martes, 19 de marzo de 2024

Yo, Claudia ll


Al otro día en la mañana.

– Claudia, Claudia… – era mi hermano al lado de la cama.

– Qué pasa? – pregunté. Mi papá me tenía abrazada por detrás y tenía una erección.

– Tenemos que ir al colegio, vamos a llegar tarde – dijo. El despertador sonó y mi papá lo apagó, pensé que se iba a levantar, pero introdujo su erección en mi vagina y se quedó dormido de nuevo. Yo acomodé mi trasero y también me quedé dormida. Ahora no podía levantarme, no quería que mi hermano viera que mi papá me lo tenía todo adentro.


– Vayan ustedes, el papá no va a ir a trabajar y yo me voy a quedar a cuidarlo –

Salió del dormitorio y lo escuché hablar con mi hermana. Después se cerró la puerta de calle y todo quedó en silencio. Mi papá comenzó a moverse, tomé su mano y la puse en uno de mis senos. Me penetraba rítmicamente y yo gozaba cada uno de sus embates, fue aumentando la velocidad y mi orgasmo llegó con furia, estremeciendo todo mi cuerpo. Después vino la calma y el relax.

– Hija, perdóname – acaricié su mano que aún tenía en uno de mis pechos.

– Vamos a ducharnos – dijo sacando su miembro de mis entrañas.

La última vez que me di una ducha con él tenía como 10 años. Ahora nos íbamos a duchar juntos después de tantos años.

– Hija, perdóname, no quería hacerlo, sé que es un abuso, pero no pude evitarlo – el agua tibia, ligeramente caliente, corría por nuestros cuerpos.

– Eres mi papá y puedes hacer conmigo todo lo que quieras. Ahora que no está mi mamá, yo voy a ocupar su lugar, en la casa y en la cama – para hacerlo más real, con mi mano comencé a masturbarlo. Me abrazó y yo seguí haciendo lo que me gustaba hacer, lo que había hecho cuando tenía 10 años.

– Terminemos de ducharnos – dijo cerrando la llave para lavarme el pelo y el cuerpo como cuando era chica. Cuando el comenzó a lavarse el pelo, yo lo enjaboné como cuando bañaba a mi hermano. Después de la ducha nos secamos el cuerpo, en realidad el me secó el cuerpo mientras yo me secaba el pelo. De rodillas secó mis piernas y besó mis labios vaginales. Después cuando él se secaba el pelo, me arrodillé y mientras secaba sus piernas, había metido su pene en mi boca.

– Ya, vamos a tomar desayuno porque tenemos que salir a comprar – me quedé con el gusto en la boca.

– A dónde vamos? – le pregunté.

– A comprar varias cosas – dijo. Yo acariciaba su pierna.

Llegamos al supermercado, compró varias cosas. Después en la farmacia compró otras y nos fuimos a la casa. Lo miraba hacer las cosas, estaba enamorada de mi papá, en realidad siempre lo estuve, pero ahora, que era de él y él era mío, más enamorada.

– Tomate esta pastilla –

– Para qué es? –

– Para que no quedes embarazada, hacia un par de meses que no hacía el amor con la mamá, así que te llené con mi semen y no quiero que te embaraces –

– No te gustaría que tuviera un hijo tuyo? –

– Si, pero no ahora, talvez después, más adelante – digo, parece que mis sueños se van haciendo realidad, pensé.

– Estas otras te tomas una diaria, sigue las instrucciones de la caja –

–  Si las conozco, son las que tomaba mi mamá –

– Si, son las mismas y si vamos a dormir juntos, es necesario que te las tomes –

– Bien, ahora voy a preparar el almuerzo y tú haces el aseo – esa orden no me gustó mucho, pero era lo que hacía mi mamá. Terminado el aseo, terminando el almuerzo, nos sentamos en el sofá a descansar.

– Papi, siempre me has dicho» princesa «, ¿ahora soy tu reina? –

– Si mi amor, ahora eres mi reina, la reina de la casa, tu hermana es la princesa – me dio un poco de celos cuando dijo eso, pero así es la vida.

– Éste es todo mío? – acariciando su erección.

– Si mi reina, todo suyo –

En eso se escucha la puerta de la reja.

– Llegaron, prepare la meza para almorzar –

Parece que así va a ser mi vida. Entraron felices, le dieron un abrazo y un beso a mi papá, después vino mi hermano y me miró.

– Ven a darme un abrazo – lo abracé y le di un beso. Lo mismo con mi hermana.

Nos sentamos todos a almorzar. Después del almuerzo, mi papá explicó cómo iban a ser las cosas ahora.

– La Claudia es la dueña de esta casa ahora que no está la mamá. Tienen que hacerle caso en todo lo que diga. Todo va a seguir igual que antes. El dormitorio ahora es todo tuyo, le dijo a mi hermana, vamos a sacar la cama de Claudia y vamos a poner un escritorio para ti –

Mi hermana estaba feliz.

– Ella es la reina de la casa –

Desde ese momento aprendí que significaba ser una dueña de casa, con un marido y dos hijos.

– Esa noche, cuando nos acostamos, hicimos el amor con moderación, mis hijos, hermanos, entendieron que yo iba a dormir con el papá, que tener sexo iba a ser normal. En todo caso, todo lo que pasara dentro de la casa, nadie podía saberlo.

El primer fin de semana, mi hermana vino a dormitorio a preguntarle a mi papá si se iba a bañar con ella. Era lo que hacían todos los sábados, mi mamá bañaba a mi hermano, porque durante la semana las duchas no eran muy efectivas

– Ya, vamos al baño – le dije a mi hermano después que salió mi papá con mi hermana. La llevó a la pieza de ella para vestirla.

En la ducha enjabone a mi hermano como lo haría mi mamá.  Sólo que tuvo una erección mientras lo lavaba. Me dio risa, tan chico y tan pitudo. Igual era rico enjabonar su erección.

– Te gusta? – le pregunté. Asintió con la cabeza. Se sentía rico su erección en mi mano. De pronto me abrazó, lo abracé y seguí masturbándolo. Para sus 12 años tenía un miembro notable, aunque delgado, debería medir unos 14 centímetros.

– Cuando te bañas con la José, ella te lo toca? – le pregunté. Dijo que sí.

– Así como lo hago yo? – de nuevo dijo que sí.

– Y tú la tocas a ella? – asintió con la cabeza.

– Cómo la tocas? – sentí sus dedos en mi clítoris.

– Te la coges? – yo estaba bastante excitada.

– A veces –

– Así, ¿como estamos ahora? – estábamos parados frente a frente, su mano en mi cintura y mi brazo por sobre sus hombros mientras que con mi mano movía su erección. No pude evitar el pasar su miembro por mi clítoris.

– Si, así – dijo. Dejé su miembro a la entrada de mi vagina y me apreté contra él, hizo lo mismo y su pene entró sin problema.

– Así te la coges? – yo me movía con rapidez, me imaginaba que era mi hermana cogiendo con mi hermano. Estaba tan excitada que comencé a tener un orgasmo y ya nada más me importó.

– Acabaste? –

– Si –

– Yo también, ahora terminemos de ducharnos –

Había cogido con mi hermano de 12. Bueno él se coge a su hermana de 7. Pensé como buscando una justificación.

Por RISEVA

No hay comentarios:

Publicar un comentario