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martes, 23 de marzo de 2021

Mi prima Beatriz


Esto sucedió ya hace muchos años, teniendo en cuenta que yo en aquel entonces contaba con 14 años y ahora ya tengo 42.

Tengo una prima, Beatriz, que tiene un año más que yo. Nos criamos muy unidos ya que vivíamos a pocas cuadras de distancia. Eso hacía que pasáramos todas las tardes juntos, ya sea en mi casa o en la de ella. Su madre, mi tía, es la hermana de mi mamá, y nos criaron como a hermanos, ya que ambos somos hijos únicos.

En aquella época mi tía no dejaba a mi prima ir sola a bailar al club del barrio, por lo que siempre mi prima me pedía que vaya con ella, porque de otra manera mi tía no le daba permiso. A mí nunca me gustó demasiado bailar, pero en ese club me encontraba con los chicos del barrio y jorobábamos toda la noche, entonces no me molestaba acompañar a mi prima.


La cuestión es que iba casi todos los viernes al club para hacerle la gamba a mi prima. Cuando salíamos del club acompañaba hasta su casa a mi prima y me quedaba a dormir allí para que yo no caminara solo a esa hora las cuadras que separaban nuestras casas. En la habitación de mi prima había dos camas, entonces yo ocupaba una de ellas. Es decir, dormíamos en la misma habitación. Obviamente toda la familia lo tomaba como algo normal, inclusive nosotros dos.

Una noche de viernes mi prima me pide que vayamos al club, como siempre, pero yo en realidad no quería ir porque estaba lloviendo y sabía que mis amigos no irían, pero ella insistió porque había arreglado una cita con un compañero de escuela en el club ese día. Me insistió tanto que accedí a regañadientes. Resultó que mis amigos no fueron, pero tampoco fue el compañero de mi prima, por lo que estábamos ambos muy decepcionados y aburridos.

- ¿Qué hacemos ahora? - Preguntó mi prima.

- ¿Qué sé yo? - le contesté - ¿nos vamos?

- ¡No!, ya que estamos bailamos nosotros dos.

- ¡Pero yo no sé bailar!

- ¡No importa, vos imitame!

Y salimos a bailar. La verdad es que no sabía qué estaba haciendo pero me divertía porque era muy pata dura, siempre, desde chico, he tenido la habilidad de reírme de mí mismo. Todo iba bien hasta que empezaron los lentos. Yo no sabía que hacer, entonces mi prima me agarró las manos y me las puso en su cintura, acto seguido me puso sus brazos alrededor de mi cuello. Como era, y sigo siendo, bastante más alto que ella, para poder abrazarme de esa manera no le quedó otra que pegarse a mí. Al instante pude sentir sus pechos contra mi cuerpo, lo que me puso de la nuca. Se sentían suaves y firmes a la vez. Lo que más me turbó fue sentir el calor de su cuerpo.

Yo ya me estaba poniendo más que loco cuando ella apoyó su cabeza sobre mi pecho, y me terminó de volar la cabeza cuando para bailar entrecruzamos las piernas, de manera que me rozaba el bulto contra ella de la misma forma que ella refregaba su cachucha contra mi pierna.

Así estuvimos un largo rato bailando hasta que ella me preguntó:

- Javi, ¿tenés novia?

- No – le contesté – vos sabés que no.

- Yo tampoco tengo novio. – me dijo - ¿Besaste alguna vez a una chica?

- No, nunca – contesté nerviosísimo.

Se separa un poco de mí y me mira asombrada.

- ¿En serio que no besaste nunca a una chica?

- No, ya te dije – le contesté un poco avergonzado.

- Yo sí, ya aprendí a besar – me dijo

Acto seguido se volvió a colocar en la posición anterior pero abrazándome con más fuerza.

- Bueno, algún día lo vas a hacer – Ese fue su último comentario.

Yo estaba a mil. Me estaba calentando mucho con mi prima y no sabía como sobrellevarlo, máxime teniendo en cuenta que era la primera vez que estaba abrazado a una chica, que aunque era mi prima, era una chica, y muy linda por cierto, con un cuerpo realmente apetecible.

Al rato me pregunta:

- ¿Vamos a casa?

Yo no tenía ganas de que eso terminara pero por vergüenza de pedirle seguir bailando le contesté que sí.

Llegamos a su casa empapados por la lluvia. Eran las tres de la mañana. Entramos tratando de no hacer ningún ruido porque mi tía estaba durmiendo. Ella también trabajaba los sábados y se levantaba muy temprano, a las cinco de la mañana, y no queríamos despertarla.

Mi prima tenía la costumbre de cambiarse y ponerse el camisón en el baño mientras yo me cambiaba en la habitación. Pero esa noche, como estábamos muy mojados y hacía frío, decidió sacarse la ropa en la habitación antes de ir al baño a ponerse su ropa de dormir, por lo cual yo me quedé helado al verla en ropa interior, era la primera vez que veía así. En ese momento me di cuenta que mi prima tenía un cuerpo increíble, con un par de tetas hermosas y muy grandes para su edad, cintura mínima, un culo espectacular y unas piernas bárbaras.

Luego se fue al baño y yo me apuré a desvestirme, cambiarme y meterme en la cama para que mi prima no vea la semejante erección que tenía, lo cual me hubiera incomodado muchísimo.

Cuando vuelve del baño se acerca a mi cama, me da un beso en la mejilla, me da las buenas noches y se mete en su cama, al lado de la mía, pasillo de por medio.

Yo no lograba conciliar el sueño porque había pasado por cosas que no me habían sucedido nunca. Al ratito ella, en voz muy baja me pregunta si estoy dormido, a lo que yo le contesto que no. Se levanta y se acerca a mi cama.

- Correte un poquito, dejame lugar, quiero charlar un poco, pero si hablamos de cama a cama vamos a despertar a mamá.

Me corrí dejándole lugar para que se acostara ella. Yo me había quedado acostado boca arriba y ella se acurruca al lado mío poniendo un brazo sobre mi pecho y una pierna sobre las mías. Yo estaba desconcertado y no sabía qué hacer. Ella toma mi brazo y lo coloca debajo de su cuello logrando así que yo la abrazara.

- Javi, ¿Conocés alguna chica que te guste?

- Sí, conozco una – Lo que no le quise decir es que realmente me estaba empezando a gustar ella.

- Y si te pide que la beses, ¿qué vas a hacer?

- ¿Qué sé yo? No sé, intentaré algo, no sé.

- Pero si no sabés besar vas a pasar un papelón.

- Bueno, pero siempre hay una primera vez, ¿qué tiene de malo que no sepa?, además vos también tuviste que aprender.

- Pero es diferente, las chicas esperamos que los chicos sepan besar.

- Bueno, pero yo no sé, ¿qué le voy a hacer?

- ¿Querés que te enseñe?

- ¿Vos?

- Sí, yo, que tiene, ¿no soy una chica acaso?

- Sí, pero sos mi prima.

- ¿Y? Dale, yo te enseño.

Y ahí se pudrió todo.

Se subió encima mío, y como el camisón era angosto y no le permitía abrir las piernas se lo subió para poder sentarse arriba de mí.

Agarrame de la cintura – me indicó.

Yo hice lo que me dijo. Ella se inclinó hacia mí y pasó sus brazos por debajo de mi cabeza y me dice al oído:

- Ahora cuando yo apoye mis labios contra los tuyos dejalos flojitos.

Yo me estaba volviendo loco sintiéndola acostada encima mío con sus pechos aplastados contra mí. Como era más bajita que yo ella no llegaba a apoyarse sobre mi bulto, que estaba a punto de estallar.

Se incorporó sólo un poquito y llevó sus labios contra los míos. Yo estaba en la gloria. Aflojé mis labios y ella introdujo su lengua en mi boca. Yo la abracé con más fuerza y empezamos a besarnos frenéticamente. Le acariciaba la espalda por encima de su camisón. Nos estábamos volviendo locos. Ella me apretaba el cuello hasta casi asfixiarme. Con la franela el camisón se iba subiendo y al poco tiempo ya le acariciaba la espalda desnuda. Se sienta y se saca el camisón. Pude verla completamente desnuda en la penumbra de la habitación. Empezó a desnudarme a mí. Una vez que lo hizo se incorporó y se sentó arriba de mi bulto. Yo comencé a acariciarle las gloriosas tetas que tenía. Ella se revolvía de placer. Se agachó y me puso las tetas a la altura de mi cara. Empecé a chuparle una de las tetas, me encantaba la sensación de la piel de sus tetas y aún más, la de sus pezones que estaban más duros que antes. Ella se fue corriendo hacia mí hasta que quedó su concha a la altura de mi boca. Yo instintivamente empecé a besarla sin saber muy bien que hacer. Ella misma se abrió los labios vaginales y dejó expuesto su clítoris y su conchita frente a mi cara.

- Chupame, dale chupame la concha.

Yo tomé su clítoris entre mis labios y empecé a succionarlo con fruición, ella comenzó a mover sus caderas a un ritmo enloquecedor.

De repente se levantó y me dijo:

- Pará, no quiero acabar todavía.

Dicho esto se fue hacia atrás y se arrodilló entre mis piernas. Tomó la pija entre sus manos y me dijo:

- ¡Que hermosa pija tenés! Nunca creí que fuera tan linda una pija. En realidad es la primera que veo, pero me encanta.

La verdad es que yo estaba muy bien dotado para la edad que tenía. Comenzó a acariciarme la pija y los huevos casi con devoción. Me enloquecía. Después se agachó y se la llevó a la boca. El calor de su boca sobre mi miembro hizo que me estremeciera, la sensación era increíble. Comenzó a subir y bajar su cabeza y me dio una mamada espectacular. Creo que acabé en menos de un minuto. Ella se tragó todo mi semen y me seguía chupando aún después de haber acabado, de todas formas yo seguía al palo como al principio.

- ¿Te gustó?

- Me encantó.

- Bueno, si esto te gustó, lo que viene te va a gustar más todavía.

Dicho esto se acostó al lado mío y empezamos a besarnos nuevamente.

- Por favor, cogeme Javi, pero hacelo despacito porque también es mi primera vez.

Me separé de ella, se acostó en el medio de la cama y abrió las piernas.

- Por favor, cogeme, cogeme. . .

Tomó mi verga y se la colocó en la entrada de su conchita. Yo hice un poquito de fuerza y empezó a resbalar hacia su interior. Estaba mojadísima. Su concha era aún más caliente que su boca. Yo me estaba volviendo loco.

- Así, seguí así, me encanta, metela más por favor.

Llegó un momento en que sentí cierta resistencia, era su himen. Empujé un poco más fuerte y su telita cedió. En ese instante ella dejó salir un pequeño gemido de dolor. Yo me quedé muy quieto, asustado, pensé que le había hecho daño.

- Seguí, no importa, me duele un poquito, pero me gusta más de lo que me duele.

- Estás segura que querés que la siga metiendo.

- Sí, quiero que la metas toda, por favor, haceme mujer de una vez por todas.

Yo seguí empujando y pude ver que ella abría los ojos y la boca cada vez más. Una vez que la introduje toda en su conchita, ella me abrazó fuerte, cruzó sus piernas en mi espalda y comenzó a temblar como teniendo convulsiones al tiempo que me mordía el hombro. En realidad estaba llegando a un orgasmo violentísimo.

- Ah, ah, ¡mi amor!, ah, me muero de placer.

- Me estás matando, hija de puta, me encanta.

Parecía que su orgasmo no tenía fin. Poco a poco se fue calmando y aflojando. Aún con la pija dentro suyo me dijo:

- No sabés el tiempo que hace que espero esto. No te das una idea de lo que te estuve deseando desde hace mucho tiempo.

- ¿A mí?

- Sí, ¿a quién más? Para mi no existe otro hombre desde hace mucho. Por favor cogeme, cogeme con fuerza.

Empecé a moverme despacio pero firmemente. Yo estaba en la gloria. Mi prima tenía una conchita impresionante. Me fascinaba la sensación de sus paredes húmedas alrededor de mi verga, me enloquecía el ruido que hacían nuestros líquidos con el movimiento. Cuando estaba por acabar ella me detuvo y me dijo:

- Esperá, salí un cachito.

Yo me levanté un poco y ella se dio vuelta y se puso en cuatro patas.

- Metemelá en el culo, pero despacito por favor, me dijeron que duele.

Yo apoyé la cabeza de mi pija en la entrada de su culito y comencé a empujar.

- Dale, me gusta, dale que no me duele.

Seguí empujando y entró la cabeza.

- Hay, hay, hay, despacito que arde mucho.

Seguí empujando y no sé que me pasó. De repente le tomé el pelo y tiré hacia mí al mismo tiempo que yo empujé violentamente y le metí la mitad de mi pija de un saque. Ella mordió la almohada. Lloraba, realmente le dolía.

- Hijo de puta, me hiciste mierda, me rompiste el culo, me partiste en dos hijo de puta, me duele muchísimo pero no importa, ya la metiste, así que ahora cogeme.

- No te imaginás cómo te voy a coger. Se te van a ir todas las ganas, vas a ver cuando te la meta toda.

- ¿No está toda adentro?

- No, todavía no.

- Por favor metemelá despacito, duele mucho, de veras.

Y comencé con un vaivén frenético. Su culo era apretadísimo y la sensación que le transmitía a mi pija era indescriptible. La estaba cogiendo de una manera animal, brutal, instintiva, pero aún no se la había metido completamente, sólo un poco más de la mitad. Ella se quejaba cada vez menos y yo empujaba cada vez más, hasta que se cayó acostada y yo encima de ella. En ese movimiento le enterré la pija entera. La penetración fue tan brutal que me dolió hasta a mí. Llorando me dijo:

- Hay, hay, hijo de puta, sacala, por favor sacala, me duele mucho, voy a vomitar, por favor sacala, no aguanto más, me vas a hacer gritar, me duele, me duele. . .

- No, ahora ya está, ahora te voy a coger como yo quiero y no vas a gritar porque vas a despertar a tu mamá, así que aguantá. . .

Y empecé a cogerla en esa posición. Se la sacaba casi por completo y se la volvía a meter violentamente. En cada embestida ella se quejaba. Me gustaba el ruido que hacía mi vientre al chocar contra su cola. Al poco rato ella dejó de quejarse y empezó a gemir de placer.

- ¡¡Voy a acabar hijo de puta, voy a acabar con tu pija en el culo hijo de puta, llename de leche el orto, haceme gozar!!. . .

No pude más y exploté en un violento orgasmo dentro de su culo llenándole el recto de leche al mismo tiempo que ella también acababa brutalmente.

Nos quedamos tendidos así como estábamos, yo encima de ella. No tenía fuerzas para levantarme, estaba agotado. Cuando pude incorporarme salí de su culito y me acosté a su lado. Ella me miró con dulzura.

- Me hiciste muy feliz pendejo. Me encantó que hayas sido vos el primero que me cogió.

- A mí también me encantó cogerte, no pensé que sería tan lindo.

- ¿Sabés una cosa? Yo no tenía ninguna cita hoy.

- ¿Y por qué me dijiste eso?

- Porque necesitaba una excusa para ir y que tus amigos no nos molestaran, como llovía yo sabía que no iban a ir, entonces inventé lo de la cita, era el momento justo. Esto lo vengo planeando desde hace meses.

- ¿Y por qué no me lo dijiste de entrada?

- Tenía miedo que me rechazaras, pero si lograba abrazarte bailando y calentarte aunque sea un poquito, sabía que lo iba a lograr.

Me abrazó, nos besamos suavemente y nos quedamos dormidos.

Esta fue la primera vez que tuvimos relaciones, pero no fue la última. Desde ese día, todos los viernes, después de ir a bailar, nos dábamos de lo lindo. Aún hoy, cuando nos reunimos con su esposo y mi esposa, cuando sale el tema de sexo nosotros nos miramos de manera cómplice. Nadie ha sabido de nuestra relación en el pasado. Tampoco nadie sabe que esa relación aún continúa. Aún más, ella ahora es médica, su marido es infértil. Le dio un tratamiento de pastillas haciéndole creer que eran para la fertilidad porque ella quería tener un hijo, en verdad eran calmantes musculares los que les deba al marido. Yo tengo tres hijos varones con mi esposa, y una hija con mi prima. Ese es nuestro mayor secreto.

Por Javi

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