plática.

--¿Como te sientes?

--Extraño de nuevo

Sin dejar de mirarme calló unos minutos eternos para mí

--¿Quieres preguntar algo?

--Es un poco intimo

--No importa

--¿Te depilas tu monte de venus?

--Sí, me siento más libre y limpia, ¿cómo lo notaste?

--Al tocarte sobre el bikini sentí tu piel sin bello

--Me gusta depilarme todo el cuerpo, lo hago desde adolescente, ¿y tu?

--No.

--Deberías rasurarte, es más higiénico.

--Me da un poco de miedo, es una zona peligrosa.

--Si no te apenas yo puedo hacerlo.

--No, yo lo haré.

--Desconfiado ehhh.

Esa misma noche y con ayuda de un espejo y en una posición bastante incomoda me rasure todo, quedo como de recién nacido. Aproveche y recorte un poco el bello de mis axilas. Me aplique talco y decidí dormir desnudo.

En la mañana después de la ducha, encontré a Lulita aplicada en la estufa con una larga bata rosa y el pelo aún mojado

--¿Te salió agua caliente amor?

--Tibia, creo que casi te la acabas

--Sorry

--Qué tal te fue, ¿te rasuraste amor?

--Anoche, es bastante más difícil de lo que parece

--Es cuestión de acostumbrarse, yo lo hice hace unos minutos sin ningún problema

--Aún así, me tarde casi una hora

--Y ¿cómo quedo?

-- Como bebe.

-- Haber déjame verte.

-- ¿Quieres que te lo muestre?, creo que no, me da pena.

--Yo te mostré mis pompis recuérdalo.

--No me convences.

-- Mira, para que te tranquilices, me muestras como te quedo depilado y yo te muestro mis

pompis, ¿de acuerdo?

--No me parece justo, yo ya conozco tus pompis y tu no conoces lo mío

-- ¿Entonces que te parece justo?

-- Muéstrame tu conchita depilada y yo te muestro lo mío, así ambos estaremos en igualdad de condiciones.

Se quedo pensando y finalmente.......

--Esta bien, ¿cómo lo haremos?

--Me acuesto en la alfombra y tu me revisas, luego lo hacemos al revés

--Es un poco bochornoso, ¿no crees?

--Entonces ¿cómo?

--Los dos al mismo tiempo. Te acuestas boca arriba y te tapas los ojos, yo me coloco sobre ti en 69 y te aviso, tu te descubres y me ves mientras yo te descubro y te veo.

--Esta bien

Me acosté en la alfombra de la sala sin quitarme el pans, cerré los ojos y espere

--Ya me quite mi bikini, me verás cuando levantes la bata de baño, y ¿tu calzoncillo?

--No traigo ropa interior

--Guuuaaauuuu, nada más me coloco en posición y te aviso

Tomamos posiciones con movimientos algo torpes y risas de nervios.

Al estar en 69, despegados (ella estaba de perrito y yo acostado) me dio la señal. Comenzó a bajar mis pans cuando asomo mi pene en vertical. Lulita siguió bajando mis pans hasta llegar a las rodillas.

--Quedo como bebe, limpio.

Con angustia subí su bata colocándola sobre su espalda, su culo estaba desnudo y su concha impecable como ella dijo. Sentí su cálida mano sujetar apenas mi pene y moverlo a los lados

--Es hermosa la vista, ¿cómo te sientes ahora que no tienes bello?

--Con algo de frío y cierta excitación

-- La excitación se debe a lo que estas viendo, y no a tu depilada

Yo animado por su caricia, comencé a subir por el muslo hacia su concha, la toque apenas rozando sus pliegues y ella se estremeció notablemente. Su vagina estaba rosadita, estrecha pero ligeramente abierta.

Lulita acariciaba mis huevos calvos dándole un masaje a una mano y con la otra se sujetaba para no caer. Mientras, yo exploraba con ambas manos las zona, abrí sus labios apreciando un punto de líquido viscoso que caía lentamente por la gravedad, era sumamente brilloso con la consistencia de la miel. Lo atrape y unte por su raja tocando ligeramente el clítoris.

--Ahhh, no lo toques mi amor, solo observa

--Puedo chuparlo con mi lengua Lulita

--No amor, debemos controlarnos

Seguí tocando su vagina a dos dedos sin excitarla mucho, mientras con la otra mano recorría su raya en busca de su ano. Lulita pareció inmovilizarse un momento, luego con un dedo tocaba la cabeza de mi pene totalmente duro. Embarraba unas gotitas de liquido seminal que brotaban lubricando la cabeza. Al rozar con mis dedos su ano, sentí su estremecimiento, lo acaricie en círculos sin violarlo. Tome un poco de líquido vaginal y lo aplique alrededor de su ano con mucha delicadeza. Podía sentir sus espasmos. Lulita seguía acariciando discretamente mi pene.

Sin pensarlo, mis dos dedos jugaban en su vagina de un extremo a otro lubricados por abundantes líquidos pero tocando a propósito su clítoris ahora hinchado. Ella respiraba agitada. De pronto, volvió del placer y acarició mi pene en un delicado sube y baja muy lento, acariciaba mis huevos y jalaba mi pene hasta el limite.

--¿Puedo chupar tu concha Lulita?

--No amor, estamos en el limite, solo tócalo y disfruta de la vista

--Por favor Lulita, chupa mi pene un poquito, solo chupalo yo no haré nada

Mi madre se recostó sobre mi cuerpo y se retrajo un poco para alcanzar con su boca mi pene, automáticamente abrió un poco más las piernas y mi vista mejoro. Pensando que no se daría cuenta, retire mis dos dedos retozones de su vagina y toque con la punta de mi lengua.

Mi madre, recorría con su lengua mi tronco, sujetaba los huevos y los chupaba, volviendo de nuevo al tronco. Mi lengua en cambio se aventuraba en un vaivén por su vagina, saboreando sus jugos. De pronto sentí el calor de su boca en la cabeza de mi pene, lo chupaba como queriendo extraer su contenido. Poco a poco bajo hasta engullir lo que su boca permitía y después de un segundo comenzó a mamarlo sin ritmo. Sus dientes y lo fuerte que lo apretaba con la mano me lastimaban pero la excitación era total.

--Pero ¿qué hago?, por Dios

Dicho esto se incorporo de golpe, se tapo con la bata y comenzó a llorar, corrió a su cuarto y dio un portazo. Yo estaba asustado, no sabía que hacer. Decidí esperar a la mañana siguiente.

El ajetreo del trabajo me gano y no pude verla en la mañana. El día fue pesado y todo parecía salir mal. Abatido e intrigado llegue a la casa a las 9 de la noche. Busque y descubrí que Lulita seguía en su habitación. Armado de valor toque un poco y no contesto. Llame con más fuerza y nada, decidí forzar la puerta cuando descubrí que estaba sin llave. Entre de golpe ya asustado y ella se incorporo llorando trato de huir y la sujete con fuerza, la abrace por largo rato acariciando su cabello. Aún seguía en la misma bata. Levante su cara roja y seque sus lagrimas, le sonreí buscando lo mismo sin éxito.

--Me asustas Lulita

--Soy una tonta, una inmoral, un animal en celo

--No eres nada de eso

--Lo que hice es una aberración, es incesto

--Podemos olvidarlo y aquí no paso nada

--Me siento sucia, avergonzada

--Escúchame bien Lulita, solo tu y yo lo sabemos, nadie más. Si estamos de acuerdo podemos olvidarlo. ¿OK?

--Creo que quiero estar sola. Te prometo que me calmare.

Con el tiempo, todo volvió a la normalidad, seguimos siendo madre e hijo.

Cierto día, tras una semana muy pesada, estábamos en casa y me dijo que quería descansar el fin de semana, así que como era sábado, se tomo un fuerte sedante y se fue a acostar. Yo me quede en la oficina navegando en internet. Al poco rato me pareció escuchar un ruido y fui a revisar, vi su puerta entreabierta y me asome. Dormía a pierna suelta, llevaba una bata acolchada rosa y sus pantuflas aun puestas. Me acerque y le quite sus pantuflas, la acomode y le bese la mejilla. Seguía perdida.

Sin saber porque, me sente en el borde de la cama y la observe largo rato. Animado por su profundo estado levante un poco la bata y vi sus pompis, no llevaba nada debajo. La subí hasta descubrir su espalda y observe su culo desnudo. Salí de la habitación y fui a ala oficina, trate de olvidarlo sin lograrlo. Regrese y la observe por un tiempo, me senté junto a ella y acaricie sus nalgas.

Son muy blancas, carnosas y firmes. No presentan ninguna cicatriz y el ejercicio, las tiene en excelente estado.

El domingo se levanto algo tarde y tomo un largo baño. Su humor era excelente..

Con el tiempo me hice de una amiga que le presente como mi novia, se llama Mary Carmen, es muy bonita de cara pero escasa de lo demás. Su carácter es muy alegre y siempre andábamos juntos. Mi madre parecía tratarla muy bien y ella se sentía bien en casa, pasábamos mucho tiempo en la oficina navegando en internet. Cierto día mi madre me sorprendió besándonos pero con mi mano bajo su falda, no dijo nada, solo se fue a su cuarto. Mary, algo apenada se despidió en voz alta y se marcho.

Yo estaba a mil, sin embargo no pude hacer nada.

El comportamiento de mi madre comenzó a cambiar y incluso me pidió que no la llevara mas a la casa, que le molestaba su presencia. Mary se puso algo triste y después de mucho platicar me pidió que rentara un departamento y me saliera de casa, así podría yo hacer mi vida normal sin ser molestado y seguiríamos viéndonos a diario. Le prometí pensarlo.

Cuando le conté a mi madre esta posibilidad enmudeció y nada que dijera la consolaba. En casa todo fue silencio unos días.

Mary era muy tierna, yo algo cariñoso. Cierto día la llame para ir al cine, platicamos y me convenció de acompañarla a comprar unos vestidos. Aburrido la acompañe de tienda en tienda, se tardaba horas para comprar algo.

Lo único que me gusto, fue un vestido corto de color negro. Ella lo noto y se decidió a complacerme.

-- Mañana me lo voy a poner especialmente para ti.

-- Pero mañana tengo inventario en la bodega.

-- No importa igual me lo pongo

Para no alargarlo, no pude contar ni un tornillo. La devore a besos, sin quitarle su vestido la despoje de su bikini rojo y la recosté en una colchoneta.

--¿Que vas a hacer?

--Voy a chuparte tu conchita

-- Yo también quiero chapártelo.

Si pensarlo, me desnude y me puse debajo, ella se coloco encima en 69 con el vestido puesto pero sin ropa interior. Mientras devoraba su concha ella engullía torpemente mi pene. Notaba que estaba asustada pero disfrutaba a cada minuto que pasaba. Después de soberbias mamadas, me vine en su boca. Ante la sorpresa, derramo algo de leche pero se trago la mayor parte.

Así seguimos algunas veces más. Pero el tiempo paso y no me atreví a salir de casa. Lulita era otra, en cuanto al negocio seguía siendo mi mamá, pero ya no platicábamos, no salíamos y mucho menos comíamos juntos.

Cierto día, mientras como de costumbre lavaba platos, note que se había cortado el pelo y teñido de rubio, se veía diferente, muy atractiva. Sin pensarlo dos veces, me acerque a ella y la tome de los hombros, le di un masaje suave y ella lo disfrutó.

-- Ahhh.... que rico masaje, síguele amor.

Seguí apretando sus hombros y recordé aquellas hermosas pompis que extrañaba ver. Sin pensarlo mucho baje rápidamente la mano y acaricie su nalga derecha. Sin recibir queja acaricie ahora ambas nalgas, apretándolas ligeramente.

--¿Puedo verlas un poco?

--No amor, esta vez no.

--¿Porqué?

-- Estoy en mi periodo.

Al día siguiente, fuimos a revisar una mercancía que acababa de llegar para inventariala. Al terminar estaba algo exhausto y bañado en sudor. Regresamos a casa y fui a la cocina a beber un refresco. Me senté en la silla del comedor y encendí la TV chica sin ver nada en particular. Lulita entro y se dirigía al refrigerador. Al pasar frente a mi, note que sus senos presentaban una fuerte erección de pezones. Me llamo mucho la atención pero lo atribuí al calor.

Varios días después mientras capturaba los movimientos de una de las sucursales en la oficina de casa, entro sin silenciosa y se coloco a un lado de mi sillón. NO le preste mucha atención pues pensé que al ver en que trabajaba se retiraría. Nada más equivocado.

-- Ya no estoy reglando.

Voltee y la mire, no entendía que quería en ese momento.

-- Ese día me dio pena porque debido a mi periodo, llevaba mi toalla sanitaria, por eso no te deje ver mis pompis.

Enseguida observe a detalle. Llevaba un short rosa de una tela como toalla, una blusa sin mangas de color blanca en la que percibía nuevamente sus pezones muy erectos, estaba descalza sobre la alfombra y lucía el pelo húmedo, lo que confirmaba que recién había salido de ducharse.

-- ¿Puedo ver tus pompis desnudas?

-- Esta bien.

Se acerco más y se dio vuelta, tome los extremos del short y lo baje suavemente. Su culo asomo desnudo, no traía ropa interior.

-- Puedo tocarlas un poco.

-- Sí solo un poco.

Termine de bajar su short hasta que cayo al suelo. Acaricie sus muslos subiendo hasta su culo. Lo toque suavemente por largo rato. Bastante caliente, me atreví a subir su blusa por la espalda y la atore a la altura de sus hombros. Acaricie su espalda deliciosamente pasando por sus nalgas y muslos en muchas ocasiones. Lulita parecía disfrutarlo como si se tratara de un simple masaje.

Yo seguía sentado sin creer mi suerte.

--¿Sigues rasurándote tu entrepierna?

-- Sí, pero créeme que aún no muy bien, ya que me da miedo cortar de más.

-- Si quieres puedo rasurarte aquí mismo, para que quedes como bebe.

-- ¿En este momento?

-- Porque no, solo tengo que traer del baño las cosas y listo

-- Bueno.

-- Quítate el short y tu bóxer, no tardo.

Si decir más, me dejo helado. Se volteo mostrándome desnudo su vientre y casi todo porque aun llevaba tapados los senos con el resto de la blusa. AL comenzar a caminar hacia la puerta de la oficina, se bajo la blusa hasta casi medias nalgas, dejándome apreciar el contorno de su figura y esas piernas maravillosas.

Obedecí y apenas me quite el bóxer, regreso rápidamente. Traía mi crema de rasurar, una navaja de afeitar, talco, unas tijeras y una toalla. Me sentó en la silla y se hinco frente a mí. Aún seguía desnuda de abajo y sus pezones erectos.

-- Espérame un poco y te dejo como bebe.

-- Pero con cuidado, eh, solo tengo uno.

Con gran destreza y unos 15 minutos, me dejo lisito. Limpio delicadamente mi pene y huevos con la toalla húmeda y finalmente con el otro extremo seco toda el área.

-- Listo.

Aparto las cosas y comenzó a revisar a detalle. Acariciaba mis huevos sintiendo su suavidad, mi pene realmente impecable y debido a la caricia, en franco crecimiento. Al llegar a la erección, Lulita lo observaba sin perder detalle, se acerco y lo acaricio con su mejilla, lo retiro sin dejar de sujetarlo, lo miro un poco y finalmente se puso de pie.

-- Puedo verte totalmente desnuda Lulita.

-- ¿No crees que hacemos mal?

-- No lo creo, podemos vernos desnudos y tocarnos sin que nada pase. Podemos confiar el uno en el otro.

-- Esta bien,

Sin mucha charla se quito la blusa y cruzo sus brazos tapando sus senos. Yo retire mi playera y me acerque a ella. Sin pensarlo se abrazo rápido a mí y la abrace. Poco a poco acaricie su espalda, sus nalgas y su cabello. Ella se animó y me acaricio de igual forma, apretando mis nalgas. Metió una mano entre nosotros y acaricio mis huevos y mi pene en forma intermitente. Yo la imite y acaricie su entrepierna sin lograrlo muy bien debido a que sus piernas estaban muy juntas. Al notarlo las separo un poco y logre tocar aquellos labios húmedos y calientes. Comencé a acariciarle su vagina hasta identificar el clítoris. Sus espasmos empezaron pero ella seguía aferrada a mis huevos.

Mientras la masturbaba, ella abría ligeramente más sus piernas. Su agitación creció, disfrutaba mucho. La sujete y le di vuelta. Ahora su culo sentía la presión de mi pene y su cuerpo se recargaba en el mío. Volvía a colocar mi mano y seguí masturbándola. Con la otra mano acariciaba sus pechos dirigido por las manos de ella. Mientras la deleitaba, mi erección era total. Ella giro y volvimos a quedar de frente, tomo mi pene y despacio comenzó a masturbarlo. Apenas se aparto lo suficiente para observar esta tarea. Mis manos sujetaron sus senos y pellizcaron sus pezones ahora enormes, muy hinchados. Finalmente me vine y con mi trabajo poco después se vino ella. Quedamos abrazados largo rato y decidió que era hora de la cena.

-- Quiero que el resto de la tarde no te vistas, quiero verte desnuda por toda la casa. No me obedeció del todo pues mientras guisaba se puso su mandil, pero de espaldas me daba una vista hermosísima de su culo y en ocasiones una sonrisa cómplice.

Casi a diario nos masturbábamos y fajábamos pero sin llegar a coger. Casi siempre masajeo su vagina con mi pene, pero solo dos veces la he penetrado y créanme fue fabuloso. Otras veces me aplica una mamada de verga fenomenal o un masaje con cremas aromáticas muy sensual. Seguimos siendo madre e hijo.

Espero que no nos juzguen, nos gusta vivir así.

Por Stuka15