lunes, 4 de enero de 2021

Aquel inolvidable verano


Capitulo 1

El verano que nunca olvidaré fue cuando cumplí los doce años. Mis tíos y mis padres tenían un chalet de tres pisos en un pueblo de la costa catalana. El bajo era zona común , en el primero tenían las habitaciones mis tíos y primos y en el segundo mi familia. Los pisos estaban unidos por una escalera interior y en realidad hacíamos vida en común , como una gran familia.

Normalmente durante las vacaciones de verano nos juntábamos todos, pero como nuestros padres no tenían tantas vacaciones como nosotros, solíamos quedarnos con nuestro abuelos entre semana y los fines de semana venían mis tíos y padres.

Mis primos son tres, Natalia que tiene siete años más que yo, Juan que es de mi misma edad y Laura que es dos años más joven. Mi hermano Ignacio, es tres años mayor.


Eran muchos los años que solíamos ir por lo que ya teníamos muchos amigos. El pueblo es pequeño pero en verano nos juntamos muchos veraneantes y cada uno de nosotros jugábamos con nuestros respectivos amigos. Los únicos que coincidíamos éramos Juan y yo, éramos buenos amigos y en el pueblo teníamos una pandilla con la cual nos divertíamos mucho.

A las mañanas solíamos ir todos a la playa. En general, teníamos libertad para hacer lo que quisiésemos, pero a las nueve y media todos nos teníamos que levantar, desayunar, limpiar cada uno su habitación e ir todos a la playa. Por aquel entonces no nos acostamos muy tarde, por lo que los tres primos pequeños nos levantamos enseguida. Más les costaba a Natalia e Ignacio, que por ser los mayores salían por las noches.

A las tardes sobre las cinco, que ya hacía menos calor, cada uno se iba con sus amigos hasta la hora de cenar. Juan y yo nos juntábamos con los chicos del barrio para hacer deporte; fútbol, baloncesto, o para andar en bici.

A los doce años cada vez nos interesamos más por el tema sexual, entre los amigos siempre había alguien que decía que tenía novia, alguna vez hicimos un concurso para ver quien tenía el pene más largo, como todos los chicos de esta edad. Yo a pesar de ser muy abierto, en cuanto empezamos a hablar de chicas no participaba. Siempre he sido muy reservado e incluso mis sueños y deseos no se los contaba a nadie.

Escuchaba con atención e intentaba aprender, pero no hablaba, y ni mucho menos participaba en el concurso.

Pero desde muy pequeño he tenido curiosidad por el sexo. A los siete años en la escuela ya nos habían explicado las diferencias que hay entre chicos y chicas. Pero yo no había visto nunca ninguna chica desnuda y siempre tenía la duda de como estaban unidas la raja del culo con la parte delantera. En los dibujos que nos enseñaban en el colegio dibujaban las diferencias pero nunca aparecía una niña con las piernas abiertas.

Una tarde en la que nos habíamos quedado en casa Laura y yo jugando con un puzzle en el salón,

Laura me preguntó:

- Jose, por qué los niños no suelen llevar faldas?

Recordaba las dudas que me surgieron y decidí que podía aprovechar el momento y solucionarlas con Laura. Ella tenía cinco años y yo siete así que mis abuelos no sospechaban lo más mínimo a lo que estábamos jugando.

- Laura, los niños tenemos pitilín y las niñas no.

- ¿Qué es el pitilín?

- Es un trocito de carne que tenemos entre las pierna y por donde meamos.

- Pero nosotros no tenemos y ya meamos. Porque no me lo enseñas?

- Vale, pero tu también me lo tienes que enseñar.

Así y como estábamos sentados en el suelo nos levantamos , yo fui el primero en bajarme los pantalones y los calzoncillos Y le dije:

- Ves esto es el pitilín. Ahora te toca a ti.

Laura se levantó la falda y bajo las braguitas. Al estar de frente vi que se parecía a los dibujos del colegio y le pregunté:

- Pero si tu no tienes pitilin por donde meas?

En ese momento Laura abrió las piernas y pude ver mi primer coño.

Nos vestimos enseguida y seguimos jugando con el puzzle.

Pero volviendo al verano de mis doce años, ya me había fijado en mi prima que se había convertido en una mujercita de diecinueve años, era delgada y tenía un cuerpo muy proporcionado. Las tetas no eran muy grandes, pero a mi me llamaban mucho la atención.

Como todos los día fui a bajar la basura, que era responsabilidad mía, y al dejar la bolsa vi que en medio de un montón de periódicos había una revista pornográfica. Miré bien a toda la calle y no había nadie, la cogí me la metí debajo de la camiseta la escondí en el garaje. Subí corriendo a casa y nadie se dio cuenta. esa noche me costó dormirme, no era la primera revista pornográfica que veía, pero esta era sólo mía y no tendría que ojearla con prisas, decidí que de momento no se lo iba a decir a nadie, tampoco a Juan, más tarde ya lo vería.

A las tardes, cuando todos estaban descansando yo bajaba al garaje veía las fotos y leía los relatos que traían. Aquí empezaron mis primeras masturbaciones. Me lo pasaba en grande.

Por la mañanas al ir a la playa empecé a fijarme más en Natalia. Su cuerpo era muy bonito, siempre solía llevar un biquini que tenía sólo tres triángulos sujetos por cuerdas, tapando aquello que yo tantas ganas de ver tenía. Poco a poco se fue convirtió en una obsesión. Ella aprovechaba la playa para dormir, por lo que yo siempre estaba tomando el sol junto a ella y no perdía ojo. El bultito que le salía en la entrepierna, algún pelo que se escapaba, los pezones por debajo del bañador, su abdomen plano. Al darse la vuelta contemplaba esas nalgas que tanto me atraían. Cuanto hubiera pagado por que llevara un tanga, pero no, mi prima llevaba un bikini con un triángulo de tela demasiado grande para mis intenciones. Uno de los momento inolvidables fue cuando estando leyendo un cuento junto a ella, se acomodó la parte inferior del bikini y pude ver durante dos segundos la mata de pelo negro.

Por las mañanas recreaba la vista en la playa y me imaginaba como era, pero lo único que me alegraba era las horas del descanso y mis viajes al garaje. Cada vez estaba más caliente y bajaba todos los días. Varios días pude ver que mi prima estaba en la ventana y me vio salir del garaje, pero no dijo nada. Hasta que un día cuando ya había terminado con mi sesión masturbatoria y estaba escondiendo la revista en las baldas entró ella y me pregunto:

- Que haces aquí?

- Estoy buscando un puzzle, me aburro mucho en las horas de la siesta.

La cosa quedó así pero yo sabía que quería averiguar que es lo que solía hacer. Nos fuimos como todas las tardes, cada uno con sus amigos.

A la mañana siguiente y antes de ir a la playa fui al garaje para esconder la revista en otro lugar pero cual fue mi sorpresa que la revista no estaba allí. Esa mañana, no tomé el sol junto a Natalia, estuve todo el rato en el agua. Me daba mucha vergüenza estar junto a ella, pero ella no había cambiado nada en su forma de relacionarse conmigo. A la tarde me quedé en la habitación leyendo un tebeo cuando Natalia toca la puerta.

- Puedo pasar?

- Claro.

- Jose, a ti te gusta leer?

- Claro, estoy leyendo este tebeo que es muy divertido.

- Me imagino que te cansarás más que leyendo esta revista, porque aquí casi todo es fotos. Sacó la revista que llevaba escondida en la espalda.

Yo no sabía donde metemerme, estaba rojo como un tomate y no me atrevía a mirarle a la cara.

- Mira Jose no te preocupes, que todos hemos tenido doce años y curiosidad por conocer el cuerpo del sexo contrario. Yo también a tus años tenía revistas escondidas, pero aquellas eran más fuertes. Se veía como hacían el amor . Pero yo tengo una gran pena.

- Trague saliva y pude decir. Qué?

- Que cuando yo tenía mis dudas, y ganas de saber, no había nadie a quien pudiera preguntar, porque a papa y mama no me atrevía a decirles nada. Por eso he pensado que a ti no te tiene que pasar lo mismo. Lo único que te pido es que no cuentes a nadie nada.

- Nada de qué?

- Mira, sé que te has masturbado viendo las revista, mira esta hoja está completamente manchada. Pero si tú quieres vas a tener la oportunidad de ver una chica de verdad.

No me lo podía creer lo que me estaba pasando, estaba diciendo que si yo quería se desnudaría ante mi. Cuantas veces había soñado ver ese cuerpo desnudo.

- Estas diciendo en serio que te puedo ver desnuda?

- Claro, además si alguna vez tienes dudas yo intentaré respondértelas, pero todo ello con la condición de que no se lo digas a nadie, queda claro, a nadie!.

- Si, no te preocupes que ya sabes que yo cumplo siempre mi palabra.

- Entonces cierra la puerta con pestillo y siéntante en la cama.

Hice lo que había mandado. Allí estaba yo sentado en la cama frente a mi prima. En un principio se quitó la cinta del pelo y se sacó la blusa de dentro del pantalón. La blusa era blanca y se transparentaba el sujetador. Empezó con los botones de abajo, lentamente hasta llegar a la altura de los pechos. Yo seguía en la cama con la boca abierta, me hizo un guiño y se quitó la blusa. El sujetador que llevaba era blanco, no tenía transparencias y tenía más tela que el bikini de la playa. Pero no se detuvo allí echó las manos atrás y lo soltó, se lo quitó y me lo lanzó a la cara. Las dos tetas quedaron libres de toda atadura, yo seguía sin creérmelo. Mi prima empezó a acariciarse los pezones, que enseguida se endurecieron. Estuvo así un rato, yo con la boca abierta y mirando atentamente.

- Te gustan? - Muchísimo, en la playa me las he imaginado muchas veces, pero en la realidad son mucho mejor.

- Qué, quieres que siga quitántome ropa de abajo?

- Claro, por favor.

Natalia se agacho y se soltó las deportivas, las lanzó al aire y me dijo que le ayudara a quitarse los calcetines. puso un pie encima de mis rodillas y se lo quite. Le miré a la cara para decirle que subiese el otro pie, y la imagen que vi fue genial. Mi prima con una gran sonrisa y sus dos tetas al aire. Subió el otro pie y le quite al calcetín que faltaba.

Dio dos pasos para atrás y con un nuevo guiño empezó a soltarse los botones del pantalón. Llevaba un pantalones vaqueros con la bragueta de botones. Según iba soltándose aparecían unas bragas blancas. Ella me miraba a los ojos y sonreía. Empezó a bajar los pantalones y cuando se los quitó me di cuenta que era la primera vez que estaba en frente de una mujer casi desnuda. Me dijo:

- Bueno, ya es suficiente por hoy.

Os podéis imaginar el chasco que de me di. Estaba a punto de ver la entrepierna que tanto había soñado y...

- No por favor, así ya te he visto muchas veces con el bikini de la playa, sigue.

- Hay que pillín yo creía que ya te bastaría con lo que has visto pero quieres que continúe.

- Si, que nunca he visto un chocho de verdad.

- Bueno, seguiré

Puso las manos en el borde de las bragas que también eran blancas y sin ningún tipo de trasparencias. Sólo tenían un lacito rosa en la parte superior. Estuvo un tiempo jugando con la goma, pero al final se decidió a bajarlas. Ante mi se presentó un una mata de pelo. Para entonces estaba muy excitado, y era patente, por que los pantalones de deporte que llevaba tenían "una tienda de campaña" de lo más grande. En un roce involuntario de mi mano con mi pene me di cuenta de mi estado, me averguencé mucho, sobre todo cuando me di cuenta que estaba a punto de correrme. Sin decir nada salí corriendo de la habitación y fui al baño a masturbarme. En mi vida había tenido una erección tan grande, y nunca había eyaculado tanta leche. Estuve un buen rato en el baño y para cuando salí Natalia ya no estaba en mi habitación. Había recogido toda su ropa y se había ido.

Esa tarde jugué con más ganas que nunca a fútbol con mis amigos. No hable con nadie de lo ocurrido y todavía no me creía que es lo que me estaba pasado.

A la mañana siguiente al ir a la playa me acerqué a Natalia y le dije:

- Gracias, por lo que hiciste ayer por mi. La verdad que eres muy guapa y me gustó mucho tu cuerpo.

- Es un halago muy bonito, lo único me di cuenta que te ruborizaste al ver que tenías esa enorme erección, no te preocupes, es algo normal. Además yo ya he visto muchas veces el pene de mi novio erecto, por lo que no tienes que preocuparte. Otra vez no tienes que salir tan corriendo a masturbarte al baño.

Implícitamente me estaba invitando a una segunda vez, pero yo todavía no había asimilado lo de la tarde anterior.

Una vez en la playa, me puse delante de ella para tomar el sol. Cerré los ojos y recordé centímetro a centímetro lo que había visto la tarde anterior. En un momento dado abrí los ojos y pude ver que ella disimuladamente me miraba. Dobló las rodillas y abrió las piernas , me sonrió y se fue al agua. Yo tenía con la gran erección que tenía no la pude seguir, y me quede tumbado.

Los días siguientes fueron como los del resto del verano, que por cierto ya estaba llegando a su fin. Era el último jueves del verano, al día siguiente venían nuestros padres y tras el fin de semana nos íbamos todos a casa, por lo que era mi última oportunidad de intentar ver otra vez el cuerpo de mi prima , con más tranquilidad, ya que la anterior vez salí demasiado deprisa. A la mañana en el desayuno le dije que en la hora de la siesta me gustaría que me aclarase una duda sobre sexo. No me contestó pero una sonrisa maliciosa me dio esperanzas.

Antes de comer le dije a Juan que me dolía el pie y que no podía jugar a fútbol. Así tenía más tiempo. Natalia después de comer llamó por teléfono a sus amigas para decirles que hasta la noche no saldría.

La hora que tardó en venir a mi habitación fue la más larga de toda mi vida, no había pensado que es lo que le iba a preguntar pero estaba claro que quería verla desnuda otra vez. Sonó la puerta y dijo.

- Jose, soy Natalia, puedo entrar?

- Claro.

Cuando abrió la puerta me quede maravillado, se había vestido con un vestido negro que resaltaba todavía más su figura.

- Estás preciosa, te sienta muy bien este vestido

- Muchas gracias ¿Qué es lo querías saber?

- El otro día, salí con mucha prisa y me gustaría verte otra vez, además la entrepierna es lo que más ganas tenía de ver y casi no lo vi.

- De acuerdo, pero tienes que prometerme que no saldrás corriendo como la otra vez. Ya sabes que he visto muchas veces a mi novio desnudo y no me voy a asustar.

- De acuerdo,

- Cierra la puerta con pestillo, que no quiero que nadie nos descubra.

Me levanté y cerré la puerta.

- Ah, hoy te voy a poner una nueva condición, si quieres que me quite algo lo tendrás que hacer tu. Yo no voy a poner impedimentos pero, si tu no me quitas nada yo me quedo igual.

Me quede en blanco, eso era más de lo que había soñado, pero mi prima sabía muy bien lo que se hacía. Yo estaba sentado en la cama y ella en frente como la última vez, pero no sabía que hace, me cogió desprevenido.

- Bueno te decides o me voy

- De acuerdo que hago.

- Lo que tú quieras, y por donde tú quieras. Eres tú el que te has quedado con dudas, por lo tanto tú sabrás que es lo que quieres. Tú me indicas.

Con la voz temblorosa le dije que subiese los brazos, lo hizo y la minifalda llegó hasta la mitad de la pantorrilla, le mandé que se subiera a la silla para así poder ver su ropa interior. Era algo que siempre me gustaba . Lo hizo, se subió a la silla y poniéndome delante pude ver las bragas, que no eran como las del día anterior. Estaba claro que iba a hacer lo que le pediría, además no teníamos prisa, nos habíamos quedado solos en casa.

Le ordené que bajase de la silla y que se pusiese delante mío. Me acerqué mucho y podía notar su respiración agitada. Empecé a deslizar la tira de la derecha del vestido y poco a poco la de la izquierda. Ante mi apareció un sujetador que no se parecía en nada al del día anterior, era todo de puntillas, y se transparentaban los dos pezones que para entonces estaba duros. El cierre del sujetador estaba delante, le miré a los ojos y le dije:

- Puedo

- Ya sabes que los límites los vas a poner tu.

Con las manos temblorosas y con bastante dificultad solté el sujetador, le miré como pidiendo permiso para poder tocarlos y asintió con la cabeza. Eran más blandos de lo que creía, según tocaba más, más se endurecían los pezones.

- Hazlo más despacio que me estas haciendo daño .

- Enséñame tu.

Cogió sus dos manos, las puso sobre las mías y empezó a girarlas suavemente.

- También nos gusta que juguéis con los dedos en los pezones.

Así estuvimos un buen rato, su respiración era cada vez más entrecortada.

- Natalia voy a seguir desnudándote.

- Como tú quieras.

El vestido se había quedado en la cintura, con un pequeño tirón bajó hasta los tobillos. El espectáculo era maravilloso, las bragas eran como el sujetador, con puntillas y se trasparentaba la gran mata de pelos negros que cubría su sexo. Pero lo que más me llamó la atención fue que era un tanga que sólo tenía un hilito que se le metía por el culo. Por fin en tanga, pense para mi, le ordené que se diera varias vueltas por la habitación, mientras que contemplaba boquiabierto.

- Ahora quédate aquí y abre un poquito las piernas.

Así lo hizo, comencé a bajar el tanga y al acercarme olí por primera vez ese olor tan peculiar de mujer excitada. Baje el tanga hasta la mitad de la pantorrilla y me quede contemplando la mata de pelo que estaba bien cuidado por las esquinas. Seguí bajando hasta los tobillos y conseguí quitárselas y tirarlas encima de la cama.

Allí estaba en la mitad de la habitación totalmente desnuda y esperando nuevas ordenes. Os podéis imaginar que para entonces y desde hacía un buen rato la erección que yo tenía era impresionante, pero ya había perdido toda la vergüenza.

- Me gustaría ver con detalle tu entrepierna. Siéntate en la silla y abre las piernas.

Cogió la silla la puso en la mitad de la habitación y se sentó con las piernas abiertas al máximo.

No perdía ojo, me senté en el suelo muy cerca de su sexo y le dije que me explicara cuales eran los puntos de placer.

- Empezó señalándome el ojete y diciendo que ese agujerito era como el nuestro, pero que todo lo demás era diferente. Con los dedos abrió sus labios superiores y me mostró cual era el clítoris. Me dijo que había que tocarlo muy suavemente y empezó con el dedo índice de la mano derecha.

- Me gustaría probar a mi.

- Bien, pero con mucho cuidado.

Estaba muy mojado, en principio me ayudó con su mano, pero como aprendí enseguida, pasó a masajearse las tetas con sus manos. Cada vez su respiración era más rápida, hasta que soltó un gemido y se quedó un rato con los ojos cerrados. Más tarde supe que ese fue el primer orgasmo que había provocado a una mujer.

- Creo que hoy has solucionado todas tu dudas, No?

- Si, Esto nunca me lo había imaginado, eres maravillosa. No se como agradecértelo

- Hay algo que puedes hacer tu. Antes te he dicho que yo ya había visto penes erectos pero me gustaría verte a ti desnudo.

Casi me muero de vergüenza, otra vez fui consciente del tamaño que tenía mi pene y ahora quería verlo. No podía negarme, ella había cumplido todo lo que le había pedido.

Ella al ver que dudaba me dijo.

- No te preocupes, yo te ayudaré a desnudarte. Acércate.

Me acerque y empezó por quitarme la camiseta. En este momento pude observar que la punta de mi pene intentaba salir fuera del pantalón. Me quedé quieto y le dejé hacer. Con las zapatilla no tuvo mucho problema, y como no llevaba calcetines sólo me faltaba el pantalón de deporte.

Puso sus dos manos en la goma y empezó a bajar el pantalón. Para esto ella estaba de cuclillas en frente de mí con todas las piernas abiertas. Mi pene salió como un resorte y casi le golpea en la cara.

Terminó de quitarme los pantalones y dijo.

- Para ser un chico de doce años estás muy desarrollado. Me dejas que te haga eso que tanto te gusta?

- Por su puesto, pero ten cuidado que te voy a manchar.

- No te preocupes.

Con su mano derecha empezó a masturbarme muy lentamente, yo cerraba los ojos y gozaba de todos y cada uno de los movimientos. Abría los ojos y veía mi prima con la piernas abiertas y pajeándome como nunca lo había hecho yo mismo.

- Me parece que esto también te va a gustar.

Dicho esto, abrió su boca y empezó a chupar con mucho entusiasmo. Esto fue demasiado para mi y eyaculé en su boca. No desperdició ni una gota.

Nos sentamos un rato en la cama y tras descansar un rato me dijo.

- Jose, me parece que te he resuelto todas las dudas y algunas más, sabes que cuando quieras te ayudaré en lo que quiera, pero por lo que más quiera no cuentes esto a nadie, si no vamos a tener muchos problemas. Ahora dúchate y yo me ducho en mi habitación que estarán para llegar.

- No te preocupes que no olvidaré lo que me has enseñado.

Cada uno se duchó en su habitación y para cuando vinieron el resto de la familia estábamos viendo una película en la televisión. Aquel fin de semana no pasó nada más y regresamos a casa. A partir del siguiente año Natalia se fue de vacaciones con su novio, pero nunca podré olvidar aquel verano.

Capitulo 2

Como ya conté en el relato anterior el verano de mis doce años fue el mejor. Le debo mucho de mis primeras experiencias a mi prima Natalia. Yo nunca pude imaginar que mi prima hiciese lo que hizo, el verla desnuda era algo que no entraba en mis cálculos, mucho menos ponerme desnudo junto a ella y la mamada que me dio, mi primera mamada, ha sido la mejor durante muchos años.

Como ya dije al año siguiente volvimos a casa de nuestros abuelos, pero Natalia que había empezado a salir con un chico, solo venía los fines de semana. Vino con el novio y por lo tanto no me atreví a decirle nada.

El verano siguiente yo ya contaba con catorce años y la experiencia sexual iba aumentando. No tenía novia formal, pero con María la compañera del colegio, si había tenido una clase práctica de biología. Yo no había estado con ninguna chica, excepto con Natalia, pero sus explicaciones las recordaba muy bien y María se lo paso de maravilla en la exploración que le hice en los servicios del colegio. Ella no había mamado polla alguna, pero se esforzó y a pesar de que el placer logrado no se acercaba al que me había proporcionado Natalia, tampoco lo pasé mal.

Este era el segundo verano desde que aprendí con Natalia. Ya no solíamos jugar tanto a fútbol y pasábamos muchas horas en la plaza del pueblo junto a otras cuadrillas de chicas. Las horas se hacían largas sobre todo cuando no aparecía Marta que era una chica del pueblo que me atraía mucho.

Por la mañana seguía el mismo ritual de todos los años, nos levantábamos prontito para luego ir a la playa, la abuela no ponía ningún traba con el horario nocturno, sabía que en el pueblo no nos iba a pasar nada, pero a las nueve y media todos nos teníamos que levantar. Ahora entendía las protestas de mi hermano y Natalia cuando no se querían levantar.

Yo me pasaba todo el día intentando llamar la atención de Marta, pero parecía que yo no existía. Tal era mi atención que prestaba a Marta, que mi prima Laura se empezaba a aburrir. Otros veranos solíamos jugar mucho en la playa, y durante las noches cuando os juntamos con los amigos. Ella seguía yendo a la playa junto a mis primos y la abuela, muchas veces solíamos hacer guerras en el agua, croquetas de arena en la playa y los juegos típicos de verano en la playa. Laura no tenía muchas amigas en el pueblo por lo que no me llamó la atención el que estuviese casi todo el tiempo junto a mí. La verdad es que no me molestaba. Le gustaba hacer grandes guerras en el agua y siempre ponía un especial interés en estar en el equipo contrario al que estaba yo, pero no le di importancia.

Pero todo cambió un día en el que Laura había ido a la playa con el bikini de su hermana Natalia. La abuela le preguntó:

- Laura, ese bikini es el que le regalé a Natalia.

- Si abuela, pero como el mío está en la lavadora, y Natalia no lo va a usar lo he cogido del armario.

Al oír el nombre de Natalia me fijé en mi primita. La verdad es que era la primera vez que me fijaba con tanta atención , con el paso de los años Laura se había convertido en una mujercita, los pechos los tenía desarrollados y no envidiaban en nada a los de Natalia, incluso parecían algo más grandes. Su cuerpo sin estar del todo desarrollado estaba bastante bien. El vientre plano y las piernas largas. Por un instante me volvieron las imágenes de Natalia, dos veranos atrás. El bikini de triángulos sujetos con cuerdas quedaba muy bien en el cuerpo de mi primita.

Al ir al agua, mi atención se centró más en Laura, que como siempre se había puesto en el equipo contrario de la guerra de agua. A lo largo de la mañana pude comprobar que era ella la que más venía en contra mía y que en tres ocasiones "accidentalmente" sus manos terminaron en mi entrepierna. No le di mayor importancia, pero desde ese momento seguí con mi vista todos los movimientos que hacía. Pude comprobar que en casa siempre tenía que recoger alguna camiseta del armario, cuando yo estaba descansando y que varias veces tuvo que cerrar rápidamente la puerta de la habitación al ver que me estaba cambiando. No creo que pudo ver nada porque yo siempre me cambiaba de espaldas a la puerta.

Los días siguientes no cambiaron, yo seguía con los intentos de llamar la atención de Marta, pero ahora me fijaba cada vez más en Laura. Recordaba constantemente las palabras de Natalia, cuando me dijo que ella ya agradecería tener a alguien que le aclarase dudas sobre sexo y no tuviera que ir a las revistas pornográficas. Pero me daba miedo que con Laura no fuese igual, y si ella le decía algo a alguien? Y si era casualidad todo lo que estaba pasado estos días. Yo aprendí mucho de mi prima, pero la diferencia de edad que tenía con Laura no era tanta, no sabía si podría ayudarla en algo.

Planeé un plan para los días sucesivos. Cuando iba a la ducha siempre avisaba, pero nunca cerraba la puerta con pestillo. En dos ocasiones Laura entró el baño "pensando de que no había nadie", pero para entonces yo ya estaba vestido. Seguía recogiendo las camisetas del armario de mi habitación durante mi siesta. A veces, me hacía el dormido y se quedaba un momento mirándome, ya que solía estar sólo con unos calzoncillos. Un paso más, fue cuando las veces que nos quedábamos viendo la televisión yo siempre iba con unos pantalones de deporte anchos. Ella se colocaba en el suelo en frente del sofá leyendo un libro. Un día decidí no ponerme calzoncillos debajo del pantalón. Con un poco de suerte ella se sentaría en frente y así podría ver su reacción.

Baje al salón y al llegar el primero me senté en el sofá y cogí el periódico. Según llegaban se iban sentando junto a mí, pero para cuando llegó Laura, ya estaban todos los sofás ocupados y se sentó en el suelo en frente mío. Yo que estaba leyendo el periódico lo baje un poco para poder ver su cara. Efectivamente, con mucho disimulo, pero su vista estaba constantemente en mi entrepierna, pero cuando abrí las piernas y unos de mis huevos salió al exterior, cambió su semblante y no pudo disimular, estuvo mucho tiempo con la mirada fija en mí. Al final se sonrojó y levantándose se fue a su habitación.

No había dudas de que yo era el punto de interés de Laura, ahora abría que buscar un momento adecuado para dar el siguiente paso.

Durante la siesta se repitió el ritual de entrada a por las camisetas. Yo me había puesto los calzoncillos y había dejado los pantalones de deporte junto al armario. Me hice el dormido y ella como todos los día estuvo un buen rato mirándome, pero al abrir el armario vio el pantalón en la silla, lo cogió y lo empezó a oler. Yo hice que despertaba, ella dejó el pantalón y se marchó corriendo sin coger camiseta alguna.

Todo estaba saliendo como yo lo estaba planeando, el momento más indicado era el de la siesta, lo había decido. Todos estaban descansando y a nadie le llamaría la atención que entrase en mi habitación, pues era habitual.

Al día siguiente durante la siesta no me acosté y me senté leyendo un libro. Como todos los día Laura entró silenciosamente en la habitación, pero al ver que estaba despierto no acertó a decir nada.

- Hola Laura, ¿qué haces?

- Pues, yo, tengo que coger una camiseta del armario.

- Cógela!.

- Ya está - dijo acercándose al armario y cogiendo lo primero que encontró-

- Ayer a la tarde no tuviste tiempo de coger ninguna.

Al escuchar esto se puso muy colorada y me miró a los ojos.

- Me parece que mis pantalones de deporte no es lo que buscabas.

Al sentirse acorralada se echó a llorar.

- Por que lloras!

- No lo volveré a hacer, pero por favor no se lo digas a la abuela.

- ¿Qué es lo que no volverás a hacer?.

- El andar con tu ropa.

- Pero me parece que a tí no sólo te gusta mi ropa, porque no te concentraste mucho mientras leías el libro el otro día en la sala, ¿verdad?

No contestó nada, pero la cara de vergüenza que tenía era prueba suficiente que había acertado de pleno.

- Bueno, tranquilízate que no le voy a contar a nadie lo que hemos hablado.

Le costó pero al final pudo controlar el llanto y se tranquilizó. Yo entonces cogí el papel de Natalia hace dos años.

- ¿Qué es lo que te pasa?

- Mira Jose, ya tengo doce años y ahora me fijo más en los chicos. El que más cerca que tengo, a parte de mi hermano, eres tú y la verdad que llevo todo el verano fijándome en ti, tus movimientos, tu cuerpo en la playa, cuando te echas la siesta.

- Y que te parece.

- Estás muy bien.

- Me halagas mucho, pero supongo que no estarás de todo satisfecha.

- ¿Por?

- Porque hay algo que no has visto, aunque el otro día en la sala casi lo consigues?

- Si es verdad en la playa te veo con bañador y cuando duermes la siesta en calzoncillos, pero nunca te he podido ver desnudo del todo.

- En definitiva que te gustaría ver que es lo que hay debajo del traje de baño, ¿no?.

- Pues claro! todavía no he visto ninguna polla de un chico que tenga pelos. De pequeños ya me la enseñaste pero ahora será diferente.

- Está bien, pero tienes que prometerme que no vas contárselo a nadie. Ahora cierra la puerta con pestillo.

Cerro la puerta y se sentó en la silla de la habitación. Yo empecé quitándome la camiseta, luego las zapatillas, pero ella sólo miraba a la bragueta de mi pantalón.

- ¿Qué te parece?

- Hasta ahora ya lo tenía todo visto.

Empecé a soltar lentamente los botones de la bragueta de mi pantalón, y lo bajé lentamente para quedarme en calzoncillos delante de ella. Para entonces tenía la polla a mil, marcando un gran bulto.

Mi prima estaba en frente con la mirada puesta fijamente en mis calzoncillos, yo empecé a jugar con la goma y le hice un guiño, como preguntándole que si quería que los bajase. Ella afirmó con la cabeza y lentamente los bajé. Salió como un resorte. Me di varias vueltas para que pudiese ver todo mi cuerpo.

- Bueno ya lo has visto, ¿qué te parece?

- No creía que iba a ser tan grande, ¿me lo dejas tocar?

- Normalmente si no estás excitado, no suele estar tan grande, te dejo tocarlo pero si lo haces con cuidado.

Su mano se acercó como si fuese a tocar la cristalería más fina del mundo. Con un dedo empezó con la punta pero luego rápidamente la cogió con las dos manos y jugó con los huevos.

Así estábamos los dos, cuando empezaron a sonar puertas en la casa, señal que la gente ya había terminado la siesta, le dije que tendría que salir. Abrió la puerta y al ver que no había nadie en el pasillo, rápidamente se encerró en su habitación.

Todo había salido como lo había planeado, ahora el "experto" era yo y la aprendiz mi prima.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano como de costumbre, pero mi abuela nos dijo que teníamos que ir a la ciudad a hacer compras, que volveríamos para comer. Las protestas fueron generalizadas, nadie tenía ganas de ir a la ciudad. Con la excusa de que habíamos quedado para jugar un partido en la playa pudimos convencer a la abuela que nos dejase quedarnos. Podríamos ir a la playa pero antes teníamos que recoger y limpiar la casa. Todos estuvimos de acuerdo y la abuela cogió el coche y se marchó. Entre todos recogimos enseguida la casa, mi primo y mi hermano dijeron que iban aprovechar la mañana para dormir. Yo les dije que me iba a la playa y Laura que se venía conmigo.

Según nos acercábamos a la playa, Laura me dijo que hoy no tenía ganas de estar con los amigos, y aprovechando de que estábamos solos, podíamos ir a la otra playa. Esta playa estaba más alejada del pueblo, por lo que había menos gente. Al no ser festivo estábamos solos en la playa. Nos tumbamos tomando el sol. Laura había traído el bikini de su hermana. Después de estar un rato tomando el sol Laura me dijo.

- Jose, ayer me hiciste un gran favor. Tenía muchas ganas de ver como la tenéis los chicos. Gracias.

- Ya sabes, para eso estamos, pero por favor no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a tus amigas.

- No te preocupes. Pero ahora que estamos solos me dejarías verla otra vez.

- Vale, pero vámonos detrás de esos pinos no nos vaya a ver nadie.

Recogimos nuestras toallas, y fuimos detrás de unos pinos que hacían una hondonada. Allí nadie nos podría ver.

- Aquí estamos otra vez, ¿quieres quitarme tu el traje de baño?

- Vale!.

Diciendo esto se agachó delante mío y me bajo poco a poco el traje de baño. Hoy, todavía estaba en "reposo" por lo que se extrañó.

- Que pequeña la tienes hoy!.

- Ya te dije que se agranda cuando nos excitamos.

- Y que hay que hacer para que se agrande.

- Cógela con la mano y haz este movimiento. Le acerqué su mano y le enseñé como lo tenía que hacer.

- Lo estás haciendo muy bien, de seguir así vas a conseguir que salga la leche.

- Entonces si que estarás excitado del todo. ¿Me dejas que siga?

- ¡Cómo no!

Así siguió hasta que eyaculé en su cara. Nos tumbamos en las toallas y estuvimos un rato en silencio.

- Laura, has conseguido que lo pase muy bien. Pero ahora me gustaría verte a ti desnuda.

- Me da vergüenza, pero después de verte a tí creo que tú también tienes derecho.

Se empezó a levantar pero no le dejé, hice que se tumbara otra vez y que extendiese los brazos en cruz. Ella me miraba a los ojos y sonreía, pero también miraba a mi pene que ya tenía una pequeña erección.

Le hice sentarse y le solté el nudo del sujetador. Cuando se tumbó todavía lo tenía bien puesto. Poco a poco fui quitándole el sujetador y aparecieron dos hermosas tetas blancas con unos pequeños pezones rosados en el centro. Estuve un buen rato mirándolos tocándolos suavemente. Mis caricias cada vez eran más amplias y llegaron al ombligo y a la parte de abajo del bikini. En este momento me acorde de cuantas veces había mirado esa parte del bikini con Natalia, hoy podría hacer lo que tanto había soñado. Poco a poco le solté los dos nudos laterales. Todo parecía estar igual, pero ahora podía ir bajando el triángulo delantero. Ante mi apareció una enorme mata de pelo, no creía que tuviese tanto vello. Llegó un momento en el que la prenda no podía bajar más pues tenía las pierna muy juntas.

- Abre las piernas por favor.

Sin decir nada abrió lentamente las piernas, y pude ver su preciado secreto. Ella seguía con una sonrisa en los labios, sobre todo cuando veía que ya estaba totalmente empalmado.

- Tú has hecho que me lo pasase muy bien, si quieres puedo hacer que pases un buen rato.

- Muy bien.

Empecé besándole los pezones y con una mano dándole un masaje en el coño. Poco a poco su respiración era más rápida. Fui bajando y mientras con una mano abría sus labios vaginales con la otra acariciaba el clítoris. Me acerque más y empece a besar su entrepierna. Cuanto más chupaba más levantaba las caderas y más se movía.

- Jose, me lo estoy pasando mejor que nunca, pero también me gustaría chupártela a ti.

Me di la vuelta y me puse en posición de 69 y así estuvimos un buen rato. Yo noté que ya había tenido un orgasmo pero como seguía chupando no me paré. Llegó un momento en que iba a eyacular, le avisé pero ella agarró con la dos manos mi culo y tragó todo el semen.

Estuvimos un buen rato dormidos. Nos vestimos y fuimos hacia casa con la promesa de que nadie sabría que es lo que habíamos hecho. Ese verano fue más intenso de lo planeado. Marta seguía sin hacerme caso, pero ahora mi prima había conseguido que me olvidara de ella, pero eso es otra historia...

Capitulo 3

Desde aquel día en la playa mi verano había cambiado por completo. Seguía interesándome por Marta pero ella no me hacía el menor caso, por lo que mi atención se centró en mi prima Laura.

No teníamos muchos momentos en los que podíamos estar juntos. Además mi abuela empezaba a sospechar algo, le había preguntado varias veces a que iba a mi habitación durante la siesta. Ella le dijo que el armario de su habitación era pequeño y que no podía meter todo, por lo que los nikys los tenía en mi habitación.

Empecé a preocuparme, no tenía muchas ganas de dar ninguna explicación a nadie, y menos a mi abuela. Un día le comenté:

- Laura, la abuela cada vez nos vigila más, en la playa no nos quita ojo de lo que hacemos. Durante la siesta no deja que cierre la puerta, es mejor que no sigamos con nuestros juegos.

- El otro día en la playa me lo pasé muy bien, me gustaría repetir, pero ya no vamos solos a ninguna parte y tienes razón en que la abuela nos está vigilando muy de cerca. Esperaremos unos días, Vale!

Todo volvió a la normalidad, Laura seguía entrando a por las camisetas en la hora de la siesta, pero la cogía enseguida y se iba. Un día vino con una minifalda muy corta y estando yo en la cama abrió la puerta de la armario para coger una camiseta, pero esta vez se agachó sin doblar las rodillas y pude ver su hermoso culo y coño pues no se había puesto las bragas. Estuvo un rato con las pierna un poco abiertas para que pudiera ver con tranquilidad. Al salir me miró y me sonrió.

Otro día mientras se cambiaba el bañador en la playa se le abrió la toalla "accidentalmente" y pude ver sus hermosas tetas y el triángulo negro de la entrepierna. Antes hacer estas exhibiciones se aseguraba que la abuela estaba en otro lugar y nadie se diese cuenta. Eran unos segundos muy emocionantes.

En otra siesta el que le preparó la sorpresa fui yo. Estando yo en la cama me masturbe para tener mi polla bien parada y cuando entró a por el niky me quité las sábanas y se la enseñé. Ella se puso muy contenta y dándome las gracias se acercó me la besó, cogió la camiseta y se marchó.

Una mañana me llamó mi abuela:

- Jose, ya sabes que en el pueblo no hay academias. El otro día me comentó la madre de Esther que su hija había suspendido matemáticas y que necesitaría ayuda. He pensado que tu puedes ir todas las tardes una hora a ayudarle.

- No abuela, yo estoy de vacaciones, ya he estudiado durante todo el año ahora no me apetece seguir trabajando.

- Ya lo sé, pero tú ere un buen estudiante y seguro que le puedes ayudar. Además la madre de Esther me dijo que te pagaría algo.

- Pero va a ser un rollo, ¿a qué hora quiere que vaya?

- A las tardes, puedes elegir tú si después o durante la siesta. Además estoy pensando que al ser Laura y Esther de la misma edad tampoco le vendría mal que repasase las matemáticas.

La idea empezaba a gustarme, por fin podríamos estar solos, pero no podía ceder tan pronto.

- Eso si que es un rollo, ¿qué hago yocon estas dos? Y mientras mis amigos jugando a fútbol.

- Tu verás que es lo que quieres hacer, pero ya sabes que no sueles tener mucho dinero para gastar durante los fines de semana, y yo no te voy a dar más.

- Vale, ¿cuándo empezamos?

- Le llamaré esta tarde y podéis empezar mañana.

Al estar tanta gente en casa de mi abuela quedamos que iríamos a casa de Esther. A la tarde siguiente fuimos Laura y yo con los libros de matemática. la casa estaba en las afueras del pueblo. Era una villa de dos plantas que tenía piscina. A lo mejor cuando tuviéramos más confianza podríamos quedarnos a bañarnos. En el primer piso estaba el salón, la cocina , el comedor y el dormitorio de los padres. En el piso superior la habitación de Esther, la habitación de invitados y un estudio, que es donde nos juntábamos a estudiar.

Nos abrió la puerta la madre de Esther, una señora de unos cuarenta años muy sonriente y que agradeció de corazón la ayuda que le estaba dando. Nos llevó al salón y ahí estaba Esther con su padre.

Esther es más alta que Laura y está más desarrollada, no parecía que tuviese doce años. Estaba vestida con un vestido minifalda negro con lunares blancos, que hacía resaltar más su hermosa figura.

Nos presentamos y sin más preámbulos nos fuimos al estudio. Estuvimos una hora sin descanso. La verdad es que le costaba mucho entender los diferentes problemas. Mi prima Laura comprendía con más facilidad y avanzaba con mayor rapidez

Así estuvimos durante una semana, al terminar la hora el padre de Esther nos llevaba al centro del pueblo en coche. En los momentos que Esther hacía los deberes me fijaba en ella, era muy guapa y su sonrisa era preciosa. Las tetas se intuían muy bonitas debajo de los vestidos o nikys que se ponía.

Ella era muy aplicada y se esforzaba mucho a la hora de trabajar. Yo estaba contento con el trabajo, porque ahora ya podía gastar algo más durante los fines de semana. Pero con mi prima no podía estar a solas, ya que el padre de Esther nos acercaba hasta el pueblo y nos juntábamos con los amigos.

Pero a la semana y media el plan cambió. Los padres de Esther empezaban a trabajar y ya no nos acercaban al pueblo, tendríamos que ir andando. Su padre al ver que íbamos a perder bastante tiempo nos dijo que si quisiéramos nos podíamos bañar en la piscina, pero siempre después de acabar la tarea. Quedamos en llevar los trajes de baños al día siguiente.

La clase de matemáticas terminaron como era costumbre, y bajamos a la piscina. Yo me había cambiado el primero y ya estaba en el agua para cuando llegaron las dos chicas. Laura trajo el bikini de su hermana que tanto me gustaba. Esther tenía un traje de baño blanco y dentro de él un cuerpo que quitaba el hipo.

Estuvimos durante dos horas en el agua, en las guerras que hicimos Esther se mostró muy tímida, pero mi prima y yo aprovechamos para tocar aquellas partes del cuerpo que más nos gustaban.

Al día siguiente, al terminar las clases de matemáticas Esther dijo que tenía que seguir estudiando biología, yo le dije que me iba a dar un baño y Laura se quedó con ella. Al cambiarme me acerqué a la puerta para oir que es lo que decía. Estaban estudiando el aparato reproductor humano.

- Laura esta es la lección que más me gusta. Se muy bien todas las partes de los hombres y de las mujeres.

- Yo también la teoría me la se muy bien.

- Si pero la practica es otra cosa - contestó Esther- ya me gustaría que en vez de esos dibujos en el libro apareciesen algunas fotos.

- Siempre pasa lo mismo, lo que nos más nos interesa lo ponen con dibujos.

- Has visto a un chico desnudo alguna vez? - Preguntó Esther a Laura-

En este momento mi corazón dio un vuelco.

- No, contestó Laura manteniendo en secreto nuestros encuentros, pero ya me gustaría.

- Me he fijado en Jose, esta buenísimo. Además tienen un cuerpo de deportista, con muchos músculos.

- Ya, pero es mi primo. - le contestó con mucha decisión para que no tuviese ninguna duda.

Me fui a la piscina. Ese día no bajaron ellas a bañarse y como se hizo tarde nos fuimos mi prima y yo, mientras que caminábamos hacia el pueblo hablamos de lo que había escuchado.

- Antes he escuchado la conversación que teníais, gracias Laura por haber dicho que no habías visto a ningún chico desnudo.

- Hicimos un trato y me parece que iba a ser muy embarazoso el tener que dar explicaciones.

- La verdad es que Esther tiene el mismo problema que tenías tú.

- Te atreverías a quedarte desnudo delante de Esther?

- Me da corte, y además cómo voy a hacerlo?

- No te preocupes, que eso es cosa mía.

Al día siguiente al terminar la clase de matemáticas y cuando ya salía para la piscina Laura me llamó.

-Jose, ayer estuvimos repasando Biología y tenemos algunas dudas.

Esther puso cara de sorpresa pero no dijo nada. Sacaron los libros de biología y estuvimos un buen rato hablando sobre los órganos reproductores.

- Laura viendo que Esther no decía nada tomó la iniciativa. Señalando un dibujo dijo. Jose en la punta del pene hay como una rajita, pero aquí no se ve.

- Si, si quitas la piel se ve la punta que es más roja y hay como una rajita que es por donde meamos.

- ¡Estos libros son una mierda! ¡Con estos dibujos no voy a aprender nada!.- dijo Esther con decisión-.

- A mi me pasaba lo mismo, pero ¿qué se le va hacer?- contesté yo-.

- A mi me parece que podemos hacer algo - dijo Laura con cara de lujuria-

- ¿Qué? preguntó Esther inocentemente.

- Aquí estamos dos chicas y un chico, para que necesitamos dibujos si lo podemos ver al natural.

- No se, me da vergüenza, -dije yo disimulando-.

- Laura, yo estoy de acuerdo, pero no se lo tenemos que decir a nadie Vale! dijo Esther con decisión.

- Bueno, Jose, te animas? No vas a tener muchas oportunidad de ver a dos chicas tú solo!

- Vale! pero quien empieza?

- La duda era del cuerpo de los chicos, así que empiezas tú.

Las dos se levantaron de la silla y se apoyaron en la mesa para poder ver mejor.

Yo me puse en la mitad de la habitación, ya estaba muy excitado, y más viendo a las dos preciosidades que tenía delante. Empecé quitándome las zapatillas, luego el niky

Al llegar al pantalón las miradas de las dos chicas se fijaron para ver que es lo que iba a salir. Baje lentamente el pantalón y salió mi pene en todo su esplendor. Me acerqué a ellas y les enseñé la punta.

- Veis como es? A que se ve mejor que en el dibujo? Ahora os toca a vosotras.

Ahora era yo el que estaba apoyado en la mesa con el mástil bien preparado.

Empezaron por quitarse las camisetas quedando las dos en sujetador. Se lo soltaron la una a la otra y pude ver dos pares de tetas de lo mas apetecible. Siguieron con los pantalones quedándose en bragas. Al bajárselas pude comprobar que Esther tenía un triángulo de pelos más pequeño y cuidado

- Tu tienes menos pelos Esther!

- Si, mi mama me los depila para que no se vean con el traje de baño.

- Me gusta mucho como es, pero quiero ver mejor vuestro aparato reproductor, - dije "con mucho interés científico"-.

Las dos se sentaron en las sillas y se abrieron de piernas. Cada uno miraba a su centro de interés, yo a los labios rosados de aquellos dos chochos y ellas a mi pene que estaba como un mástil. No podía creer lo que me estaba pasado, ante mi tenía a dos chicas muy buenas abiertas de piernas para que pudiera observarlas bien. Yo estaba muy excitado y comencé a masturbarme. Ellas al ver que yo me masturbaba también empezaron a frotarse el sexo. En un principio con un dedo pero luego con toda la mano. Cuando estuve a punto de eyacular, me di cuenta de que iba a ensuciar toda la habitación por lo que me fui al baño y eyacule en el lavabo.

Al volver estaban ellas acariciandose, cada uno a si misma. Yo me acerqué para poder ver mejor cuando escuché el ruido del motor. Regresaron los padres de Esther. Corriendo me puse el traje de baño y ellas se vistieron. Me dirigía a la piscina cuando entraron en la casa.

- Hola Jose, hoy hemos salido antes de la oficina.

- Pues nosotros hemos terminado las clases de matemáticas y ahora se han quedado repasando biología. Yo mientras iba a darme un baño en la piscina.

- ¿Crees que aprobará en septiembre?

- Estudia con mucho interés, va por buen camino.

Con la conversación que di a los padres las dos chicas tuvieron tiempo de vestirse y una vez ordenada la habitación bajar al piso de abajo.

- Hola, papa, mama. Dijo Esther. Habéis venido muy pronto.

- Si, además tenemos muchas ganas de bañarnos. Dejar de estudiar y nos bañamos todos juntos.

No se dieron cuenta de lo que había pasado y al anochecer el padre nos llevó a la casa de mi abuela.

Al día siguiente Laura se tuvo que quedar a ayudar a la abuela, por lo que fui yo solo a casa de Esther.

- Buenas tardes, dije al entrar en la casa.

- Menuda escapada tuvimos ayer, casi nos cogen desnudos a los tres. Hoy no viene Laura?

- No, ha tenido que quedarse a ayudar a la abuela.

- Bien subimos al estudio y comenzamos?

- Vale!

Al ir ella por delante me pude fijar del hermoso culo que tenía. En las escaleras se le veían las piernas pero por más que lo intenté no le pude ver las bragas.

- Hoy en vez de matemáticas podríamos empezar con biología. Ayer me quedé con ganas de saber algo más.

Me quede con la boca abierta. No creía que iba a entrarme así. Me mostré de acuerdo y le pregunté que es lo que quería saber.

- Vámonos a mi habitación que estaremos más tranquilos.

Al entrar me preguntó.

- Estarías dispuesto a enseñármela otra vez.

- Si pero esta vez serás tu la que me desnudes.

Me puse delante de ella, me ordenó que levantara las manos y me quitó el niky. Al soltar la bragueta del pantalón aprovechó para tocar mi polla encima del calzoncillo. Yo no dije nada. Ya sólo quedaba el calzoncillo. Lo bajó muy lentamente y quedé totalmente desnudo delante de ella.

- Ayer vi como te masturbabas, pero me parece que os gusta más que os masturbe una chica. Diciendo esto cogió la polla con la mano y empezó a masturbarme.

Yo para entonces ya tenía una de mis manos en sus tetas y la otra debajo de la falda en la húmeda entrepierna.

- Si sigues así voy a eyacular enseguida, para un poco y desnúdate que yo también quiero verte.

Se quitó el vestido y quedo sólo con las braguitas. Se las bajó y pude volver a ver aquel hermoso cuerpo.

- Yo también te ayudaré a masturbarte. Nos tumbamos en la cama. Ella con las piernas bien abiertas y yo con la polla bien dura. Así estuvimos un rato hasta que empecé a chuparle los pezones, que estaban ya muy duros. Ella dejó de masturbarme y yo continué bajando hasta la entrepierna para poder besar esos labios rojos e hinchados que tenía. Al tocar el clítoris con la lengua ella dio un salto de placer . Estuve un buen rato chupando hasta que un gritito acompañado de un gran temblor en todo su cuerpo me dijo que había tenido un orgasmo.

Se quedo medio dormida en la cama.

- No pensaba que podría pasármelo tan bien, ha sido un placer muy bueno.

- Si pero a mi también me gustaría que me la chupases un poquito.

- No me atrevo, no lo he hecho nunca, no se como hacerlo.

- Piensa que es un chupete y verás como te gusta.

- Se puso a de rodillas en la cama, se metió la polla en la boca y empezó una mamada impresionante.

- Cuando estuve a punto de explotar, le avisé, saco su boca y puso un pañuelo para que no manchara nada. Yo me retorcía de placer.

Esa tarde no dimos más clases.

Al día siguiente fuimos otra vez Laura y yo. Nos recibió en traje de baño.

- Hoy hacemos al revés, primero nos bañamos y luego estudiamos.

Nos pareció buena idea. Laura y yo nos cambiamos en la misma habitación mientras que Esther me miraba con mucho interés.

- Hoy la tienes más pequeña. A mi me gusta más cuando está dura y grande.

- Esther -dijo Laura- . Me gusta mucho cómo tienes arreglado el pelo de ahí abajo. ¿Me ayudarías a depilármelo?

- Yo tengo todo el material pero siempre me ha depilado mama.

- Yo me afeito todos los días, si te atreves puedo hacerlo yo.

- Vale! pero con cuidado.

Dicho esto Esther fue al cuarto de baño y trajo la espuma y la cuchilla. Puso una toalla encima de la cama y le invitó a que se tumbara. Allí estaba con las piernas abiertas de par en par y yo untándole espuma. Aproveché para pasarle el dedo por la raja y así lograr un suspiro de placer.

Para ser el primer coño que depilaba no había quedado tan mal. Le dejé un triángulo más pequeño y mucho más sexi que el que tenía antes. Al terminar le limpié con la toalla.

Laura estaba mirándose al espejo y quedó muy satisfecha con el trabajo realizado. Esther de mientras le explicaba la clase práctica del día anterior, y como casi manchamos toda la habitación.

- No es necesario manchar la habitación. Si te tragas todo lo leche ya no salpica nada.- Le dijo Laura-

- Yo me lo pasé muy bien pero me daba asco.

- Es muy bueno, prueba y ya verás!

Dicho esto se bajó las dos tiras del traje de baño dejando al descubierto las tetas, y siguió hasta quedar totalmente desnuda. Yo para entonces ya estaba totalmente empalmado.

- Esther, me dejas que te chupe yo? Nunca lo he hecho.

- Vale pero yo mientras tanto se la chupo a Jose.

Laura se tumbó en el suelo boca arriba con la cara entre las piernas de Esther, que estaba de rodillas junto a mi con la polla en la boca. Yo de pie mirando todo el espectáculo. Cada uno empezó con su trabajo y para entonces Laura tenía una mano en su entrepierna. Yo cerré los ojos y esta vez no le avisé que me corría. Esther se lo tragó todo y no desperdició nada.

Al llegar los tres al orgasmo nos tumbamos y quedamos dormidos.

Esa tarde tampoco estudiamos nada, pero aprendimos muchísimo . Las siguientes tardes continuamos con nuestras clase prácticas de biología y teóricas de matemáticas. En Septiembre Esther aprobó con nota las dos asignaturas que le quedaban.

Mi abuela se fue a vivir a la ciudad con mis tíos y no volvimos más a veranear al pueblo, pero nunca podré olvidar esos veranos tan intensos

Por Juan Carretero

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