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miércoles, 18 de mayo de 2022

Mi prima Rubí

 


Lo que a continuación relato, realmente sucedió hace ya algunos años, solo que cambie por seguridad los nombres de las protagonistas.

Vivo en Acapulco, Guerrero y en cierta ocasión cuando tenía 23 años, fui a Atoyac a comprar café y otros artículos, de regreso decidí pasar a visitar a una tía que vive por aquellos rumbos. Ya estaba ahí con ella cuando una de mis primas se me acerco a saludarme, era Rubí, una chica que ni parece de ahí, ya que es de piel apiñonada, con cabello castaño claro, ojos verdes y un cuerpo que incitaba al pecado solo de verla a pesar de sus escasos 13 años.


Trate de actuar con tranquilidad, por lo que le pregunte en qué año iba, ella me contesto que en sexto, ya que había comenzado la primaria ya grande, porque sus papás no tenían dinero y que recientemente le habían dicho que a la mejor se salía de la escuela para ponerse a trabajar, ya que no les alcanzaba el dinero y eran en total siete hermanos, ella era la tercera y los dos primero ya se habían casado. Me pido que le ayudara a seguir estudiando, ya que no quería dejar la escuela. Como yo no tenía compromiso, ni hijos, le dije que si, así que después de hablar con mi tía y su marido nos pusimos de acuerdo. Rubí se iría a vivir conmigo a Acapulco, ahí la metería a la escuela y me aria cargo de ella como si fuera mi hija, a la vez ella me ayudaría con los quehaceres del departamento.

A la semana, mi pequeña prima ya estaba viviendo ahí conmigo, la inscribí en una primaria cercana en el turno de la tarde. Desde que llegó, me di cuenta de que casi no tenía ropa, por lo que vi en los tendederos cuando lavo los primeros días, así que le dije que la llevaría de compras. Primero le compre dos uniformes para la escuela y enseguida fuimos a comprarle ropa, principalmente interior, ya que la que traía estaba bastante gastada, vieja o rota. Cuando andábamos dentro de la tienda:
-¿Qué tipo de ropa interior quieres? le pregunte.
-La que tú quieras primo, me gusta toda.- me contesto.
-Tu dime cual, porque si es por mí, yo te compro puras tangas.- le dije sonriendo y pensando en el hermoso cuerpo que tenía mi primita.
-Pues si tu quieres, si, ¿Por qué no?- me contesto también sonriendo pero nerviosamente.

Le fui eligiendo puras pantaletitas sexis, de encaje y diminutos bikinis, brassieres de encaje y de media copa, así como también un par de batas de algodón y unos conjuntos de camiseta y mini bóxers para dormir, y para la escuela, pantaletas normales. Ella no se dio cuenta cuando agarre un par de tanguitas, esa era una sorpresa para ver que reacción tenía cuando las viera llegando al departamento. En fin, las compras fueron muchas, ya que prácticamente la vestí de todo a todo, solo faltaba desnudarla, pensaba para mis adentros, maquinando una caliente idea.
Al departamento regresamos ya muy tarde, por lo que mientras Rubí acomodaba las compras en su cuarto, yo preparaba un licuado para cenar, solo que al de ella lo prepare especial. Cenamos, luego ella se metió a bañar, poniéndose de pijama una bata blanca de las que le había comprado, debajo se le marcaba ligeramente que traía una pantaleta blanca de encaje, por lo que al verla luego se me paro la verga, poniéndoseme bien dura. Cuando salió de bañarse, le dije que podía ver tele, en lo que yo me bañaba, cuando termine salí en mi acostumbrado bóxer, un tanto flojo y con la verga todavía semì erecta. Ya había transcurrido cerca de media hora desde que habíamos cenado.

-Ya me voy a dormir primo, ya tengo mucho sueño.- me dijo Rubí.
-Ok. Prima, que descanses.- le conteste.

Ella se metió a su cuarto, mientras yo apagaba las luces y me sentaba en la sala a ver tele. Una hora después cuando ya calculaba que estaba bien dormida, apague la tele y en silencio abrí la puerta y entre despacio a su recamara, Rubí dormía plácidamente. Me acerque y le hable, ella no me contesto, le volví a hablar, no me contesto. Me acerque al pie de su cama, me senté aun lado de ella, estaba boca arriba y destapada, su bata apenas si cubría abajito de su pubis. Estire mi mano derecha y despacio comencé a acariciarle sus lindas piernas, ella no se movía. Lentamente fui recorriendo todo su muslo derecho una y otra vez, luego le hice lo mismo al izquierdo, la pastilla había surtido efecto, estaba profundamente dormida. Le subí su bata a la cintura dejando al descubierto su pantaleta, le acaricie su panochita por encima de su prenda, haciendo presión con el dedo medio sobre su rajadita, mientras que con la mano izquierda acariciaba sus duros y redondos pechitos, provocando que sus pezoncitos se pusieran duros y erectos al contacto de mis dedos. Le fui dando suaves masajes a cada uno, girando con la yema de mis dedos, así como dando ligueros pellizcos.

Mientras le hacía aun ladito su pantaleta, la cual ya se sentía un poquito húmeda. Su panochita estaba limpia de vellitos y se sentía tan suave. Le metí despacio el dedo medio entre sus labios íntimos, encontré su botoncito de placer y le di suaves masajes, estaba húmeda y olía exquisito su sexo virgen, mientras su respiración poco a poco se iba haciendo más fuerte, pero estaba dormida y a mi disposición.

Le jale aun más la bata, hasta descubrir por completo sus lindos pechos, se los acaricie por unos instantes, luego me incline y le di un besito en cada uno de sus pezoncitos, se los chupe y mordí despacito, esto hizo que de sus labios escapara un suave gemido. Entonces comencé a besarle por completo sus senos, su piel era suave y aterciopelada. Pero quería probar las mieles de su frutita, por lo que le tape con la bata sus pechitos, me levante y me fui de lado de sus piernas, me subí a la cama y despacio la despoje de su pantaleta, le separe sus pernas y me acomode entre medio de ellas para lamer su exquisita y virginal frutita. Le metí la lengua entre medio de sus labios íntimos hasta que encontré su botoncito, entonces jugueteé con él al mismo tiempo que bebía sus deliciosos jugos, baje con mi lengua un poco más y se la metí en su apretada grutita, entonces un dulce y prolongado gemido escapo de sus labios.
-¡¡Aaaaahhhhggg, Aaaaahhhhggg!!-

Por largo rato lamí la panochita de mi primita y le metí la lengua en su grutita, hasta que me hinque sobre la cama, me saque del bóxer mi dura y bien erecta verga y se la comencé a tallar la punta en su caliente y empapada intimidad, entonces sus gemidos fueron mas frecuentes, arqueaba ligueramente la espalda en señal de infinito gozo, era sublime. Por momentos le hacia presión en la entrada de su grutita, pero hasta ahí, no iba mas allá. Gotitas de líquido seminal comenzaban a brotar de mi verga, por lo que decidí parar, entonces le acomode la bata y le puse su pantaleta, luego salí despacio de su recamara y me fui al baño a terminar masturbándome pensando en mi primita, cuando termine me bañe y me fui a dormir en paz pensando en ella.
A la mañana siguiente, yo me levante primero, luego Rubí, no hubo ningún comentario, al parecer ni se entero de lo sucedido en la noche. El día transcurrió en completa calma, platicamos y convivimos, pero al llegar la noche, le volví a dar su licuado especial y le volví a repetir lo de la noche anterior. Así, durante tres noches seguidas goce de mi primita, hasta que al cuarto día que era sábado y que hacía mucho calor.

-Hace mucho calor, ¿me puedo bañar?- Me dijo.
-Claro.- le conteste.
-Con ganas de andar en puros calzones.- dijo.
-Con confianza, si quieres, estás en tu casa.-
-¿Deberás?- pregunto.
-Claro, no hay problema, estamos en confianza.- le sonreí.
-¡Ok! Gracias.- sonrió y se fue a su cuarto por ropa

Luego se metió a bañar, cuando termino, casi se me revienta la verga de lo dura que se me puso al verla, salió solo con una pequeña pantaleta rosa completamente lisa y una camiseta. Su panochita y sus nalgas lucían hermosas ante aquella pequeña prenda. Trate de guardar la compostura y que ella no notara mi tremenda erección, pero deseaba saltar sobre ella, arrancarle la poca ropa y poseerla ahí mismo en la sala.

Así tuve que soportar verla hasta las cinco de la tarde, hora en que me hablo por teléfono un vecino para recordarme que habíamos quedado en ver el partido de futbol en su casa junto con otros vecinos. Rubí no quiso ir, decidí quedarse, me fui solo, pero durante todo ese tiempo que no la vi, solo pensaba en ella. Estuvimos tomando hasta las diez de la noche, fue cuando que decidí regresar al departamento, al entrar, Rubí ya estaba dormida, por lo que no quise molestarla, así que me metí a bañar, salí envuelto solo en toalla y así me acosté sobre mi cama, quedándome dormido al instante. No supe qué hora serian, pero me desperté al sentir unos cálidos y húmedos labios chupar mi verga, sentía exquisito, por lo que no hice ningún movimiento para no espantar a mi primita, solo trate de gozar aquellos sublimes labios.

Lamia de arriba abajo todo lo largo de mi hombría, chupaba con delicadeza la bolsa de mis huevos, luego regresaba y se metía la mayor parte de mi verga en su boquita y lo chupaba con ansias. Por largo rato así estuvo, hasta que me hizo venirme dentro de su boquita, tomándose toda mi caliente leche, y cuando termino de salir la última gota, no se detuvo, siguió chupando hasta que me hizo ver por segunda vez, entonces si se detuvo, saco de su boquita mi verga y le dio tiernos besos a mis huevos. Entonces se levanto y se fue, yo me volví a quedar dormido al instante, pero un rato después me desperté cuando sentí una cálida y suave piel abrazarse a mí, levante la cabeza y vi a Rubí, entonces la abrace y me di cuenta de que estaba completamente desnuda igual que yo, al instante mi verga se volvió a poner dura y erecta.

Me levante un poco y me gire, quedando sobre de ella, me abrazo y me dio un beso en los labios. Luego me dijo:
-Desde que llegue aquí, he estado soñando que me posees y me haces tuya, que me haces tu mujer, que me metes tu verga, pero luego despierto y veo que solo fue un sueño. Hazme tuya primo, hazme tu mujer, toma mi virginidad.- me dijo.

Ya no la deje seguir hablando, nos fundimos en un apasionado beso, para después bajar por su cuello besando cada centímetro de su piel, baje a sus pecho y los bese y chupe como en las noches anteriores. Seguí bajando hasta llegar a su exquisita panochita donde ya había explorado y donde rápido localice su dulce botoncito. Rubí solo gemía de placer, abrió mas sus piernas y bajo sus manos para empujar mi cabeza contra su pelvis. Lamí su botoncito una y otra vez, hasta que la hice tener un sublime primer orgasmo. Seguí lamiendo, pero ahora ya le metía la lengua en su grutita.

-Si, si, más adentro primo, más adentro, ah, ah, ah, mmmnn.- me pedía Rubí. Mientras mi verga ya estaba bien erecta y dura, lista para entrar en acción. Me separe de ella y me acomode hincado entre medio de sus piernas, se las separe, tome mi miembro con la mano derecha y talle la punta en toda su panochita, haciéndola gemir de placer, luego la centre en la entrada de su empapada y caliente grutita, despacio comencé a metérsela, sus labios íntimos se abrían poco a poco, había entrado la cabeza y sentí que algo se oponía al frente, pero de un sola y fuerte embestida le metí toda mi verga, haciéndola gritar de dolor, su respiración era acelerada y fuerte. Me quede quieto por unos instantes en lo que le pasaba el dolor y se acostumbraba al invitado. Luego de un par de minutos, Rubí comenzó a mover sus caderas, entonces despacio comencé a bombearla, lentamente. Subió sus piernas y rodeo mi cintura con ellas, apoye mis puños sobre la cama y poco a poco fui arreciando mis embestidas hasta hacerlas con fuerza.

Mi primita solo gemía y jadeaba de placer, mientras mi verga entraba hasta el fondo de su panochita. Quise cambiar de posición, pero ella no quiso, así que en esa forma seguí embistiéndola con mas y mas fuerza, hasta que no pude mas y mi verga hizo erupción dentro de ella, una, dos, tres veces, llenando por completo su pequeña cavidad de mi caliente leche, entonces me tumbe sobre ella, nos abrazamos y besamos por largo rato, así, sin sacarle mi hombría, hasta que me levante y la cargué para llevarla al baño, nos bañamos, la seque y la volví a cargar para llevarla a mi cama, donde dormimos completamente desnudos. Al amanecer, desperté primero, la bese en los labios y luego todo su hermoso cuerpo, para terminar poseyéndola de nuevo. Días después me dio la virginidad de su culito. La hice mi mujer y hacíamos el amor todos los días, le gustaba chupármela hasta hacerme venir y solo le gustaba que se la metiera estando ella acostada boca arriba o boca abajo. En el departamento andaba después de esa noche, solo en tanga, las cuales me pidió que le comprara más.

Pague sus estudios de secundaria y ya cuando estaba por entrar al tercer año, antes de ir de visita a su casa, me dijo que si podía traer a su hermanita Azucena, quien tenía 9 años, para que estudiara aquí en Acapulco, le conteste que si, siempre y cuando se portara “bien”. A lo que ella me contesto que no habría problema. A los tres días que regreso, volvió con su hermanita, quien salió mejor portada que su hermana. Y Azucena, no necesito de licuados especiales.

Por MONTANA16

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