lunes, 25 de marzo de 2024

Un trio con mi mujer y su hija


Capítulo 1

Lo primero que cabe aclarar es quienes somos, yo soy Aurelio un hombre de 34 años, de un metro ochenta, deportista y trabajador independiente. Mi señora es Juliet de 39 años, de un metro cincuenta y cinco, jefa de personal, aunque esta algo pasada de peso yo la considero extremadamente bella. Johana es su hija de 14 años, mismo porte, aunque por su edad no se le notan los kilos de más y a diferencia de su madre no tiene pechos grandes, pero no así sus caderas y piernas que son gruesas y culo redondo.

La relación con mi señora fue desde un inicio muy sexual, cogíamos al menos 3 veces al día haciéndonos de todo, a ella nunca le complico probar de sus propios jugos vaginales o chupar sus propios pezones, tampoco le complicaba chuparme la verga después de haberla estado cogiendo y por supuesto eso más me calentaba. Misma relación con el semen le daba igual donde cayera, pero sus preferencias eran los pechos y la cara, y cuando se podía por calendario lo más adentro que pudiera. El sexo a anal tenía su periodicidad y nos encantaba, sobre todo me encantaba cuando me dejaba lamerle el culo.


Con el paso del tiempo la intensidad de las relaciones fue bajando, así como sus ganas, mas no las mías que seguía con el mismo apetito sexual y por mucho que solicitara mi cuota de sexo este no siempre llegaba, lo que generaba discusiones y peleas varias. Nunca pensé en la infidelidad como alternativa, pero las circunstancias me llevaban a pensar en cogerme lo primero que se me cruzara, fue en ese instante que se cruzó en mi camino Johana.

Mi relación con Johana nunca fue muy cercana, yo no tenía interés en ser su figura paterna, aunque a veces los fuera, y ella no estaba muy interesada en comportarse como hija. Como irrumpí en su vida cogiéndome a su madre cuando ella tenía 9 años entendió a punta de gemidos que la nueva autoridad del hogar era yo. Nunca intente tapar mi cuerpo delante de ella, pasar solo con calzoncillo o andar a torso desnudo era común en casa, así lo entendió ella también ya que habitualmente vestía solo sus tangas, que entre esos glúteos parecían simple colaless, y una polera que le caía justo debajo del pliegue de las nalgas pero que ante cualquier movimiento se le veía todo su culo.

Yo sabía que a esa edad la calentura andaba a flor de piel más en una sociedad hipersexualizada con la actual, la limitante era como ganarme su confianza y luego como ganarme su cuerpo. La sola idea de cogerla con la misma intensidad que me cogía a su madre hacía que terminara masturbándome. Mas de una vez estuve tentado de ofrecerle dinero y otros favores a cambio de sexo, pero entendiendo su personalidad más reservada sabía que sería una mala idea.

Fue pasando el tiempo y yo cada vez era más descarado con mi actuar, le daba agarrones a mi señora delante de su hija, le metía la mano debajo de la ropa, tocaba sus pechos sin aviso, me aseguraba que siempre estuviese presente su hija, que miraba entre avergonzada y aterrada por semejante muestra de sexualidad, pero yo sabía que en el brillo de sus ojos también había algo de calentura. Mi actuar con Johana también fue siendo más desinhibido, le miraba las piernas o el culo directamente, al verla pasar torcía mi cabeza como buscando un mejor ángulo para verle sus calzones, o me sentaba en el living de la casa con la ropa acomodada para que mi pene se marcara en muchas ocasiones había una erección en camino, cosa que no se escapaba de los ojos de Johana, quien dentro de todo sentía ese calor interno y ese deseo por probar lo que a su madre le había dado tanto placer en su momento.

En mi cabeza inventaba planes que nunca funcionaria, aunque había uno que se quedó dándome vuelta en la cabeza. Mi señora cuando se pasaba de copas su entrepierna se volvía un horno, y cualquier estimulo la calentaba lo suficiente como para perder la compostura y cuando eso pasaba se dejaba hacer de todo, esas eran las veces en las que podía con mayor libertad hacer que tragara sus propios fluidos, cualquier cosa que pasara por su vagina y resultara mojado terminaba en su boca o en la de ambos. Usábamos juguetes para doble penetración o simplemente era un festival anal y mucho semen en su interior. Por lo que concluí que, si la madre se comportaba así, por que la hija no tendría el mismo comportamiento.

Así que un día de verano que en mi país hace mucho calor, compre bastante cerveza y me asegure de andar con el calzoncillo más ajustado, yo sabía muy bien que mi señora andaría solo en ropa interior o solo con un vestido y nada debajo, a eso del medio día destape la primera botella y me instale a ver alguna película con muchas mujeres en bikini, esa elección no fue al azar porque si bien mi señora nunca manifestó atracción evidente  hacia otras mujeres, Johana había escrito en su diario que se identificaba como bisexual y que sentía mucha atracción por una compañera de colegio, ella aun teniendo novio o algo por el estilo.

A los minutos aparece mi esposa con un vestido lo suficientemente largo para caminar con tranquilidad, pero mostrando todo a la más mínima inclinación de su cuerpo, y al pasar frente a mi lo primero que hice fue levantarle el vestido y darle unas buenas nalgadas. Se sentó a mi lado y le pase la primera cerveza del día. Así transcurrió al día entre unas cuantas botellas de cerveza y varias escenas de mujeres casi desnudas en la tv, yo comenzaba a notar los efectos del alcohol en mi mujer, me dejaba sobar sus pechos cada cierto rato le pasaba los dedos por su vagina y ella solo separaba las piernas, fue en esos toqueteos que aparece Johana en el living, vistiendo una polera muy ajustada y corta dejando a la vista casi todo su abdomen y marcando sus pechos que no llevaban brasier, abajo una pequeña tanga que marcaba la división de sus labios vaginales y atrás se perdía entre ese gran culo que rebotaba al caminar.

Se paro a un costado del sillón, y miro un instante como mi mano recorría por sobre la ropa los pechos de su madre, eso la hizo dudar unos segundos de si hablarnos o no, finalmente lo hace mientras buscaba refugio en el televisor al tiempo que este mostraba una escena donde dos chicas se besaban apasionadamente – hace mucho calor, ¿hay algo para beber? – su rostro mostraba la contradicción de no saber si disfrutar o sentirse avergonzada por lo que estaba presenciando.

Aurelio: no compre bebidas solo cerveza, pero si quieres puedes tomarte una están bien frías

Johana: pero yo no tomo cerveza además soy muy chica aun

Aurelio: tomarte una no te hará mal, no es para que termines borracha (la primera mentira había sido lanzada)

Juliet: no te preocupes hija, estas con nosotros además aquí no te pasara nada malo (ya la voz de mi señora se mostraba con efectos del alcohol).

Johana: bueno si cuento con el permiso de ustedes entonces me tomare mi primera cerveza

Esas palabras fueron justamente las que estaba esperando, me levante rápidamente a buscar otras tres cervezas, claro que en el proceso acomode descaradamente mi pene que se encontraba a medio camino de una erección. Los ojos de Johana se clavaron directamente en mi bulto mientras me lo acomodaba y un pequeño mordisco en su labio inferior fue el indicativo de que el cuerpo le estaba pidiendo acción.

 

Al volver con las cervezas, la película ya había cambiado de escena ya que según la trama de la película ambas chicas irían a visitar al novio de una de ellas y terminarían en un trio, destape las botellas y le entregue oficialmente su primera cerveza a Johana, que no despegaba la vista de la pantalla que mostraba en ese momento una refriega de las tres lenguas. Retomo mi lugar en medio del sofá al tiempo que el entrego la botella a mi mujer, la que sin aviso me agarra la chota y me dice – como te gustaría ser ese de la tele – mientras su mano se movía a lo largo de mi miembro, yo me acomode hacia atrás con doble intención la primera y más importante beber cerveza y la segunda dejar en notoriedad el manoseo que estaba recibiendo. No sé si Johana presto mucha atención a esto pues la escena en la tv estaba mucho más interesante y en un par de sorbos ya llevaba media botella.

Para generar nuevamente una disputa entre las hormonas y la mente de Johana propuse brindar – salud por la primera cerveza de la niña – esto tomo por sorpresa a las dos mujeres que salieron de su trance visual.

Juliet: ¡Salud! Porque mi niña está hecha toda una mujer – mientras se erguía y respiraba profundo levantando sus voluminosos pechos y tratando de dar una imagen fallida de sobriedad – ven y dame mi abrazo mi niña – inclinando su cuerpo por sobre el mío.

Johana: Salud mami – sonrojada por la situación general se inclinó con algunas dudas a abrazar a su madre la que de un tirón la llevo hacia ella y se entrelazaron sus cuerpos en un fuerte abrazo a nivel de sus cabezas, quedando la cabeza de Juliet muy cerca de la mía, nuestras bocas casi se tocan haciendo que su respiración se acelere al tiempo que con mi mano derecha apretaba sutilmente un pezón de mi señora, la que por el estímulo dejo salir un suave gemido.

Juliet: Salud mi amor – lo dijo mientras soltaba a su hija y apoyaba una de sus manos en mi entrepierna, y acerca su boca a la mía dándonos un beso muy apasionado con nuestras lenguas como protagonistas.

De reojo lograba ver a Johana como seguía con su cabeza los movimientos de nuestras lenguas al tiempo que saboreaba aquel beso. Un cruce de mirada con ella hizo que recurriera a su cerveza y que de un sorbo se la terminara, mientras su madre y yo seguíamos besándonos cada vez con más pasión, Johana se levanta y vuelve con otras tres botellas y se encuentra con una imagen de erotismo puro. Su madre sentada sobre mi moviendo sus caderas, mis manos sobando sus senos desnudos y nuestras bocas besándose entre gemidos de placer.

Johana dudaba en que hacer, cada opción que se presentaba ante sí podría desencadenar una sucesión de hechos de los cuales se podría arrepentir el resto de su vida. La opción fue dejar de juntar sus rodillas como conteniendo el hormigueo procedente de su vagina y caminar hacia el sofá y acomodarse a ver tranquilamente el espectáculo que estaba dando su madre quien ya no se esforzaba en disimular su calentura.

 

Juliet en un movimiento de experta en el sexo con sus manos libero mi pene y rápidamente lo guía a su vagina ya muy mojada producto del efecto del alcohol y los manoseos previos, permitiendo que la penetración sea rápida y profunda haciendo que libere un profundo gemido. Con mi pene ya adentro acomodo sus piernas sobre el sofá de tal modo que puede levantar suficiente su cuerpo para iniciar sus benditos sentones y que además le permiten quedar a la altura precisa para que yo pudiera darle tratamiento oral a sus tremendos pechos y esos pezones rígidos de placer.

El juego de mi lengua con sus pezones no tardo en causar efecto y los ya gritos de placer abundaban en la sala, ya cerca del orgasmo nuestras lenguas se encontraron en una pelea por lamer su pezón, instantes después los espasmos del clímax hicieron que su espalda se curve y caiga desmayada sobre mí, entre el placer y el alcohol su cuerpo colapso derrumbándose. Como pude la tome en brazos y la lleve a su cama acostándola, mientras la acomodaba entre las sábanas Johana miraba desde la puerta y sabiendo que ella estaba observando todo fue que me despedí del cuerpo de mi señora, como ella quedo acostada de lado dándome la espalda, acto seguido separo sus nalgas y le di una lamida desde el ano hasta el clítoris recibiendo y profundo gemido y un remesón de su cuerpo.

Cuando me incorporo con parte de mi cara llena de fluidos de mi mujer miro a Johana a los ojos y le pido mi cerveza, camino hacia el sofá y me siento a seguir viendo la película que estaban en plena acción de meter y sacar, mi pene seguía muy rígido y brillaba por los líquidos en él, Johana se sentó a mi lado sin despegar lo ojos de mi miembro,

Johana: ¿te duele tenerlo así … así como la tienes ahora?

Aurelio: (giro mi cabeza para buscar su mirada mientras doy un sorbo a mi cerveza) – si un poco, por eso debo cogerme a tu madre tanto como pueda, eso ayuda a alivianar la presión y el dolor.

Johana: ¿y que harás ahora que mi mamá se durmió? Pregunto por qué no creo que dormida como esta le puedas hacer algo

Aurelio: su estado no es limitante para darle duro por donde le entre primero, pero me gusta más cuando esta despierta. En cuanto a tu pregunta de qué hare, yo creo que probablemente me masturbe en un rato más o quizás lo haga ahora -esto lo dije al tiempo que con mi mano libre me masturbaba-.

Los colores se le subieron al rostro y se entre corto su respiración e instintivamente se saboreó terminando el gesto mordiendo su labio inferior y con una clara contracción en su entrepierna.

Johana: si quieres te puedo dar una…

Aurelio: ¿me quieres dar una mano?

Johana: no, yo quería decir … la pieza … ir… y tu…

Aurelio: ¿me estas invitando a follar a tu pieza? No pensé que fueras tan directa, pero si quieres probar lo que a tu madre tanto le encanta no tengo problemas en darte duro como a ella le gusta.

Johana: Dios no, ósea si, no quería decir eso, tú me confundes y me trabo con esas conversaciones, mi madre nunca me habla de sexo y ver todo esto me tiene algo colapsada y no sé qué hacer. Me acabo de enterar que mi madre tiene gustos sexuales bien intensos y es más inhibida cuando esta excitada que cuando le hago consultas.

Aurelio: poco sabes de tu madre cuando se le sube la calentura, la libido desata todos sus deseos reprimidos y tiene algunos muy lujuriosos.

Johana: Tengo miedo de preguntar cuales, no quiero que se me destruya la imagen que tengo de mi madre.

Aurelio: como alguien disfruta de su sexualidad no es vinculante con el respeto que debe ser tratada y la verdad te sorprendería mucho las inclinaciones sexuales de tu madre, son un tabú para ella, pero cada cierto tiempo no es capaz de resistirlas y debe desatar toda su perversión.

Johana: mi mente me dice que no pregunte, pero mi cuerpo me dice que siga indagando – y su cuerpo estaba dando una férrea lucha, la humedad en sus calzones era más que evidente y sus pezones duros como piedra que hacían incluso hincharse la aureola- creo que le hare caso a mi cuerpo, ¿Qué gustos tiene mi madre en el sexo?

Aurelio: una pregunta muy amplia, no tengo problemas en contarte los gustos sexuales de tu madre, pero todo tiene un costo, y aquí abajo tengo el valor de esa charla.

Por ELESSAROS

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