jueves, 11 de agosto de 2022

Deseo sexual por mi hija Sandra


Capítulo 1

Me llamo Rodrigo tengo 35 años y soy abogado de profesión, me case con una maestra de secundaria, de la cual estoy divorciado, tuvimos una hija que actualmente tiene 12 años llamada Sandra y es mi amante.

Nuestra historia comenzó hace tres años cuando llegue a casa después de un viaje de negocios que me ausento el fin de semana. Había dicho que regresaba el lunes pero acabo rápido la encomienda y quise dar les la sorpresa llegando el domingo por la noche. Como no llevaba llaves toque a la puerta y Sandra abrió, al verme se sorprendió y me recibió con un abrazo muy discreto, a pesar de que había poca luz en la entrada pude notar que en su cara había una expresión un tanto preocupada, le pregunte por su madre y me dijo en voz baja.

La vi llegar hace rato con un hombre que no conozco, no se dieron cuenta que los vi y entraron a tu cuarto


Le hice un ademan de silencio con mi dedo y sigiloso subí a mi dormitorio, llegue a la habitación y acerque mi oído a la puerta y claramente escuche el jadeo de mi esposa y su amante. Abrí la puerta despacio, la habitación estaba en penumbras pero distinguí a mi mujer toda desnuda sobre la cama en posición de perrito y su amante dándole placer y encendí la luz de la habitación, ambos quedaron en shock por un momento y después rápidamente se separaron, mientras mi mujer cubría su cuerpo desnudo con una sábana, su amante buscaba con desesperación su ropa.

!Hija de puta¡ así es como pagas el amor que te doy?

Le dije exaltado, el amante que para entonces habría logrado ponerse su ropa interior se hinco frente a mí en suplica y me pidió que no le hiciera daño que él no tenía la culpa. Cuando pude ver claramente su rostro me quede atónito, su amante era un jovencito¡¡ le pregunte su edad y me dijo que tenía 14 años y que era compañero de escuela de mi hija Sandra, lo deje vestirse por completo, cuando hubo terminado lo tome de ambos brazos y en tono amenazante le dije que antes de liberarlo.

Sabes que soy abogado y puedo meterte a la cárcel o hasta mandarte desaparecer, así que vas a callar tu boca y no dirás nada, no te quiero cerca de nuestras vidas, ni le digieras la palabra a mi hija, si llegas a decir o insinuar algo ya sabes lo que te espera… ahora largo!!
El muchacho corrió sin mirar atrás, mi esposa toda avergonzada me suplico perdón, me conto que el joven era amigo de Sandra y fue a visitarla, y como ella se sentía tan sola y de tanto tratar a adolescentes, tenía la fantasía de ser poseída por uno de ellos,  que fue un momento de debilidad y que la perdonara. Ya no le escuche ni me importo nada, solo la corrí de la casa.

Se llevó su ropa en una maleta, quiso despedirse de Sandra pero ella solo le dio una mirada de desprecio. Sandra y yo la vimos alejarse de la casa y de nuestras vidas.

Con el amargo episodio que vivimos, tratamos de seguir adelante, Yo con 32 años y Sandra con 9 nos arreglamos como pudimos, contrate a una señora que hacia el quehacer una vez por semana y la comida yo me ocupaba de ello o pedíamos algún servicio en la calle.

Como era habitual la confianza se fue fortaleciendo entre mi hija y yo al grado de llegar a andar en ropa interior dentro de casa sin incomodarnos, a esa edad Sandra tenía un cuerpo muy flaco y parejo, nada de busto, ni caderas.

Dentro de la casa se encontraba mi estudio donde ocupaba una computadora y llevaba el registro de mis clientes, y desde luego como es natural mis deseos carnales los saciaba viendo videos porno y haciéndome pajas hasta vaciarme, ya que no confiaba en relacionarme con otras mujeres.

Así paso el tiempo y Sandra cumplió los 11 años. Una mañana como tantas bajé a prepararme un café y mi niña ya estaba en la cocina preparándose un cereal. Como de costumbre yo llevaba puesto solo mi bóxer y una playera sin mangas, al acercarme a ella vi que llevaba puesta su blusita color beige de tela muy delgada que se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel, y sus pantaletas de algodón blanco tipo cachetero, hasta en ese momento repare en lo mucho que había crecido Sandra, con esa blusa puesta se le notaban un par de pechos pequeños y redondos, coronados en la punta por unos pezones que apenas se podían distinguir, sus piernas se hicieron largas y bien torneadas. Levanto su cara y la giro hacia mí para darme un beso en la mejilla, momento que aproveche para tomarla discretamente de la cintura con una mano y comprobé que ya no estaba tan delgada como antes, ya presentaba una cintura delgada y unas caderas amplias sin llegar a la exageración, su vientre estaba plano y más abajo sobresalía un pequeño montecito marcado con la línea de su vagina, la abrace por completo y pegue mi cuerpo al de ella, incline mi cabeza para colocar mi barbilla en su hombro, pude ver su trasero firme y bien parado, y mi verga reacciono al instante con una erección, lo cual me hizo darme cuenta que ya era una mujercita muy sabrosa. Por primera vez un pensamiento insano paso por mi cabeza y la abrace de la cintura con ambas manos y aspire el olor que emanaba de su cabello, sin soltarla retire un poco mi rostro para ver el suyo, una carita con bonitos ojos cafés, mejillas un poco regordetas y labios carnosos, acompañados de una cabellera oscura que le llegaba apenas a los hombros, “es muy guapa mi hija” pensé para mí mismo, pero en general las facciones de su cara eran aun las de una niña. Le retire el abrazo y di media vuelta para no mostrar mi erección y para Sandra no pasó desapercibido esa acción y extrañada me pregunto:

¿Porque el abrazo Papá?
Por nada hija, solo amanecí queriéndote más. Le conteste apresurado
A bueno – Dijo ella en tono consecuente.
Después de preparar mi café, fui a sentarme a la mesa, sin dejar de admirar su cuerpo. Sandra se dio cuenta y se paró frente a mí y me confronto

¿Que, tengo algo raro, porque no has dejado de verme? Dijo con tono impaciente
Bueno… es que al verte, me he dado cuenta que ya creciste…
Ella interrumpió de golpe mi comentario

– ¡Ni me lo recuerdes! todas las niñas de mi salón se burlan de mi… expreso frustrada tapando su cara con sus manos

¿Porque dices eso? Le cuestione
¡Es que dicen que ya parezco a una de las mamas!
¿Qué dices? Para nada, están locas tus compañeras, están celosas porque tú te estas poniendo muy guapa.
Le dije tocando y acariciando su mejilla con la palma de mí mano.

¿De verdad lo crees Papá? y levantando su cara con asombro
¡Pues claro que sí!… es más, si fuera de tu edad no dudaría en pedirte que fueras mi novia.
Sandra se ruborizo y sus mejillas se pusieron coloradas.

Eso sería raro papá. Atino a decirme.
Paramos la charla y continuamos con el desayuno, durante el resto del día todo siguió normal y no volví a pensar nada malo con mi hija.

Cada uno de nosotros realizo nuestra acostumbrada rutina, llegada la noche y después de cenar, nos sentamos juntos en la sala para ver televisión, después de un rato Sandra se levantó y me dijo que se iría a bañar y después acostarse. Yo asenté con mi cabeza y me quede sentado viendo la tv, pasaron unos cuantos minutos y me dieron ganas de orinar, a sabiendas que mi hija se estaba bañando, fui con la idea de apurarle, antes de llegar al baño pude escuchar el sonido del agua de la regadera y al estar frente a la puerta quise tocar pero me detuve porque note que no estaba cerrada, la luz que emanaba de la orilla del marco así me lo mostró. Una curiosidad mórbida paso por mi mente, recordé el momento que pase con ella en la mañana y nervioso y algo ansioso me dispuse a abrir la puerta muy despacio y sin hacer ruido, lo suficiente como para que pudiera echar un vistazo, el espacio para la regadera quedaba justo enfrente de la puerta y cuenta con un cancel deslizante de cristal transparente, lo primero que mi ojos vieron fue el cuerpo de Sandra desnudo en su totalidad, a pesar de que el vapor del agua caliente empañaba el cristal no era impedimento para apreciar con toda claridad el bello espectáculo que se me presentaba. Ahí estaba ella con los brazos levantados y restregando su cabello lleno de espuma, la cual escurría por su rostro y hacia que tuviera los ojos cerrados. La misma espuma seguía escurriendo ahora por su pecho virginal, tal vez fue el morbo que se creaba en mi mente pero puedo jurar que al ver los pechos de mi hija los vi más grandes “guau que chichotas tan ricas” pensé y dirigí una de mis manos a la bragueta de mi pantalón para liberar mi pene que ya estaba erecto, mientras seguía disfrutando del espectáculo, Sandra ahora bajaba sus brazos aun con los ojos cerrados y con sus manos ayudaba a escurrir la espuma de su cuerpo, verla frotar sus pechos hizo que mi verga se pusiera más dura y comencé a acariciarla con movimientos lentos. La espuma continuaba recorriendo el cuerpo de mi hija, ahora bajaba por su vientre plano siguiendo su camino hacia ese suculento montecito con algunos bellos púbicos cortos que rodeaban la rajita rosada de su panocha, Sandra bajo aún más sus brazos sin dejar de restregar su cuerpo, cuando llego a la zona de su intimidad froto con una mano aquel montecito y su dedo medio ligeramente surcaba su rosada rajita, mi verga ya estaba al cien, pero verla tocar su panocha hizo que la apretara más fuerte con toda mi mano y acelere el movimiento de masturbación,  sentía que pronto podría eyacular. De pronto vi que Sandra abría los ojos y volteo su vista hacia la puerta, rápidamente me retire un poco con cuidado de no hacer ruido, espere unos segundos con el corazón acelerado esperando escuchar un reclamo o algo pero solo percibí el sonido del agua y lentamente volví a asomarme, Sandra había girado su cuerpo y daba la espalda hacia la puerta para cerrar las llaves de la regadera al parecer no se dio cuenta de nada, en ese breve momento pude deleitarme la pupila con su cintura delgada y su amplio trasero, al escuchar cerrar las llaves supuse que ya había acabado de bañarse y aproveche para dejar la puerta como estaba.

Baje a la sala aun con mi erección y con mi corazón súper acelerado y espere un tiempo considerable para calmar mis impetuosos actos.

Cuando al fin pude recobrarme apague la tv y subí a los dormitorios, fui a la recamara de mi hija, toque ligeramente la puerta y al no recibir respuesta la abrí para asomarme y vi que Sandra ya estaba dormida en su cama, cerré con cuidado y baje a mi estudio. Me senté frente al computador  y lo prendí, recordando la experiencia que había vivido con mi hija comencé a excitarme, busque en internet videos porno y logre dar con una página especializada en sexo con colegialas. Vi un video donde una jovencita era penetrada por su padrastro y me imagine que era yo cogiéndome a mi hija, saque mi verga que para entonces ya estaba a mil y comencé a masturbarme en forma frenética, no tarde mucho en expulsar una cantidad considerable de semen, tal vez porque llevaba tiempo sin darme auto placer o por el morbo de pensar en mi hija pero solté un gran chorro de leche. Limpie bien para no dejar evidencia alguna y acto seguido me fui a dormir a mi cuarto.

Capítulo 2

A día siguiente desperté con una mezcla de satisfacción y culpabilidad, como era posible que mi hija despertara un deseo sexual hacia mí ¡y con tan poca edad! Mi mente era un caos, tenía dudas con respecto a mi hija. Baje a preparar un café llevando puesto solo mi bóxer y al llegar a la cocina nuevamente me encontré con Sandra que vestía su blusa beige y pantaletas blancas bien ceñidas a su apetecible cuerpo, ya no pude ver a mi niñita igual que antes, ahora la veía como una hembra que podría disfrutar y hacerle sentir el placer del sexo. Si tenía alguna duda en mi mente, verla así despejo toda duda de deseo hacia ella. Lo cierto es que a partir de ese momento mi trato cambio para con ella, aparte del cariño de padre que le brindaba ahora la deseaba como mujer. Tome una taza y me prepare un café, lo puse sobre la mesa. Aprovechando que Sandra estaba frente a la estufa cocinando un par de huevos, dirigí mis pasos a su persona, me puse atrás de ella y tomando su curveada cintura le susurre al oído:

buenos días princesa mía
buenos días papá.
Contesto y giro su cabeza para darme un beso en la mejilla pero yo busque su boca, acerque mis labios a los suyos y le plante un beso discreto, Sandra se ruborizo y me dijo

¿papá, que estás haciendo?
Buscando el azúcar, tesoro.
Le conteste con tono despreocupado tratando de evadir su pregunta que claramente sabia a que se refería, la solté de la cintura y levantando los brazos disimule buscar el frasco de azúcar en el anaquel que estaba arriba precisamente de la estufa, para entonces mi hija a sus 11 años ya tenía una estatura de 1.50 metros, yo por otro lado media 1.65 (nunca fui muy alto) Sandra volvió otra vez hacia la estufa aun ruborizada, momento que aproveche para repegar mi cuerpo al suyo, el contacto con su bien paradito trasero hicieron que mi verga comenzara a ponerse dura, fingí buscar el frasco de azúcar mientras restregaba mi paquete en sus nalgas, Sandra sintió mi bulto, pero esta vez no dijo nada, solo se limitó a estarse quieta mientras seguía cocinando su desayuno. Como no recibí ninguna protesta de mi hija fui más audaz y discretamente baje una mano y tome el resorte de mi bóxer, eche mi cadera un poco hacia atrás y jale ligeramente el resorte hacia adelante y luego hacia abajo lo suficiente para liberar mi verga que ya estaba al cien. Coloque mi glande en el surco que separaba las nalgas de Sandra y comencé hacer movimientos de arriba abajo. Note que mi hija tenía los ojos cerrados y sus mejillas coloradas, su respiración un poco agitada. Seguía buscando con mis brazos en alto el frasco de azúcar mientras restregaba mi verga desnuda y dura entre sus nalgas. Sandra puso sus pies de puntitas levantando más su culo redondo facilitando el movimiento de mi verga de arriba abajo, esto hizo que mi cuerpo sintiera una descarga eléctrica y sintiera espasmos, “guau, no lo podía creer, me estaba masturbando con las nalgas de mi hija ¡y ella no decía nada!” fue un breve momento que me llevo a la gloria, sentía que estaba a punto de venirme cuando de pronto mi hija me interrumpió:

Aquí tienes el frasco de azúcar papá
Me dijo aun con los ojos cerrados y su respiración agitada, por estar entretenido dándome placer con mi hija no me di cuenta en que momento Sandra había alcanzado el azúcar, yo reaccione y tome el frasco con una mano mientras me separaba de su cuerpo lentamente y con la otra mano discretamente ocultaba mi verga adentro del bóxer.

Gracias hija
Le dije tratando de parecer normal, me senté en la mesa y puse azúcar en mi taza de café, Sandra ya había acabo de cocinar su desayuno y ambos quedamos en silencio mientras degustábamos nuestros alimentos, por un momento evadimos nuestras miradas. Luego fui yo el que rompio el silencio y preguntando casual le dije

¿Qué tal está tu desayuno princesa?
Está rico papá. Me contesto con la mirada baja.
¿sabes? Después de trabajar me gustarías mucho que viéramos una película, ¿Cómo ves hija, te agrada la idea?
Está bien, como tú digas papá. respondió aun con la mirada baja.
Apure mi café y fui a donde mi hija, con los dedos de mi mano levante su barbilla para mirarle el rostro, Sandra me vio con una expresión de apenada seriedad. La bese en la frente y le dije:

hija, sabes que papá te quiere mucho y no habría nada en el mundo que no hiciera por ti
lo se papá. dijo tranquila
Nuevamente le di un beso, esta vez en su mejilla y la deje para que acabara su desayuno. Antes de asearme y arreglarme para ir a la oficina, fui a mi estudio me senté frente el escritorio donde estaba el computador, lo prendí para revisar los pendientes que tenía para ese día. Estaba viendo en la pantalla algunos datos cuando de pronto vi por el reflejo de la misma la figura de Sandra que asomaba su cabeza por detrás de la entrada del estudio, una idea loca cruzo mi mente, abrí el enlace porno de colegialas que ya había guardado en el equipo, simulando que no había nadie, saque mi verga del bóxer y comencé a pajearme, pronto estaba dura y bien parada, subía y bajaba mi mano desde la punta del glande hasta donde asomaban las bolas, apropósito gire un poco la silla con el fin de que Sandra pudiera contemplar a detalle la masturbación que me hacía. Pude distinguir por el reflejo de la pantalla como mi hija se frotaba con una mano un seno y con la otra acariciaba su panocha por dentro de su pantaleta. Al parecer mi hija se habia éxitado viéndome pajear, eso hizo que acelerara el movimiento de la masturbación, mi cuerpo se tensó y los espasmos en mi pecho se aceleraron, cerré los ojos y ya no pude aguantar más y sin prejuicio alguno descargue un torrente de semen caliente sobre mis piernas acompañado de un gemido de placer. Quede todo desguanzado por un breve instante, al mirar la pantalla del computador vi por el reflejo que Sandra seguía tocándose, me iba incorporar para voltear a verla pero ella se dio cuenta y salió corriendo de ahí.

Me quede pensando “Mmmm, al parecer a mi hija no le desagrado haberme sentido” sonreí sabiendo que había echado a andar una situación que nada podría parar. ¡Sandra tenía que ser mía!

Esa noche después de salir de la oficina, pase a una tienda de conveniencia y compre algunas bebidas alcohólicas, una viñas de durazno para ser exacto, enfrente de la tienda se hallaba un puesto de películas y recordé que le ofrecí a mi hija ver una película, fui al puesto y me quede viendo los títulos que estaban exhibidos, el hombre que despachaba me pregunto si buscaba algún título en especial, le dije que veria una película acompañado omití decir que mi acompañante era mi hija. “si usted y su pareja son de mente abierta tengo una película que seguro disfrutaran” rápidamente tomo una película que estaba oculta bajo su mostrador y la puso en mis manos, el titulo decía “Taboo” “esta película despierta el libido a cualquier pareja” parecía que la suerte estaba de mi lado, justo lo que necesitaba para mi plan. Le pague al hombre y apresure mi camino, cuando llegue a casa, encontré a Sandra sentada en el comedor haciendo su tarea, aun llevaba puesto su uniforme escolar, una falda de tablillas a cuadros rojos arriba de las rodillas, su blusa de manga corta blanca con un moño azul en el cuello, medias blancas que cubrían apenas sus rodillas, se había quitado sus zapatillas.

Hola hija, ¿Cómo estás? Pregunte algo fuerte
Ella dio un sobresalto asustada.

¡Papá, ya llegaste! Dijo sorprendida
Me acerque y le di un beso en la mejilla, Sandra se puso roja y bajo la mirada

Qué bueno que estés aquí. Dijo en tono sumiso
Si bueno, mmm, pase por una película, como te había dicho, me gustaría verla contigo y traje unas bebidas. Y le mostré el paquete de viñas.
¡Pero yo aún no bebo papá!
No te preocupes, no tienen mucho alcohol, además estarás bien en casa.
Bueno, si tú lo dices. Dijo con resignación
Bueno pues, acaba tus deberes mientras hago palomitas y preparo todo.
Está bien papá
Deje las bebidas en la cocina y me lleve la película a mi dormitorio, no quería que mi hija viera la ilustración de la película que era explicita y ya no quisiera verla, ¡echaría a perder mi plan!. Rápido me cambie el traje que llevaba puesto y me deje solo el bóxer, encontré una playera sin mangas y también me la puse. Saque una frazada delgada y baje justo en el momento que Sandra terminaba su tarea.

Por fin acabe. Suspiro aliviada
Qué bueno hija, porque en este preciso momento voy a poner la película, así que… y me dispuse a ayudarla a guardar sus cosas
Hay papá, tú ya te cambiaste, déjame cambiar a mí también.
No hija así estas bien, además ya es un poco tarde y no quiero que te desveles mucho.
Bueno, si tú lo dices. Acepto de mala gana. Y la frazada ¿para qué es? Me pregunto
Es para taparnos las piernas y no nos dé frio
Ok, pues a ver la película. Dijo finalmente.
Lleve a Sandra al sillón y le pedí que esperara un momento, fui por un par de bebidas y le entregue una destapada

Salud mi niña, por este momento de cultura de padre e hija, brinde chocando el envase de mi bebida con el de Sandra.
Salud papá, contesto mi hija dando un gran trago que hizo que tosiera como ahogándose
COF, COF !Esto es lumbre¡ dijo llevándose ambas manos a la boca
Yo esboce una sonrisa conteniendo la risa que me dio verla, tratando de ayudarle le di unas ligeras palmadas en su espalda

Despacio hija, como es la primera vez que tomas alcohol sientes que te quemas, pero después ya no lo notaras
¿Tú crees papá? pregunto ya repuesta
Seguro que sí, le dije divertido
Ambos le dimos un sorbo a nuestras respectivas bebidas y Sandra ya tolero más el contenido.

La deje sentada en el sillón y prendí la tv, le dije que esperara a que hiciera las palomas y en cuanto volviera veríamos la película, Sandra asintió con la cabeza.

Fui a la cocina y saque de la despensa una paquete de palomas para microondas, inserte el paquete en el horno y programe el tiempo para que se hicieran, no me habrá llevado más de 8 minutos regresar con un recipiente de tamaño moderado lleno de palomitas, cuando vi que Sandra ya se había acabado el contenido de la viña, abrí los ojos y quede sorprendido

Aquí están las palomas hija. Las coloque en una mesita entre la tv y el sillón, mientras volteaba a ver a Sandra, quien ya tenía aspecto más relajado. Ella me sonrió y me dijo que le había gustado mucho la viña y que si podría tomar otra.
Claro princesa, ahorita te la llevo. Y fui por otra y se la entregue ya destapada. Ella volvió a darle otro trago. Fui rápido a mi cuarto por la película, regrese y la puse en el reproductor de películas,
Ambos dejamos nuestras bebidas en la mesita y nos acomodamos juntos en el sillón para comenzar a ver la película, coloque la frazada para cubrirnos las piernas, yo cruce mis brazos a la altura del pecho mientras Sandra junto sus manos y las puso sobre la frazada.

¿De qué trata papá? pregunto
No lo sé hija, el que me la vendió me aseguro que estaba muy buena. Le conteste
Comenzó la película con una escena de sexo entre un hombre y una mujer, donde ella le hacía una felación y posteriormente el la penetraba hasta soltar su semen en su vagina. Nunca había visto la película, pero ahora entendía porque el vendedor me la había recomendado, ¡realmente era excitante y apenas comenzaba!

Gire mi vista y vi a Sandra atónita con lo que veía, su rostro se puso colorado, se dio cuenta que la observaba y rápidamente le dio un gran trago a su viña. Esta vez ni siquiera tosió

¡La película es de adultos Papá! me dijo asombrada
Hay hija no me había dado cuenta, comente en tono inocente
Si te incomoda la quito ahora mismo. Le propuse
Como ya había pasado la escena y ahora los actores estaban en otra toma y vestidos, Sandra me dijo

No papá, ya paso la escena y mejor vamos a ver de qué se trata
Está bien princesa, lo que tú digas. Y le lance una mirada de complicidad.
Seguimos viendo la película y conforme pasaba nos dimos cuenta que la trama era el deseo de un hijo por su madre recién abandonada.

Estábamos tan absortos en las imágenes que ni siquiera nos acordamos de las palomas, de vez en cuando le dábamos uno que otro sorbo a nuestras bebidas. Sandra acabo su segunda bebida y le ofrecí otra, pero la rechazo

No, ya no papá, me siento un poco mareada.
Está bien hija, sigamos viendo la película
Para entonces comenzaba a prenderme y mi verga se había puesta dura, aproveche que teníamos la frazada encima y de vez en cuando metía mi mano para acariciarla. Sandra seguía viendo la película sin perder detalle pero su cara estaba muy roja un tanto por la película y otro por la bebida, de pronto arqueo su espalda como si estuviera incomoda sacando el pecho, pude ver que se le marcaban sus pezones erectos bajo el corpiño que llevaba y se traslucía en su blusa blanca. Sus pechos se inflaron y amenazaban con botar los botones de su blusa.

¿Te pasa algo princesa? Pregunte
Si, ya me dio calor y la espada no la aguanto.
Contesto molesta y se quitó el moño que llevaba en el cuello de la blusa, al hacerlo desabrocho el botón mismo del cuello y agito su blusa para que le entrara el aire.

Luego me miro suplicante

¿Puedo recargarme en tu pecho papá? pregunto
Desde luego princesa. Le respondí
Alce mi brazo para que se acomodara y así lo hizo, volví a colocar la frazada sobre nuestras piernas y Sandra metió sus manos entre ella.

Abrace a mi hija seguimos viendo la película, llegamos a la escena donde la madre se mete al cuarto de su hijo y toma su verga para lamerla y chuparla.

Yo estaba bien excitado y la mano libre que tenía la metí a la frazada y comencé a acariciar mi verga que ya la traía más que parada, entonces se me ocurrió sacar mi palo por la abertura del bóxer y comencé a pajearme lentamente tratando de no hacer un ruido o un movimiento que pusiera en alerta a mi hija. Eche mi cabeza hacia atrás disfrutando el tocarme, baje mi mano para tocar mis bolas y cuando la subí siguiendo la línea de mi verga hacia el glande sentí unos pequeños dedos tocando la cabeza de mi palo, incorpore mi cabeza y abrí los ojos, Sandra seguía viendo la película inmóvil, pero su respiración de acelero. Entonces ya no me importo descararme y tomando su mano la puse en mi verga y ella se dejó hacer pero solo las yemas de sus dedos tocaban la verga erecta y dura, su respiración se agito aún más, acelere el movimiento gozando como nunca, de pronto Sandra aferro con fuerza mi verga con toda su mano y comenzó a masturbarme por sí sola, solté su mano y saque la mía para ponerla atrás de mi nuca. Ella seguía con la vista puesta en la película, pero ahora usaba ambas manos en mi verga con una tocaba mis bolas y con la otra me pajeaba rico. Con mi brazo que rodeaba su espalda la jale un poco para que enderezara su cuerpo y no aguantando más quise darle un beso en la boca esta vez tratando de introducir mi lengua, ella correspondió al beso pero sin abrir sus dientes, se notaba que nunca había dado un beso de pasión. Eso no me desánimo y seguí besándola jugando mi lengua con sus dientes. Sandra tenía los ojos cerrados y su respiración se fue acelerando cada vez más. Deje de besar su boca y me concentre en sus pechos, comencé a acariciarlos en círculos y ella acomodo su espalda al respaldo del sillón permitiéndome mayor libertad para manosearla mientras seguía jugando con mi palo con una mano. Que delicia acariciar ese par de tetas firmes, deje de abrazar su espalda y utilice ambas manos para desabrochar por completo los botones de la blusa y abrirla de par en par, luego tome su pequeño corpiño de la parte baja y lo levante para liberar sus pechos hinchados por la excitación, dirigí mis labios hacia uno de sus pezones y comencé a chuparlo y succionarlo hasta que se puso erecto como un chícharo, entonces le di un delicado mordisco al pezón, Sandra gimió de placer y echo su cabeza para atrás, la frazada cayó al suelo dejando al descubierto mi verga atrapada por la mano de mi hija, Sandra por fin abrió los ojos y contemplo mi pito en todo su esplendor

¡Aaahh que grande es! Escuche susurrar a mi hija
Levante mi rostro y volví a darle un beso en la boca, ahora ella abrió los dientes y permitió que mi lengua hurgará en sus adentros y juguetona encontró a la suya y se enredaron en un beso lleno de pasión. Continuamos por un rato besándonos de lengua mientras seguía pajeando mi pene y yo acariciando y apretando sus tetas. Luego baje una de mis manos y la metí bajo su falda buscando el montecito anhelado de su panocha, ella al sentir el contacto de mi mano abrió por inercia sus piernas dejando que mis dedos rosaran la rajita de su vagina.

Aaahhh ahhhhhh sigueee sigueee papi. jadeaba Sandra
Luego con delicadeza hice a un lado la tela de su pantaleta que ya estaba húmeda y cubría su panocha y mis dedos jugaron un poco y encontraron su pequeño botoncito del clítoris que al tocarlo hicieron que Sandra soltara un pequeño grito y soltara un líquido que lubricaba su panocha.

¡Hhhaaayyy, que rico siento!
Y apretó con más fuerza mi verga y acelero el ritmo de la masturbación, lo que hizo que yo también profiriera jadeos

¡aaaaaaaahhhh, aaaaaahhhh, asiii mi niña, asiiiii!
Seguía acariciando su clítoris mientras chupaba y mordisqueaba sus pezones

¡aaaaahhhh, aaahhhh, papaaaa, papaaaaaaa, no aguanto me voy a hacer de la chissss! Gimió mi hija
Sssssiiiii, sssssiiii mi niña orinateeee orinateeee. le dije susurrando en su oreja mientras le metía mi lengua en su oído.
Yyyyyaaaaa, yyyyyaaaa, papaaaa me estoy haciendddoooo pissss, me estoyyyyy haciendooooo pissss
Sentí como mis dedos de inmediato se mojaban de aquel liquido vaginal que desprendía un ligero aroma a pescado que resultaba muy estimulante a mis sentidos. Casi al mismo tiempo mi verga hinchada comenzó a expulsar líquido seminal y pronto terminaría por venirme,  recosté toda mi espalda en el respaldo del sillón, eche ambas manos atrás de mi nuca y me entregue por completo al placer. Sandra tomo mi verga con ambas manos y la apretaba fuerte mientras aceleraba el ritmo del sube y baja,

!Aaaaahhhh, sigueee noooo paressss, massss rapidoooo, bebeee, massss rapidooo bebeeee! !me vengooooo, mee vengooo!
No pude aguantar más y mi verga comenzó a eyacular un chorro de semen que salpico la cara de mi hija y escurría por sus manos. Ambos nos miramos a la cara, sin decir ni una palabra nos besamos apasionadamente, sellando así una complicidad que solo guardaban las paredes de esa casa. Fin de la segunda parte.

Capítulo 3

Sandra y yo permanecimos inmóviles y extenuados, aun se podría percibir nuestra respiración  acelerada, después de un breve momento y ya repuesto me di cuenta que la película ya había acabo y me incorpore para apagar el televisor. Regrese con Sandra y me pare enfrente de ella y le extendí mi mano para ayudarla a parar, ella tapo su rostro apenado con sus manos y echo su cuerpo hacia adelante juntando su cabeza con sus rodillas.

¿Qué pasa bebé? Le pregunte en tono comprensivo
¡hay papá!, siento que hice algo malo… dijo con la cabeza agachada.
¿Qué vas a pensar de mí? Dijo con tristeza
Yo me hinque y tome sus manos para besarlas con amor, ella levanto su cara y pude ver como dos lagrimas escurrían por sus mejillas, fijo su mirada hacia un lado tratando de evadir la mía. Retire mis manos de las suyas y las coloque en sus mejillas para secar sus lágrimas.

Sandra, pequeña mía, escúchame. Le dije firme y con sinceridad.
  ¡TE AMO y me has hecho el hombre más feliz de la tierra! Y le di un beso tierno en su mejilla
Sandra dirigió su vista a la mía y cambio su semblante, me miro con ojos de esperanza, como cuando sabía que iba a recibir un regalo.

¿de verdad me amas papá? exclamo con ansiedad
Desde luego que si amor. Le aclare
¡Yo también te amo papá! dijo aliviada
Y me dio un beso en los labios con mucha pasión, ahora era ella la que introducía su lengua en mi boca y por supuesto que correspondí de la misma manera. Sin dejar de besarnos, nos tomamos de las manos levantando nuestros cuerpos y poniéndonos de pie. Sandra rodeo mi cuello con ambas manos y yo sujete su cintura, prolongamos nuestro beso enredando nuestras lenguas, Sandra se puso de puntitas para abrazar con más fuerza mi cuello, yo baje mis manos y las metí debajo de su falda para apretar con ganas su redondo trasero y pegar mi cuerpo al suyo. Comencé a besar su cuello, mi hija echo su cabeza hacia atrás, puso sus ojos en blanco y se dejó llevar por la pasión. Baje su pantaleta de algodón con mis manos hasta sus muslos, comencé a sobar con delicadeza sus nalgas, Sandra volvió a unir sus labios a los míos, luego apreté cada glúteo separándolos y exponiendo su calientito ano, empecé a recorrer con el dedo medio de una de mis manos desde su coxis bajando hasta tocar su ano. Sandra dio un pequeño respingo y volvió a poner sus ojos en blanco y echo otra vez su cabeza hacia atrás mientras susurraba

¡dios mío, que rico!

Mi verga se puso bien parada y la restregaba en su pelvis, mientras besaba su cuello, retire mis manos de sus carnosas nalgas y en un movimiento rápido gire su cuerpo y lo coloque delante mío, le subí la falda hasta la cintura y puse mi verga entre sus nalgas, abrí por completo su blusa y agarre sus tetas desnudas con ambas manos, el corpiño se había quedado arriba de sus pechos y los apreté algo fuerte y pellizcaba delicadamente sus pezones erectos, Sandra levanto sus brazos y rodeo mi cabeza, sacando más el pecho y parando su gran culo, yo  frotaba su trasero de arriba abajo con mi pito entre sus nalgas, de pronto baje una de mis manos y empecé a acariciar su panocha que ya estaba húmeda y comenzaba a desprender ese rico aroma de almizcle, mi dedos jugaron en su ya hinchado clítoris. Sandra no tardó mucho en expulsar ese líquido lubricante y caliente con olor a pescado sobre mis dedos juguetones, ¡mi hija se estaba corriendo otra vez!

Aaaahhhh, aaaahhhh. Jadeaba mi hija mientras decía
¡otra vez me estoy haciendo pis papá!
¡así bebé así, sácalo todo, disfrútalo! Le susurre al oído
Sandra dejo de abrazarme el cuello y giro su cuerpo frente al mío, aun excitada bajo su vista hacia mi verga y con sus manos la apretó fuerte por encima del bóxer. Levanto su cara y con expresión picara me dijo

Papá, en la película vi como la mamá le besaba su parte a su hijo…
Se le dice “verga” hija, le estaba besando su verga. Le corregí
Verga, me gusta el nombre. Dijo Sandra sin dejar de apretarme el palo.
¿Me dejas ver tu verga y darle unos besitos como en la película?
No le conteste, solo baje lentamente mi bóxer, mi pito salió disparado como catapulta de lo rígido que estaba, mi hija abrió los ojos muy grande

¡papá, está enorme! Exclamo Sandra sorprendida
Yo me sentí orgulloso por el cumplido y me quite por completo la prenda

Adelante hija puedes besar mi verga. Le dije mientras ponía ms manos sobre su cabeza y hacia un poco de presión para obligarla a hincarse, cosa que entendió de inmediato y así lo hizo.
Con ambas manos apretó mi verga y empezó a pajearme lentamente, luego acerco sus labios a mi glande y le dio un par de besitos que apenas rosaban sus labios la cabeza de mi pito.

Bebé, lámelo como si fuera una paleta de dulce. Le ordene
Ella saco su lengua y comenzó a recorrer el contorno de mi verga desde la punta de la cabeza hasta la mitad aproximadamente, lo hizo varias veces

Bien, muy bien muñequita, ahora mételo a tu boca y chúpalo. Le dije ansioso
Ella se quedó mirando mi pito sin soltarlo, como que dudaba de hacerlo

¿Qué pasa hija, no quieres probarlo? Le pregunte
¡Hay papá esta enorme y muy gruesa! No sé si pueda hacerlo.
Inténtalo mi niña, ándale. Agarre su cabeza y la empuje hacia adelante
Bueno voy a hacerlo, a ver si cabe en mi boca. Dijo resignada
Abrió su boca lo más que pudo e introdujo mi glande. Apenas mi verga sintió lo húmedo de boca y empezó a “babear” líquido seminal, cerré los ojos excitado y mi manos jalaban con más fuerza su cabeza hacia adelante tratando de meter mi pito más a fondo, ella trago una gran parte de mi verga y sentí como mi punta tocaba su garganta, Sandra abrió los ojos llorosos por el esfuerzo e hizo un ademan como si quisiera vomitar, yo retire un poco mi vega para darle tiempo a tomar aire, rápidamente se repuso y seguí metiendo y sacando mi palo varias veces y Sandra solo mantenía la boca abierta.

¡Bebé, bebé. Chúpalo como si fuera un helado! Le ordene
Sandra comenzó a usar su lengua para lamer, luego comenzó a chuparlo, sentía como sus dientes aprisionaban de vez en cuando mi verga, como pequeños mordiscos, mi hija cambio de posición dejo de estar hincada para ponerse de cuclillas abriendo sus muslos y dejando ver su rica panochita, bajo una de sus manos y comenzó a frotar su vagina, con sus dedos índice y medio estimulaba el botoncito de su clítoris.

¡Aaaaaaahhhhhhh, aaaaaaaaahhhhhh, siiiii, siiiii amor, mámale la verga a papí!
Le decía jadeante mientras no dejaba de agarrar su cabeza. Acelere el movimiento de meter y sacar mi verga de su boca, sabía que no tardaría mucho en correrme.

Aaaahhh, aaaaaahhh, ¿quieres lechita de papí? ¿la quieres?
Le dije soltando su cabeza y sacando mi verga de su boca, retire la mano de Sandra que sostenía mi palo y yo mismo comencé a masturbarme más rápido. Ella seguía frotando su clítoris y jadeaba.

¡siii papíii, dale lechita a tu hija! Pidió excitada
¡Aaaahhhhh, me vengoooo, me vengooooo! Dije con un paroxismo de placer
Levante mi cabeza al cielo y cerré los ojos mientras mi pene eyaculaba un chorro de semen en la cara y boca de Sandra, quien a su vez comenzó a soltar abundante liquido de su caliente vagina

¡Hayyyy, papíiii, papiiii, me estoy haciendo pissss, otra vezzzz!
Ambos nos corrimos al mismo tiempo disfrutando del placer. Nos dejamos caer al sillón nuevamente con nuestros cuerpos desparpajados y agitados aun. Sandra recogió con sus dedos el semen que escurría por sus mejillas y los llevo a su boca, los chupaba y saboreaba el sabor del semen como si probara miel.

¡Mmmmmhhhh. Que rico papí, estoy probando tú lechita y me gusta!
Volteo su vista hacia a mí sin dejar de chupar sus dedos y con tono zalamero me pregunto

¿ahora ya soy una mujer, papí? ¿!tu mujer¡?
Yo más recuperado tome su barbilla y plantándole un beso en sus labios le dije.

Aun no bebé, apenas comienzas a ser mujercita
¿Todavía no? pregunto incrédula e impaciente
No mi cielo, para eso debo penetrar mi verga en tu vagina. Le aclare
Y bien ¿lo podemos hacer ahorita? Dijo en tono suplicante
No bebé, yo creo que por hoy es suficiente y ya es tarde
Vayamos a dormir. Sugerí
¡Pero aun no tengo sueño papá! y quiero que me enseñes a ser tu mujer. Demando exigente
No Sandra, le dije en tono firme
Mi hija sabía que hablaba en serio porque solo cuando estaba enojado o molesto por algo que ella hiciera mal la llamaba por su nombre. Desistió de la idea y frustrada dijo

Está bien papá, será como tú digas
No te enojes princesa, veras que la próxima vez será mejor.
Y la abrace paternal dándole un beso en la frente.

Nos paramos del sillón, Sandra se acomodó su pantaleta, aliso su falda, se bajó el corpiño tapando sus tetas, finalmente cerro su blusa cruzando sus brazos. Yo me puse mi bóxer y ambos nos dirigimos a los dormitorios tomados de la mano.

Anónimo

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