jueves, 14 de marzo de 2024

Experimento Pervertido, Parte 1 y 2


Como que cada vez que te haces más mayor los gustos van por el camino contrario, cada vez te gustan más jóvenes y muchas de esas niñas cuando pisan los treces se vuelven atrevidas y si sus padres son de poco cuidado esas chiquillas se terminan volviendo en tremendas amantes de vergas y tras un pequeño desliz mi apetito por menores fue encendido a los 26 en el momento que desperté en una cama que no era mía, con una joven morena desnuda de 15 años que resultaba ser Nadia la cuñada de mi amigo Luis, en ese instante no estaba seguro como sucedió todo, solo tenía la resaca por lo de anoche y una erección por lo de ahora así que aprovecho de meter mano en su entrepierna y poco después ella apunta su culito hacia mi dándome a entender que esa boquita de abajo quería carne, por lo que me acomodo y me la empiezo a follar de ladito mientras por otro lado trataba de aguantar el malestar que tenía encima. 


Luego de un rato la pongo boca abajo y le doy con fuerza hasta venirme sobre su espalda.

—¿me lo hiciste sin condón? —

—perdón, se me olvidó, por eso lo eché afuera—

Luego charlamos un poco para medio saber cómo fue que acabé con ella, a Nadia nunca había tratado eran simples saludos las veces que nos cruzábamos, pero más nada, pero si sabía que era bien putona por boca Luis y su propia hermana, incluso me enteré de que lo hacía con uno de los amigos de su novio, pero era algo que en ese momento no me importaba ya que ambas bocas hacían un trabajo glorioso. 

Y por un tiempo entablé una relación con beneficios, como tenía carro las veces que le daba el aventón hasta su colegio y a la larga conocí una que otras de sus amigas. año después Nadia y yo dejamos ese tipo de relación en cambio yo ya trataba con otras colegialas y por un buen tiempo disfrute algunos coñitos de 14, 15 y 16, las típicas adolescentes que una vez toman confianza quieren verga a cada rato, sobre todo las de 14. 

Lamentablemente el tiempo nunca se detiene y aquello no era algo que podría hacer por siempre, para cuando tenía los 34 aquella vida solo era cosa del pasado, aunque no podía evitar pensar en menores cuando me pajeaba y ya no solo pensaba en las típicas de 14 – 17 sino que tras ver algunos videos de chiquillas mucho más pequeña me despertó el morbo también. 

Finalmente, al emparejarme terminé siendo algo que era casi inevitable, ser padrastro. Camila era una amiga la cual estuve enamorado por muchos años y que tras el abandono de su ultimo marido yo me terminé haciendo cargo de ella, de su hija Valentina de 3 años y su futuro bebé. También tenía mucho mayor que Valentina, se llamaba Rafael y tenía 14 años, aunque vivía con su padre.
Día después cuando caminaba desnudo por la casa y cruzarme con Valentina notar que ella me observara me provocó una erección, se me formó una ligera sonrisa en el rostro y de regreso a la habitación para vestirme dejé que mirara mi verga erecta, Camila me reclamó varias veces por estar caminando así mientras estuvieran los niños, pero mi excusa fue que por habito de tanto tiempo solo aun no me acostumbraba a usar ropa en casa. 

Para desgracia de Camila todo el tiempo le estaba morboseando su hija y corrompiéndola lentamente en cada descuido, me dejaba sutilmente la verga fuera acostumbrándola a vérmela, cuando la bañaba pasaba mi dedo por su rajita y jugaba muy breve con su cosita, al momento de vestirla entre juegos le daba algunas lamidas en su raja y ella se reía. Los segundos, minutos, horas que Camila me dejaba a solas con su hija significaba la perdición de su hija, ignorante de la bestia con la que vivía. A tal punto había llevado la locura por Valentina que decidí en el baño hacerle un bautizo a mi modo, con una lluvia dorada “Yo te bautizo en el nombre de mi sucia verga, para que seas una linda y obediente perra”, prosiguiendo con una rápida paja para terminar rociándole mi leche en su carita, obviamente la niña no le agradaría, pero esto solo era el principio. 

El tiempo pasaba y mis intensiones sobre Valentina no cambiaban y no porque tuviera queja alguna de Camila, mis sentimientos hacia ella no habían cambiado y sexualmente era bien caliente sobre todo en su estado, tener esa barriga volvía un río su coño apenas lo tocaba aun así me daba más morbo hacerlo con una menor incluso si recién me había corrido y se me llegaba a pasar por la cabeza de lo que pudiera hacer con su hija si la llegaba a corromper como quería me ponía la verga como una piedra cosa que hacía feliz a Camila sin saber lo que pensaba realmente. Lamentablemente siendo el que lleva la comida a la casa tener algún plan de acción sobre Valentina eran nulos de echo prefería no pensarlo, solo me fui a lo seguro tratar a la niña con cariño, aunque mi manera de cargarla cuando usaba bombachas no era del todo normal, siempre tenía algún dedo cerca de su entrepierna o de manera sutil pasaba mis manos por ahí, a la niña no le disgustaba y su madre ni idea de lo que hacía.

Mi idea de formar la mentalidad de Valentina a mi antojo solo constaba de manoseos sobre todo las veces que dormía con nosotros, esas noches que me despertaba y sentía la nena entre los dos me encendían por lo que mis dedos paseaban sobre sus tiernos orificios cuando no podía aguantar solo tocaba desahogarme en el baño, aunque más de una vez me lleve una sorpresa desagradable cuando metía mano y tenía el pañal sucio. 

Tiempo después Camila da a luz otra nena la cual llamaría Emilia, un periodo bastante agotador, al principio era terrible sentía que nunca dormía, tanto Camila como yo teníamos esas ojeras bien marcadas ya luego nos habituamos a la rutina y en todo ese tiempo Valentina estuvo libre de mi acoso, mi cabeza no daba para eso. 

Pasado casi 2 años sentí que había progresado como esperaba con Valentina, la nena ya de 5 años no sentía ninguna pena conmigo, podía tocarle sus partes sin problemas. Como siempre lo hacía entre juegos no solía notarse mis intensiones, para ella era completamente normal que se la acariciara cuando se sentaba conmigo o cuando estábamos en cama. 

Un día Camila me cuenta mientras estábamos en la cama lo que hizo en casa de los abuelos: 

—¿a qué no adivinas lo que estuvo haciendo la niña? —

—¿qué? —, le respondí de manera indiferente.

—hoy jodí duro a la niña, estaba mostrándose al hijo del vecino y estaban tocándose.

—¿y esperaste a que sucediera todo eso para regañarle? —

—es que fue un instante lo que vi y me alteré, no iba a dejar que continuaran —

—te entiendo, pero como me lo cuentas pareciera que los espiabas desde antes —

—que dices, como me voy a quedar mirando. No sé qué pensar. — y deja salir un suspiro. — ¿Qué debería hacer? —.

—deberías hablar con ella de manera que te entienda, aun es una niña. Tranquila vamos a dormir —

—supongo que tienes razón —. 

Se le notaba su cara de preocupación antes de que apagáramos las luces, poco después me quedé dormido porque enterarme de eso, me tuvo la polla gorda por un rato. 

El día siguiente transcurrió como siempre y mientras me bañaba Camila me avisa de que iría a comprar algunas cosillas, en ese instante mi verga se agrandó y poco después que escucho la puerta cerrar salgo de la ducha y me visto. Valentina miraba la tv en la sala y me siento a su lado.  

—ya me contaron, lo que hiciste en que tus abuelos —

—si es chismosa —.

—esa no es manera de hablarle a tu mamá—

—¿y por qué lo hiciste?, sabías que te pegarían si te veían—

Y ella levanta sus pequeños hombros. —no sé, estábamos jugando y le vi el pipí a Nico cuando fue a orinar en el monte y le dije que, su pipí era chiquito, entonces él dice: —espérate un momento—, y al poco tiempo la tenía parada, aunque seguía siendo chiquita. Luego me dijo si quería tocarla y se la toqué después él me estaba tocando hasta que mamá nos vio —

—mmm… es que son cosas que no deberías hacer, imagínate que se enterara todo el mundo —

—pero he visto como mamá te lo agarra—

—mamá ya es grande, no le cuenta a nadie y tampoco nadie nos ve aquí porque son cosas que hay que mantener en secreto, que si me la paso aquí en interior—, y me bajo el pantalón, —son cosas que no hay que contar—

—por eso le dije que la suya era chiquita—, dijo eso mientras miraba mi paquete inflaba mi calzón.

Me lo echo a un lado y dejo salir mi bestia que estaba bien erecta, —es que yo ya soy grande, cuando el crezca también la tendrá así—. Ella estaba atenta a cómo me lo acariciaba. —¿quieres tocarlo también para ver si es igual? —. Se me acerca más y me lo agarra.

—está durísima—, la aprieta un poco con sus manos, luego usa su otra mano.

Mi verga se sentía en la gloria, unas manos tan suaves estaban desbocando una lujuria extrema.
De pronto la nena acerca su cara hacia mi verga y esta palpitó —la tuya no huele raro—.

—¿te metiste a la boca la del? —.

—asco no olía raro y a miao, él quería que lo hiciera, pero no quise —

—¿y con la mía? —

—ay no—, lo dice con un tono tierno

—pero dijiste que no olía raro, por lo menos dale un besito—, pero esta se negaba, pero entre tanta insistencia esta por fin cede.

—ay está bien—, y me da un besito un poco más debajo de la glande, —ya—

—vez no fue la gran cosa, anda una vez más, pero esta vez pasa la lengua como un helado—, otra vez tuve que insistirle, pero cedió más rápido —vez no sabe nada raro—

Solo dijo que sabía a jabón, a pesar de que tenía ganas de que continuara ella no quiso

—entonces como te decía estas cosas no se le deben contar a nadie y como sé que eres una niña inteligente que sabe guardar secretos te voy a enseñar algo más que no debes contarle a nadie —.

me pongo de rodillas frente del sofá, le bajo su ropita hasta las rodillas y allí sentada le pido que cierre sus ojitos y ella se reía, entonces le doy un besito en la mejilla, después la llevo a una posición fetal y le huelo su rajita como si fuera droga para luego darle su primera lamida Valentina no comento nada, solo se rio mientras que yo me saboreaba ese primer lametón. Su coñito ya estaba húmedo con todo el rato que la estuve manoseando, no era el nivel de humedad que estaba acostumbrado a probar, pero era la primera vez que saboreaba una vagina de 5 años, su dulce olor ligado al ligero olor de orina y sus labios extremadamente tiernitos que provocaban mordérselos esa sensación me enloquecía, solo fueron aproximadamente dos minutos en el que le devoré su tierna vaginita, pero yo no podía más, corrí al baño para estallar. —¡ah…! —, gruñía desde el baño mientras me estrujaba la verga con tanta intensidad que parecía que me la quisiera arrancar. Luego de que ya me había desahogado y tenía la sensación de culpabilidad y se me paraliza el corazón al escuchar llegar a Camila. Por mi mente se pasaron miles de cosas si Camila miraba a Valentina como la dejé
pero al no escuchar el escándalo me alivié. Con ese susto me dejó la verga bien chiquita por lo que salí del baño.  

Llegado la noche cuando fue hora de dormir no pude evitar recordar lo que había hecho y dado que fue inevitable que se me parara hice que Camila se encargara.  

Por BUZUK

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