lunes, 6 de septiembre de 2021

La Isla


Un pequeño yate andaba en el océano pacifico, es desviada de su curso por una gran tormenta, después de dar muchas vueltas en el pacifico una gran ola voltea el pequeño yate, don Humberto y su familia alcanzan a salir con un vote salvavidas y enviar gritos de auxilio, cuando de pronto el hijo de don Humberto (Carlos), ve una pequeña isla de unos 50 Km. una selva y zona volcánica pequeña.

Doña blanca al observar el lugar decide explorar, las hijas de don Humberto agarraron sus mochilas y partieron las 6 personas. Cuando llegaron era un lugar muy bonito las palmeras y árboles muy grandes pero lo que les sorprendió, la laguna azul que estaba enfrente era hermosa cristalina estaba el agua.

– niños dejen las cosas aquí. Dijo doña blanca

– segura amor, contesto don Humberto.

La mujer le afirmo con la cabeza moviéndola y todos empezaron a juntar ramas cortar árboles para hacer una cabañita, don Isaac padre de don Humberto, rápidamente corto un árbol con el machete y compro para el viaje la familia en pocos días ya tenia construida una cabaña, comían pescado y fruta.


Una noche don Humberto estaba arriba de su mujer, metía su verga dentro de la concha de blanca los gemidos despertaron a los hijos de ellos, hablaban muy despacito de lo que hacia sus padres esa noche así paso hasta que don Humberto pego un gritito y termino adentro de blanca su mujer.

Al siguiente día Martha y Silvia le preguntaron a su abuelo, que por que hacia eso sus padres, el hombre quedo callado y sonriendo les dijo.-

– ya que crezcan lo descubrirán.

Martha una joven de 15 años alta, ojos azules, pelo dorado un cuerpo delgado pero unas nalgas paraditas, sus senos grandes y redondos. Silvia es alta como su hermana ojos cafés claros piel blanca pelo negro sus curvas se formaban con cualquier prenda que se ponía, sus senos grandes y nalgas paraditas y pequeñas era muy hermosa a sus 14 años.

Don Isaac junto con su hijo y su nuera empezó una plática tranquila pero muy directa.

– hijo, nuera como les dijo

– quiero que sepan que tengo ganas de tener una mujer en mi cama

– pero que dices padre, aquí no hay más mujer que blanca. Dijo don Humberto

– lo se hijo, lo se, agacho la cabeza y su respuesta. Fue con tu esposa

don Humberto abrio los ojos y dijo padre pero como cres que te voy a prestar a mi esposa para que te la cojas, definitivamente estas loco.

Doña blanca sonrió y al ver llorando a su suegro le dice.-

– bueno. Si yo no soy la que se coja pues que se coja a una de sus nietas.

– Nooo, un grito fuerte se oyó don Humberto se molesto por la respuesta de la mujer.

– Por que no amor, son mujeres y si no salimos de aquí cualquiera de ustedes van a poseer a nuestras hijas.

Don Humberto, pensaba mucho sobre las palabras de su mujer, se preguntaba por que diría eso su esposa, pero al mismo tiempo estaba convencido que era verdad, alguno de ellos se cojeran a sus hijas, somos tres hombres y tres hembras, pensó el hombre, cerro los ojos y la imagen que le vino fue de su hija Martha chapándole la verga, rápidamente abrió los ojos y pensó que pasa con nosotros. Dando le la vuelta en la cabeza sus pensamientos eran muy confusos pero se convenció que era la peritita verdad de lo que habían hablado.

Pasaron unos días cuando don Humberto y doña blanca se besaban y acariciaban acostados, en la hamaca donde dormían, pero en la oscuridad don Isaac veía a la pareja hacer el amor, sin darse cuentas que sus tres hijos también estaban espiándolos, don Isaac maneaba su pene erecto con muchas fuerzas hasta que se oyeron unos gritos de placer la pareja había terminado, don Isaac estaba a punto de explotar mordió sus labios y soltó grandes chorros de semen don de dormía.

Al siguiente día la familia estaba reunida, era hora de dormir, todos cenaban los dos hombres tomaban tepache de cáscara de papa ya estaban un poco tomado cuando Silvia soltó la bomba.

– mami, papi por que ustedes cojeen y nosotros no,.- dijo la pequeña inocente

Los ojos de don Humberto se abrieron como plato y don Isaac soltó la carcajada, la madre la joven no supo que decir y los mando a dormir, cuando las jóvenes y el niño fuero a sus camas, don Isaac dijo.

– les dijo hijos, también son mujeres y yo también soy hombre ocupo una mujer y al parecer Silvia también tiene la misma opinión que yo.

– doña blanca contesta .- esta bien suegro usted gana

Don Humberto se levanto y les hablo a sus hijas, las dos niñas Silvia y Martha que es la mayor se acercaron, doña blanca a quedarse sola con ellas hablo sobre todo lo que podía pasar si una de ellas se metiera con su abuelo, padre o hermano pero no importaba por que ya era mas de 5 meses que estaban ahí y su cuerpo les pedía otra cosa. Cuando llegaron a la mesa, doña blanca y sus hijas don Isaac pregunto.

– que pasa si o no. Doña blanca sonriente le agarro su mano derecha gruesa y rasposa por el trabajo que desempeñaba el suegro de la mujer, dirigiéndose a Martha, agarro su mano suave y los unió, el hombre con la sonrisa en sus labios

– que significa pregunto rápidamente.

– Ella lo va ser su mujer este día suegrito dijo la mujer

Don Humberto miro a su esposa, la mujer con una risa en sus labios se acerco a el y lo beso Silvia y su hermano se veían, cuando termino el beso don Humberto volteo a ver a su padre y su hija pero ellos ya estaba adentro de la casa.

– Tumbate miador dijo don Isaac. Es un hombre bajo moreno ojos cafés claros barrigón unas manos grandes rasposas pero a pesar de sus 60 años se conservaba muy bien.

Martha rápidamente se acostó en el suelo, su abuelo besaba su cuello, mordía despacio y agarraba sus pechos, le quitaba sus prendas rápidamente la piel suave la chica se enchinaba por cada movimiento de la mano de su abuelo cuando el hombre llego a la intimidad de Martha, metió despacio un dedo de su mano ella pego un quejido, el hombre llevo su dedo a su boca y saboreo el sabor de su nieta, el hombre rápidamente se desnudo y levanto a la chica, Martha se agacho y agarro la verga de su abuelo era grande como unos 20 cm., lleno de venas y un grosor de 6 cm. la chica le dio un poco de miedo y beso el pene enorme de su abuelito, el hombre a ver a su nieta nerviosa otra vez la tumbo y metió su lengua a la panochita de la joven un suspiro fuerte pego las manos del hombre apretaban las nalgas paradas y duras de la joven por lo tanto la lengua jugaba con su clítoris la joven ya no pudo mas y un orgasmo monstruoso dejo salir con un grito fuertemente lleno la cara del hombre mayor de sus jugos vaginales el hombre saboreo, se levanto y se puso encima de aquel cuerpo joven y muy desarrollado de la joven Martha, don Isaac agarro su pene y lo dirigió a la entrada de la joven jugo un poco con el clítoris y poco a poco comenzó a empujar, Martha cerro sus ojos abrazo a su abuelo, cuando el hombre sintió rodeado con las piernas y brazos de su nieta dio un empujón fuertemente y entro hasta adentro del ser su nieta mayor

– aahhhhh pare, pare abuelito, suplico Martha.

El hombre no oía las suplicas de su nieta comenzó un bombeo rápido y profundo sus huevos pegaban en sus nalguitas el hombre sentía que estaba en el cielo, la panochita de su nieta lo tenia bien preso mordía los labios aquel monstruo que le entraba cada vez mas rápido y mas profundo la joven lloraba y gritaba aaaahhhh yyyaaa, dijo la joven, su padre veía de la puerta de la cabaña como entraba y salía aquel pene por el coño de su hija mayor, los quejidos de la joven eran muchos y muy seguidos las manos del hombre apretaban cada rincón del cuerpo desvirginado de Martha cuando de pronto un grito pego la chica.-

– aaaaaahhhhhhhhhh.

Orino la gran verga de su abuelo a sentir que apretaba aun mas, su verga no resistió mas me vengo grito don Isaac, Martha comenzó a sentir chorros y chorros de semen adentro de su cuerpo, se recostó a un lado de su nieta y beso sus labios.

Doña blanca y don Humberto ayudaron a Martha a pararse y la llevaron al agua a que se relajara y limpiara, entre sus muslos recorría un hilo de sangre y su hermana y hermano la veían, ella volteo a verla sonrió.

Al otro día don Isaac beso a su mujer, y la llevo a su maca muy temprano se oían muchos quejido y lloridos su padre se levantaron a ver doña blanca a su hija penetrada por su abuelo por segunda vez sonrió y dijo.-

– le gusto a la cabrona.

Por MonkiRelatos

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