martes, 7 de junio de 2022

Mi hijastra, hoy mi esposa y madre de mi hijo

 

Durante varios años estuve en pareja con Carla, que era madre soltera y tenía a Carolina. Con Carolina hemos tenido buena relación, la he cuidado del mejor modo, pues siendo la hija de mi mujer no podía ser ni hacer de otro modo. La cuestión es que los 3 hemos vivido y compartido siempre todo. Carolina siempre ha estado pegada a nosotros, en todo momento. Si estábamos viendo televisión en la cama, ella también estaba con nosotros. Eso ha llevado a que ella anduviera desde un principio en bombachita y remera, como yo me paseaba en bóxer frente a ella, sin generar ningún asombro.

Así fueron pasando los años y ella creciendo. Nosotros tenemos, todavía, una pequeña chacra fuera de la ciudad, donde pasábamos bastante tiempo, pues la estábamos refaccionando con nuestras manos. El camino es de tierra y cuando llueve mucho no hay modo de salir a no ser por dentro del campo de algún vecino o con la ayuda de algún tractor. La cuestión es que un sábado por la tarde con Carolina fuimos al campo a llevar unos materiales y pinturas y nos sorprendió una torrencial lluvia. Con el auto no podíamos salir ni al camino vecinal, llegó la noche y le avisé a mi esposa por celular que no podríamos salir hasta el otro día, así que como teníamos una cama de 2 plazas mucho no nos preocupó el hecho de tener que quedarnos. Para salir del paso tomamos café y comimos unas galletitas secas.


Para colmo de males todavía no habían habilitado la línea de energía eléctrica, así que nos alumbramos con un farol de leds, de esos para emergencias. Sin mucho que hacer nos acostamos. El clima realmente además de lluvioso estaba ventoso y algo frío. Eso obligó a que dormidos con Carolina, nos acercáramos para darnos calor. Debo aclarar que por respeto, siempre que había dormido con ella hemos estado espalda con espalda. La cuestión es que vencido por el cansancio nos dormimos. En un momento me despierto y me doy cuenta que estoy abrazado a ella y mi pija bien erecta está bien apoyada entre sus nalgas.

De inmediato y tratando que no se despierte me dí vuelta y coloqué mi espalda contra la de ella. No pasó nada y me dormí nuevamente. Cuando vuelvo a despertarme yo estaba en la misma posición, de espaldas a ella; pero ahora era ella quien estaba hacia mi lado y lo que me despertó no fue eso, sino que sentí erecta nuevamente mi verga, pero no era eso solamente, la mano de Carolina estaba acariciando y recorriendo suavemente desde el tronco a la cabeza. Su respiración estaba agitada y cuando se dio cuenta que yo había despertado, inmediatamente me dijo que no dijera nada y me quedara quieto.

Realmente no opuse ninguna resistencia. Sé que estaba haciendo algo impuro, pero debo confesar que verla últimamente con sus distintas bombachitas y corpiños, me había gustado, pues ya no usaba bombachas con motivos infantiles, ahora tenía colaless y su cuerpo se había desarrollado armoniosamente. Me dí vuelta y comencé a acariciar ese cuerpo que conocía desde hacía mucho tiempo, pero que ahora era un cuerpo caliente que deseaba algo más que jugar. Enseguida nos desvestimos y ella me pidió que por favor la tratara bien, porque iba a ser su primera vez. ¿Sos virgen todavía? fue mi pregunta. "Sí, absolutamente. Y sé que vos me vas a tratar bien.". Lo de su virginidad debo decir que lo creí y después fue confirmado. Encendí la luz de emergencia como para poder apreciar esa postal.

Comencé besándola suavemente en la boca, zona del cuello, con mis manos acaricié su cuerpo pasando las yemas de los dedos al ras de su piel hasta que se le erizaban sus vellos. Poco a poco bajé mi manos y jugué con mis dedos en su conchita que estaba bien depiladita y totalmente jugosa, luego, despacio, bajé, besando todo su cuerpo en el recorrido y llegué hasta su clítoris. Ahí me detuve largo tiempo y sentía que su cuerpo flameaba sobre la vieja cama. Cuando llegué a su agujerito y comencé a meter mi lengua, parecía convulsionar. La subí a mi cuerpo, de modo que quedáramos en un 69, pero le pedí que solamente me agarrara y acariciara la verga, pues en su desesperación, se metió mi pija en la boca, pero evidentemente no tenía mucha idea y me raspaba con sus dientes. La chupé hasta que tuvo un orgasmo que lo sentí en mi cara, pues todo su cuerpo tuvo un espasmo muscular. Me puse en posición para que ella tuviera mi pija frente a ella y comencé a guiarla para que la chupara sin producir dolor.

Rápidamente empezó a manejarla con propiedad. Le avisé que estaba al borde de largarle toda la leche y no se animó a que le acabara en la boca. Nos relajamos un poquito, ella me contó que hacía tiempo que me espiaba cuando cogía a su madre, que con la puerta entreabierta veía como su madre se arrodillaba y yo le tiraba la leche en la cara, o que le encantaba ver y sentirla gemir a la madre cuando la ponía en cuatro patas y le entraba por el culo. Mientras nosotros cogíamos ella se pajeaba afuera. También me contó que me espiaba cuando salía de la ducha y que hasta me había fotografíado desnudo. También que tenía grabados los gemidos de la madre cuando acababa. Y era cierto, me mostró todo lo que tenía en su celular y era verdad. Yo realmente no lo podía creer, pero estábamos ahí, así que seguimos nuestro juego y habiéndonos excitado nuevamente, mojados ambos, empezamos a hacer jugar la cabeza de mi verga en su conchita jugosa. Me subí a ella y tras largo rato, se la fui metiendo hasta desgarrar su himen. No pareció provocarle gran dolor, y apenas hubo una manchita de sangre. Estáticos por unos minutos, comenzamos de nuevo el movimiento, hasta que ella tomó ritmo, acelerándose y yo clavándosela hasta los huevos.

En un momento de lucidez, se la saqué y corrí hasta el placard, donde en un cajón logré encontrar 2 profilácticos que habían quedado de un fin de semana que estuvimos con Carla y como ella estaba en el mes de descanso de tomar anticonceptivas, nos cuidábamos con condones. Eso realmente me salvó. Me puse un forro y comenzamos nuevamente a coger desaforadamente. La hice cambiar de posiciones varias veces, pero cuando la volví a colocar con las piernas al hombro y enterrándosela hasta el fondo explotó en el primer orgasmo con una pija adentro, gimió suavemente como avergonzada, pero su respiración denotaba que había sido bien placentero. Verla con sus mejillas sonrosadas, producto del ejercicio que demandó nuestra hermosa cogida, me gustó. La hice sentar sobre mi verga de espaldas a mí. Acomodé la luz de emergencia detrás nuestro y así iluminaba bien cómo le entraba y salía, a la vez que me permitía ver el agujerito de su culito que estaba intacto y hermoso para partírselo.

Moviéndose aceleradamente en esa posición me hizo acabar con mucha fuerza. Lamentablemente nunca he podido gozar plenamente de una eyaculación cuando tengo puesto un profiláctico, pero no podía correr el riesgo de embarazar a mi hijastra. El amanecer con el canto de las palomas monteras y los pájaros silvestres nos indicaba que esa noche maravillosa había finalizado. Yo destruido. Ella seguramente que me hubiera tenido todo el día acuartelado en la cama. Igualmente nos quedamos en la cama un rato más, hasta que nos levantamos a desayunar. Ella en ningún momento dejó de abrazarme en la cama y de besarme como si yo fuera otro adolescente. Mi pija nuevamente estuvo para cogerla, pero ya no teníamos más profilácticos, así que lo dejamos inconcluso. Al mediodía pudimos volver a nuestra casa. Todo transcurrió como si realmente nada hubiese pasado. Luego de almorzar, yo seguía abatido y Carla quería cogerme, porque es usual que los fines de semana nos demos buenas atenciones.

Realmente no sabía qué hacer, pero bueno, hice frente a la situación luego de haber dormido 2 horas y aprobé. Los días siguientes transcurrían “normales”. Ahora, cuando cogía a mi mujer, el spot que usamos cuando estamos en la cama, lo direccioné de modo tal que alumbrara y abarcara una superficie mayor. Yo sabía que Carolina estaría espiando, por lo que tomé recaudos para dejar la puerta abierta para que ella viera todo. Debo decir que Carolina es delgadita, de 1,70, con unos pechos bien proporcionados y una colita bien parada. Muy elegante para caminar, de mirada muy dulce, ojos marrones y cabello castaño largo, largo y muy lacio. Siempre huele muy bien y es muy femenina. Pasaron más de tres semanas y de su parte no había ninguna insinuación, por lo que yo no intenté buscarla para nada, por temor a que ella hubiera recapacitado y se hubiera dado cuenta que todo fue un error. Una noche, después que volvimos de una cena en la casa de unos amigos en la que abundó bebida, pero faltó bastante la comida, Carla quería cogerme apenas llegamos, pues toda la tarde había estado provocándome, en la cocina, en la sala de estar, donde me cruzaba me besaba apasionadamente y me manoseaba la pija por fuera de mi jean y me decía “Esta noche tengo algo especial para vos..”. En una de esas oportunidades pasó Carolina y le dijo, “Mamá, esperá un poquito, estás desesperada…!!!”.

Realmente nos reimos y cada cual siguió en lo suyo. Pero ahora había que llegar a los hechos, porque yo también estaba muy caliente y quería llenar ese culo de leche. Nosotros tenemos sexo variado, pero ella sabe cómo calentarme para que desee cogerla por el culo y todo el día me estuvo provocando, así que estaba mentalizado a abrir su culito y cogérselo bien cogido. A decir verdad, habíamos tomado algunas copas y si estaba excitado, con algo de alcohol encima, estaba más loquito. No obstante dejé la puerta abierta para que Carolina pudiera ver u oir todo. Con Carla estuvimos más de media hora jugando, ella me la mamó y me la puso como una piedra, yo le chupé bien la concha, la hice acabar y le chupé bien el culo, preparándola para cuando se la pusiese. De repente me dice “Esperame un momentito que voy al baño y apagá la luz así te doy la sorpresa”. Desnuda salió para el baño. Yo apagué la luz y esperé. Enseguida sentí que venía en la obscuridad, y su voz que dijo: “Acá estoy, preparate, porque hoy vas a tener mucho trabajo…” Sentí que entraba en la cama y enseguida atiné a buscar su cuerpo con mi mano izquierda. Cuando la tomé, enseguida noté que no era ella. Carla tiene un cuerpo espectacular, pero no era el que estaba tocando. Cuando estuve por intentar decir algo, mi mujer encendió la luz y la que estaba desnuda al lado mío era Carolina. Yo no sabía qué decir y ellas se miraban cómplices, con una sonrisa pícara. Carla había descubierto hace tiempo que su hija nos espiaba y eso motivó una charla entre ellas, donde al parecer, mi mujer accedió a que Carolina tuviera su primera vez conmigo. Lo único que no estaba previsto fue el hecho que ella no estuviera presente, pues lo de la lluvia en el campo no había estado en los planes de ellas.

Todo esto me fue explicado al ver ellas mi desencaje por observarlas desnudas. Ahora la cuestión era que Carla quería ver cómo cogería a Carolina por el culo, pues ella no solamente iba a ser quien dirigiera mi verga en el culo virgen de su hija, sino también que filmaría ese momento sagrado. No fue fácil entrar nuevamente en clima, pero al sentir los dos cuerpos: madre e hija frotándose contra mí, tuve una rápida y fuerte erección. Al principio comenzamos jugando los tres, yo besaba apasionadamente a la madre, mientras la hija estaba clavándose mi verga hasta el tronco, podía acariciar las tetas de ambas, besar a una y a otra hasta estar casi loco y al borde de largar mi leche sin control. A todo esto ya fui puesto al tanto que ahora sí podía largar toda la leche dentro de Carolina, pues luego de su menstruación por orden de su ginecóloga, comenzó a tomar anticonceptivas, así que no debía reprimirme y ella también lo gozaba mucho por lo que se veía. La cuestión es que llegó el momento de máximo interés. Carla hizo colocar a Carolina en cuatro patas y previo yo lamer y chupar el agujerito de su culito, hasta que ella decía que le picaba y que quería sentir mi verga adentro. Lubricamos bien el culo de Carolina y afirmando la punta de mi cabeza con su mano derecha, Carla, iba dirigiendo para que le entrara suavemente. Carolina estaba relajada y esperaba que le entrara toda, pero suavemente.

En un momento Carla saca la mano de mi verga y tomando bien la cámara como para no perder detalle, me da un empujoncito con el que mi verga se fue hasta los huevos y Carolina, gritó secamente de dolor, a la vez que me insultó a mí, sin saber que quien le hizo partir el ojete fue su propia madre; quedó totalmente inmóvil y con intenciones de querer sacarla, pero la tomé con ambas manos de la cintura y la dejé totalmente clavada por un buen rato. Luego empezamos a movernos suavemente y cuando pasó el dolor, ya comenzó a hacer movimientos que denotaban que le gustaba tenerla entroncada. Al cabo de un rato me pidió que le diera con más rapidez y comenzó a tener un orgasmo. Eso me alteró y excitó. Cuando yo estaba por eyacular, Carla me pidió que se la pusiera en la cola a ella y le largara toda la leche que era para su hija.

La cuestión es que esta situación duró por 6 años más entre los 3. Lamentablemente Carla falleció trágicamente en un accidente vial y con Carolina continuamos viviendo juntos, ella no quiso ir con sus abuelos maternos. Ya es más que evidente para todos nuestros amigos que Carolina y yo somos pareja, tampoco nos esforzamos por esconderlo. Ella en este momento está embarazada de 5 cinco meses. Igualmente su embarazo no le impide darme sexualmente absolutamente todo lo que a ambos nos gusta. Ahora que está embarazada le encanta que le llene el culo de leche y no hay un solo día que no me la mame y se tome la leche o se la tire en la cara, que sabe me vuelve loco.

Estamos muy felices. Yo pasé a situación de retiro en mi actividad y a pedido de ella vendimos la casa en la que vivíamos con su madre y también vendimos la chacra; hemos comprado otro campo en un lugar un poco más lejano. Lo único negativo es que Carolina después de la experiencia que hemos vivido, es muy celosa y está todo el día trabajando a mi lado. Sin importar el lugar al que vaya, ella está sentada siempre al lado mío en la camioneta y ni soñar con salir solo. Su amor por mí es más que evidente y me gusta mucho, Más allá de la diferencia de edades, que no es poca, realmente sé que me ama y ha sido una experiencia única.

Anónimo

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