jueves, 23 de febrero de 2023

El viejo tendero me sedujo


Por aquella época con diez añitos, hermosa de cabello largo castaño, tez blanca, ojos grandes, cuerpito delgado, senos pequeñitos pero con colita redondita y paradita ya tenía unos cuantos kilómetros en materia de sexo, ya que desde que tenía 8 comencé a ser “abusada” por un tío que en aquella época tenía 43, pongo entre comillas y burlonamente porque la verdad me gustaba mucho lo que me hacía y para ser honesta hoy día se habla mucho de abusos, pero por mi propia experiencia y por mi trabajo como psicóloga debo decir que la verdad es otra y a casi todas nos gusta desde chiquitas el sexo pero en realidad esta es una sociedad que castra nuestras necesidades biológicas con moralismos e hipocresía cuando al interior de muchos hogares se vive en un verdadero mar de pasiones.


Hija única, la niña de la casa viví en un ambiente en el cual en mi casa se hacían muchas fiestas y se bebía en exceso, lo que propició que en medio de estas borracheras y ya todo el mundo dormido mi tío llegara a mi cama y me acariciara, lo cual yo esperaba ansiosa ya que me despertaba en la oscuridad sintiendo sus caricias, como bajaba mis interiores mientras me hacia la dormida y me tocaba delicioso, como llevaba mi mano para tocar su verga hasta venirse y hacerme sentir delicioso, y yo esperaba impaciente que hubiera fiesta en mi casa para aprovechar la oportunidad de que mi tío llegara y me hiciera todas esas cosas ricas. 

Después de cumplir nueve años en un paseo de la familia una mañana en la cual nos quedamos solos mientras mis padres iban de compras el asunto fue más allá cuando llegue en vestido de baño y me metí en la cama de mi tío quien no desaprovechó la oportunidad para seducirme y esta vez ya quitarme la virginidad, de ahí en adelante nuestra complicidad iba en aumento y teníamos sexo toda vez que se nos presentaba la oportunidad usando a veces protección y otras no que era lo que más me gustaba pero igual mi tío me explicó que mientras no me convirtiera en mujer y no tuviera el periodo no había riesgo de quedar embarazada. Lo gracioso es que ya mayor a raíz de un examen vine a saber que no podía tener hijos y gracias a esto he podido disfrutar mi sexualidad a plenitud desde chiquita ya que nunca me lleve un susto real.

La cosa cambio cuando cumplí 9 años y mi tío llegó con la noticia de que iría a vivir fuera del país por una propuesta de trabajo y como él no tenía ataduras ya que era soltero aceptó y se fue, obviamente hubo fiesta de despedida y por supuesto tuvimos nuestros últimos encuentros antes de partir.

Al irse quede muy triste pues ya estaba muy encariñada por no decir “enamorada” y obviamente con el pasar de los meses mis deseos de tener sexo iban en aumento exponencialmente y no sabía que hacer ya que mis compañeros de colegio o los muchachos de barrio eran muy ñoños y no expresaban deseos más que de jugar y pues por mi parte disimulaba para no caer en habladurías.

Así pasaron los meses y solo encontraba alivio acariciándome a mí misma, pero extrañaba tener la verga de mi tío y ser penetrada y ya comencé a mirar a los hombres mayores con mucho deseo y hasta coquetamente a lo cual sentía que era correspondida con miradas morbosas por tipos en la calle, pero ninguno se acercaba por verme tan niña.

Cumplí 10 y nada de nada; hasta que un día estando haciendo tareas en mi cuarto, una amiga de mi mama que era bastante chismosa fue de visita y al estar ellas en la sala alcancé a escuchar a esta señora decir que en una tienda del barrio que quedaba como a 2 cuadras de mi casa había un viejo muy morboso que no desaprovechaba para coquetear con cuanta mujer joven o vieja fuera a comprar a su negocio y comenzaron a bromear y reír del asunto insinuando que había sospechas de que algunas fulanas del barrio habían caído en sus garras, pero hasta ahí llego el comentario sin mayor trascendencia; sin embargo a mí me quedo rondando el tema en la cabeza, yo sabía cuál era la famosa tienda ya que había pasado por ahí muchas veces pero nunca había entrado. Días después mi madre me mando a comprar pan y leche al salir a la calle me pico la curiosidad y no fui a la tienda de siempre sino me dirigí allí a ver cuál era el personaje del que hablaban.

Al entrar estaba allí ese señor (Don Pablo) un hombre ya muy mayor de sesenta y tantos años delgado calvo y de gafas no muy alto que al verme en mi uniforme de colegio afloro una tremenda sonrisa mirándome de arriba a abajo morbosamente y diciéndome buenas tardes princesita ¿en qué te puedo servir? Yo me sonroje sintiendo su mirada y compre lo que se me encomendó y al salir me dijo, estoy para servirte y vi cómo me miraba mi culito fijamente, espero regreses por acá princesita, yo apenas sonreí nerviosamente y me fui pensando (que tipo tan morboso, además está muy viejo).

A pesar de eso la curiosidad me pico y seguí yendo frecuentemente siempre con la misma escena, la verdad las ganas de sexo y el morbo me comenzaron a rallar la cabeza y me empezó a gustar provocar al viejo y cada vez que entraba me subía un poco más la falda, me divertía y me gustaba mucho ver su cara cada vez que iba; ya en una de esas me pregunto mi nombre y que edad tenía (le dije soy Marcela y tengo once años) ha bueno princesa yo soy Pablo y acá para todo lo que necesites, estas muy linda, Te espero por estos lados y no dudes que cualquier cosa tienes un amigo con quien contar, me sonroje y me fui un poco confundida porque la verdad el viejo ya capturó mi atención, por su forma de ser entradora y extrovertida.

Se volvió costumbre ir allí, ya que en medio de su coqueteo me trataba muy bien y a veces me regalaba chocolates diciéndome que no le dijera a nadie porque si no la gente iba a querer que a ellos también les diera pero que eso solo lo hacía conmigo que era su cliente preferida y consentida, yo solo me sonrojaba y me iba nerviosa; yo ya había mordido el anzuelo, andaba curiosa y un poco excitada por sus palabras y actitud conmigo, pero también me sentía un poco rara y sucia de tener pensamientos por este señor tan adulto.

Paso como un mes y una vez que llegué del colegio no había llevado las llaves de mi casa pero mis padres no llegaban sino como dos horas después del trabajo (cabe aclarar que en esa época no habían celulares y por ende la gente no andaba encima de uno a toda hora) y era normal que cuando pasaba esto me fuera a la casa de mi amiga carolina (quien nunca supo de mis andanzas) a esperar mientras llegaban a mi casa, pero en vez de eso decidí irme para la tienda de don Pablo a seguir coqueteando. Entré como siempre, el me saludo efusivamente y al ver que me senté en una de las mesas me pregunto, ¿y eso? ¿Viniste de visita?, yo le conté que me quedé sin llaves y me tocaba esperar a que llegaran mis padres. No paso mucho tiempo y me dijo, si quieres entra, aquí al fondo tengo un sofá donde puedes descansar y nadie te va a ver ya que es atrás de estos mostradores grandes señalando a un lado del negocio; yo dudando un poco le dije que bueno, él me dijo, espera, salió a mirar a la calle y enseguida me dijo entra, no quiero que te vean, ya sabes, para evitar las habladurías, ingresé y estaba el mostrador donde el atendía y al fondo girando había otro espacio detrás de unas vitrinas más altas llenas de mercancía que llegaban al techo, era un tanto oscuro y no se veía nada hacia la parte externa del negocio; allí en el fondo había un sofá viejo donde me dijo me podía acomodar, me senté y era muy bajito pero era bastante cómodo a pesar de lo viejo y desvencijado, salió al mostrador a seguir atendiendo y un poco después me trajo unos paqueticos de golosinas y una coca cola diciéndome, siéntete en casa nadie va a saber que estas aquí descansando y pude observar a través de su pantalón que la tenía muy parada lo cual no disimuló, por el contrario se paró frente a mi como mostrando su bulto mientras devoraba mis piernas con su mirada morbosa y salió de nuevo a atender ya que llegaron unos clientes en ese momento.

Duro un rato atendiendo y mi morbo subió pensando en que pude ver su bulto, me recosté en el sofá de forma muy relajada; al rato entro de nuevo cuando ya no se escuchaba el ruido de los clientes, yo ojeaba unas revistas que tenía allí y al verlo pude observar que no podía dejar de mirar mis piernas ya que mi faldita había quedado muy arriba por la posición en que me acomodé. Se sentó al lado mío poniendo su mano en mi rodilla, lo cual me puso entre incomoda y excitada diciéndome, ¿quieres ver unas revistas diferentes? Son más divertidas que esas de chismes que estas mirando, yo le dije que bueno, se paró y saco de una gaveta varias revistas y me las dio. 

Me dijo míralas y me dices si te gustan, sino tranquila solo déjalas ahí, salió de nuevo al mostrador y al abrirlas eran revistas de sexo, las cuales empecé a devorar con mucha excitación; un rato después que no se sentía más gente afuera comprando, escuché como cerraba la reja del negocio y regresó, yo le pregunte nerviosa que si había cerrado el negocio y me dijo, que sí que para poder atender la visita como se debía, y me pregunto si me habían gustado las revistas, yo le dije que sí, no dudó un instante y me dijo, quieres ver mi verga? Es grande como la de los tipos que aparecen en las fotos, Yo me sonroje y no dije nada ( moría de ganas de verla), él me dijo tranquila solo quiero que la veas y comenzó a bajar su bragueta sacando tremenda cosa (recordé la de mi tío y la verdad nada que ver) esta era grandísima y muy gruesa, yo no decía nada, sentada como estaba inmóvil no podía de la excitación, se acercó hasta quedar al frente mío y me dijo que si se la chupaba, agarró suavemente con sus dos manos mi cara a la altura de mis orejas haciéndome acomodar sentada frente a su miembro y me dijo abre la boca, yo obedecí, abrí la boca y metiendo la punta que era grandísima y redonda me dijo, chupa como si fuera un helado, se sentía muy grande y estaba mojada del líquido que salía de la punta, yo chupaba tímidamente y confundida de ver su enorme cabeza, el viejo decía, así nena, que rico no? después de un rato me dijo levántate; ya en pie besó mis labios cariñosamente mientras tomo mi mano para llevarla a su verga, la tome y de verdad se sentía muy diferente a la de mi tío, era muy grande, gruesa y se sentía mucho más dura, al recorrerla mi manita quedaba abierta desde su base peluda, disminuía un poco el grosor y terminaba en una punta redonda grandísima como una gran hongo (grande gruesa y cabezona) me llamó mucho la atención su cabeza con la cual juguetee un rato como ahorcándola con mi mano y halándola, me pregunto si estaba a gusto, yo dije que sí y enseguida me volteó acomodándome contra una mesa donde me apoyé con las manos, yo puse un poco de resistencia y me dijo, tranquila amor, no te la voy a meter, es muy grande para ti. 

Se puso detrás, alzó mi falda y bajo mis calzoncitos los cuales quedaron a la altura de mis rodillas, acomodó su monstruo entre mis nalgas, el cual se sentía gigantesco, me tomo de la cintura rozando su verga que estaba empapada, yo estaba totalmente entregada al placer sintiendo el roce de su miembro entre mis nalgas, sentía su punta a lo largo de la línea entre mis nalgas lo cual me fascinó, se sentía delicioso esa bola que rozaba y la cual empezó a recorrer sintiéndola en la entrada de mi cuquita, la volvía a subir pasando por mi ano, lo que me hizo pasar corrientazos por todo mi cuerpo, después de un rato me agarró a la altura del estómago con un brazo y llevando su otra mano a mi rajita empezó a frotar delicioso sintiendo su dedo en mi huequito lo cual me hizo ver estrellas para finalmente pegarse fuertemente a mí, jadeo en mi oído diciéndome, me vengo princesita, sentí como de repente me empapó atrás con su semen el cual untó todo mi uniforme. Yo aún parada con mis manos sobre la mesa no podía creer lo que había pasado y lo que estaba sintiendo, él fue y trajo una toalla y me seco el uniforme, la cola y entre mis piernas por las cuales ya escurría toda la humedad y que empapo mis bragas, me volteo dándome un beso en la boca y me dijo, princesa eres lo mejor, espero te allá gustado y que guardemos esto como nuestro secreto.

Salió abrió la reja de nuevo, yo subí mis pantis, me sentía empapada y me asome nerviosa y confundida diciéndole que ya me iba, me hizo señas y me dijo puedes salir, poniéndome el saco del cole amarrado a la cintura para taparme ya que me sentía empapada y sucia atrás tomé mi maleta y salí rápido prácticamente sin despedirme muy confundida de que un viejo me hubiera hecho esto, pero ya en la noche en mi casa no podía parar de tocarme pensando en lo ocurrido.

Dejé de ir ya que me sentía culpable y sucia, pero en el fondo muy excitada, sin embargo, decidí evitar ir ya que me daba vergüenza.

Dos semanas después un sábado se armó tremenda fiesta en mi casa, mis padres comenzaron a beber  desde temprano con unos amigos, inmediatamente me vino el recuerdo de mi tío metiéndose a mi cama a la madrugada y mis hormonas se pusieron al máximo de la excitación, no sabía que hacer, quería sexo, obviamente mi primer pensamiento fue Don Pablo y su gran verga, después de dudarlo mucho fui rápidamente a mi cuarto y me puse una faldita muy cortica negra y una camisita blanca con mis tenis sin medias, salí a la sala y les dije a mis padres, ya vengo, voy a la casa de mi amiga Caro, ellos no pusieron inconveniente ya que estaban medio tomados y me dijeron que regresara a las ocho a más tardar. Salí decidida, quería acariciar esa verga de nuevo, pero con mucho miedo, no sabía si me la dejaría meter, aunque mi cuquita lo pedía gritos, eran las seis y me dirigí rápidamente a la tienda. Al entrar había gente comprado, me senté en una de las mesas, al verme me trajo una gaseosa, la puso en la mesa e inclinándose como limpiando la mesa me dijo muy bajito y disimulado, ¿vienes de visita no? ¿Te pusiste esa faldita para mí? Que linda te ves vestidita como niña caliente, que rico la vamos a pasar, vas a ver. Atendió los clientes y no fue sino salir el último, miro afuera y cerro la reja se acercó me tomo de la mano y me llevo atrás, comenzó a besar mis labios y mi cuello enloquecido mientras me sentó en el sofá se arrodilló en el piso sacando mis calzones y abriendo mis piernas para después meter su cabeza y chupar mi cuquita, yo solo sentía mi sexo húmedo y su lengua viajar por toda mi rajita para después insertarla en mi huequito lo cual se sentía delicioso. levanto su cara y me dijo estas muy mojada que delicia, quieres mi verga verdad? 

No dije nada pero con la expresión de mi rostro supo que sí y me dijo, se nota que ya no eres virgen, lo cual se reflejó en la alegría de su rostro, se levantó y se desnudó todo, yo solo veía su cuerpo que era muy peludo y su tremenda verga parada palpitando y totalmente brillante de la excitación que tenía, me acostó boca arriba y me dijo no puedo más te la quiero meter princesa, me fascina verte así con esa faldita y tu camisita infantil, que delicia, te voy a culiar así con esa ropita puesta, quiero ver a una bebe como tú con su ropita de niña siendo penetrada por el abuelito Pablo, cada cosa que decía me excitaba más y más, abrió mis piernas y las subió sosteniendo con sus manos mis rodillas se acomodó acariciando mis piernas acomodo esa gran cabeza en la entrada de mi vagina presionando, se sentía muy húmedo y delicioso que por lo mojados que estábamos resbaló entrando su cabezota bruscamente sacando un pequeño grito de placer, yo respiraba agitada y ansiosa tenía esa punta dentro de mí, sentía como mi estreches de niña rodeaba deliciosamente la punta de su verga, me dijo, mi bebita eres lo mejor, me encantan las niñas como tú, me pregunto, te gusta tu viejito? ¿Te gusta que te coma tu abuelito rico? ¿Quieres el resto de esta verga sesentona dentro de ti? Yo respondía mirándolo a los ojos y su cara de lujuria haciendo un gesto afirmativo a cada pregunta (cada cosa que decía, cada pregunta me ponía más deseosa, de verdad me tenía hipnotizada este viejo) al terminar de responder de repente sin ninguna contemplación empezó a penetrarme con el resto de su verga dolorosamente sacándome un tremendo grito y de ahí continuó ya moviendo su cadera sacándola y metiéndola de forma cadenciosa, yo gemía sin control por el placer y el morbo que me producía ver su cuerpo peludo encima mío y su vergota entrar y salir una y otra vez, el ritmo fue aumentando ya me daba durísimo, sus bolas golpeaban rítmicamente en mis nalguitas hasta quedar pegado en una última estampida para botar toda su leche dentro de mi haciéndome contorsionar en una sensación indescriptible, así quedamos pegados un buen rato, se levantó besando mis labios tiernamente, me dijo descansa un poco mi princesa hermosa, se vistió y fue a abrir el negocio de nuevo.

Me quedé allí un buen rato agitada y pensando en lo ocurrido totalmente desparrramada en el sofá sin poderme mover con la faldita aún a la altura de mi cintura y las piernas abiertas una en el sofá y la otra en el piso, toqué mi sexo y sentí toda esa humedad y como salía su semen de adentro, el cual mojo todo el sofá donde yo estaba acomodada, se sentía entre sucio y delicioso, una sensación indescriptible entre placer, relajación y culpa que me mantenían tendida allí respirando profundamente. 

Pasó como una media hora durante la cual escuchaba el ir y venir de los clientes y cuando paro el ruido en el negocio regresó, me tomo de la mano me hizo parar me apretó contra el besándome a lo cual respondí, se sentó en el sofá y yo de pie me trajo hacia él, levanto mi camisita y beso mi ombligo metiendo sus manos hasta llegar a mis limoncitos los cuales acariciaba mientras iba besándome cada vez más arriba, quito mi camisita, y yo ahí parada frente a él disfrutando sus caricias en mi cuerpito hasta llegar a besar mis pequeños senos mientras bajaba mi faldita dejándome solo con los tenis, acaricio mi vaginita de forma deliciosa, se escuchó que ingreso gente al local, salió los atendió y regresó, bajando sus pantalones e interiores los dejo caer dejando ver su verga parada de nuevo me hizo apoyar parada mirando contra la pared, corrió mi cabello besando mi cuello y mis orejas respirándome en el oído y diciéndome morbosamente te voy clavar la verga de nuevo mi princesa, tu viejito pablo se va a comer tu conejito de niña traviesa, yo me puse a mil de nuevo pero le pregunté si no iba a cerrar la reja, me dijo , no, hagámoslo así, me excita mucho saber que pueda entrar gente en cualquier momento mientras me como una niña rica como tú,  tomó mi cintura haciendo que mis nalguitas se acomodaran paradas hacia él, sentí como se acomodó detrás de nuevo y acaricio mis hombros con sus dos manos besando mi cuello, después bajo por mi espalda hasta mi cintura preguntado, quieres toda la verga adentro?, la quieres?, quieres que el rey se bote adentro de la princesa?, yo allí parada sosteniéndome con mis manos contra la pared y mi colita hacia afuera lista para sentir su palo adentro, le decía, si, la quiero, me gusta mucho, al mismo tiempo estaba apavorada sabiendo que podía entrar gente al negocio, pero al final pensaba que igual nadie nos vería, me susurro …dime así.. quiero tu verga de viejo verde adentro botando su leche dentro de mi cuquita de niña, dímelo, dímelo (y así fue dije las palabras mágicas) dije….. QUIERO TU VERGA DE VIEJO VERDE ADENTRO Y SU LECHE ADENTRO DE MI CUQUITA DE NIÑA…. puso su mano en mi boca tapándola con fuerza la acomodó en mi entradita y empujo con fuerza su gran tubo dentro de mí, yo solo hice un gemido gutural de placer al sentir aquel miembro entrar de forma tan brusca llenándome toda y sentí mucho mareo, casi me desmayo, reaccione de nuevo para comenzar a sentir como me daba durísimo sin compasión, yo me sostenía fuerte con mis manos contra la pared para no golpear mi cara contra la pared, solo sentía como se llenaba mi hueco infantil de forma deliciosa para sacarlo y volver a entrar bruscamente, el seguía con su mano en mi boca para evitar que se oyeran mis gemidos, y al final lo más excitante fue escuchar que ingresaron varias personas al negocio diciendo buenas don Pablo, el paró y dijo solo un momento acabo algo acá y estoy con ustedes para atenderles, y empezó a bombearme salvajemente sin ninguno de los dos poder gritar hasta sentirlo quedarse pegado completamente derramándose de nuevo dentro de mí, la saco, se subió los pantalones rápidamente y se dirigió a atender los clientes y yo quede todavía contra la pared temblando de nervios y de placer sintiendo toda esa humedad viajar por el interior de mis piernas lentamente y conteniendo mi respiración para que no me escucharan desde atrás de la vitrina.

Y así ese viejo sofá en esa tienda de barrio se convirtió en testigo de mi desfogue sexual por mucho tiempo, allí muchas veces con mi ropita de niña inocente llena de semen y olor a sexo y otras veces completamente desnuda y sabiendo que ningún cliente se imaginaba que mientras llegaban allí detrás de esas vitrinas en un ambiente lúgubre, oscuro y un sofá viejo estaba una niñita hermosa de 10 años desnuda disfrutando uno de los mejores sexos de su vida siendo penetrada por la verga descomunal de un viejo sesentón.

Por Darioelcoloso






No hay comentarios:

Publicar un comentario