viernes, 6 de noviembre de 2020

Fantasía cumplida


Capitulo 1

Desde que tenía 14 años estuve obsesionado con mi madre. Antes de esa edad no la había visto como mujer, pero recuerdo que una vez nos íbamos de vacaciones muy temprano en la mañana. Yo estaba acostado en mi cama sin dormir, con la luz apagada y la puerta abierta. En un momento dado sentí ruidos y prendí la luz, mi madre caminaba hacia el baño totalmente desnuda. Fue la primera vez que la vi desnuda, al menos que recuerde. Ella se enojó bastante, pero desde ese día se convirtió en mi obsesión sexual.

En esa época ella tenía 35 años, no era linda ni fea, 1m 70, un poco gordita, tetas grandes pero caídas (incluso a esa edad), pezones rojos. Un culo enorme, muy carnoso y una concha recubierta por pelos muy negros, muy tupidos en la zona de labios.
Desde que la vi esa primera vez, no perdía oportunidad de espiarla para verla desnuda. Tenía suerte porque la puerta de mi habitación se enfrentaba con la de mis padres. Yo siempre me iba a dormir temprano y apagaba la luz, luego esperaba que ella se fuera a acostar. Por algún motivo nunca cerraba la puerta y se desnudaba frente a ella, así que yo tenía una buena visión por el ojo de la cerradura.

Me pajeaba a diario con ella, tenía fantasías, y honestamente, si me hubieran dado a elegir cualquier mujer en el mundo para coger, la hubiera elegido a ella.


Pero eran solo fantasías, nunca pensé que pudieran hacerse realidad. Mi madre tenía una formación cristiana y una moral estricta, si yo hubiera tratado de hacer algo probablemente me hubiera echado de la casa. Nunca ni por un momento pensé que fuera posible tener sexo con ella. Sin embargo, no le importaba demasiado que la viera desnuda, no se exhibía pero si por casualidad la veía no le molestaba, desde esa primera vez que se enojó, no pareció importarle.

Mis padres nunca se llevaron bien, pero llegó un momento que su relación empeoró hasta el punto de ruptura. Cuando yo tenía 18 años y mi madre 39, recuerdo que tenían frecuentes discusiones, y mi madre siempre recriminaba a mi padre que no la tocaba desde hacía mucho tiempo. Mi padre nunca decía nada, pero un día su paciencia se agotó y le dijo que no la tocaba porque ella lo había rechazado, mi madre le contestó que eso fue porque era un degenerado. No supe que quería decir hasta un tiempo después.

Al final la situación explotó y mi padre se fue de la casa. Tenía una hermana pero pasaba todo el tiempo con mi abuela, así que mi madre y yo estábamos solos. Yo iba a la Universidad y no trabajaba.

Mi madre empezó a salir, no sabía con quien, la pasaban a buscar y luego la dejaban, no se veía feliz, pero no decía nada.

Un día, llegó a la noche, yo estaba en mi habitación, como era habitual le espié, se la veía muy triste.

Después que se fue a la cama, empecé a sentir que lloraba. Me levanté a ver que le pasaba. Ella sólo lloraba pero no decía nada, me acosté a su lado y traté de consolarla. Después de un tiempo empezó a hablar entre sollozos, no me hablaba a mi, más bien era como que estaba pensando en voz alta. Decía que todos los hombres era iguales, y que ella era fea y ningún hombre la quería.

Le dije que eso no era cierto, que era una mujer muy atractiva y cualquier hombre estaría feliz con ella. Ella me dijo que le decía eso para hacerla sentir bien, le dije que no, que ya quisiera tener una mujer como ella.

Entonces ella paró de llorar, me miró y me dijo "de veras te parezco atractiva?", yo le dije que si, entonces ella me dijo que era una vieja y yo estaría más interesado en chicas jóvenes. Le dije que al contrario, me gustaban las mujeres experimentadas como ella, a lo que ella sonrió y me dijo que no era realmente muy experimentada.

Entonces me preguntó que si no fuera mi madre, si saldría con ella, si sería su novio, le dije que si, y era sincero, por eso creo que me creyó.

Entonces me dijo que se lo demostrara. En un mes yo terminaría mis cursos en la universidad y ella podía tomar una semana en su trabajo, entonces podíamos ir a algún lugar donde nadie nos conociera, y actuar como novios. Le dije que sí, pero ella me dijo, sólo actuar, salir juntos, bailar, nada más, que después de todo éramos madre e hijo. Yo me sorprendí un poco porque aunque lo deseaba, nunca pensé que se refiriera a nada más que eso, nunca creí que mi madre pensaría en coger conmigo.

Me dijo que quería ver si me animaba a salir a bailar con una vieja como ella, pero que prefería que fuera en un lugar donde nadie nos conociera, y de paso tomar unas pequeñas vacaciones.

Así que lo decidimos, no hablamos más del tema, cuando el tiempo llegó, nos fuimos a un pequeño lugar turístico, un lago, un hotel y no mucho más, Había un pequeño pueblito cerca y no mucho para hacer, pero el hotel tenía su propia discoteca y como era la temporada, había bastante gente.

El caso es que salimos a bailar. Mi madre no era muy buena bailando sueltos, así que me pidió que esperáramos que pusieran algo lento. Así que nos sentamos y empezamos a beber. Mi madre no tiene mucha resistencia y pronto estaba medio borracha. Entonces me dijo que si no quería sacar a bailar a alguna chica joven. Yo le dije que estaba con la mujer más atractiva del hotel, que ni pensaría en buscar otra, entonces ella se ría y me dio un beso en los labios.

Por fin pusieron los lentos y la saqué a bailar. Cómo estaba medio borracha, se apoyaba en mi, no pude evitar sentir sus tetas que me provocaron una erección. Le acariciaba la espalda y ella me dejaba hacer, pero no me atrevía a ir más allá. Al poco tiempo me dijo que estaba muy cansada y se iría a la habitación. Pero yo podía quedarme si quería. Yo le dije que de ninguna manera, iría con ella.

Algo que no habíamos reparado es que la habitación tenía una cama matrimonial. Mi madre se rio y me dijo que ahora tenía que dormir con la vieja, y se desplomó en la cama. Me dijo que le dolía la cabeza y que mejor se daba una ducha antes de dormir.

Yo me quedé en calzoncillos mientras ella se duchaba y me acosté, pero se demoraba mucho, así que llamé a la puerta sin obtener respuesta. Después de llamar varias veces entré. Mi madre se había quedado dormida. En lugar de una ducha había decidido meterse en la bañera, y se quedó dormida. Estaba ahí, completamente desnuda, con luz prendida. Me quedé mirándola unos instantes y luego la desperté, me costó un poco, pero finalmente lo conseguí. Me pidió que le alcanzara la toalla, pero estaba muy borracha así que me pidió que le ayudara a secarse, no pareció importarle que la viera desnuda. Cuando estuvo seca (y yo tenía una erección de campeonato), la ayudé a ir a la cama, luego fui a buscarle un camisón, pero me dijo que no me preocupara, al fin y al cabo ya la había visto en pelotas.

Se quedó dormida con el culo en pompa. Yo por supuesto que no pude pegar un ojo. Hasta que al final el cansancio me venció y me dormí, abrazado a ella.

En un momento me despierto y veo a mi madre, muy cerca mío moviéndome para despertarme. Todavía estaba borracha y era de noche, pero había dormido algo y estaba un poco más consiente. Entonces me miró a los ojos y me preguntó que pensaba, de qué? le pregunté, ella me dijo que de su cuerpo.

Yo estaba un poco confundido pero le dije que era hermosa. Ella me preguntó si me excitaba y le dije que si. Entonces ella me preguntó que cual era la parte de su cuerpo que más me excitaba, y le dije que su culo.

Entonces hizo algo que me sorprendió, se dio la vuelta y se puso a llorar. Yo me acerqué a ella y con mucho cariño le pregunté que qué le pasaba, me dijo que todos los hombres eran iguales, que sólo quería su culo. Que era fea y no excitaba a nadie y que la única razón por la que los hombres se acercaban a ella era para tratar de cogérsela por el culo.

A esta altura yo ya no estaba sorprendido de nada, le dije que no era cierto, que todo su cuerpo era hermoso, que su culo era hermoso pero el resto también lo era.

Entonces ella me dijo que mi padre se había cansado de ella. Quería a toda costa metérsela por el culo, pero ella nunca aceptó, le parecía algo aberrante y asqueroso, así que mi padre nunca volvió a tocarla. Cuando mi padre se fue, salió con algunos hombres, se encamó con varios, y todos invariablemente terminaban pidiéndole el culo. Ella nunca aceptó y cuando eso pasaba no los veía más.

Yo le dije que su culo era hermoso, y que sería muy lindo penetrarla por ahí, pero que yo sería muy feliz haciéndole el amor normalmente.

Entonces sucedió algo que nunca olvidaré, incluso en aquel momento, con ella desnuda a mi lado y esa conversación, no pensaba que llegaríamos a más. Pero ella me miró a los ojos y me dijo "hazlo, hazme el amor".

Yo no lo pensé y empecé a besarla, a lamer su lengua con pasión. Después me lancé a chuparle las tetas. Pero no me atreví a más, recordaba cómo había llamado degenerado a mi padre, y yo era su hijo! Así que me contenté con besarla y chuparle las tetas. Ella no hacía nada, sólo me dejaba hacer, hasta que finalmente se separó de mi, abrió las piernas y me dijo, "te quiero adentro".

Yo me acomodé, estaba tan nervioso que no encontraba el agujero. Ella me agarró la pija con la mano y la guio, hasta que finalmente se la metí.

Fue sin lugar a dudas, el mayor placer que he experimentado en mi vida. Su concha me apretaba la verga como un guante, estaba húmeda y suave. Me empecé a mover muy despacio o acabaría muy pronto. Ella sólo gemía despacio, yo la besaba y le chupaba las tetas. Hasta que en un momento sentí que se tensaba debajo mío. Empezó a jadear más fuerte y a transpirar mucho, y levantaba la cadera para que no se la sacara. Estaba teniendo un orgasmo. Mi ritmo lento y profundo la había vuelto loca.

Cuando ella terminó de acabar, me sentí libre y empecé a bombear con fuerza. Sabía que mi madre no podía tener hijos hacía que no había riesgos. Continué bombeándola, pero habiéndome contenido tanto tiempo, me costaba acabar, así que ella se excitó de nuevo y tuvo otro orgasmo, antes de que yo finalmente me vaciara en ella.

A partir de allí, el resto de la semana fue maravilloso, ni nos molestábamos en ir a la discoteca en la noche, pasábamos el día en la piscina, o íbamos al pueblo, y en la noche cogíamos como locos. Si parecíamos amantes ahora, cuando estábamos afuera nos besábamos y mimábamos todo el tiempo, pero yo era muy cuidadoso, no quería arruinarlo. Sólo me la cogí por la concha en la posición del misionero, no traté de chuparle la concha o que ella me la chupara, y ni por un momento pensé en tratar de darle por el culo (aunque lo deseaba), incluso me cuidaba de no tocárselo.

Capitulo 2

Cuando volvimos a nuestra casa, me mudé a su habitación. Por supuesto que en público éramos madre e hijo, y cuando mi hermana dormía en mi casa yo dormía en mi habitación, pero cuando estábamos solos éramos amantes. No voy a decir que estábamos enamorados, yo la amaba como madre todavía, y ella a mi como hijo, pero usábamos el sexo para el placer, nos dábamos mutuamente placer y éramos muy felices. En público éramos madre e hijo y cuando mi hermana estaba en la casa también actuábamos normalmente.

Pero cuando estábamos solos éramos amantes. Yo dormía con ella y cogíamos al menos 3 veces a la semana. Mi madre no menstruaba porque había tenido una operación siendo más joven, así que no había riesgos de embarazo.

Siendo su amante me empecé a dar cuenta porque mi padre se había aburrido de ella. Le gustaba la rutina. Lo hacíamos martes, jueves y sábado, siempre de noche, siempre con la luz apagada. Había pasado 2 meses desde la primera vez, pero nunca me la cogí en ninguna posición que no fuera la del misionero, nunca le chupé la concha, nunca me le chupó y por supuesto, ni pensar en darle por el culo.

A pesar de que entendía que mi padre se hubiera aburrido, yo no me aburría, estaba feliz con lo que quisiera darme. Esperaba ansiosamente que fuera martes, jueves o sábado y se hiciera de noche para poder gozar con ella.

Pero por supuesto que quería más, pero no me animaba a arruinarlo todo. Un día, recuerdo que era viernes, estábamos en la cama, pero como no tocaba no habíamos cogido. Hacía mucho calor, yo dormía desnudo y mi madre con un camisón. En un momento dado dijo que tenía mucho calor y se lo quitó, quedándose desnuda, luego se abrazó a mi, y empezó a acariciarme, yo por supuesto me excité. Entonces ella me empezó a tocar la pija muy suavemente, y me preguntó que porqué nunca la cogía los viernes.

Yo le dije que no me animaba a proponérselo, a lo que se rió, diciendo que como no me animaba a algo después de todo lo que habíamos hecho.

Le dije que yo sabía que era muy conservadora, y que aunque me gustaría hacerlo más a menudo, o simplemente cuando quisiéramos, no en días predeterminados, no me animaba a asustarla, o enojarla.

Ella se rio y me dijo que no era tan mala, que le encantaba hacerlo conmigo y que su única preocupación era que nadie se enterara, así que si estábamos solos, podía cogérmela cuando quisiera.

Luego apoyó la cabeza en mi estómago, y se puso mirando mi pija, pajeándola suavemente, entonces me preguntó si había algo que no hubiéramos hecho que me gustaría hacer.

Me armé de valor y le dije que me gustaría que me la chupara, a lo que ella me dijo que le tendría que enseñar porque nunca lo había hecho. Luego sin esperar respuesta, acercó su cara a mi pija y empezó a lamérmela, y luego se la introdujo en la boca.

No lo hacía bien, por supuesto, pero me estaba volviendo loco. Mi madre me la estaba mamando, y la mía era la única pija que había estado en su boca. Yo no le decía nada, pero ella observaba mis reacciones y se daba cuenta de lo que me gustaba. Se metió la cabeza de mi pija en la boca, cerró los labios alrededor y me empezó a chupar con la lengua la punta, eso fué demasiado, sentía que me venía y se lo dije, pero ella no me soltó, y exploté en su boca. Ella mantuvo la pija adentro todo el tiempo. Cuando terminé, pude ver claramente que su lengua estaba llena de semen, y luego como lo tragaba.

Me sonrió y me dijo que le había encantado, y que lo haríamos más a menudo.

Yo le debía una, así que la acosté, le abrí las piernas y me lancé a comerle la concha, fue hermoso, le mordía el clítoris y le metía la lengua tan adentro como podía, acabó a los pocos minutos dando alaridos de placer.

Desde entonces nuestra vida sexual fue todavía mejor, practicábamos el sexo oral, lo hacíamos en todas las posiciones que nos podíamos imaginar, nos bañábamos juntos. En una ocasión hice algo que nunca creí que me animara. Había vuelto de la Universidad y ella estaba preparando la cena. Me acerqué por detrás, le bajé la falda y la bombacha, la acosté en el piso y se la metí. Ella por supuesto no estaba lubricado y le dolió, pero se quedó quieta hasta que acabé.

Cuando terminamos, me dijo que le había encantado, no había gozado porque no estaba excitada y le había dolido, pero le gustó que la deseara tanto que no pudiera esperar.

Nuestra vida sexual continuó mejorando día a día, aunque yo no creía que eso fuera posible, pero mi madre todavía tenía más sorpresas.

Capitulo 3

Hacía ya 6 meses que mi madre y yo éramos amantes. Nuestra vida sexual era muy excitante. No es que lo hacíamos todos los días, pero cada vez que teníamos ganas.

Mi madre aprendió a chupármela, y le encantaba que le chupara la concha. Lo hacíamos a cualquier hora y en cualquier lugar de la casa.

Teníamos la costumbre de poner música, para que los vecinos no escucharan los gemidos de placer de mi madre (y míos), cuando había música en la casa, había fiesta.

Llegó el día de mi cumpleaños. Cumplía 21 años, la mayoría de edad. Realmente no me importaba mucho, hacía años que no hacía nada importante, mi madre me preparaba una torta y algunos familiares y amigos me visitaban.

Ese día no fue diferente, una pequeña reunión con amigos y algunos familiares. Mi madre me dió su regalo, una billetera. En un momento dado coincidimos en la cocina y mi madre se me acercó y me dijo al oído que me daría mi verdadero regalo cuando todos se hubieran ido.

Yo me imaginaba lo que era el regalo, de hecho, no se había dejado coger por una semana, pretextando dolores de cabeza o que estaba muy cansada, así que yo estaba bastante caliente y esperando ansiosamente que todos se fueran para disfrutar de mi madre.

Por suerte, mi hermana iba a una escuela que quedaba cerca de la casa de mis abuelos, por eso se quedaba con ellos la mayor parte del tiempo, y tenía que ir al día siguiente, así que cuando mis abuelos se fueron ella también lo hizo y nos quedamos mi madre y yo con un par de amigos míos. No sabía como hacer para que se fueran, al final nos dejaron solos.

Mi madre me dio entonces un beso en los labios, y me dijo que esperara a que me llamara, que iba a preparar mi "regalo", y que no se me ocurriera espiar porque era una sorpresa.

Yo no me imaginaba como podía ser una sorpresa, estaba claro que íbamos a culiar hasta caer rendidos, pero esperé pacientemente y no esperé.

Después de unos 10 minutos, mi madre me llamó. Lo que ví me dejó sin habla.

Mi madre estaba totalmente desnuda en la cama, boca abajo, con almohadas debajo para levantarle el culo, había un pote de vaselina abierto cerca de su culo, en la cama. Lo más extraño, es que había una tarjeta de cumpleaños apoyada pegada con cinta adhesiva a su culo.

Me había quedado inmovilizado del asombro, entonces ella me dijo si no iba a leer la tarjeta.

La tomé y la leí, decía "feliz cumpleaños hijo. Disfruta, pero trata de no hacerme daño"

no lo podía creer, mi madre me iba a dar el culo como regalo de cumpleaños. Cuando me acerqué ví que temblaba, estaba asustada, me dijo "con mucho cuidado por favor", le pregunté si estaba segura y me dijo que si.

No sé si lo había dicho ante, pero el culo de mi madre era especial, muy grande y carnoso, no era muy estético, era muy grande para su cuerpo, pero sexualmente hablando era una delicia, el sueño de cualquier hombre, no me extrañaba que todos sus amantes hubieran querido perforárselo, pero yo iba a ser el primero.

Se lo empecé a tocar y a besar, poco a poco me fui acercando a su ano, y empecé a lamerlo, eso le gustó a mi mamá que empezó a gemir, yo estaba en la gloria.

Después me unté los dedos con vaselina y le introduje un dedo, costaba entrar, estaba muy tensa, así que me acerqué a ella y comencé a besarla en la boca, con mucho cariño, pero masajeando su ano, hasta que se relajó y pude meterle el dedo, muy despacio, luego 2 y 3, después de al menos 1 hora preparándole consideré que estaba lista, me unté mucha vaselina en la verga y me puse detrás.

Empecé a empujar, su ano se abría lentamente, y se quejaba, le dolía mucho, así que solo metía unos centímetros y luego la sacara, para que se acostumbrara.

Estaba tan concentrado en no hacerle daño que creo que por eso no acabé de inmediato. con mucha paciencia logré meterle el glande, y continué empujando, todavía le dolía pero estaba más relajada y después de varios mete y saca finalmente le pude meter mis 20 cm en su ano.

La sensación fue indescriptible, nunca había sentido tanto placer y no creo que sea posible gozar más.

Quería que durara, así que culiaba muy despacio, mi madre mordía la almohada del dolor, pero poco a poco se fue acostumbrando y lo empezó a disfrutar, según me dijo después, no era lo mismo que por la concha, no era ese tipo de excitación, pero le resultaba placentero sentir mi pija entrando y saliendo de su culo.

Me eché sobre ella para poder culiarla a gusto, quería besarla cuando lo hacía, ella giraba la cabeza para ofrecerme sus labios. Le dije que la amaba y que quería ser su amante para siempre, ella me dijo que también me amaba, y que por eso me había dado ese regalo, porque sabía que yo lo deseaba.

No sé cuanto tiempo estuve dándole por el culo, hasta que finalmente me vacié en sus intestinos, como nunca antes lo había hecho, parecía que no terminaba nunca de eyacular.

Después nos acostamos abrazados y felices, y hablamos, ambos nos habíamos confesado nuestro amor, algo que nunca habíamos dicho antes. Mi madre me dijo que era la primera vez que sentía que un hombre era sincero cuando le decía que la amaba, y que era extraño oír esa confesión, tan romántica, con una pija en el culo, tan poco romántico.

Nos reímos, y hablamos de lo que sentíamos, los 2 creíamos (y creemos) que no era realmente que estuviéramos enamorados, pero nos complementábamos muy bien sexualmente, nos hacíamos felices el uno al otro, y por eso estábamos juntos.

La relación continuó por muchos años, y tengo que decir que fueron los mejores años de mi vida. Nunca ninguna mujer me hizo gozar como lo hizo mi madre, fue la mujer de mi vida.

Por Caliente

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