martes, 16 de abril de 2024

El Secreto en la Familia Parte 1


Rob no era un chico normal, a sus 10 años se daba cuenta de ello, pues desde siempre tuvo la sensación de que algo estaba mal con él, miraba a otros chicos, quienes en su precocidad hacían juegos inocentes, viendo calzoncitos a las niñas o espiando a mujeres mayores, pero él no podía evitarlo, no se quedaba con solo ver, desde pequeño veía los pechos de su madre con deseo, pues era una mujer bonita, de rostro infantil, gesto encantador, cabello castaño claro, casi rubio hasta los hombros, muy normal, pero con un enorme par de tetas que parecían melones que se movían coquetos al ir caminando, una ligera pancita que le hacía verse mejor, y un culo que le daba a su cuerpo una forma demasiado atractiva, no eran pocas las veces que al pasar entre los hombres se le quedaban viendo, pensando cosas que no comprendía, meterle la verga hasta el fondo de su concha jugosa, y quizás, fuera por él que pocos se atrevían a decirle algo aparte de los buenos días mientras clavaban su vista en las enormes chichis a través de sus escotes, porque eran pocos los que ignoraran a la señora, quien parecía una mezcla de niña con mujer que llamaba la atención de todos con esas formas seductoras, además que tenía por su aspecto aniñado un aire seductor difícil de pasar por alto, simplemente irresistible, y por ello siempre la acechaba, buscando poder ver más de ella, incluso la espiaba en el baño, intentando saber un poco más de esta, revisando cada detalle de su preciosa figura, u oliendo sus tangas, aunque siempre en secreto.


Su familia estaba compuesta por su padre, Josh (de Joshua), un hombre mayor que su madre por 3 años, de aspecto tosco pero rudo, de casi 2m de altura, con un físico imponente, quizás por ello nadie en su sano juicio le hacía frente, parecía de esos locos peligrosos que si molestaban seguro te mataría, y Rob siempre se preguntó porque mamá (Lara) se casó con él, si se veía como una especie de gorila furioso, alejando a muchos al verle pasar, sin embargo su hijo le respetaba mucho, tratando de seguir sus pasos en la pequeña empresa que tenía, una fábrica de muebles, después de Rob habían nacido Ned y Nady (Nadia), gemelos cuates, quienes eran en pocas palabras: casos perdidos; él era un completo idiota y ella le seguía en todo, pues siempre los veían enajenados, jugando videojuegos o metidos en el internet, ya fuera de la consola o de sus celulares, apenas y decía algo en la casa, que no fuera “bueno” u “obvio”, lo cual desesperaba a los señores, quienes ya no sabían cómo sacarlos de su vicio digital sin verse como los malos de la historia, maldecían el día cuando cierta persona les regalo sus primeros celulares, finalmente se hallaba la preciosa Matilda, Maty para todos en la casa, una niña de al menos 5 años menor a Rob, que igual a su madre llamaba mucho la atención, pues siendo de piel morenita clara, cabello castaño oscuro, no muy alta, pero de cuerpo ligeramente rollizo, parecía ser un fiel retrato de su familia materna, llena de un encanto femenino tan atractivo que resultaba encantador. Nadie podría decir lo contrario de aquella línea familiar, estas eran verdaderas hembras, todas las mujeres en esa casa tenían algo en común, eran poseedoras de una belleza incuestionable, grandes tetas que jalaban la vista para que uno soñara con meter la cara entre esas voluptuosas masas de carne, chuparlas como un bebe, cogerlas con furia, haciéndolas gemir como putas, y satisfacer cada perversión posible, además solían ser delgadas, mas no tanto, sino que se hallaban en una clase de equilibrio entre sus pechos, con su vientre además de sus muslos, llegando a verse como diosas del deseo, quizás siendo por eso que Rob no dejaba de ver a su madre, como si quisiera hacer lo que su padre, aunque no lo comprendía del todo.

Cabe decir que en ese momento se podían ver al menos a 3 mujeres de esa interesante familia, pues en una casa cercana a la del chico vivía la abuela, esta era casi como una matriarca, una señora que por desgracia daba miedo, algo mayor de belleza apagada, con aires de lo que alguna vez fue, una belleza de forma pronunciadas, que siempre mantenía su pasado en secreto, aunque muchos sabían que había sido una verdadera pervertida, a la que solo le faltó meterse con un caballo, y muchos piensan que lo intentó, pues aun tenía su particular sello de esa casa, un aire erótico difícil de resistir, el deseo de una sesión de sexo intenso que invitaba a todas las fantasías pensables con aquella mujer, desde penetraciones sencillas en poses como el misionero, hasta juegos sexuales más fuertes, además que su fama prevalecía a pesar del tiempo, pero estaba marchita, siendo vista por todos como lo que fue, una reina de la lujuria. Luego estaba la hermana mayor de Lara, Claudia, una preciosidad de largo cabello rubio, la cual jalaba todas las vistas cuando iba caminando por la calle, aunque era formal en su manera de vestir, lo que le daba un aire sensual difícil de resistir, no podía contener sus formas en los atuendos que usaba, unas camisas ajustadas que apenas contenían sus redondas tetas, faldas cortas que no escondían el volumen de su culo, o unas piernas preciosas siempre cubiertas en medias con tacones, en general su figura era preciosa llena de atractivo sexual, pudo haber sido modelo, sino le faltaron interesados, en especial un tipo que tenía su agencia, parte de una clan con varios negocios, quien le prometía la luna y las estrellas, sin embargo algo acabó muy mal, quizás la causa se relacionaba con su hija Noriko, la mayor de 3 niñas, quien era evidentemente de ascendencia oriental, aunque poseía igual el precioso cuerpo de todas las mujeres, pese a sólo tener 12 años, una preciosidad que llamaba la atención de muchos al verla pasear con su ropita, ya que sus tetillas eran como naranjas, robando miradas, pues sus curvas resultaban muy llamativas en una cría tan pequeña, además la tía Claudia tenía otra niña de nombre Julianna, pero sólo tenía 7 años, de cabello castaño claro rojizo, y con un buen culito, pues sus tetas no crecían, aunque curiosamente ya iban tomando una forma demasiado seductora, viendo sus puntitas sobresalir entre las ropas, principalmente playeras ajustadas o de tirantes.

Aparte de eso en la casa de Joshua sabían que la tía Claudia tenía otra hija más, también debía ser una niña seductora, como de la misma edad de Rob, quizás un poco más chica, pero algo pasó con ella, todo indicaba que se la quedó su padre, o algo así entendieron, la mujer no quería hablar mucho de eso, incluso se sabía que estuvo la mujer un tiempo fuera de la ciudad por esa causa, pero luego por esas fechas que volvió, había quedado en una clase de misterio que la mujer no queria confesar, y curiosamente era Joshua quien la estuvo apoyando mucho, incluso decían que todo eso acabo por un asunto de trabajo que no salió tan bien como quería, todo era confuso, preferían mantenerlo en secreto, aunque eso provocó un cambio en la profesión de la mujer quien se empezó a volver cercana a la familia de su hermana, lo cual en veces lucia sospechoso, pues eran en veces muy seductora con su cuñado.

Rob solo contaba con 10 años, y su prima era 2 años mayor, sus hermanos gemelos apenas tenían 8, mientras que Maty tenía unos lindos 5, vivían en una casa modesta, en un barrio popular pero bien ubicado, a unos metros del centro, donde tenía su padre una pequeña empresa, ahí se la pasaba la mayor parte del tiempo, dejando a su familia por varias horas, tenían casi de vecinos a su abuela y tía, quienes estaban a 3 casas de diferencia, sólo que estas se hallaban abandonadas por que sus dueños habían muerto, otros abuelos, amigos de la suya, quienes siempre estuvieron bien hasta su último suspiro, muchos niños decían que las construcciones estaban poseídas por fantasmas, aunque eso le agradaba a Rob, pues como estas eran tan viejas, se estaban cayendo, dejando que pudiera pasar a través de unos huecos llegando a visitar a sus primas desde los patios que tenían, aunque no siempre lo hacía cuando ellas eran conscientes.

El muchacho era demasiado pervertido, no solo buscaba ver más de su madre, buscando como satisfacer un morbo con la vista de la mujer, también tenía un mal habito en la casa de su abuela, pues descubrió algo importante, que lo hacía salir de su casa tomando los pasillos secretos entre las casas a cierta hora, sabiendo que no sería descubierto, cruzaba los 3 patios para llegar a la de su tía y espiar por un agujero que habían hecho otros antes, según creía su abuela, estaba tapado por algún chicle o basura, pero eso lo sabía remover Rob para asomarse y ver a sus primas o a su tía cuando se bañaran, disfrutaba mucho verlas en la ducha, le encantaba ver esas enormes formas seductoras apenas cubiertas por la espuma del jabón, sus manos acariciar cada centímetro de su piel, no recordaba cuantas veces vio a la tía Claudia mojarse con el agua tibia, haciendo un gesto relajado mientras el agua acariciaba su figura espectacular, sintiendo con una esponja cada parte de su exquisita figura, tan agraciada, parecía que al menos debía tener 90cm de busto, siendo tan grandes sus pechos que cambiaba de sujetador a menudo, pues no es solo la talla, el volumen, estas no podían ser contenidas fácilmente, siendo aparte un deleite cuando empezaban a tocarse. Rob desde su lugar quería sobarlas, sentirlas entre sus manos, lamerlas con desespero, aunque siendo un niño, no comprendía porque se despertaban esas sensaciones, sus instintos le gritaban cosas que no entendía, en especial cuando las veía jugar con sus vulvas, las cuales parecían tener alguna clase de facultad especial sobre ellas, como si fueran sus puntos débiles, o al menos eso creía el chico, a quien se le hinchaba la verga, no perdía oportunidad de ver a quien fuera de las 2 perdidas bajo el agua, en especial cuando se iba sobando su vulva, notando que ninguna tenía una su parte llena de cabellos, porque al menos su tía la estaba afeitando de manera continua, mientras que sus primas todavía no les salía, lo que le causaba otro placer enorme al chico, pues aquella parte femenina llamaba tanto su atención, causándole un gusto inexplicable, por lo que la miraba desde su escondite tanto como podía, sintiendo un deseo irrefrenable por cogérsela, aunque desconocía ese término.

No es que Rob fuera tonto, pero no era tan avispado como sus demás compañeros, pecando de ingenuo en veces, o eso veían sus amigos de barrio, además no le dieron un celular potente, al contrario, fue uno sencillo que solo mensajes o llamadas hacia, apenas tendría alguna red social por culpa de la pobre memoria que tenía, siendo un verdadero desastre, pues no llegaba a entender a muchos de sus compañeros precoces que se perdían en las redes, diciendo coas que ni entendían, aunque se sentía más realizado el chico, cuando veía como los cuerpos de las hembras mas sexis de la calle desnudos a su alcance en la bañera, a pesar de que fuera solo visual, pero era en vivo a diferencia de sus amigos, quienes presumían de encontrar videos clandestinos. Cabe decir que Noriko no se quedaba atrás en sensualidad, con sus años ya tenía por tetas un par de naranjas, su rostro era muy femenino, de ojos castaños, además de un culo redondo que más de uno de sus compañeros de travesuras quería estrenar, la miraban con lujuria precoz, intentaban acercarse a ella, hacer alguna travesura, pero al fracasar, acababan diciendo que le chuparían las tetas, o le comerían el coño, harían toda clase de cosas, preguntando como gemiría, que tanto le cabria, aunque esas solo eran palabras de mocosos groseros, quienes jamás se atreverían a hacer más, de hecho en ocasiones Rob había sido un poco osado, restregándose contra su cuerpo durante algún juego en los patios, logrando sentir un poco más de esa bonita figura, incluso llegando a rozar esos pechos levemente, algo sencillo, aunque efectivo, superando a muchos de sus compañeros de travesuras, quienes le decían mañoso, aunque eso ni le importaba, sabían que eran celos, pero le preocupaba que algunos de los más grandes de la calle quisieran actuar más lejos, pues cerca de su casa se hallaba un taller mecánico, donde su dueño era un tipo detestable que siempre decía: Nori, cuando quieras te hago una revisión exhaustiva, creo que necesitas que te cheque el aceite o cuanto aire tienes en esas bolsas de arriba; lo cual enojaba a la tía mucho, aunque a esta al reclamar le decía cosas peores, como: no señora, a usted si me la llevo a la cama para meterle la palanca de cambios hasta el fondo, quiero ver como ruge su motor, probarlo toda la noche, sacarle el aceite, porque usted es una máquina de primera que necesita al mejor mecánico, uno que la arregle por dentro como por fuera; eran las palabras del tipo, quien se callaba cuando el papá de Rob se acercaba con una cara de pocos amigos que asustaba.

El chico no entendía mucho, sin embargo respetaba a su padre, quien parecía tener cierto vinculo con su tía, quien se quedaba a su lado contenta, siendo intima a veces, de hecho se decía que había alguna clase de romance entre ellos, idea que detestaban muchos, en especial la misma abuela que callaba a las otras viejas chismosas, luciendo sospechosa, era un tanto raro, pues defendía a su yerno, bueno, eso poco le importaba a Rob, quien siempre aprovechaba, pues luego del baño de su tía, donde veía uno de los mejores cuerpos que en su vida creyó ver, seguiría el de su prima, quien a su edad era toda una lolita seductora, quien vería en algunas ocasiones ser perseguida incluso por maestros pervertidos, y finalmente estaba el de Julianna (July) quien no era tan formada, pero tampoco podía ignorarla, pues su culito redondo llamaba mucho la atención, así como su coñito lampiño, mm, eran una delicia difícil de resistir, abultado, lampiño, carnoso, de piel sonrosada, casi podía olerla, no le quitaba la vista de encima cuando se sobaba con el jabón, parecía disfrutarlo de una manera singular, porque la nena hacia un gesto delicioso, por ello Rob sentía como su verga se empezaba a alzar, haciéndole desear algo que todavía no comprendía, sin embargo no podía dejar de verlas, pues esas figuras tallándose suavemente con la espuma, mientras iban en veces sacándose los primeros gemidos de sus vidas, pues la curiosidad era terrible, peor cuando se notaba que empezaban a disfrutarlo, logrando ver gestos llenos de deseo, propios de su naciente sexualidad.

Tendría que pasar un año antes de que finalmente la escuela le enseñara la lección que requería, pues sus amigos solo se burlaban, hablaban de sus cosas, pero no terminaban de entenderlo tampoco, solo eran tontos críos precoces soñando con meter sus vergas en algún coñito, sin embargo en la clase de ciencias naturales Rob finalmente lo captó, los machos metían su verga dentro de la hembra, para tener crías, eso aunado con las tonterías de todos los demás, le hicieron entender que eso se sentía muy rico, un placer absoluto, detalle que comprendería al final, pues su pequeña verga se excitaba al espiar a su tía y primas, quienes no dejaban de llamar su atención, pero tras esa clase sabía que era lo que deseaba de ellas. Claudia al caminar seguía recibiendo comentarios bastante fuertes a pesar de los años, la hacían sonrojar, mencionaban sus tetas, su culo, le decían como querían cogérsela, hacerla gemir de placer, algo demasiado fuerte que molestaba pero también la excitaba, lo que se notaba en sus baños cuando se empezaba a tocar en su parte más intima logrando escurrir en segundos, o jadear de manera viciosa, haciendo evidente la necesidad de tener a un macho enterrando su verga hasta el fondo, pues Rob entendería que gemía desesperada por recibir atención, no siendo la única, pues con el despertar sexual de Noriko se ponía más deseable, sus pechos engordaban, aunque se veía retraída, más eso no le importaba al chico, quien deseaba tenerla para sentirla por completo, desde sus pechos hasta su vulva, saber con ella como era metérsela a una mujer, hacerla gemir como en los cuentos que decían sus amigos, quienes se inventaban cada cosa para sentirse más hombres, empezando de esta manera a sobarse su barra de carne para dar sus primeros pasos sexuales, siendo su prima el objeto de sus fantasías, soñando con cogerla con su uniforme, y acercándose de vez en cuando para rosarle por detrás, mientras estaba erecto, logrando sorpresivamente cambiar miradas intimas con ella, y por qué no agregar también a July a sus juegos mentales, quien pese a ser la más chica daba indicios de su precioso cuerpo, haciéndolo pensar en cómo sería cogérsela, pues se empezaba a desarrollar como todas las mujeres de su familia, desde temprana edad, los 8 años, se volvería muy sexy haciéndola desearse igualmente.

Por desgracia cualquier sueño erótico o pensamiento morboso que pudiera tener lucia muy difícil de alcanzar, pues solo tenía 12 años Rob, por lo que ese mundo de placeres carnales era distante, teniendo que ser sólo testigo de lo que otros hacían, o contaban, aunque su suerte tendría algo en especial, pues llegaría a ver como sus papás gozaban, pues en especial el hombre era una bestia posesa del sexo, siempre buscando como aplacar sus instintos con su madre, quien no podía defenderse, pues en cuanto este le dedicaba una mirada especial, ella debía aceptar, y al principio sólo imaginaria como durante las noches su padre estaría dándole duro a esta, metiéndole la verga hasta el fondo, haciéndola gemir como siempre, mientras lograba que su cuerpo se agitara por el duro vaivén de sus caderas, las cuales chocaban con sus nalgas al punto que parecían estar aplaudiendo, sonido apenas opacado por los gemidos de la mujer, un detalle que sólo el apreciaba pues llegaba a escuchar detrás de la puerta, fantaseando con la escena que se daba, sus padres fornicando como animales, su madre siendo embestida mientras pedía más, sus tetas lamidas, su boca saboreada, sus formas amasadas, mientras se volvía esclava de los deseos de su padre, quien le decía que él era su macho, que le pertenecía, a lo cual ella aceptaba aquello con toda facilidad, mientras un sonido extra se hacía presente, el rechinido de su cama, eso hasta que un alarido sonaba, siendo el clímax de ambos.

Por su parte siendo el mayor, Rob miraba a sus hermanos, Ned y Nady realmente eran un caso perdido, embobados con sus celulares o computadora, pasando horas encerrados en su cuarto, pues siendo gemelos compartían uno, hasta ahora, pero se quedaban fuera de toda vida social más allá de las redes, no entendía porque eran más permisivos con ambos, pero eso los tenía arruinados, pues se la pasaban ausentes, incluso cuando comían se les veía inquietos por no tener el aparato entre sus manos, se veían nerviosos, en especial Ned, quien en veces decía cosas burlonas contra su hermano mayor, aunque Nady era más calmada, realmente le desesperaban. Mientras que Maty, era un encanto, una niña hermosa y cariñosa, aunque se iba metiendo ideas raras por las caricaturas que veía, preguntándole a su madre cosas curiosas como si se podría pintar el pelo de rosa como su personaje favorito, recibiendo de respuesta un “cuando seas mas grande” lo cual hacia fastidiar a la nena preciosa, quien hacia un gesto adorable, llamando mucho la atención, aunque para ese momento, con 8 años, apenas era una niña que seguía siendo mimada por su madre, aunque Rob notaria algo en ella. Era una cena como cualquiera, nada fuera de lo usual, la convivencia antes de un fin de semana, su madre dándoles de cenar, su padre tomando un poco, el escuchando los planes familiares con su hermanita al lado, todo parecía normal, pero en un movimiento lo notaria, un pequeño relieve en la tela de la playera, una imagen sugestiva, se le empezaban a marcar las tetitas en la suave playera de tirantes que usaba, perfecta para el verano, pero se notaba fácilmente el pezón grueso en la tela blanca, y al notarlo parecía percibir un aroma demasiado delicioso brotar de ella, dejándole rojo de la impresión, aunque se quedaría mirándole en repetidas ocasiones, detalle que no le pasaría de largo al papá quien curiosamente le diría.

Ah, no me digas que le estás viendo las tetas a tu hermanita, si, ya le están creciendo, quedaran como las de tu madre y tía, o también de tu prima, se está volviendo una hembrita lista para recibir a un macho, cogerá como se debe, acaso quieres hacerla tuya, jajjajaa – se burlaba el padre con evidente malicia sorprendiendo a todos, aunque verían que tenía una lata de cerveza evidenciando su ebriedad.

Por unos segundos Rob miraría a su hermanita, quien bajaría la vista apenada, lo cual le hizo verla mejor, realmente estaba linda, como toda una muñequita, sus ojitos claros, la cara preciosa, no era solo una niña, se volvía una mujercita, estaba a su alcance, de alzar sus manos podría alcanzarla, quizás podría intentar algo, si sus amigos lo hacían con sus primas, o al menos eso presumían, de tener contacto con algunas de ellas, porque este no podría intentar alguna cosa con su hermanita, quien era toda una belleza, y por un segundo dejo de verla como familia, sino una linda nena, con la cual besarse, acariciar su tersa piel, cada parte de su cuerpo, sin comprender lo que era el sexo deseo metérsela hasta el fondo, una idea que solo duró unos segundos cuando su madre regañaría débilmente a su esposo por aquello, a lo cual el hombre sólo acertaría a tomarla mientras le sobaba el culo, sacándole un rubor en sus mejillas, mientras este le miraba con un gesto malicioso, lo cual era la señal para llevársela a la cama, apenas diciéndole a todos que se fueran a dormir temprano porque irían de picnic, cosa que no importaría en Ned o en Nady, quienes eran ajenos a todo se quedarían jugando en sus camas hasta tarde, a menos que se les acababa la pila del celular, mientras que Maty se hallaba nerviosa.

Durante esa noche algo más pasaría, que marcaria un cambio en la vida del chico, no entendería porque, pero mientras que Rob trataba de dormir, inquieto por lo dicho en la cena, aparte como  había bebido mucha agua, tuvo que salir a orinar, pasando de lado del cuarto de sus padres, donde evidentemente estaban haciendo una verdadera faena sexual, solo podía imaginar lo que pasaba, como su papá sometía a mamá para metérsela hasta el fondo, si siempre quiso verlos, pero no había forma, además que para ese momento ya empezaba a darse pajas pensando en diversas fantasías, siendo torpe, pues no terminaba de comprender las cosas, pero sus sueños húmedos eran con los miembros de su familia, lo que le hacía sentir extraño, e iba haciendo eso, soñar en como cogían detrás de la puerta, metiéndole la verga hasta el fondo, besándose apasionadamente, cuando sintió una mano. Obviamente era Maty, quien tampoco podía dormir, tenía muchas dudas de lo que ocurría, las palabras de hace unas horas la dejaron inquieta, además durante esos días empezó a recibir los “elogios” de los mecánicos, así que estaba asustada, Josh, sólo había empeorado las cosas, incitándola a algo que ni entendía, también la niña se sentía inquieta, por lo que Rob en ese momento se vio con una oportunidad especial, la miró con cuidado, usaba una playera holgada de camisón, seguramente apenas usaría un calzoncito debajo, el traía un bóxer, y por ser de noche no se le notaria la erección que se formaba.

Le diría que durmieran juntos, necesitaba aprovechar, tenerla así era lo mejor que podría pasarle, y ella tímida aceptó, igual que su madre Maty era fácil de manejar, muy tímida en algunos aspectos, pero eso no importaba, se la llevó al cuarto, donde al ser demasiado inexperto no le jugó bien, pues al acostarse sólo se durmieron juntos, de lado, dejando que el mayor la abrazara, y al estar así la niña se relajo conciliando el sueño fácilmente, lo que dejó inquieto a Rob, quien después de un rato, aspirando el olor de su hermanita, se sintió muy caliente, su verga exigía salir, su instinto era muy fuerte, lo estaba guiando, esta era su oportunidad, podría hacer algo con Maty, notando que era de sueño pesado, le fue bajando el calzoncito, dejando su culito suave a su alcance, acariciándolo un poco, pero la tentación era demasiada y se sacó la verga del bóxer, comenzando a tallársela entre los cachetes de las nalgas, sintiendo por primera vez a una hembra, lo cual era una sensación espectacular, contuvo un pujido, quería hacer muchas cosas que no entendía, no le importaba que fuera su misma hermana menor, quien era ajena a todo eso, pero recibía las embestidas entre sueños, apenas gimiendo de manera inconsciente, hasta que este comenzó a sobarle los pechos, que parecían puntitas firmes, comenzó la niña a respirar de manera pesada, casi como si gimiera, se estaba excitando a pesar del sueño, lo que no entendió Rob, pero le dieron pauta para seguir frotándose, dándole besos en la nuca, acariciaba levemente tanto como podía, continuando el juego hasta correrse, manchándole las nalgas de semen, aunque llegaría a notar que su vulva también estaba húmeda, dejaba salir un aroma bastante delicado y embriagador, luego de eso vería diferente a Maty, le daría un beso en sus labios y se dormiría.

En la mañana serian descubiertos por su padre, quien parecía tener resaca, se quejaba un poco, llegaba para hablar con él, recordaba lo que le dijo la noche anterior, e iba a hablar cuando vio al chico con la niña dormida en una situación comprometedora, ambos desnudos, y se podía notar el aroma sexual, por segundos Rob se asustó, pensó que le iban a regañar, pero Josh sólo le sonrió, miró de reojo todo, lo cual le llamaría la atención, y mientras Matilda seguía dormía sólo le diría: ah, te lo tomaste en serio, la vas a hacer tuya; luego de eso se marcharía, dejando al chico con la incertidumbre, pero permitiendo que todo siguiera tranquilo.

El tiempo siguió su curso, y la calentura de Rob se incrementaba, seguía espiando a su tía Claudia, a Noriko o July mientras se bañaban, alucinando sus cuerpos desnudos, deseándolos para sí mismo, soñando con  coger a cada una de esas hembras, aunque empezaba también a desear ver igual a su madre, apenas cubierta por la espuma, sobándose con el jabón, lista para entregarse a él, en especial con algunos atuendos, aunque luego Matilda se fue agregando, pues empezaba a hacerse más cercana a él, haciéndose tan apegada como le era posible, lo cual le dejaba el poder acariciarla de maneras cada vez más inapropiadas, gestos de hermano que perdían el respecto, sintiéndose bien para ambos, en una especie de complicidad mutua. Aunque esto haría que se le dieran ciertas responsabilidades, como acabar llegando a ir por ella a la primaria, para que no fuera acosada por algunos idiotas, ganándose algunas burlas de sus amigos, por ser el hermano niñero, detalle que le molestaba, pero lo ignoraba ya que la niña, en su afán de estar cerca empezaba a dormirse en el cuarto de su hermano, lo que le dejaba acariciarla con total libertad, al menos cada que lo hacía, además se daba cuenta que era demasiado infantil, quizás tendría la mente de una niña de 5 o 6 años, porque su mamá siempre la celaba mucho, lo que facilitaba los acercamientos a su hermano, quien en más de una ocasión pudo masturbarse con el culo de esta, siempre siendo descubiertos por su padre, quien parecía tener alguna clase de actitud cómplice con él, permitiéndole hacer cuanto quisiera con Matilda, y es que la nena no parecía importarle que esta acabara desnuda en la cama de su hermano, o que este la besara en los labios, hasta daba la impresión de gustarle aquello, aunque no decía nada.

Uno de los gustos de Rob finalmente se cumpliría durante una fiesta de navidad, con 13 años a la fecha ya no era un crio tonto, pero como vivían en un barrio viejo se vio envuelto en muchas cosas, la iglesia hacia una celebración donde incluso traían juegos mecánicos, era algo grande, así que los vecinos apoyaban con una cooperación o con mano de obra, y todos se la pasaban bien, siendo un ambiente festivo lleno de luces, empezando desde la tarde hasta entrada la noche, vendiendo comida, lleno de risas o diversiones, donde los niños corrían de un lado a otro. Rob lo ignoraba, pero desde ese día todo cambiaria para siempre, sin embargo no se daría cuenta, pues entre todos los juegos era fácil perderse, se había quedado con sus amigos mucho tiempo, haciendo de las suyas, como espiar a las chicas, llegando a ver unos calzoncitos rosas de una niña que le gustaba, también ayudó un poco en un lado ganándose un premio en dulces, o igual consiguió algunos premios en puestos, se divertían de lo lindo, cuando a otros los comenzaron a llamar sus padres, por lo que el chico iría a buscar a los suyos o al menos a su abuela y a Claudia, por lo que fue revisando hallándose con sus hermanos gemelos como de costumbre perdidos con sus celulares jugando o chateando frente a su casa, les preguntó por los demás, ellos apenas mencionaron a su abuela, y que esperaran a alguien más que no fueran Joshua o Lara, pero su tía no estaba cerca, era parte del comité organizador, con fastidio se regresaría a ver quien encontraba, sin embargo apenas pudo ver a Noriko junto a un chico mayor, quizás compañero de su bachillerato, este la pretendía besar, la estaba acariciando, en especial en su carnoso culo, ella no lucia muy contenta, aprovechando para verlo y retirarse, dejándole ver un gesto amigable que invitaba a más, así que inquieto preguntó por otros, no supo donde quedaron ni July o Maty, hasta la interrupción de ese patán estaban a su lado, por lo que fue y las buscó desesperado, gritando sus nombres, hasta que súbitamente halló a su hermana, muy asustada, abrazándolo mientras lloraba, al lado de un hombre grande, imponente, de aspecto fiero, quien sonreía de manera viciosa, pero diría:

Ah Rody, que bueno verte, hace años que no era así, te dejo a Maty, porque tus papás están ocupados, por cierto dejé a July en su casa, estaban solas, cuídalas mejor, luego nos vemos – dijo el hombre con una sonrisa perversa mientras se alejaba.

Después de eso se marchó sin decir más, lo que extrañó al muchacho, quien vería como su hermana se desvanecía en sus brazos, levantando tanto sus ánimos que decidió irse a su casa, dormiría con ella otra vez, o eso pensaba, sentir esas nalguitas redondas era delicioso, así que se dio prisa, pero al volver se dio cuenta que sus padres estaban cogiendo, más no en cualquier lado, uno de sus deseos estaba hecho gracias a la navidad, su padre se hallaba sentado en el sillón moviendo con sus caderas toda la carne de su madre, quien gemía como una puta en celo, moviendo sus tetas de manera viciosa, mientras la verga de su marido entraba y salía, siendo un miembro potente, que iba abriendo todos los pliegues internos de aquella vulva jugosa, al tiempo que la mujer gemía perdida en el deseo carnal. Se veía deliciosa, pues aparte sus piernas estaban envueltas en unas medias blancas con botines negros que modelaban sus preciosas carnes, su cara estaba descompuesta en una lujuria contagiosa, aunque se besaban en veces, o se restregaban entre sí, era difícil saber cuánto tiempo habían pasado ahí juntos, pero el olor de ambos aseguraba que no era poco, nada de eso importaba, la señora era sometida por un hombre que la dominaba por completo, saciando sus deseos con su cuerpo, haciéndola sentir perdida en el deseo mientras sus pechos se movían de manera rítmica, logrando sorprender al chico quien se ponía tieso de verlo, llegando a verlos correrse tanto que acabaría desfalleciendo, lo cual dejó sin aliento al chico, pues aparte se decían cosas muy eróticas, donde el hombre tomaba control de su mujer, quien aceptaba ese dominio por completo, intercambiando besos mientras sus cuerpos seguían pegados en un momento sexual.

No sabía cuánto tiempo llevaban, pero se sintió mal por no llegar antes, su madre lucia demasiado sensual, aferrándose al objeto de su afecto y placer, seguro tenían su tiempo, era tan impactante aquello, que ni notó como Ned y Nady pasaban de largo, ausentes de todo para ir a su cuarto (compartían habitación), pues Rod se quedó en la entrada aferrando sus dedos al culito de Matilda, cuando su padre, visiblemente borracho le dijo:

Ah, estabas ahí, esto querías ver pequeño fisgón, te gusta ver cómo me cojo a tu madre, esta es una hembra de lujo, espero a que aprendas algo, bueno, pásala rico con tu hermana, solo cierra la puerta que hace frio y trátala con cariño, ella sigue siendo chiquita – fueron las palabras del hombre antes de tomar a su pareja y llevársela desnudo a su cuarto, cargando con ella que desfallecia, donde la seguiría cogiendo con fuertes embestidas, que resonaron dentro de la casa.

Sin pensarlo mucho Rod seguiría las indicaciones, iría a su cuarto para acostarse con Maty, no comprendía la actitud de su papá, pero era como si le entregara a su hija, así que se desvistió no quedando con nada puesto, dejando a la vista un miembro modesto, apuntando al cielo mientras miraba a la niña que yacía en su cama inconsciente, pero una vez listo fue revisándola mejor, cada prenda se la iría sacando lentamente, siendo un vestido de temporada, que fuer sacando con sumo cuidado, hasta que quedó con una playerita, además de unas mallas blancas, lo primero se lo sacó revelando sus tetillas, que tenían una curva insinuante, no pudo evitar y lamio un poco, luego fue a sobar sus piernas tallándolas contra si, recordando a su madre aferrada a su padre, pero también fue sacando esa prenda hasta dejarla en el calzoncito, este olía extraño, rico, pero no de manera habitual, no le importó, la dejó desnuda sobre su cama. Suspirando al verla tan frágil, se quedo viendo ese cuerpo pequeño a su alcance tan precioso que apenas puso sobarlo, le temblaban las manos, una vez ambos desnudos, aunque careciendo de idea, y con algo de miedo aria lo de siempre acostarse de lado, sintiendo cada parte de la niña, sobando desde sus pechos, pero por curiosidad tocaría la vulva de ella, sintiéndola tan húmeda, empaparía sus dedos con sus jugos sexuales, dándole algunos besos en su cuerpo, aunque como siempre evitaba por una especie de pena probar sus labios, ella parecía algo inquieta, como si estuviera a punto de despertar, pero se quedaba somnolienta, aunque se dejaba hacer todo, lo que despertaría algo más en Rob, quien sin necesidad de algún toque se correría sobre la suave piel de la chiquilla, mientras la iba sintiendo lentamente, siendo la misma Maty el mejor regalo que recibiría el chico, empezando un especie de faje entre ambos, pues la nena estaba a su merced, más este no llegaría a hacerle nada, al menos no todavía.

Por LOBO85

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