jueves, 29 de febrero de 2024

La pequeña Lucía: Mi hija hace mi sueño realidad, Parte 1


Mi nombre es Juan, soy un papá soltero de 35 años, vivo con mi hija Lucía de 7 en una ciudad al sur de Argentina.

La madre de Lucía vive en otra ciudad con su nuevo esposo, entonces mi hija decidió mudarse conmigo de forma permanente.


Lucía es una niña hermosa, desde los 3 años hace gimnasia artística y baile, por lo que tiene un estado físico realmente irresistible, unas piernitas bien formadas, una colita bien paradita y una pancita hermosa. Sus pelos dorados que generalmente los lleva en trencitas y su carita angelical hace que se parezca a una muñeca.

Hace algún tiempo la estaba ayudando a poner la malla de gimnasia cuando empecé a sentir algo mientras se la estaba subiendo. Le toqué sus piernitas y su colita a propósito y la suavidad y la firmeza despertaron en mí los sentimientos más prohibidos.

Esa noche, por primera vez me masturbé pensando en mi hija, en su cuerpito, en su carita, en su olorsito a niña. Se sentía raro, pero al ser algo prohibido me causaba mas excitación.

Unas noches después en casa preparé la cena y tomé algunas cervezas mientras ella se bañaba en el baño de arriba. Era verano, entonces cuando bajó solo traía una braguita rosada y una remerita bien holgada que le dejaba a la vista su pancita.

Verla así en seguida me empezó a excitar, así que con la excusa del calor, me saqué mi bermuda y remera y quedé solo en ropa interior.

Luego de cenar nos sentamos en el sillón y nos quedamos abrazados mirándo la tele, pero mi mente iba a otra parte.

Empecé a acariciarla, a tocarle el pelo y darle besitos. Me empecé a calentar y mi respiración iba en aumento y cuando quise acordar tenía una evidente erección que Lucía ya había visto.

– Estás muy mimoso papá. – Me dice algo confundida

– Si, mi amor, es que estás muy hermosa. Pero si quieres paro

– No papi, me gustan los mimos.

Era justo lo que esperaba escuchar. Procedí a seguir acariciándola hasta que empecé a tocar su pancita, luego fui subiendo y le toqué sus tetitas planas. Noté como su respiración se hacía mas intensa, se estaba exitando.

Me abrí de piernas y la senté entre mis piernas de espalda, para poder besarle su cuellito mientras jugaba con sus pezones duritos. Luego fui bajando mi mano hasta tocar su conchita.

Era lo mas lindo que había tocado, suavecita y mojadita, sin ningún pelito.

– Ay papi, eso me gusta. Me dice

– A mi también me gusta hacerte mimos mi amor.

Le sigo tocando su conchita y le empiezo a manosear su clítoris. Ella instintivamente empieza a abrir las piernas para que la pueda tocar mejor.

Eso me calentó muchísimo. Así que la di vuelta y le saqué su braguita. Era una vista hermosa, así que no me contuve y comencé a chuparle toda la conchita. Ella gemía de placer.

El sabor era delicioso, suavecita, blanquita, así que jugaba con mi lengua de forma desenfrenada.

– Ay papi me encanta eso. Me decía con voz entrecortada

Me toma la cabeza y me empuja hacia su conchita. Yo seguía emborrachándome de su delicioso sabor y con las manos le tocaba toda esa colita hermosa que tenía.

– Ay si, que rico que rico. Me dice

Sus gemidos iban en aumento hasta que tiene un orgasmo y larga el gemido de placer mas hermoso que he escuchado con esa voz de niña inocente que tenía.

Paro de chuparla y la quedo mirando orgulloso, tratando de procesar lo que había pasado. Se quedó acostada en el sillón, con sus piernitas abiertas, una leve sonrisa de placer y agitada. Me tiro sobre ella y le doy un beso en su boquita.

Su aliento a niña era exquisito. Meto mi lengua bien adentro y ella responde de la misma forma. Me estaba besando con mi hija luego de chuparle la concha, era algo que solo en mis sueños pensé que podía ocurrir.

Al cabo de unos minutos, la suelto y le digo:

-Te gustó, mi vida?

-Wow papi, no sabía que los mimos se podían sentir tan rico. – Me responde aún con voz entrecortada

– Si, mi amor, cuando dos personas se aman mucho como nosotros, se hacen mimos así de ricos.

En eso mira mi bulto y estaba explotando y con una mancha mojada en la punta.

Al ver su mirada, tomo mi pene y se lo muestro.

Y lo que sigue queda para el próximo relato…

Por HILADEV560

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