lunes, 25 de abril de 2022

Descarada Obsesión


Ellas (las sobrinas) son : Mara de 18 años y Velia de 16 años. Tienen unos cuerpecitos en desarrollo preciosos, con sus tetitas paraditas y provocativas, sus cuerpos en si son delgados sin ser flacas, y lo mejor, estan en plena fase hormonal, todo lo quieren experimentar y alli entro yo en la historia.

Debo también indicar antes, que traté de convencer a mi esposa que la idea de instalar en la casa a sus dos sobrinas y perder nuestra intimidad no era buena idea, pero hasta se formó un confiicto con ella por eso, me tildó de que yo no quería a su familia y otras tonterías.


Las sobrinas de mi esposa el primer mes sin problemas, pero luego que ellas se sintieron comodas en la casa, verlas en ropa interior en la casa, sobre todo en la época de calor, era común, y como uno es hombre, y en mi caso, me encanta la pornografía en todas sus fases, no podía evitar darme un buen banquete viendolas en sus braguitas o con minis, la obsesión de cogérmelas fue aumetando. Yo compartía con ellas casi todo, fui ganando su confianza, les compraba cosas de las que carecían y ellas me abrazaban y me volví su segundo padre.

La atracción por ellas fue aumentando hasta volverse una obsesión. Ellas se iban temprano al colegio y yo llegaba a su habitación a buscar las braguitas que dejaban en el suelo, yo las recogía y podía oler su intimidad, en ocasiones encontré pequeñas manchas de sus juguitos intiimos, las niñas se masturbaban algunas noches y terminaba yo por masturbarme con sus calzones.

Lo que me dio confianza, fue que en cierta ocasión mi esposa estaba con la vecina, yo acababa de bañarme, me puse en la cama a tocarme la verga hasta que se me paró toda, en eso oigo que Mara me está buscando y dice mi nombre, me hice el dormido sobre la cama, solo estaba en calzoncillos, y mi verga estaba empalmada al máximo. En eso cierro los ojos y oigo que la bella Mara entró, se detuvo cuando me vió acostado durmiendo, la oí acercarse y le llamó la atención mi verga bien parada, se acercó en silencio, y nunca pensé que pondría una de sus manos sobre mi bulto, la acarició dos veces y se marchó. Alli descubrí que la atracción era mutua.

Asi que tres días después, viendo una peli, era sabado, no había colegio al día siguiente. Estabamos los cuatro viendo y de pronto mi esposa y Velia no aguantarón y se fueron a dormir. Yo me quedé sentado en sofá y Mara viene y se acuesta en el sofá con la cabeza en mis muslos, yo veo que el sueño le ganó y se queda dormida, aprovecho para verla, tiene una pijama tipo vestido, a las rodillas, primero intento despertarla tocándole las piernas y la espalda, como veo que no responde, comienzo a tocarla en diferentes lados, siempre sobre su bluson de pijama. Le tocó sus caderas, le paso la mano en sus redondas nalgas, bajó a sus piernas que las tiene en posición fetal, sus pies son maravillosos.

Mara no responde, está profundamente dormida, asi que levanto su blusón y le veo su braguita celeste tipo bikini. Meto mi mano por atras de su espalda y le tocó sus nalgas, duritas y tersas, mi respiración aumenta, me estoy excitando, luego paso uno de mis dedos por su rajita sobre su braguita, por lo delgado de la tela puedo sentir la comisura de sus labios vaginales, sigo asi un pequeño rato, hasta que ella se movió, me asuste, crei que se estaba despertando, pero al parecer solo fue reflejo.

La oscuridad de la sala es mi aliado. Después de un rato pasando los dedos por su rajita, no sé si es mi imaginación, pero siento viscosidad en mis dedos, -será posible que Mara esté conciente de lo que sucede y se esté mojando?-
Para ese momento tengo una tremenda erección en mis calzoncillos. Por lo cachondo del momento, debo asumir más riesgos, meto mi mano entre su braguita, siempre por atras de su espalda, su piel es muy suave, acaricio su piel, poco a poco voy llegando a su chuchita, siento los primeros vellos que rodean su vagina. Y por fin siento algo húmedo, es verdad, Mara esta mojandose, saco mi mano de su braguita y me llevo los dedos a la nariz, ya que saber a que huele su intimidad, eso aumenta mi ya subida excitación. Vuelvo a meter mi mano y dedos hasta llegar de nuevo a su sexo, juego con sus labios vaginales suavemente, siento que se moja mucho más, de pronto oigo sus reprimidos gemidos, la chica si está conciente y me esta dejando hacerle cositas.

Sigo jugando con sus labios vaginales, la yema de mis dedos alcanzan su clitoris, no estoy muy cómodo con la mano dentro de su braga, pero puedo sentir la pepa de su clitoris y le hago pequeños circulos, Mara comienza a quejarse de excitación, -eso es!!- digo para mi. -ya está lista para otro paso-

Saco mi mano y me pongo de pie, dejando siempre a Mara acostada de lado sobre el sofá. Me agacho, mi intención es sacarle su braguta, ella permanece son sus ojitos cerrados. Poco a poco besándole las piernas, le logro quitar su braguita, aún con la poca luz puede verle su lindo parchesito de rajita, me llevo su braga a mi nariz, si! es la misma que he olido en lavandería. Mara hace ruiditos como pequeños quejidos de pasión. La coloco más horizontal y pongo mi nariz a escasos centimetros de parche de vellos negritos. Inicié dándole varios besitos a su parche, luego use la lengua para su vientre y luego la puse en sus labios vaginales, ella seguía gimiendo, le abrí delicadamente sus piernas y pude ver toda la expresión de su joven chuchita, me avalancé y comencé a chuparle casi desesperadamente su sexo, la punta de mi lengua registraba todas sus partes, ella instintivamente intentó cerrar sus piernas, pero yo estaba ya en medio, seguí chupando su miel que salía de su vagina como cuentagotas.

Por fin ella se puso en evidencia, sentí sus pequeñas manos tomarme de la cabeza y jalarme los cabellos cada vez que le pasaba la lengua por su clitoris. Alargué mis brazos sin dejar de comerme su rajita, para tocarle sus lindas tetitas y apretarle sus pezones. Debo indicar que el riesgo de ser encontrados por mis esposa era mayor, pues nuestra habitación está enfrente de la sala, donde yo estaba comiendole su rajita a Mara, eran casi las 12 de la noche.

En pleno goce estaba yo mamando tan lindo sexo, cuando siento que los musculos de Mara se contraen, se lleva las manos a la boca para impedir sus gemidos, la chica esta sufriendo un rico orgasmo. Luego comencé a besarle su vientre, ombligo y llegué para mamar sus bellas tetitas, puse sus pezones entre mis labios y los mamé. Mara estaba como chillando, pero el tiempo apremiaba, me fui colocando entre sus piernas, saqué mi verga de mis pantalones cortos y mi verga empezó a presionar su chuchita, hasta que fue cediendo, mi glande se fue deslizando dentro de su apretada rajita, descubrí que no era virgen la pequeña Mara, lo cual me dió menos cargo de conciencia, y comencé a cogerla con lentos pero profundos bombeos, ella se ponía las manos en la boca para no gritar y gemir, pues la cercanía de la habitación donde estaba mi esposa era riesgoso.

La fui cogiendo cada vez más duro, ella cerraba los ojos y de pronto me toma de los costados y me araña con fuerza, dejándome marcadas sus uñitas, Mara estaba teniendo otro buen orgasmo. Yo tenía la verga empaladisima, entrando y saliendo de la rajita de Mara, que estaba calientita y jugosa. Le levanté las piernas para más ajuste y para meterle hasta el cabo mi verga, su vagina ahora estaba más flexible. Pensé en colocarla en otra posición, pero no tenía mucho tiempo, el riesgo de que mi esposa se despertara y viera que no estaba en la cama era cada vez mayor. Asi que aceleré la velocidad de la cogida y vi que Mara estaba por alcanzar una tercera corrida, aceleré más y aguanté hasta que ella llegó, luego yo alcancé el mio, saqué mi verga y acabé bastante en su vientre y su estomago. Fue riquisimo, y no solo eso sino que después de eso Mara y yo nos volvimos amantes.

Yo recogía a Mara en el Colegio, ella salía más tarde que Velia, su hermanita, asi que me la llevaba a un motel o bien a algún lugar solitario en la carretera y nos dabamos un rico agasajo, que incluia sendas mamadas, yo me comía su rajita y ella se tragaba mi verga hasta hacernos venir.
Fue un fastidio no haberla desflorado, que alguien más lo hiciera, pero lo que no se me escapó fue el virgo de su divino culito, ese fue mio y lo sigue siendo.

Ahora quiero cogerme a Velia, quien tiene unas lindas piernas, ya la besé y espero tenerla pronto en mi cama, creo que ella si es señorita aún.

Anónimo

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