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martes, 12 de octubre de 2021

Mariela


Uno nunca sabe que pasara mañana o que cadena de eventos provocara que mañana hagas lo que hoy te parece malo. Cuando el maestro de la carrera nos dijo eso, nunca imagine que pronto se aplicaría en mi vida.

Me llamo Mariela y tengo 19 años, estudio la carrera de comunicaciones en la Universidad del Mayad, soy blanca como la nieve, pelo liso muy oscuro, soy de muy baja estatura, a pesar de tener 19 años, me veo como de 14 o 15, ya que tengo senos muy pequeños y por mi baja estatura, dicen que me parezco algo a vocalista del grupo Belanova, porque mi cabello me lo arreglo de una manera muy parecida al que ella usa, también me gusta usar diademas y mucha ropa color rosa o si no accesorios en el cabello y brazos de ese color, siempre dicen que parezco una niña por esa razón, aunque en realidad soy toda una chica de 19 años, que va a las discos, fiestas y bebe como todas las demás, aunque siempre me piden mi credencial para votar para comprobar mi mayoría de edad.

Un día en clases, el maestro de literatura nos leyó una composición que una alumna del año anterior hizo y trataba de una muchacha que tenía relaciones con su padre. Después de leerla el pidió que discutamos la lectura en forma de debate.


Yo tome la postura de en contra y la verdad en ese momento me pareció muy desagradable la idea de que una chica se acueste con su padre, simplemente asqueroso y contranatural. Precisamente esas palabras son las que utilice durante mi intervención y ¿saben qué?, yo gane.

Después de eso me fui a mi casa, ahí estaba mi padre, tenía que hablar con él, porque necesitaba dinero. Yo trabajo como edecán para una firma de telefonía Móvil y ganaba muy bien, pero me gastaba todo el dinero.

Le pedí a mi padre dinero para comprarme un móvil nuevo, pero él se negó, pero me dijo, si quieres puedes trabajar medio tiempo por las tardes conmigo. El se llama Juan, y trabaja en el canal 2 local de aquí de Mérida, es jefe del departamento de ingeniería y es responsable del mantenimiento de los delicados equipos de video y transmisión de ese canal.

Mi padre es muy bueno conmigo, aunque no se parece a mí, pues como me describí antes, bajita de estatura, muy delgada y con una apariencia infantil, mi padre mide 1.83 y es muy robusto. Yo solo mido 1.54, así de bajita estoy.

En fin, con un poco de enojo, acepte el trabajo, mi padre me dijo, ¿no me das las gracias?, así que le di un beso en la mejilla, al momento de hacerlo por alguna razón, vino a mi mente el relato que habíamos leído en clase, toda esa pasión de esa chica desencadenada hacia su padre, sentí que todos los pelillos de mi nuca se pararon y me sentí muy extraña.

Al día siguiente ya por la tarde iniciaba mi pequeño trabajo en esa televisora local, mi padre había venido a almorzar y juntos nos iríamos al canal para trabajar, yo además en la noche tenía llamado para trabajar de edecán en un evento en el Centro de Convenciones Siglo XXI, así que me puse un vestido corto y negro, zapatos de tacón alto y con un maquillaje discreto pero muy sensual.

Baje de mi cuarto y al terminar de bajar las escaleras, mi padre ya estaba esperando y con una voz autoritaria me dijo que ya se nos hacia tarde, me llamo la atención su ropa, tenía una camisa tipo polo blanca y unos pantalones jeans, el va al gimnasio así que tiene un buen cuerpo a sus 42 años, se puso un perfume Le Male by Jean Paul Gaultier, desde lejos lo pude sentir y olía muy sensual, no me daba cuenta, pero veía a mi padre con otros ojos y no sabía la razón.

Me dirigí hacia él, y él me dio un beso

Se nos hace tarde, me dijo el ya con una voz más paternal, luego me dio un abrazo y me dijo que estaba contento porque yo iba a trabajar con él, que él siempre deseo que conozca más de su trabajo.

Me enterneció escucharle decir eso, pero cuando él me abrazo, el estar muy junto de su cuerpo, sentir su perfume y sentir su fortaleza contra mi pequeño cuerpo, me hizo desear besarlo, pero no de la forma en que lo hace una hija, sentía que deseaba a mi padre.

Llegamos a las instalaciones del canal y me presento con algunos de sus compañeros de trabajo. Todos dijeron que tenía una hija muy hermosa y él se veía orgulloso.

El me llevo a una bodega que está en la parte trasera del canal, cerca de la torre donde se encuentran las antenas de los transmisores. El me dijo, aquí harás tu primer trabajo, ¿sabes hacer un transfer?, yo le dije que si, (un transfer, es pasar un video de un formato a otro), el me dijo que lista y ¿lo has hecho?, le dije que sí.

Ok entonces me llevo a un cuarto donde habían almacenados unas mil latas redondas, parecidas a las que se usan para las películas de cine, pero estas contenían cintas de video muy antiguas.

Al final del cuarto habían unas maquinas muy antiguas y una computadora Apple, la computadora y sus programas de captura de video si los había usado en la escuela, pero no esas maquinas, ni sabía que eran.

¿No sabes qué son?, no, le conteste, entonces me explico que eran unas video grabadoras AMPEX VPR3 muy antiguas y usaban una cinta llamada C de una pulgada de ancho, la cintas venían en enormes carretes, no en casetes como ahora, eran muy grandes y las maquinas se notaban que pesaban más que yo.

Yo estaba un poco abrumada por qué no conocía para nada como funcionaban esos equipos, mi padre entonces me dijo, ven, te explicare todo, me acerque a la maquina y él se paro detrás de mí.

Mira tomas un carrete y lo colocas en la maquina, ya que haz atornillado el carrete firmemente, sacas un tramo corto de la cinta. El tomo mi mano y paso a paso fuimos colocando la cinta en la maquina, por las poleas y las cabezas de video, pero para ser honesta, no me fijaba lo que él hacía, solo podía sentir sus manos tocando las mías, su respiración y su cuerpo fuerte detrás del mío.

Creo que se me notaba algo, porque se detuvo y me pregunto, ¿te sientes bien?, no le temas a la maquina, no te hará nada

Ahora después de terminar de colocar la cintra, enciende la maquina y presiona el botón Ready. La maquina jalo la cinta y comenzó a emitir un fuerte ruido.

No me daba cuenta, pero yo me hacía para atrás, para estar más cerca del cuerpo de mi padre.

El siguió explicándome más cosas sobre aquella maquina, pero yo ya no le escuchaba, estaba hecha un manojo de nervios, porque estaba pensando en hacer algo y cada minuto que pasaba me decídia a hacerlo, me di la vuelta y quede frente a él, ¿Qué haces?, me dijo él, entonces me pare de puntillas lo mas que pude y le di un beso en la boca.

El se hizo para atrás, pero yo no le solté, poco a poco sentí como él iba aceptando lo que ocurría y que ahora se dejaba llevar. Cuando termine de besarlo, el estaba en silencio y yo también, solo se escuchaba el fuerte zumbido que producía esa vieja máquina.

El se dio la media vuelta y cerró con llave la bodega, y luego regreso conmigo. ¿Por qué hiciste eso?, yo le respondí que no lo sabía.

Y tampoco sé porque quiero hacerlo, lo abrace, y él me abrazo, sus brazos eran fuertes y muy masculinos, yo era muy frágil y pequeña y sentirme en sus brazos me excitaba, el podía hacer lo que quisiera y no era rival para él, para evitarlo.

Entonces, sus manos bajaron a mi cintura y comenzaron a tocar mis muslos, esas mismas manos que hace muchos años cambiaron mis pañales, ahora me tocaban con lujuria y con un gran deseo sexual.

En me iba empujando para atrás, mientras me besa, yo parada de puntitas y el inclinado para poder besarme. El tenía algo de barba y me raspaba mis mejillas, se siente muy rico sentir una áspera barba contra mi delicada piel.

El me siguió empujando muy despacio, hasta que mi espalda queda con la pared, quede aprisionada y su cuerpo me cubrió toda. Entonces comenzó a levantarme el vestido, mas y mas arriba hasta que me lo quito, no tenia sostén, mis senos son muy pequeños, pero estaban muy paraditos, mi padre, comenzó primero a besármelos, muy despacio, con un enorme cariño, luego con los labios comenzó a presionarme los pezones, haciendo un poco de succión, sentía que mis rodillas me temblaban, porque sabía que hacíamos algo malo, pero lo deseaba y el también, yo era su hija, pero eso ahora no importaba.

Solo me quedaba mi panty, era negra y de hilo dental, muy pequeña y tapaba apenas lo necesario de mis zonas intimas, una ropa muy atrevida para alguien como yo, y precisamente esas fueron las palabras de mi papa, que ropa más atrevida tienes mi niña.

El entonces me quito mi panty, haciéndola bajar por mis piernas hasta llegar a mis pies, y de ahí a los tacones de mis zapatos, con un movimiento de mis pies las hice a un lado.

Entonces el me dijo que lo abrase fuerte y lo hice, entonces se bajo el pantalón y su ropa interior y luego así contra la pared me levanto, haciendo que lo abrace y que mis piernas rodeen su cintura. Me dijo no te sueltes y agárrate fuerte.

Con una gran habilidad, así de pie, me coloco en la forma correcta para que su pene entre en mi, primero levantándome y luego haciéndome bajar poco a poco hasta que yo quede en la posición correcta para que su pene entre en mi vagina.

Entonces la sentí en mi vagina y presionando mi cuerpo contra la pared, el empujo, yo era virgen así que me dolió mucho, yo grite, ayyyyyhy, mis lo abre muy fuerte, mis manos tomaron tan fuerte su hombro que mis uñas se enterraron en su piel.

El comenzó a mover su cintura de arriba para abajo, bombeándome con una increíble fuerza, sentía su pene entras muy profundo de mi vagina y luego casi salir y luego volver a entrar con una gran firmeza en mi vagina, se sentía sensacional, sentía como la punta carnosa de su pene se frotaba con fuerza contra mis ahora ya no virginales paredes vaginales, frotándolas contra si, dejad ando en cada envestida un leve rastro de fluidos pre seminales, lubricándome cariñosamente.

Sentía como mi nalgas, mi pelvis, se golpeaba por ratos contra la pared, el me lo hacía muy fuerte, me sentía como una niña, indefensa a su completa merced.

Sentía sus manos tomarme las nalgas y presionándome contra él, para que su pene entre mucho más adentro, sus manos son grandes y masculinas, y sentía como por la gran fuerza que hacía, la piel de sus manos, casi se fundía con la piel de mis nalgas.

Su boca quedaba sobre mis hombros y lo escuchaba hacer sonidos de placer y su fuerte respirar junto a mi oído.

Mis piernas rodeaban su cintura, mis manos pasaban detrás de su espala, pro momentos lo tomaba por la nunca y tiraba un poco de sus cabellos.

Yo gemía y gozaban de una forma muy sucia, ahora yo hacia lo que antes rechace, practicando un delicioso incesto con mi padre.

Entonces, mi padre empezó a ponerse más agitado, empezó a presionarme contra la pared como si quisiera aplastarme, y a besarme la boca muy agresivamente, sentí sus fluidos paternales llenos de semen entrar en mi vagina, dejándome una rica y cálida sensación en mi,

El comenzó a respirar más tranquilo, y a sonar más relajado, yo sentía que temblaba de tanto placer.

Saco su pene de mi vagina y lentamente me fue haciendo bajar, hasta que mis pies llegaron al piso, estaba yo tan conmocionada por lo que acabamos de hacer, que mis piernas no pudieron sostenerme, ayy ayy grite, y el entonces me sostuvo contra la pared.

Mientras recobraba las fuerzas, me sostenía de él, mientras él me acariciaba el cabello y me daba besos en el rostro, vi las marcas de mis uñas en su brazo y hombro ¿Mariela porque ha ocurrido esto? , entonces yo le platique de lo que escuche en clases y que todo había sido mi culpa.

Entonces el me dijo que desde que mama se había ido, el se sentía muy solo y que en varias ocasiones el sintió deseos de estar conmigo y que en una ocasión el paso más de una hora parado junto a mi cama mientras yo dormía, pensando en mi y que los remordimientos le hacía retroceder.

Cuando termine de sentirme bien, que mis piernas ya me podía sostener, me vestí y me arregle la ropa lo mejor que pude, pues tenía trabajo de edecán en la noche.

Después de ese día, yo comencé a dormir con mi padre, en la misma cama, me preocupo por el y no me gusta que se sienta solo y hacemos el amor casi todos los días, mi padre es vigoroso sexualmente y a veces me cuesta trabajo cumplir todas sus fantasías y necesidades sexuales.

A veces cuando terminamos de hacer el amor, recuerdo un refrán que dice así. Nunca digas de esta agua no he de beber, porque es con la que te ahogas.

NOTA: Aclaro que los eventos aquí relatados son un invento mío, todo es producto de mi imaginación, aunque a lo mejor muchos padres e hijas disfrutan de estos placeres prohibidos,

Por Meridano

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