miércoles, 17 de febrero de 2021

Las historias de Yolanda


¿Demasiado joven?

Hola mi nombre es Yolanda y quisiera explicaros lo que fue mi iniciación en el sexo.

Fue muy pronto, a los 8 años, Una tarde en la que estaba en casa jugando en mi dormitorio, se me ocurrió ir a ver a mi hermano mayor, que por aquel entonces tenia 17, a su cuarto. Los dos estábamos solos en casa, yo jugaba y mi hermano estudiaba pues estaba en época de exámenes.

Entre a su habitación sin llamar a la puerta y cuando levante la vista lo que vi fue. Edu estirado en su cama con los pantalones y los calzoncillos por los tobillos y el pene totalmente erecto en la mano meneándolo frenéticamente. El abrió los ojos muy asustado y en cuanto me vio me chillo y me dijo que qué hacia y por que entraba allí sin llamar a la puerta...

Yo Salí de allí inmediatamente y me metí en mi habitación, a los pocos segundos apareció mi hermano, abrió la puerta y me dijo que le perdonara por haberme chillado, que yo no tenia ninguna culpa y que no le contara a nadie lo que había pasado. Yo le dije que no y me abrace a el para darle un beso. El me abrazo y me apretó contra su cuerpo. El era gordito y alto, unos brazos muy fuertes y se parecía mucho a mi papa... yo en sus brazos era como una muñeca, muy bajita y delgada, morena, con los ojos marrones. Estuvimos abrazados un rato y sus manos empezaron a bajar de mi espalda a mi trasero, me apretaba suavemente el trasero por encima de la falda que era del uniforme de la escuela, yo note que su miembro crecía de nuevo ya que lo notaba en el pecho mientras me apretaba. Nos separamos y me dijo que el hacia aquello porque los chicos necesitan hacerlo para relajarse, que lo podían hacer solos o en compañía de una chica.


Yo me senté en la cama y el se quedo de pie frente a mi con aquel bulto asomando bajo sus pantalones. Edu saco su miembro y me enseño como se lo hacia, yo no sabia que decir ni que hacer, el me decía que era muy agradable y muy divertido y yo lo notaba porque su cara se transformaba en una expresión de placer mientras se masturbaba delante mío. Entonces me dijo que a el le gustaría mucho si yo se lo hacia, que no había nada malo y que no hacíamos daño a nadie. Entonces yo cogí con timidez el erecto miembro y lo acaricie bajo sus instrucciones, le estuve masturbando durante mucho rato mientras el jadeaba de placer, movía la cadera y respiraba cada vez mas rápido.

Entonces me cogió la cabeza y me dijo que abriera la boca, que así le gustaría mas. Yo no entendía nada, pero abrí la boca y el me metió el miembro y me movía la cabeza haciéndolo entrar y salir de ella. Ya había pillado el ritmo a hacérselo con la boca y trabajándolo con la lengua cuando Edu, de repente, lo saco y comenzó a salpicarme con fuertes chorros de leche en la cara, el cuello y en mi camisa de la escuela, mientras lanzaba pequeños gruñidos de placer. Yo no sabia que era aquello y me tranquilizo diciéndome que aquello era lo que pasaba cuando se lo pasaba muy bien y que yo se lo había hecho pasar mejor que nunca. Me limpio la cara y el cuello con un pañuelo y me dio un enorme beso en la boca. Yo note por primera vez una lengua en la boca, cosa que nunca había experimentado tampoco. Nos abrazamos y me pidió que por favor no se lo contara nunca a nadie.

A partir de entonces, tuvimos muchos encuentros, pero eso ya os lo iré contando.

Mi primera violación

Hoy os contare la primera vez que me violaron, han sido unas cuantas veces las que me han violado, afortunadamente en ninguna de ellas sufrí lesiones considerables e incluso con alguna de ellas me he llegado a excitar. Si, parecerá raro que me haya llegado a excitar, pero es que a mi me encanta el sexo, me vuelve loca y me encanta probarlo todo en ello y el hacerlo obligada es una experiencia muy excitante y morbosa para mi.

La primera vez que me violaron, tenia 9 años. Yo soy de Barcelona y en aquella época la seguridad en la ciudad era mucha, no había tanta delincuencia como hay ahora y los niños podíamos pasear tranquilamente solos por las calles porque nada nos pasaría, y menos en un barrio tan familiar como era el mío ...

Eran las cinco de la tarde cuando salí del colegio con dos amigas para ir a casa de una de ellas a jugar, ya que hacia poco había sido su cumpleaños y tenia montones de juguetes nuevos. A las 7 salimos de casa Marta y yo, ya que era hora de que fuésemos a casa, Marta vivía en la misma calle que nuestra otra amiga y yo tenia que andar unos 5 minutos hasta llegar a la mía. Me encantaba ese barrio, tenia las calles pequeñitas, siempre te encontrabas con gente conocida y podías pasear tranquilamente a cualquier hora porque tampoco circulaban demasiados coches. Era final de invierno y ya estaba anocheciendo, las luces de las farolas estaban encendidas ya y yo caminaba por un callejón que estaba muy cerca de mi calle, cuando pase por delante de una puerta, salió una cabeza de un hombre mayor que me llamo y me pidió que por favor me acercara, no conocía a ese hombre de nada, tenia unos 60 o 70 años y me dijo que si le podía ayudar un momentito porque tenia un problema con el gato que tenia en casa y es que no lo encontraba. Yo accedí, porque me encantan los gatos y porque no veía nada malo en ayudar a aquel hombre. Me pidió que subiera yo delante por la escalera y el se ponía detrás mío, yo era bastante pequeñita entonces, muy bajita, y redondita, no estaba delgada ni gorda tampoco, la blusa del colegio era blanca y encima llevaba un suéter de hilo muy fino y un abrigo y después llevaba una faldita de cuadros marrón que me subía tres dedos por encima de las rodillas con unos calcetines blancos hasta poco mas debajo de esta.

Mientras subíamos, el hombre se agachaba de vez en cuando supongo que para intentar ver por debajo de mi falda, yo ya estaba acostumbrada a eso porque mucha gente lo hace, disimulan pero yo me daba cuenta y a veces me divertía enseñándoles lo que querían ver y comprobar la cara que se les ponía.

Cuando llegamos a su piso, me abrió la puerta y pasamos, hacia calor allí dentro y me dijo que me quitara el abrigo porque así no me mancharía si teníamos que buscar al gato bajo los armarios o las camas, so me lo quite y también me quite el suéter ya que realmente hacia bastante calor. Me condujo a un dormitorio muy feo con una cama grande y un armario y me dijo que quizá estaba debajo de la cama pero que el no lo veía, yo me agache para ver si encontraba al gatito y me puse de rodillas en el suelo a cuatro patas con la cabeza asomada bajo la cama y el trasero asomando por un lado. De repente note como el hombre se ponía muy cerca mío, me di cuenta de que se había puesto también de rodillas pero justo detrás mío y al girar la cabeza, vi que me estaba mirando bajo la falda, yo intente ponerme de pie, pero al moverme para salir de debajo de la cama, el hombre me agacho de nuevo y me dijo que no hiciera nada, que el me enseñaría un juego nuevo.

Me paso la mano que tenia libre por en trasero acariciándolo con fuerza por encima de la faldita, me la levanto y me comenzó a acariciar las bragas con la misma mano, apretándome las nalgas, cogió un lado de las bragas y lo aparto metiéndolo en la raja de mi culito e hizo lo mismo con el otro lado, daba la impresión de que me quería ver en tanga y allí estaba yo arrodillada en el suelo con el trasero al aire y el hombre tocándomelo violentamente, apretándolo y dándole golpecitos con la mano, de repente paro y me dijo que no me moviera, yo estaba bastante asustada y le hice caso, me gire en la misma postura en la que me hallaba y vi como se bajaba los pantalones y agarraba su enorme miembro con una mano, me cogió por los hombros y procedió a quitarme las bragas, me dijo que yo lo estaba haciendo muy bien, que no le impedía nada, una vez me tuvo sin bragas, me comenzó a pasar aquel oscuro pene por las nalgas por la raja de mi trasero y al final llego a mi pequeña vulva, allí restregó la punta durante mucho rato, y de vez en cuando intentaba penetrarme, no lo conseguía y me dijo que agachara mi torso, quede con la cara apoyada en el suelo y totalmente sometida por detrás, ya que entonces el hombre saco un bote de crema hidratante de uno de los cajones de la mesita de noche que había junto a la cama, el se puso bastante el el pene y lo esparció bien y después me lo paso a mi por toda la vagina, entonces mientras me lo extendía, me metió un dedo hasta el fondo que sentí muy suave y después de que me masturbara así durante algún rato, me metió un segundo dedo. Aquellos dos dedos me estaban haciendo disfrutar, eran dedos gruesos y largos. De repente los saco y acerco la punta del pene a mi entrada, empezó a apretar poco a poco y mi vagina se empezó a ensanchar hasta que engullo gran parte del miembro. Me estuvo haciendo el amor así durante bastante rato, después me hizo ponerme encima de la cama de cara a el y me siguió penetrando cada vez de una forma mas salvaje, me llamaba "pequeña puta" y "guarrilla" yo disfrutaba de aquello pese a tener a un anciano gordo y feo encima mío intentando besarme en la boca con aquella larga lengua y cada cierto tiempo lo conseguía.

Seguía insultándome y me escupía en la cara para restregármelo, aquello le excitaba mucho, de repente se salió de encima mío y me dijo que ya estaba acabando todo, se cogió el pene con fuerza y me lo dirigió a la boca, yo no quería meterme aquella barra húmeda, viscosa y llena de crema hidratante en la boca, pero al final lo consiguió, me agarro la cabeza y comenzó a moverse como si me estuviera penetrando la vagina pero con el miembro en la boca.

No tardo ni un minuto cuando saco el miembro y empezó a salpicarme con espesos chorros de ardiente esperma por toda la cara, me lleno los labios, las mejillas, la frente, los ojos y la nariz de leche blanca, entonces me la metió de nuevo en la boca para que se la limpiara, lo hice con la legua poco a poco y note que de nuevo aquello se ponía duro, seguí chupando y el hombre me dio la vuelta encima de la cama y me penetro de nuevo, no me hacia daño, era una sensación extraña, oía como me insultaba, pero no me desagradaba, me llamaba "putita" y "pequeña perra" pero no me sentaban mal, entonces mientras bombeaba detrás mío, note que me esparcía por la raja del culo mas crema hidratante, no paraba de bombearme por detrás mientras uno de sus dedos empezó a excavar en mi ano, yo enseguida di un salto, pero no podía moverme, ya que tenia a aquel hombre encima y podía hacer conmigo lo que fuese, introdujo mas aun el dedo mientras yo le decía que por ahí no, por favor, en no me hizo caso y siguió poniéndome mas crema, entonces se salió de encima mío y me siguió metiendo el dedo en el ano, al cabo de un rato, cuando ya entraba y salía fácilmente, me metió un segundo dedo y entonces note como se me dilataba el agujerito cada vez que sacaba los dedos, los saco y entonces note su ardiente punta del pene en mi ano, me empuje levemente y aquello no entraba, yo le pedía que por favor no lo hiciera y el hombre después de llamarme "puta" me penetro de un golpe donde me entro casi la mitad del aparato.

A mi me saltaron las lagrimas y le pedía que parara que me hacia mucho daño, pero eso parecía que le excitaba aun mas puesto que en pocos segundos empezó a derramas fuertes chorros de semen que iban directamente a mis intestinos, me lleno de leche por dentro y cuando salió le dije que tenia ganas de ir al baño, me acompaño y en cuanto me senté en la taza comencé a soltar por mi ano todos los jugos que alli se habían juntado, crema hidratante, semen y caca... salió también un poco de sangre, pero me dijo que no me asustara que aquello era normal que ya se me pasaría.

Me dijo que podía vestirme y que si decía algo de lo que había pasado me mataría, que ya había pasado y que nada se podía hacer ya para evitarlo, que de todos modos, si quería volver a hacerlo, que alli estaba el para satisfacer mis deseos.

Me lave y me puse las bragas, el suéter y el abrigo, comprobé que no me hubiera manchado la falda o la blusa con el semen y Sali de allí con el ano ardiendo. Me sentía muy sucia y enojada, pero por otra parte me sentía satisfecha y orgullosa de haber gustado a un hombre tanto como para que me quisiera hacer el amor, quizá aquello me ayudo a no tener ningún complejo y saber positivamente que podía ser tan deseable para un hombre como cualquier otra mujer.

En el cine con mi familia

Hola, mi nombre es Yolanda, tengo 35 años, soy casada y tengo dos hijos, una niña de 9 y un niño de 12. Os contare una historia de lo que me paso hace unos meses en un cine de mi ciudad.

Era domingo por la tarde y mi marido, los niños y yo decidimos ir al cine a pasar la tarde, era una película que ya hacia algunas semanas que se había estrenado pero en la cola de entrada había mucha gente ya que la película tenia bastante éxito. En la cola note que un hombre se arrimaba mucho a mi espalda y al principio no le di importancia ya que era poco el espacio que había en la calle para poder hacer cola. Pero esa especie de roce se repetía y se hacia continuo pese a que yo me apartaba disimuladamente. Me gire y vi que se trataba de un hombre de unos 60 años que iba solo por lo que pensé que era algún viejo verde de esos que aprovechan las colas y manifestaciones para sobar a las mujeres, pero no entendía como podía fijarse en mi, una mujer que va con toda la familia y que además no es ninguna mujer de bandera como las jovencitas a las que suelen acosar ese tipo de personas. Soy morena, con los ojos verdes, muy blanca de piel, mido 160 cms y peso alrededor de 58 kgs la mayor parte de los cuales se acumulan en mi trasero (bastante grande) y mis pechos que son de una talla 100.

Conforme pasaba el tiempo e la cola, sus roces eran mas intensos y yo no tenia ganas de montar un espectáculo allí con tanta gente y decirle lo que se merecía, porque además mi marido es un hombre bastante violento en ocasiones. En el momento en el que la cola se puso a avanzar para que pudiéramos acceder a la sala, el hombre acentuó sus actos y llego a sobarme el trasero con las dos manos agarrándolo con fuerza. Una vez dentro de la sala le perdí la vista y comenzó la película. Yo no estaba muy atenta a la película así que no me interesaba demasiado ya que era mas bien infantil y deje a mi marido en la sala con los niños y me dirigí al baño ya que tenia ganas de orinar.

No me di cuenta pero por lo que mas tarde supe, el hombre que me acosaba en la cola se levanto cuando me vio y me siguió al baño. Yo entre al baño sin saber nada de lo que ocurría a mis espaldas, entre en un lavabo y orine tranquilamente, justo en el momento en el que me disponía a salir del pequeño lavabo medio alicatado, una mano empujo mi puerta y la abrió. Yo quede confundida y enseguida me di cuenta de que era lo que pasaba, aquel hombre se metió conmigo en el cuartillo y cerro la puerta a sus espaldas.

Yo no sabia que hacer, realmente no estaba asustada pero si sorprendida, El hombre me empujo levemente para que me sentara en la taza y una vez lo hice, se desabrocho los pantalones y saco su semi erecto miembro de debajo de los calzoncillos. Era un pene bastante grande y el hombre lo movía lentamente con un movimiento de masturbación, se acerco mas a mi y me apuntaba con el a la boca como pidiéndome que se lo chupara, no pensaba hacerlo, pero me agarro la cabeza por el pelo y acerco mis labios a la punta del ya erecto miembro. Yo no quería metérmelo en la boca pero aquella escena en el fondo me estaba excitando y separe los labios para tragármelo entero. Tengo esa facilidad, puedo meterme un miembro erecto casi de cualquier tamaño entero sin problema y se lo succione mientras el gemía.

Al cabo de pocos segundos me separo de su herramienta y me pidió en voz baja que me bajara los pantalones y las bragas porque me quería follar, yo accedí y me puso con las manos sobre la tapa de la taza y de espaldas a es. Me penetro de un solo golpe y me hizo daño, pero con sus posteriores embestidas el dolor fue disminuyendo y se estaba convirtiendo en placer, yo metí mi mano derecha por debajo de mis piernas para acariciarme el clítoris para poder alcanzar el orgasmo rápidamente.

Yo llegue en pocos segundos mientras el hombre me bombeaba por detrás. De repente, se salió de dentro mío y me dio la vuelta, me puso de rodillas y se masturbo a pocos centímetros de mi boca para salpicarme violentamente con espesos chorros de semen caliente. Me mancho el cabello, las cejas, la nariz los labios y la barbilla y después me la metió en la boca. Yo limpie el miembro con la lengua y me tragaba el amargo esperma. El hombre se subió los pantalones y salió del baño rápidamente mientras yo me quede arrodillada en el suelo llena de semen. Me limpie y Salí a lavarme a la pica del baño.

Poco después ya estaba en la sala de nuevo junto a mi marido y los niños y con las bragas empapadas de mis fluidos. No he vuelto a ver a ese hombre en mi vida y no se si realmente tendría ganas de verle, porque aquello me gusto, pero no creo que lo volviera a repetir.

El anciano del tren

Hola mi nombre es Yolanda. Os contare la historia de lo que me paso hace unos meses en el tren que me llevaba al trabajo desde mi casa.

Cada mañana me levanto a las 6 para coger el tren que me lleva hacia mi puesto de trabajo como administrativa de una empresa de transportes, normalmente el tren esta casi vacío y en muchas ocasiones, el vagón en el que me subo cada mañana esta vacío y soy la única persona que lo ocupa durante el trayecto que dura unos 25 minutos.

Aquella mañana de invierno me dirigí a la parada de tren y me subí al mismo a la espera de que arrancase, como digo normalmente voy sola en el vagón, pero aquella mañana se subió un anciano de unos 70 años. El anciano era un hombre vestido con un traje y corbata y un abrigo gris. Yo llevaba una falda por las rodillas, medias negras y una blusa blanca. Nada sexy ni por asomo, además yo no soy lo que se dice una mujer atractiva sexualmente, Soy morena, ojos verdes, muy blanca de piel, 160 de altura y 58 kgs de peso que se reparten mayoritariamente entre mis caderas y mi pecho que es de una talla 100, digamos que soy "rellenita". Tengo 35 años.

El hombre, pese a que el vagón estaba vacío y la única persona era yo, se sentó justo enfrente mío, eso me sorprendió, puesto que la gente normalmente se sienta lo mas alejado posible de las otras personas que lo ocupan para estar mas tranquilos y no molestar a nadie. En cuanto se sentó aquel anciano, comenzó a mirarme las piernas, yo las tenia cruzadas pero sus miradas nada disimuladas me hacían sentirme bien, de alguna manera aquel hombre me estaba haciendo sentir deseada y sexy.

Yo quise jugar un poco y como considere a aquel anciano inofensivo, me permití excitarle y jugar un poco. Desdoble las piernas y las separe disimuladamente para que intentase mirar entre ellas por debajo de la falda, con disimulo me subí un poco la falda para enseñar mas carne. Cuando llevábamos un buen rato de juegos, el cada vez disimulaba menos, decidí desabrocharme ya sin disimulo, un par de botones de la blusa para enseñar el escote de mis considerablemente grandes pechos. El hombre como comprobó que yo le seguía el juego, llevo sus manos a la cremallera del pantalón y saco su fláccido pero considerable pene. Se comenzó a masturbar delante mío mientras observaba como yo abría completamente las piernas y le mostraba mis bragas bajo los pantys negros, me desabroche un botón mas de la blusa y saque mis pechos al aire para que los observara mientras se daba placer manualmente.

Yo observe que cada vez el pene estaba mas erecto y acerque mi mano allí. Lo cogí y comencé a acariciarlo mientras el hombre me miraba extasiado los pechos colgando encima de sus piernas, decidí hacer mas y me lo introduje en la boca, el anciano suspiro fuerte y yo comencé a chupar su aparato. Lo hice durante un minuto aproximadamente ya que el hombre empezó a disparar potentes chorros de semen ardiente a mi garganta, yo trague la mayor parte de la espesa y amarga leche, pero algunas gotas fueron a parar al asiento.

Yo me levante y me volví a sentar en mi sitio, me abroche la blusa y cruce las piernas como estaban cuando había empezado el trayecto. El hombre se abrocho y me miro, se levanto de su sitio y salió en la siguiente estación.

Nunca mas vi a ese anciano en el tren que cogía cada mañana, no se ni como se llamaba ni su edad. Solo se que no creo que se lo volviera a hacer, esa fue una mañana especial, me dio morbo que el se excitara mirándome y decidí compensarle...

Por supuesto esta historia no la saben ni mi marido ni mis amigas mas intimas, es algo que me guardo para mi, y cuando necesito excitarme, pienso en ello.

Con mi vecino feo

Comenzare por describirme de nuevo, soy una mujer de Barcelona, 35 años, casada, morena, con los ojos verdes, muy blanca de piel, mido 160 cms y peso alrededor de 58 kgs la mayor parte de los cuales se acumulan en mi trasero (bastante grande) y mis pechos que son de una talla 100.

Me encanta el sexo desde bien jovencita, de cualquier tipo, me puedo enorgullecer de haber podido cumplir siempre todas mis fantasías y también las de otras personas.

Hace unos días llegue a casa sobre las siete de la tarde después del trabajo y haber hecho algunas compras en el supermercado que hay cerca de casa, estaba en la escalera cuando me encontré con el presidente de la comunidad de vecinos de mi edificio y me paro para explicarme el estado en el que se encontraban las obras de rehabilitación del inmueble que habían empezado hacia un par de semanas. Como la conversación se alargaba, deje las bolsas en el rellano de su piso y me quite el abrigo porque tenia bastante calor debido al haber cargado con las bolsas desde e supermercado. Mientras me quitaba el abrigo observe como el hombre me miraba con esa mirada que tienen los hombre en cuanto ven que una mujer delante suyo empieza a quitarse una pieza de ropa y deja al descubierto un poco mas su anatomía.

Yo iba vestida como acostumbro a hacerlo cuando voy a la oficina a trabajar, llevaba unos pantalones negros y un suéter con escote que dejaba adivinar el tamaño de mis pechos y el canalillo. Seguimos hablando y el hombre no dejaba de lanzar miradas furtivas a mi escote, yo me estaba calentando porque, aunque no es un hombre para nada atractivo, es bajito, feo y con bastantes kilos de mas, a mi me excita que la gente e mire y me repase de arriba abajo.

Le dije que acabara de explicarme lo de la obra en mi casa, porque llevaba cosas que debía meter en la nevera. El hombre accedió y me subió la compra hasta mi piso, allí salude a mi hijo y a mi hija que estaban jugando en la habitación del niño porque es allí donde tienen la videoconsola. Los deje jugando y fui a la cocina seguida del vecino. Comencé a poner las cosas en la nevera de espaldas a el, notando como me miraba sin perder detalle de mi anatomía, me agache para poner cosas en el el congelador y deje que viera mis bragas que asomaban por encima de los pantalones al agacharme. Cuando me gire, vi su cara de sofoco y para que estuviera mas tranquilo, le ofrecí algo para beber. Una cerveza que se bebió allí mismo en la cocina mientras estábamos de pie y seguí contándome cosas ya sobre vecinos que no pagaban la comunidad, etc.

De vez en cuando, disimulando, lanzaba miradas furtivas a mi escote y yo me dejaba mirar, incluso me bajaba de vez en cuando el suéter para que el escote llegara aun mas abajo. Cogí una zanahoria de la nevera y me la lleve a la boca para comérmela y lo hacia de una forma provocadora, conseguía lo que me estaba proponiendo, el hombre se estaba excitando cada vez mas y yo me dejaba desear. Me metía la zanahoria en la boca, la lamia, la chupaba y la mordía mientras el me miraba como hipnotizado.

Cerré la puerta de la cocina y me acerque a el tanto como para que notara mis pechos apretados contra su cuerpo, entonces me agache y pase mi mano derecha sobre sus pantalones, baje su cremallera y saque el erecto pene. Era oscuro y no excesivamente grande, pero yo tenia ganas de marcha y mi vecino me la iba a proporcionar.

Me metí el miembro entero en la boca y comencé a succionarlo, el hombre cogió mi cabeza y me la movía a su antojo para que le proporcionara mas placer, yo me separe de el y me baje los pantalones y las bragas hasta los tobillos, me apoye el la puerta de la cocina y el hombre me la clavo hasta el fondo. Yo he tenido penes mucho mas grandes que aquel dentro de mi y no me hizo daño, me estuvo bombeando durante un rato, yo aun llevaba la zanahoria en la mano y la moví hasta mi ano, intente meterla allí, pero no podía ya que el hombre se movía violentamente y no podía acceder a mi agujero, entonces mi vecino agarro el vegetal y el mismo lo dirigió a mi ano.

Poco a poco lo introdujo hasta que tuvo metido casi todo, entonces lo dejo allí y siguió moviéndose en mi vagina. Al cabo de un rato, note que aceleraba sus embestidas y era la señas de que estaba a punto de correrse, yo no tenia ganas de que se corriera en mi coño y me moví rápidamente de allí, me agache y me lo metí en la boca.

Estaba en cuclillas tonel pene de mi vecino en la boca y la zanahoria aun metida en mi culo, cuando me separo la cabeza de su miembro y comenzó a lanzar espesos y potentes chorros de semen a mi cara, después de que los dos primeros me alcanzaran la frente y la nariz, me apresure a metérmelo en la boca para que no me manchara la ropa, me trague el resto de lo que lanzaba y mientras se la limpiaba de restos de esperma, moví mi mano hacia mi trasero y saque la zanahoria que casi se había salido.

Me levante y tire la zanahoria manchada a la basura y me subí los pantalones. Me abroche y con papel de cocina me limpie los restos de semen que había en mi cara. El hombre ya había guardado su herramienta bajo sus pantalones y abrí la puerta. Afortunadamente (como ya me imaginaba) mis hijos seguían jugando en su habitación y no se habían enterado de nada de lo que había pasado en aquella cocina. Acompañe al presidente hasta la puerta y se marcho.

No he vuelto a hacer mas el amor con el, ya que no ha surgido la oportunidad, quizá algún día repitamos, las veces que nos hemos encontrado por la escalera iba con sus hijas, o yo con mis hijos o con nuestras parejas, de momento nunca solos, quizá suba algún día a pedirle un poco de sal a su piso....

Bueno, esta es una mas de las cosas que me han ido pasando, las hay de mas y menos excitantes, pero todas ellas reales.

Por Yolanda

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