lunes, 11 de diciembre de 2023

Titán y mi mujer


Luisa y yo somos profesionales, llevamos casados cinco años y nuestra vida sexual es bastante activa y satisfactoria. No nos negamos a nada. Gracias a nuestros ahorros, pedimos un crédito hipotecario al banco y compramos una hermosa casa con piscina.

Una tórrida tarde de verano, luisa caminaba casi sin ropa por el jardín. Una falda amplia y una remera sin mangas con unas amplias sisas a través de la cual se podían ver el bamboleo de sus preciosos senos; bajo sus vestidos, nada más. Nos sentamos bajo el árbol para protegernos del sol león con sendas copas de espumante fresco, nos pusimos a conversar de diferentes cosas; estábamos de vacaciones y teníamos veinte días para disfrutar de nuestra nueva casa y nuestra piscina. De repente apareció nuestro Rottweiller de detrás de los setos y buscaba nuestra atención


Luisa hizo una pausa y se dedicó a acariciar la brillante cabeza negro azabache del perro. Titán, nuestro perro, retrocedió un poco y luego se acomodó con su cabeza sobre su estómago, trepando con sus patas sobre la tumbona y entre sus piernas, Mi esposa exclamó:

—¡Uhm! … qué perro tan loco …

Y continuó a acariciar su lomo. Sin embargo, ella no podía ver lo que le estaba sucediendo al perro.   Yo sentado en la tumbona perpendicular a ella, vi claramente la puntita rosada que comenzó a asomar de su oscura funda. Pienso que él percibía los aromas femeninos de mi mujer sin calzones. Ella siguió pasando la palma de su mano por el espinazo de Titán, ignara de que la polla del perro había salido a más de la mitad de su peluda envoltura. Cuando la polla de él estaba casi toda fuera, comenzó a dar saltitos que hicieron que la amplia falda de ella se fuera arremangando por sus muslos. Repentinamente Titán echó sus patas delanteras hacia la cintura de Luisa y la agarró con fuerza, haciendo que su cuerpo se deslizara un poco hacia abajo, encima de su polla y comenzó a hacer sus veloces movimientos de follar. Luisa dio un grito y me llamó en estado de shock:

—¡¡¡Juan!!! … ¡¡¡Pero!!! … ¿¿¿qué está haciendo este perro de mierda??? …

Pero era ya demasiado tarde. La polla de Titán estaba a la entrada de jugosa panocha y él empujaba con fuerza a su perra y solo quería fertilizarla. Mi esposa semi acostada en su tumbona trataba de quitarse al perro de encima, pero Titán agarró su brazo y gruño, terminando con toda resistencia de parte de mi mujer. Me estaba gozando la follada canina a mi esposa, pero para disipar sospechas, le dije:

—¡Es culpa tuya por andar sin calzones! …

Cuando escuchó mis regaños, pareció serenarse y dejo de luchar con Titán. Me di cuenta de que Luisa tenía su rostro desfigurado, pero no de rabia, sino de lujuria. La polla del perro la estaba excitando. Titán embistió su coño con tal violencia que la hinchazón que se estaba formando a la base de su pija, resbaló dentro de su coño haciéndola gemir y apretar el cuerpo peludo del perro contra su sudada remera. La miré con una picara sonrisa y le dije:

—Estás cachonda, ¿verdad? …

Tenía los ojos rojos y brillantes, se mordió el labio y me respondió con un gemido:

—¡Ummmmmm! …

Entonces le dije:

—Amor … estamos solos tu y yo … nadie te puede ver … relájate y disfruta … déjate llevar, bebé …

—¡Ah! … ¿sí? … ¿Te gusta que este perro cachondo bombee mi coño? …

No fue necesario que le respondiera, ella abrazó a Titán y lo tiró más encima de ella. El perro le arrancó un mega orgasmo que la hizo chillar. Pero no pudo bajarse de ella porque su bola se había inflado y había anudado el coño de mi esposa. Luisa se puso nerviosa y tuve que explicarle que el pene del perro estaba naturalmente atorado en su estrecha panocha y que debía calmarse y esperar a que volviera al tamaño suficiente a poder salir de su coño. No pasaron más de quince minutos y la polla de Titan salió expelida de la estrecha panocha de Luisa, ella toda contenta lo abrazó y luego lo dejo ir. Con un suspiro de alivio comenzó a observar su coño que perdía abundante semen canino manchando la tumbona donde estaba sentada ella, con asombro miro como Titán lengüeteaba su inmensa pija rojiza.

—¿¿Y toda esa cosa roja estuvo atascada en mi conchita?? …

La miré asintiendo con mi cabeza y sonriéndole agradecido por el maravilloso espectáculo que me había brindado junto a nuestro perro. Ella como si nada, agarró su toalla y comenzó a limpiar y secar su empapado y sudado coño, luego con la misma toalla se arrodilló al lado de Titán para limpiar los restos de semen de su verga que casi había desaparecido en su funda.

—¡Oh, mi bebé! … ¡Eres un amor! …

Luego me miró a mí y a modo de excusa me dijo:

—Lo cierto es que el pobrecito al no tener hembra necesitaba descargarse, ¿verdad? … 

Le respondí comprensivamente:

—Cierto, mi amor … tienes toda la razón …

—¡Uhm! … debería descargarse de tanto en tanto … ¿no crees? …

—Tesoro … tienes toda la razón … debería al igual que todo ser viviente …

—¡Uhm! … tal vez deberíamos buscarle una perra …

—¿Y para qué? … si lo has aliviado muy bien …

—¡Uhm! … no sé … ahora me iré a duchar … ¿quieres venir conmigo? …

Me levanté de golpe metiendo en evidencia mi tremenda erección, me miró y dijo:

—¡Uhm! … otro más que necesita descargarse … ¡ven! … ¡vamos, tesoro! … ¡yo me encargaré! …

Me extendió su mano y nos fuimos a la ducha.

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Una semana más tarde nos bañábamos en la piscina en traje de baño, Luisa salió del agua con la intención de darse una baño de sol, para tal propósito se despojó de su traje de baño y se espalmó un poco de protector solar, luego se dejó caer sobre la toalla. Titán la observaba desde bajo el parrón con sus fieles y afectuosos ojos caninos, observé como meneaba su corta cola observando a Luisa recostada decúbito dorsal. Sin ser un genio, inmediatamente supe lo que pasaba por la cabeza de ese perro cachondo, no estaba mirando a su ama, estaba contemplado a su perra.

Salí del agua y me fui a tumbar en mi silla playera. Pasaron unos minutos y mi verga reaccionó ante la posibilidad de un nuevo encuentro de mi esposa con nuestro Rottweiller. Luisa yacía con los ojos cerrados bronceándose bajo el sol, me miró y se levantó enrollando su toalla alrededor de su cintura y me preguntó:

—Amor … ¿quieres algo de beber? …

—Un jugo de frutas sería perfecto …

Cuando Luisa volvió con las bebidas, Titán se puso de inmediato a seguirla y ella lo miró:

—¿Qué le pasa a este perro loco? …

Fue su retorica pregunta y yo le respondí:

—Es joven … lleno de energía … y posiblemente esté caliente …

—¡Uhm! … ¿otra vez? …

Ella lo miró y lo llamó. Esta vez ella observó bajo la panza de Titan y vio al igual que yo, la rojiza punta del pene de él. Me puse a sonreír y Luisa se giró a mirarme:

—¿Qué? … ¿tienes algo? …

Miró mi bulto en mi entrepierna:

—¡Ehm, no! … ¡Uhm! … ¡Quiero decir … sí! …

Y descubrí mi polla erecta al máximo y le pregunté mientras acariciaba mi polla:

—¿Querrías arrodillarte frente a mí? …

Luisa se rio, se arrodilló sobre el césped y se vino gateando hacia mí. Titán no la perdía de vista. Cuando estuvo entre mis piernas me dijo cachondamente:

—Esta golosina es mía … ¿sí? …

Por toda respuesta empujé mi polla hacia ella y ella comenzó a lamer mi verga y luego a chuparla poco a poco profundamente. Comencé a acariciar sus cabellos y luego su espalda, con cada masaje a su espalda, tiraba un poco más arriba la toalla que envolvía su cintura y sus piernas. Mi mujer me estaba succionando de maravillas y mi polla estaba bañada con su saliva, pero yo no quería correrme tan pronto. Muy luego tuve la toalla subida hasta la mitad de sus nalgas, acaricié sus glúteos y masajeé su estrecho ano. Titán se acercó a ella y la olisqueó sin tocarla, de seguro percibió el aroma cachondo de sus fluidos, enseguida apareció su larga lengua justo en el preciso momento que yo abría sus nalgas. La lengua larga y áspera de Titán, barrió desde su coño hasta su culo. Luisa dio un respingo con un largo gemido:

—¡Oooohhhh! … pero ¿qué está haciendo ahora? …

—¡Sssshhhh! … ¡Calma, bebé! … ¡Déjalo hacer! … ¡Está tan entusiasmado como nosotros! … ¡Déjalo lamer tu coño! …

Luisa gimiendo se puso a chupar mí polla con mucho más ardor, al mismo tiempo Titán deslizaba su lengua entre sus cachetes albinos y la mojaba con su baba. Después de unos dos o tres minutos, hice señas a Titan y el inteligente perro entendió de inmediato cuando toque la espalda de mi mujer. Le saltó encima y comenzó a dar saltitos para cubrirla. Afortunadamente la toalla la protegía de las garras de Titán que la mantenía atenazada con sus zampas. Por algunos momentos el perro no lograba centrar el coño de ella, entonces vi fascinado como ella separaba sus rodillas y levantaba su culo ofreciendo su coño de perra humana a la verga del peludo macho. En dos poderosas estocadas, Titán la penetró, Luisa dio un fuerte chillido y saco mi polla de su boca para decirme:

—¡Ummmmmm, amor! … ¡Me está follando! … ¡Me folla profundamente! … ¡Oooohhhh! …

Luego toma mi polla en su boca hasta casi atosigarse. En tanto, Titán folla su coño a una vertiginosa velocidad.  Luisa gime con su culo bien levantadito, toda la polla del perro está dentro de ella, vuelve a sacarse mi polla de su boca para decirme:

—¡Hmmmmm, tesoro! … ¡Me ha metido toda su bola gorda! … ¡Me va a bombear su semilla! …

Titán continúa a follarla velozmente, luego parece calmarse y Luisa gimiendo y sollozando, esconde su rostro entre mis muslos mientras se corre, luego dice:

—¡Ooohhh, ssiii! … ¡Mmmmm! … ¡Siento sus chorritos calientes … ¡Me está llenando! …

Se endereza un poco y vuelve a chuparme la verga vigorosamente. Veo los cortos movimientos de Titán que descarga todo su semen perruno en el acogedor coño de mi esposa y, eso es demasiado para mí; aferró su cabeza y disparo mis potentes borbotones de esperma directamente en la garganta de Luisa, la hemos llenado por ambos costados. Titán permanece atrapado en el apretado coño de su perra y ella deja resbalar mi polla blandengue fuera de su boca. Mientras me mira con los ojos inyectados de lujuria, lame las últimas gotas de mi verga. Al cabo de un rato Titán se separa de mi mujer y no puede evitar que una lluvia de semen caiga sobre sus muslos y piernas, se sienta sobre el césped, desenrolla su toalla y comienza a limpiarse mirando a Titán echado un metro más allá ocupado a lamer su pija enrojecida y cubierta de semen y fluidos de su perra humana. La escucho exclamar:

—Pero ¡Qué gran verga! …

Mi mano desciende rápidamente entre sus piernas y mojo mis dedos en su coño caliente rezumante de semen canino, luego los presento ante sus labios y le digo:

—¡Lame! …

Me mira en forma enigmática y luego toma mi mano y se lleva mis dedos a su boca, me chupa y limpia mis dedos para luego decirme:

—¡Un poquito salado … con sabor metálico! …

Luego vuelve a meterse mis dedos a la boca, después agrega:

—… pero ni asqueroso ni sucio …

************************

Una semana después veo a Luisa que desciende las escaleras rápidamente, viste una falda amplia y muy corta con un grueso suéter encima. Levanta la falda y me muestra su coño lampiño con una amplia sonrisa, entonces le pregunto:

—¿Tienes ganas? … ¿Vas a ser la perra de Titán otra vez? …

—¡Ehm! … ¡Sí! … ¡En realidad, sí! … ¡Mi coño ya esta mojado pensando a la última vez! … ¡Estoy lista! … y ya ha pasado una semana … seguramente necesita descargarse … ¿no crees? …

Por la forma en que ella mueve sus piernas y aprieta sus muslos, me doy cuenta de que está ya preparada a recibir la polla de Titán. Abre las puertas francesas que dan al patio y llama a Titán, el perro viene corriendo e inmediatamente mete su hocico entre sus piernas olfateando los fluidos abundantes de su perra humana, Luisa ríe y trata vanamente de empujarlo, pero él es más fuerte y la larga lengua alcanza su coño empapado bañándolo de baba. Luisa se agacha como puede y aferra la peluda vaina negra de la polla de Titan y lo pajea hasta sentir la gotitas de semen que mojan su mano. Se levanta y se coloca frente al sofá, se arrodilla y Titán se las arregla para situarse detrás de ella a lamer los labios apretados y jugosos de su coño. Luisa toma un cojín y entierra su rostro en él mientras chilla y grita de lujuria

Desde mi punto de observación veo claramente cuando ella tira su corta faldita más arriba y se da unos golpecitos en su nalga derecha. Titán responde dando un par de giros detrás de ella y luego salta a su grupa atenazándola firmemente con sus zampas. El pene de Titán parece delgadito y se estrella contra los muslos de Luisa, da saltitos tratando de encajar su pija en su panocha, pero está tan ansioso que se equivoca de objetivo y mete su polla en el estrecho agujero de su culo, ella da un salto exclamando:

—¡Hey! … ¡Hey! … ¡Hey! … ¡Por ahí no perro cachondo! …

Titán continúa con sus movimientos de joder y sus saltitos. Su polla ha crecido, es más dura, larga y gruesa. Con tanto movimiento su pene encuentra el orificio justo y penetra el coño de Luisa:

—¡Hmmm! … ¡Ouch! …

Gime ella cuando la entera polla se inserta en su panocha y Titán comienza sus veloces movimientos de follar. La coge salvajemente. La verga rojiza se adentra profundamente en el coño de la perrita arrodillada bajo su peludo cuerpo. Luisa gime recibiendo la enorme polla de Titán en su estrecho chocho; escapan entre sus gemidos algunos susurros de placer expresando cuan feliz la hace y cuan dentro de ella está la gorda pija del perro, y cuanto le gusta el ritmo feroz con que él folla su panocha.

Titán resbala y la enorme verga escapa fuera del coño de mi esposa, veo el tamaño de la verga y me parece imposible que ella pueda ser capaz de alojar en su conchita una monstruosa polla de perro que gotea leche en sus piernas, Luisa chilla y trata de aferrar la polla para meterla en su coño otra vez, pero el perro se baja de su espalda y va a lamer el coño abierto y enrojecido de mi mujer.  Después de un minuto o dos de lamidas, vuelve a saltar sobre ella, la amarra con sus patas y salta tratando de enfilar su mastodóntica verga en el pequeño coño de Luisa. Al tercer tentativo la apuñala certeramente y la punta afilada de su polla se mete en el coño de ella, la tira con fuerza sobre su polla, ella grita al sentir la bola que se atora a la entrada de su vagina empujando para forzar su anillo vaginal y entrar de nuevo en su perrita humana. Las embestidas son bestiales y finalmente él tiene éxito, la bola está nuevamente dentro del coño de Luisa y la escucho gemir y decir:

—¡Argh! … ¡Aaahhh! … ¡Su bola! … ¡Está empujando su bola! … ¡Argh! … ¡Ay! … ¡Ooohhh! … ¡Guau! … ¡Me la está metiendo! … ¡Hmmmm! … ¡Aaahhh! … ¡Está dentro! … ¡Ummmm! … ¡Está toda dentro de mí! … ¡Ssiii! … ¡Ssiii! … ¡Ssiii! … ¡Aaaahhhh! …

Me acerco a ver toda la escena. Veo a Titan embestirla velozmente y su entera polla está dentro del coño de Luisa que se ha cerrado estrechamente dejando atorada la pija de él. El perro comienza a aminorar sus golpes e inicia leves movimientos de contracciones, está bombeando la esperma canina dentro de la vagina que mantiene íntimamente apretada la polla de él. Mi esposa disfruta visible e intensamente el bombeo de semen caliente directamente en su matriz, de tanto en tanto Titán la sujeta firme y le da varios embistes, Luisa chilla y entierra sus uñas en el sofá, su cuerpo se estremece y veo como sus nalgas tiritan, con un fuerte chillido mi mujer estira su pierna derecha hacia atrás y convulsiona en espasmódicos escalofríos, se corre como una perra en celo sintiendo la enorme cantidad de semen que inunda su coño ajustado. Gime y respira con notoria dificultad, esconde su rostro en el cojín del diván y levanta su trasero hacia arriba, está totalmente pegada y anudada a la gruesa polla de Titán. El perro se agita y se impacienta, diez o quince minutos después su bola se encoge y sale lentamente del chocho de mi esposa. Luisa estira su mano, va en busca de la polla que acaba de dejar su coño completamente vacío, extasiada por la enorme polla de Titán, la aferra con una mano, veo que se inclina y se echa a la boca la monstruosa verga roja que todavía expele chorritos de semen, comenzando a chuparlo suavemente.

Media acostada sobre la alfombra ella procede a darle una estupenda mamada a la pija que acaba de descargarse en su concha. Titán comienza a hacer los movimientos de follar y folla la boca de mi esposa. Luisa tose un poco, pensé que era por la enorme verga del perro, pero noto que ella recibe unos chorros de semen en su rostro y en sus pechos, el perro se está corriendo otra vez, me mira radiante, veo el acuoso esperma que resbala por su rostro y me dice:

—¡Oh, mira! … ¡Este perro cachondo se ha vuelto a correr! …

Y Titán continúa follando su mano que envuelve la verga caliente. Luisa se agacha otra vez y continúa a mamar la enorme polla hasta dejarla seca. Me mira con una maliciosa mirada y abre su boca para mostrarme que la tiene llena de semen canino, luego lo traga y me sonríe. Mi esposa acaricia la cabeza del perro y le dice:

—¡Eres un buen perro, Titán! … ¡Un muy buen perro! …

Le da unas últimas chupadas a la polla y lo deja ir. Titan un tanto abatido se aleja hasta su colchón y se deja caer, luego lame su polla que todavía está mostrando sus enormes dimensiones. Luisa en cuclillas lo observa y luego se deja caer sentada en la alfombra, justo sobre la poza de esperma dejada por Titán. Me mira y sonriendo sorprendida me pregunta:

—¿Cómo es que este perro me inyecta tanta esperma? …

Empiezo a reír y le digo:

—Porque quiere preñarte … eres su perra y él piensa que le darás cachorritos …

—¿En serio? … ¿Y tu crees que él pueda embarazarme? …

—No … por supuesto que no … eso no es posible …

—¡Ah! … porque su bola es encantadora y quiero seguir disfrutando de ella … es una sensación tan rica, que es imposible de describir …

—Si te hace gozar así tanto, tesoro … hazlo todas las veces que quieras …

Se levantó, me acarició la mejilla y me dijo:

—Necesito una ducha, cariño … voy a lavarme …

Le di una palmada en su nalga y le dije:

—¡Y no olvides esos enrojecidos labios hinchados de tu coño! …

Se alejó sonriente y cuando pasó al lado de la colchoneta donde estaba echado Titán le dijo:

—¿Estarás libre para la próxima semana, tesoro? …

Titán levantó su cabeza, la miró y entusiasta meneó su corta cola; Luisa con una sonrisa radiante se volteó hacia mí diciendo:

—¡Oh, mira! … ¡Me dijo que sí! … ¡Me dijo que sí! …

Y siguió caminando hacia el baño toda contenta.

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luisa_luisa4634@yahoo.com

Por JUAN ALBERTO

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