jueves, 17 de septiembre de 2020

Vacaciones


He leído muchas historias que dicen ser reales, no lo pongo en duda pero quiero que sepan que esta historia es 100% real y que obvio algunos detalles para que no se reconozcan los protagonistas de la misma, mi madre y yo.

Hoy tengo 21 años y lo relatado sucedió cuando tenía 18 años, de esto hace 3 años. Fueron tres años de una relación muy fuerte e intensa, al extremo que aun la mantenemos con la misma fuerza del principio, es mas, estamos pensando muy seriamente en mudarnos lejos de donde nos conozcan e iniciar una vida de pareja sin que la gente nos señale o murmure,

Mis padres después de 16 años de casados se divorciaron, su matrimonio ya se venía a pique desde hacía años y fue lo mejor que pudieron hacer por ellos y por mí que estaba en medio de una relación muy difícil.

Mi padre fue un bueno para nada toda su vida, de joven lo mantenían mis abuelos, sus padres, y de casados mi madre.


Ella le toleró su vagancia, su desamor a la familia y sus permanentes engaños hasta que un día dijo basta.

Mi madre trabajó todo su matrimonio para poder mantenernos a los tres y solo terminó la relación cuando un día yo con 15 años le pregunté cuando se separaba de él.

Ese día mi madre comprendió que el motivo de aguante de la situación ya no existía más y tomó la determinación de divorciarse

Mi padre la aceptó sin poner ningún reparo, creo que hasta con alegría ya que se sacaba una responsabilidad de encima. Luego del divorcio se fue a España y no supimos mas nada de él.

Los primeros tiempos fueron duros, no en lo económico ya que era mi madre el sustento de la casa y ella seguía teniendo su trabajo, fueron duros por el cambio que trajo en nuestras vidas la situación.

Afortunadamente yo ya no veía ni escuchaba discusiones en casa, mi madre después de superado el primer momento comenzó a tener una vida social más amplia y habíamos mejorado aun más nuestro dialogo. Compartíamos largas charlas, paseos a cines y espectáculos, comidas afuera de casa e incluso ella me acompañaba a mis torneos de tenis, deporte que practico desde chico.

Mamá es hoy una mujer de 41 años, más vale alta, esbelta, con unas muy lindas piernas que en pocas ocasiones lucía ya que su prenda preferida eran los pantalones. De cabello largo hasta los hombros y de color castaño claro. Tiene ojos grandes de color marrón. Tres veces por semana asiste a clases de Gyn.

Resumiendo era una mujer que los hombres se daban vuelta para mirarla cuando pasaba.

Yo mido 1.80 mt. de estatura y peso 78 kg., mi cuerpo es armónico por el deporte que practico, mis cabellos son del mismo color que los de mi madre y mis ojos celestes.

El año en que cumplí mis primeros 18 años y como premio a mi graduación del secundario mi madre me regaló nuestras primeras vacaciones en años.

La primera semana de enero de ese año partimos a Mar del Plata alojándonos en un coqueto hotel de dos estrellas muy cerca de la playa y a pocas cuadras del centro.

Llegamos cerca del mediodía y nos alojaron en una bonita habitación con dos camas de una plaza separadas por una mesita de luz y con un baño. Todo muy luminoso.

El día era brillante y el sol caía a pleno, por eso decidimos cambiarnos e ir a la cercana playa para disfrutar al máximo nuestras vacaciones.

Mi madre siempre fue muy recatada y era raro que pudiera verla en ropa interior paseando por casa, yo era mas desenfadado y no tenía ningún problema en pasearme en diminutos slip.

Jamás se me ocurrió espiarla para verla desnuda, mi vida sexual era activa, desde que había tenido mi primera relación sexual a los 14 años no me había faltado sexo, las chicas no se morían por mi pero tampoco me rechazaban.

Ese mediodía vi a mi madre quedarse en ropa interior con un juego de corpiño y bombachita en encaje blanco que insinuaban mucho pero no dejaban ver nada. Tomo su bikini de la valija y se fue al baño donde se encerró a cambiarse. Yo aproveché ese momento para desvestirme y colocarme el short. Cuando salió mamá del baño yo ya estaba listo. El bikini que se había puesto mostraba aun menos que el conjunto de ropa interior que llevaba puesto. Se calzó una remera, tomó su bolso playero y partimos a la playa.

Pasamos toda la tarde en ella charlando de mil cosas intrascendentes y de cosas personales, así pude saber que luego de mi padre mamá no había vuelto a salir con ningún hombre a pesar que en el trabajo algún compañero la invitó.

Según sus palabras el que se quema con leche cuando ve una vaca llora.

Ella creía que su vida de mujer se había agotado con mi padre, solo le quedaba terminar de criarme y luego ser abuela.

Mamá, vos aun sos joven y yo como hijo no vería mal que rehagas tu vida, sé que papá no te trató nada bien y que tenés derecho a ser feliz.

Mi felicidad está en verte feliz y tranquilo a vos..

Así trascurrió la tarde.

Volvimos al hotel para ducharnos, cambiarnos e ir a cenar ya casi de noche. La tarde había sido muy agradable.

Mamá fue la primera en bañarse, saliendo del baño en ropa interior, un conjunto similar al que le había visto por la mañana pero de un encendido color rojo.

La cargué diciéndole que como se iba a jubilar de mujer, cualquier hombre que te vea vestida así te viola

Vos sos un hombre y sin embargo no intentas violarme, me contestó riéndose.

Seguí así y no regresamos a Bs. As. Como vinimos.

Ella se rio, mi comentario le causó gracia.

Me fui a duchar y me quedé pensando en como había visto a mi madre, y por primera vez de pensar en ella se me produjo una erección. Si esto seguía de esta manera los 15 días de vacaciones iban a ser difíciles.

Salí del baño vestido solamente con el slip y con una regular erección. Mi madre me vio pero no hizo ningún comentario.

Ya se había vestido con un pantalón de fina tela color rojo y una ajustada remera haciendo juego que le marcaba sus pechos.

Cenamos en un restaurant cercano al hotel, ella pidió una botella de vino para festejar nuestras primeras vacaciones en muchos años. El calor de la noche, la comida y la alegría de cómo lo estábamos pasando nos hizo terminar la botella.

Luego de cenar mi madre me invitó a tomar un café en una confitería cercana al hotel. Junto con su café mamá pidió también un licor a base de limón que lo sirvieron muy frío y ella lo tomó de un solo trago. Era suave pero con mucho alcohol.

Cuando salimos de la confitería la brisa marina nos golpeó en la cara y produjo en mi madre un efecto de mareo. Se reía por nada y le pesaban las piernas. Yo la tomé de la cintura y la llevé al hotel. No estaba borracha, solo alegre.

Cuando llegamos a la habitación la acosté en su cama y como pude le saqué los zapatos, el pantalón y la remera, quedó solo en bombacha y corpiño. Esa bombachita y corpiño rojos que tanto me habían gustado unas horas antes.

Yo también me desvestí y recosté junto a ella acariciándole los cabellos. Así me quedé dormido.

Nos despertamos cerca de las 9 de la mañana, estábamos en la misma cama, yo la abrazaba por su espalda y con una mano le agarraba uno de sus pechos. Como me ocurría frecuentemente amanecí con una gran erección, mi pija estaba apoyada en su cola y ella no podía dejar de sentirla. Me dio mucha vergüenza, me levanté inmediatamente y me fui al baño, intentaría hacer mis necesidades fisiológicas para ver si se me bajaba. No hubo caso, intenté un último recurso, la paja, me dio resultado pero para mi sorpresa la musa inspiradora fue mi madre en su conjunto de lencería rojo. Era la primera vez que le hacía este honor a mi madre.

Luego de un rato salí del baño ya más tranquilo, mamá aun estaba en la cama ahora estirada y boca arriba, sus piernas abiertas dejaban ver algo de bello pubiano saliendo por el costado de su tanga. Me quedé mirando ese cuadro y nuevamente tuve una erección. Esta vez no sabía como bajarla, me vestí rápidamente y le dije a mamá que la esperaba abajo para desayunar.

Ella bajó al rato con un fuerte dolor de cabeza producto de la resaca de la noche anterior, no se acordaba casi de nada, debí contarle todo hasta como había tenido que desvestirla. Se puso roja de vergüenza.

Me preguntó si lo había soñado o habíamos dormido junto, cuando le contesté que si se puso aun más roja.

El día había amanecido nublado, no estaba para la playa asi que aprovechamos para caminar por la ciudad para luego almorzar y a pedido de ella irnos a dormir una siesta para estar bien para la noche ya que tenía ganas de ir a alguna confitería donde pudiéramos escuchar música y bailar. Mamá es amante de los ritmos caribeños.

Así hicimos, luego de almorzar nos fuimos al hotel a dormir esa siesta deseada.

Ni bien entramos a la habitación yo me desvestí y en slip me acosté en mi cama, mamá fue al baño y salió con su corto camisón de seda que dejaba notar sus pechos sin mostrarlos. Se acostó en su cama y comenzamos a charlar.

La conversación se hizo muy agradable y yo me fui a los pies de su cama sentándome allí para seguir hablando. Esto era algo común en Bs.As., lo que no era común es que nuevamente entre sus abiertas piernas podía ver sus pelitos saliendo del costado de su ahora blanca tanga.

Tal como en la mañana mi miembro se puso nuevamente duro marcando un bulto demasiado grande adelante.

Mamá se dio cuenta y no dijo nada, simplemente cerró sus piernas y el espectáculo concluyó.

Finalizó la conversación, cosa que yo agradecí ya que de continuar iba a terminar mal.

Nos levantamos cerca de las 18 hrs. y salimos a caminar hasta la hora de la cena.

Volvimos al hotel para ducharnos y cambiarnos y así dar inicio a nuestro programa nocturno.

Luego de la cena, la que realizamos con agua y gaseosa por la experiencia de la noche anterior, nos fuimos a una confitería donde pasaban música más de la época de mamá.

El ambiente era de alegría, había un conjunto musical que tocaba temas de los más diversos ritmos, la gente salía a bailar con alegría.

Invité a mamá con un tema de salsa que tanto le gusta, no dudó ni un segundo y rápidamente estábamos en medio de la pista. Siguieron dos temas más dentro del ritmo para luego pasar a un tema melódico. Le ofrecí volver a la mesa pero ella dijo que la estaba pasando muy bien y quería seguir bailando con su hombre.

La abracé y comenzamos a bailar.

El tema y mi falta de experiencia en estos tipos de melodías hizo que me pegara al cuerpo de mamá, su contacto y el perfume de su piel me produjo una erección que no podía evitar ni disimular. Mi miembro estaba calzado a la altura de su vientre y ella no podía dejar de sentirlo. A mí me daba vergüenza, era mi madre y yo me estaba calentando, tenía miedo de su reacción.

Ella hizo como que nada pasaba, se mantuvo en la misma posición hasta el final del tema. Cuando este terminó le dije nuevamente de volver a la mesa y ella nuevamente dijo que no, que lo estaba pasando de maravillas y no quería sentarse.

Rogué por un tema más movido, pero el hombre propone y Dios dispone, el tema fue aun más melódico. Yo no aguantaba más, mi madre se dio cuenta y al oído me preguntó que pasaba.

No sé que excusa tonta le di.

Ella me contestó: vamos que te estoy sintiendo.

Mamá yo no soy de fierro y vos sos una mujer.

Gabriel soy tu madre.

Ya sé que eres mi madre y yo tu hijo pero soy un hombre y vos una mujer.

Te propongo algo, vamos a sentarnos y tranquilizarnos.

Eso es lo que yo quería.

Entonces vamos

Nos sentamos y ella con habilidad me cambió de tema y me distrajo.

No volvimos a salir a bailar.

Cuando salimos de la confitería fue ella la que sacó el tema.

Gabriel hoy noté que te pusiste alterado mientras charlábamos en la habitación, esta mañana amaneciste en un estado similar y ahora nuevamente, que es lo que te está pasando.

Mamá no sé lo que me pasa, perdóname lo que te voy a decir, hasta hace dos días vos eras mi madre, pero después de verte tirada en la cama con ese conjunto de tanga y corpiño no sé lo que me pasa, te veo como una mujer, una espectacular mujer, perdóname yo sé que está mal eso pero es mas fuerte que yo.

Gabriel a mi no me molesta que me veas de esa manera, al contrario me halaga como mujer y me levanta la autoestima que tu padre se encargó de tirarme abajo, el problema que esto no te conduce ni a ti ni a mi a nada, somos madre e hijo.

Si mamá, somos madre e hijo pero es más fuerte que yo, nuevamente perdóname.

Está bien te propongo algo, durante los días que restan de nuestras vacaciones sin olvidarnos que somos madre e hijo vamos a soltarnos ambos, que cada uno actúe sin inhibiciones, probemos de actuar mas libremente los dos.

Echo mamá.

Ya era casi de madrugada y volvimos al hotel.

Yo no me había tranquilizado, solo me sentía más libre de actuar.

Mamá no fue al baño para cambiarse, se desvistió con toda soltura quedándose solamente en tanga y mostrándome los pechos coronados con unos marrones pezones.

Gabriel tengo calor y voy a dormir así, ¿té molesta?

Para nada mamá, al contrario me gusta verte así, nunca te había visto tan desnuda.

Si te interesa verme desnuda me saco la bombacha también, dijo riendo.

No es mala idea, yo me saco el slip, le contesté.

Como si fuera a asustarme, ya te vi muchas veces desnudo, o quien te crees que te cambiaba de chico.

De chico cambiabas cosas chicas, ahora de grande podes cambiar cosas grandes.

Se me tiró encima para hacer cosquillas, sus pechos desnudos bailaban ante mis ojos, sin proponérselo quedaron muy cerca de mis labios, yo en forma impensada le besé uno de los pezones.

Gabriel te estás pasando me dijo en un tono más de broma que de reto.

Sin proponérselo estaba sentada sobre mi pija, solo nos separaba la suave tela de su tanga y mi slip.

Cuando tomé conciencia de lo que estaba pasando el miembro se puso duro y su cabeza sobresalió por el elástico superior del slip.

Mira al bebe, mira como se pone dijo riéndose.

No me pude contener y con una mano la agarré de su espalda y con la otra de su nuca y la atraje hacia mí y me prendí de sus labios.

Quiso zafarse pero no pudo, en su resistencia abrió algo la boca y aproveché para meter mi lengua dentro de ella. Se quedó quieta y me miró como preguntando que estaba pasando. Yo continué con mi beso y ella fue abriendo más su boca y la lengua comenzó a jugar con la mía.

Con esto rompimos nuestros límites.

Mamá me preguntó a donde quería llegar.

No sé mamá, pero tus besos me gustaron y mucho.

Amarrándome el miembro por sobre el slip me dijo. Ya veo que te gustaron.

Giré con ella dejándola debajo de mí.

Moví rítmicamente mi cadera y refregué la pija en su entrepierna, ella movía su cadera como empujando.

Bajé mi mano y por sobre la tanga comencé a comencé a acariciar su vagina. Estaba húmeda.

Delicadamente dejé ir mis dedos por debajo del elástico y las caricias ahora eran directamente en su clítoris.

Ella seguía acariciando mi miembro pero ahora también por debajo del slip.

Con la otra mano me bajó la única prenda que tenía y me dejó totalmente desnudo.

Yo hice lo mismo con ella.

Me levanté, quería admirar a mamá totalmente desnuda como nunca la había visto.

Mi madre era una mujer muy apetecible, lo que veía me excitaba aun más. Sus pechos, de tamaño normal y coronados por unas aureolas de un acentuado color marrón terminaban en unos pezones largos y gruesos, Su vientre era plano y su vagina estaba coronada por una mata de bello muy tupida y finamente recortada de tal manera que no sobresaliera de su bikini.

Me prendí a sus dos pezones, con desesperación, la situación de encontrarme con mamá desnuda en vez de inhibirme me excitaba más.

Luego de unos minutos de estar chupando con desesperación sus pezones y amasando sus pechos volví a sus labios, ella respondió nuevamente a mis besos y sin saber como me encontré que mi pija estaba penetrando su muy lubricada vagina. Ahí tomé conciencia de lo que estábamos haciendo, no paré, comencé un movimiento de entrada y salida, mamá entre jadeos y suspiros me pedía que parara.

No Gabriel esto es una locura, pará.

No Gabriel, pará.

No mamá no puedo, no puedoooooo.

Dejó de pedirme que parara, con sus piernas me rodeó la cintura y me apretó mas a ella.

No recuerdo cuanto duramos, si que los dos acabamos casi juntos, primero ella e inmediatamente yo, sus jadeos y contracciones de la vagina me hicieron acabar a mí.

Quedamos los dos tendidos en la diminuta cama de mamá, ninguno de los dos dijo nada, yo no me animaba, seguramente me iba a echar de casa por lo que pasó.

Ella, después me enteré, por vergüenza.

Así estuvimos un largo rato.

Mamá se levantó sin mirarme y se fue al baño, allí se encerró a llorar.

Yo me fui a mi cama, me puse el slip y me tapé hasta la cabeza, me daba vergüenza lo que había hecho.

Como a la hora salió del baño recién bañada y con los ojos rojos de llorar, me pidió que hiciera mi bolso porque regresábamos a casa. Las vacaciones se terminaban bastante antes de lo previsto.

Le pedí, le rogué, le supliqué que no tomara ninguna determinación en caliente.

La decisión está tomada, volvemos a casa y veremos como resolvemos esto, me dejé llevar y mira como terminamos.

El viaje de regreso lo hicimos en silencio, ni ella ni yo nos animábamos a hablar, y mucho menos a mirarnos a los ojos, ambos nos sentíamos culpables de lo pasado, ella por ser la adulta que no supo poner freno a la situación y yo por pensar que de alguna manera había violado a una mujer, y que esa mujer era mi madre.

En Bs.As. pasaban los días y el recuerdo de aquella noche no me dejaba de rondar en la cabeza. Tenía sensaciones encontradas, por un lado la culpa y por el otro el placer encontrado en esa situación de morbo.

Mi madre seguía sin mirarme a los ojos y evitándome, yo no tenía a quien recurrir para confesarle lo pasado. No podía hacerle saber a mí intimo amigo lo pasado.

Después de 15 días de lo ocurrido, y ante la situación generada decidí que era con mi madre con quien debía hablarlo.

Esa tarde, cuando mamá regresó de su trabajo y se encerró en su dormitorio hasta la hora de la cena, actitud que había tomado desde nuestro regreso de Mar del Plata, golpee su puerta y entré, la encontré tirada en su cama, con la luz apagada y con la ropa con que regresó de su trabajo aun puesta.

Mamá, tenemos que hablar, así no podemos seguir, quiero pedirte perdón por lo que hice, estoy arrepentido de haberme dejado llevar por la calentura del momento.

Gabriel, fui yo quien te llevó a esa situación, el que tiene que perdonar sos vos, mi obligación como adulta y madre era no llegar a ese extremo. Y más culpable me siento porque lo gocé. Desde que se fue tu padre no había estado con ningún hombre, y en ese momento té ví no como mi hijo sino como el hombre deseado.

Sabes algo mamá, ninguna mujer me hizo tan feliz como vos, ninguna de las chicas con las que tuve sexo me hizo gozar tanto como vos. Cuando pienso en lo sucedido, por momentos siento mucha culpa y por momentos el recuerdo de lo sucedido me produce un placer enorme.

No podemos seguir viviendo así.

Tenés razón, no podemos seguir viviendo así, procuremos olvidar lo pasado. Abrázame Gabriel.

La abracé muy fuerte y le quise dar un beso en su mejilla, pero ella sin darse cuenta giró la cabeza y besé sus cerrados labios.

Nos quedamos mirando, uno frente al otro, y sin pensarlo la tomé de sus hombros, la atraje hacia mí y le di un beso con toda mi boca y mi lengua, ella abrió su boca y también comenzó a besarme con toda su pasión.

Mamá descubrí que te amo, no solo como madre sino como mujer.

Yo también te amo Gabriel, como hijo y como hombre, después de lo ocurrido en Mar del Plata ya no fui la misma, abrázame y haceme el amor.

Mi madre me dijo lo que yo menos esperaba.

No dudé ni un segundo, la abracé y comencé a besarla con toda mi pasión, ella me correspondió de la misma manera.

Por sobre su blusa acaricié sus pechos, luego comencé a desabrochar la misma y quedó con solo su corpiño. Por sobre él comencé a besar con desesperación sus pezones, ella en un rápido movimiento se desabrochó también el corpiño y dejó sus tetas al aire.

La miré y le pregunté inocentemente: ¿puedo?

Si mi amor, soy toda tuya.

Ella me sacó la remera y comenzó a desabrocharme los pantalones. Rápidamente quedé desnudo ante ella.

No sé en que momento ella también quedó desnuda ante mí. Esta vez no fue el alcohol, esta vez fue el amor.

No cenamos, pasamos toda la noche haciendo el amor, mamá se entregó por completo y gozó, al igual que yo del sexo más maravilloso.

Descubrí con cuanta dulzura hacía el sexo oral, y con cuanto ardor respondía cuando yo era el que le hacía lo mismo. Antes de penetrarla tuvo dos orgasmos producto de mi lengua. Su concha se inundó de un delicioso jugo que yo no desperdicié.

Ella a su vez me hizo acabar en su boca y degustó todo mi semen.

Después de estos primeros orgasmos me acostó boca arriba y se subió de tal forma que mi miembro la penetró totalmente. Así me cabalgó con desesperación. Sus pechos subían y bajaban acompasadamente mientras yo le pellizcaba los pezones.

Volvió a tener otro orgasmo, esta vez junto al mío.

Como a las tres de la madrugada nos quedamos dormidos muy abrazados y desnudos.

A la mañana siguiente llamó a su trabajo diciendo que no iba a trabajar.

Pasamos todo el día en la cama, solo nos levantamos para reponer energías con un rápido almuerzo. Luego de ello volvimos a la cama y continuamos amándonos con todo nuestro ardor.

Hoy puertas adentro, luego de transcurridos tres años, somos una muy feliz pareja y tenemos como proyecto de vida, tal como mencionara en un principio, irnos a algún lugar donde no nos conozcan y poder vivir abiertamente nuestro amor y prolongarlo con hijos.

Mi madre aun es joven, tiene 41 años.

Anónimo

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