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viernes, 26 de marzo de 2021

Complejo de Electra


Este episodio en mi vida, es un hecho real que ocurrió aproximadamente hace 5 años y quiero contarlo a raíz de haber leído algunos similares en esta página y descubrir que este tabú, después de todo no es tan anormal como a mí me parecía .

Soy un hombre casado, profesional, hoy de 47 años, de buena presencia, con una esposa también profesional y una hija de 23 años, ya independiente que no vive con nosotros.

No sé como hilvanar esta historia porque el comienzo en sí mismo se pierde en el tiempo, pero en fin, trataré de no enredarme en la confusión de recuerdos. Siempre llevé una vida normal , con los altibajos de todo matrimonio, con una hija que siempre estuvo muy pegada a nosotros y con la cual nos comentábamos casi todos los temas que nos iban ocurriendo. Silvana, desde pequeña fue una chica muy juguetona y alegre, gastándonos continuamente bromas y chistes, tratándonos a veces como amigos y no como padre e hija.


Hubo una época creo que al cumplir ella 17 años que comenzó a observarme como me vestía, que posturas tomaba y que decía, me agradó esa atención que me brindaba y comenzamos a salir juntos, por ejemplo cuando ella quería comprarse ropa y allí se iniciaron unos juegos que parecían no propios de la relación padre-hija. En mi casa, siempre tuvimos la libertad los tres de estar en ropa interior sin ningún problema, no nos parecía nada raro; mi esposa con pequeñas tangas y corpiño, mi hija igual y yo en slips, nunca usé ropa interior tipo bóxer porque no me gusta, es más, cuando veraneábamos fuera del país, mi esposa siempre hacía topless y en una de oportunidades fuimos con Silvana, aunque ella nunca se sacó el corpiño.

Noté como me observaba mi slip de baño, pequeño, de Lycra, aún mas chico que los que se usan para natación, pensé naturalmente que al no haber tenido relaciones sexuales, le intrigaba el sexo opuesto, sin darle mayor importancia. Así siguió todo, hasta que un día hallándome en nuestro hogar (vivimos en Argentina) , en momentos que estábamos jugando con nuestro perrito, me tocó suavemente con su mano mi bulto, diciendo " Hoop ", como una broma para que yo me lleve mis manos protegiendo mi sexo ante un probable golpe, la postura que tomamos los hombres, corriéndome involuntariamente hacia atrás, como vi que se reía, me reí también y me dijo, te asustaste no? Y sí, le contesté, tenè cuidado con eso.

Y ahí quedó, pero se fue repitiendo y quedó como algo normal en nuestros juegos, hasta que la mano, quedaba por breves segundos sobre mi pantalón; en otro momento, me tomó directamente con su mano, sin soltarme y me dijo pícaramente, silba, si no silbas no te suelto, ese contacto mas largo me produjo cierto placer y confusión, se mezclo todo, mil rol de padre, como es que me estaba gustando que mi hija me tome mi pene , quería silbar y a la vez me reía retardando el momento de hacerlo, hasta que lo hice y en ese momento realicé lo mismo sobre uno de sus pechos, tomándole un pezón sobre su remerita, ella se movía, reía, trataba de silbar pero no le salía nada, diciéndome no se silbar, vas a tener que aprender le contesté, hasta que le salió una especie de silbido, eso duró mas o menos un minuto, y me di cuenta que tenía una leve erección. Salvó la situación la llegada de mi esposa y seguimos con otra cosa.

Cuando cumplió 18 años comenzó a salir con un chico de su edad y aparentemente se llevaba bien, pero no terminaron esos juegos, inició otro, que consistía que cuando yo estaba leyendo, venía y se tiraba arriba mío, sentándose sobre mis piernas y abrazándome, apretándome la cara sobre sus pechos, luego se iba riendo. Una tarde de un día sábado me pidió que la acompañase al Shopping ya que quería ver vestidos para una fiesta, cuando salimos de casa, me dijo, ponerme el brazo sobre los hombros como si fuera tu novia para ver que cara ponen los tipos cuando observen a un hombre maduro con una chica, le seguí la corriente y ella me tomó de la cintura, expresándome que no se imaginarían que éramos padre e hija, me gustó la situación y continuamos.

En el shopping se probó un montón de ropa y en un momento me pidió que le dé mi opinión sobre una prenda, un top laminado en dorado, bastante exiguo, le dije que otro negro me parecía mas a tono con el pantalón que había elegido y ahí, en el probador se lo sacó, quedó con sus tetas al aire, frente a mí, tomó el otro se lo puso y ahí salí del pequeño lugar, bastante turbado, pero excitado. Silvana se había convertido en toda una mujer, es unos centímetros mas baja que yo mas , ya que mide aproximadamente 1,70, pechos medianos y una cola espectacular, con un cuerpo delgado, parecido al de su madre.

A la semana, en uno de sus juegos, cuando estaba acostado se vino sobre mí y sobre la sábana me tomó el pene en forma mas intensa y prolongada que lo habitual, ahí me incorporé, la tomé de los hombros y la di vuelta , colocándome semi erguido sobre ella, y con una mano le bajé el corpiño y con la boca le mordí suavemente un pezón, y seguí con el otro, mientras Silvana hacía como que se quería salir de la posición, riéndose mientras me decía que la estaba mordiendo fuerte, la solté cuando note mi erección y que ya me estaba yendo del juego, ella se dio cuenta, observó el bulto formado abajo del slip y salió de mi habitación sonriendo. Esto se repitió a la semana en el Living y terminó cuando sonó la campanilla del teléfono. Al mes siguiente, enero, alquilé una casa sobre la Costa de Buenos Aires y nos trasladamos los tres.

En un balneario cercano, tomamos una carpa y comenzaron los días de indolencia total, descansando y tomando sol. Silvana iba a bailar casi todas las noches y llegaba a la playa después del mediodía, siendo invariable que me pidiera que le pasara bronceador sobre la espalda, se desabrochaba el corpiño y se quedaba quieta, pidiéndole que lo extendiera sobre su cola también, eso me era chocante porque estaba mi esposa y generalmente le decía que se lo pase ella, excepto una vez que estábamos solos y accedí con mucha excitación a su pedido, fue un placer prohibido, acariciar esa cola dura y perfecta, con la tanga metida dentro, ya que era tipo colaless, abría un poco las piernas, notando como la poca tela se metía dentro de los labios de la vagina y en esa posición le pasé suavemente mis dedos sobre ella, no hizo ningún movimiento y luego , pasando el protector sobre la cara interna de los muslos, se la volví a tocar, también sin respuesta, terminé con las piernas y al regresar mi esposa, ya había finalizado, pero no podía sacarme de la cabeza que le había tocado la conchita a Silvana y me había excitado y seguía excitado, por lo que pretextando que estaba con un poco de sueño, me fui a casa.

Cuando llegué me taré sobre la cama, me saqué el slip y comencé a masturbarme pensando en lo que había pasado, acabé entre mis manos, quedándome dormido casi inmediatamente, hasta que escuche un ruido, abrí los ojos y vi a Silvana parada al costado de la cama, observándome; hice al ademán de taparme con la sábana, sonriendo torpemente, ella se acercó y comenzó con su juego, tocándome el pene, esta vez sin nada, se me paró inmediatamente, la tomé, la puse sobre la cama , le saqué el corpiño y le besé los pezones, los dos sin decir nada, sin mirarnos, así estuve unos minutos, cuando me acosté de espaldas y le dije, venì sentate arriba mío, ella todavía con su tanga, se subió y apoyó su vagina sobre mi pene, colocando sus manos sobre mi pecho, nos movíamos lentamente, con suavidad, mi erección era impresionante, le acariciaba sus pechos, sus pezones rosados, ella cerraba los ojos, hasta que de desanudé los dos costados de la tanguita y la tire para delante, quedando desnudos los dos, sexo contra sexo, Silvana se movía más y con una mano le toqué el clítoris, notando que estaba super mojada, su flujo me había bañado mi pene, pero no la quería penetrar, quería seguir así, pero Silvana me miró, me la agarró y metió mi glande en su vagina mientras me decía, " no te preocupes, no soy virgen y ya tengo un Diu ", eso me excitó mas y me dejé llevar, mi miembro se introdujo todo, siguiendo con movimientos mas fuertes, no podía creerlo, me estaba cogiendo a mi hija y me gustaba, me sentía muy depravado pero muy caliente, no cambiamos de posición, era como que ninguno de los dos quería romper con nada ese momento, no nos besamos, solo caricias con las manos. No estuvimos mucho tiempo, habrán sido 10 minutos de penetración, cuando Silvana con suaves gemidos tuvo un prolongado orgasmo, yo podía haber seguido pera esa visión de mi hija, acabando montada en mi miembro, sintiendo esa concha muy ajustada, muy suave, fue demasiado, la quise sacar, me lo impidió con su mano y la llene con mi semen, fue impresionante, no terminaba de vaciarme dentro de ella y ella tuvo otro orgasmo, diciendo que sentía los chorritos de mi semen bien adentro de su concha.

Nos miramos sonriendo y le dije que se duchara porque podía venir su madre y se iba a armar un despelote terrible, se paró y se fue al baño, pero volvió al instante y parada desnuda frente a mi , dijo, abriendo una de sus piernas, mira tu leche papá como me sale de adentro y era verdad, un borbotón de esperma blanco corría desde los labios de su concha, por la cara interna de un muslo, la toqué y con mis dedos la regresé adentro de la vagina, me volví a excitar, me paré, la agarré de la mano y olvidando que mi esposa podía volver, fuimos a la ducha juntos, abrí la canilla, la coloqué contra la pared, en donde apoyó las manos, tirando la cola para atrás y así la penetré nuevamente, moviéndonos febrilmente, hasta que se dio vuelta, levantó una de sus piernas, apoyándose con su pie sobre el borde de la bañera, se la metió dentro nuevamente, se abrazó por mi cuello y allí sí nos besamos, primero mi lengua dentro de la boca de ella y luego la lengua de ella dentro de la mía, creo que en ese instante tuvo otro orgasmo y yo el mío, Silvana siguió besándome, chupándome la barbilla y mi cuello, hasta que nos serenamos los dos, volví a la cordura y la dejé bañándose sola, me sequé, volví a la habitación y así desnudo, feliz y preocupado me tiré en la cama, llegando Laura, mi esposa, exclamando, no seas burro, no estés en pelotas que Silvana se está bañando y te puede ver, por lo menos cerrá la puerta !.

Luego de esto, volvimos a Bs.As, pasaron los días, con sonrisas cómplices, pero no hubo mas juegos, sí cuando podía me daba un suave beso en los labios y cuando Laura no miraba, sacaba una teta y me la mostraba , como otro tipo de juego, pero esto también se fue agotando, Silvana siguió afianzándose con su novio y volvimos lentamente a la relación anterior, sin repetir esa tarde de sexo, sin haber hablado nunca de lo que pasó, como si no hubiera sucedido y yo lo fui dejando de lado cada vez más, hasta que leí los relatos de incesto y ahí reviví ese suceso y se me ocurrió contarlo por si a alguien le sirve y está en una situación similar.

Por Marl

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