viernes, 18 de noviembre de 2022

La historia de Soraya


Capítulo 1

Me llamo Soraya, y para llegar a donde quiero he de remontarme hasta hace tres años en el pasado… a cuando era una mujer totalmente distinta a como soy ahora. En esa epoca era una joven de 25 años, felizmente casada con un esposo maravilloso un año mayor que yo desde hacia un par de ellos, que ya llevaba trabajando tres años para una familia como chica domestica. Por aquel entonces la familia la componian los padres, una niña de 11 años y un crio de solo un añito. Ellos tenian treinta y pocos y el trabaja como ejecutivo en una gran compañia.


La vida nos sonreia y yo era muy feliz en aquel trabajo… la madre no era muy exigente y el padre era muy cortes conmigo. Le habia visto mirarme a veces con cierto interes, si, pero es algo que ya tengo muy asumido… pues, sin ser lo que se dice una belleza, soy de esas chicas que hacen que los hombres vuelvan la cabeza al andar. No lo digo por decir, ni por presumir, pero mido 1´70 y mi peso es de 60 kilos… soy muy morena, tanto de piel como de pelo, con unos grandes y expresivos ojos marrones. Mi figura de anfora atrae los ojos de los chicos como imanes, pues mi generoso trasero respingon y mi vientre plano realzan (quizas demasiado) mis abultados senos (talla 95), pues al estar tan firmes sobresalen demasiado en un marco tan estrecho.

Pero esa vida tan idilica se empezo a hacer pedazos cuando despidieron a mi marido de su empresa por un reajuste de plantilla. Los dias se hicieron semanas, y las semanas se volvieron meses y el pobre seguia sin encontrar trabajo por mucho que lo intentaba a diario. La economia familiar estaba destrozada y nuestras deudas empezaban a ser preocupantes.

Entonces fue cuando una mañana, mientras limpiaba uno de los muebles del comedor, descubri una vasija donde el señor guardaba cierta cantidad de dinero en metalico… y no supe resistir la tentacion. Se que estuvo muy mal lo que hice, lo se, y lo sabia tambien en aquel entonces… pero estaba pasando por un momento de desesperacion que me hizo obrar asi. No espero que me comprendan, ni que me perdonen… solo que sepan lo que inicio todo lo demas. Pues al ver lo facil que era volvi a reincidir varias veces… visitando aquella vasija cada vez que las deudas se volvian insoportables… hasta que el señor me mando llamar.

No fue muy elocuente, ni le hizo falta, se limito a despedirme y echarme de su casa. Me dijo muchas mas cosas, claro, pero la que me helo hasta el tuetano fue cuando me aviso de que me denunciaria a la policia por lo que habia hecho. Me fui de la casa llorando, incapaz de reaccionar y de afrontar la situacion. Tanto es asi que ni siquiera se lo conte a mi marido… me limite a decirle que el despido habia sido porque los señores habian encontrado a otra chica mas barata para ocupar mi puesto.

Los siguientes cuatro dias los pase encerrada en casa, esperando que sonara la puerta en cualquier momento y viniera la policia a llevarme presa. Al cuarto dia mi antiguo patron me llamo y me cito en su oficina para el jueves (jamas olvidare ese fatidico dia). Y yo, por supuesto, me desplace para ir a verle al centro de la ciudad.

En cuanto nos quedamos a solas en su gran despacho me sento en una de las sillas y se acomodo en su enorme butaca. Me miro fijamente a los ojos y me dijo que no me habia denunciado a la policia… ni tan siquiera le habia dicho a su esposa lo sucedido. A ella le habia contado que yo me habia ido por propia voluntad buscando un empleo mejor.

Acto seguido, y sin que aun hubiera asumido la grata noticia, me dijo que necesitaba una secretaria… y que habia pensado en mi para desempeñar el cargo. Como comprenderan me quede de una pieza al oirlo. No atinaba a reaccionar, y solo supe preguntarle que porque. El, como siempre, fue directo al grano. Me dijo que no solo estaba dispuesto a olvidar lo sucedido, sino a proporcionarme un empleo con un mejor horario y muchisimo mejor remunerado si aceptaba el puesto… y algunas normas "extras" aparte.

No hacia falta ser adivino para saber a que se referia, pero no pude evitar el preguntarle sobre esas normas "extras"… y el, sonriendo cinicamente, me lo dijo bien claro.. SEXO. Me dio hasta el lunes para meditar su propuesta y me fui de alli con la cara roja como un tomate.. y la cabeza dandome vueltas. Esos dias apenas comi ni dormi… pero al final acepte su propuesta mintiendo a mi marido… y metiendome de lleno en una nueva vida.

Capítulo 2: M/F, C

Mi jefe, al que llamaremos Don Luis, es un empresario que viaja mucho por España, es moreno, fuerte, alto (mide 1´85) y tiene buena presencia. Eso, unido a su bella esposa y a sus hijos hacia que me planteara una y otra vez el porque… ¿por que a mi?.

Los primeros dias se limitaba a mirarme, enseñandome mi nuevo oficio (el cual aprendi con mucha mas facilidad de lo que ambos habiamos supuesto) y portandose de un modo tan cordial y ameno que a menudo olvidaba que mi contrato tenia clausulas no escritas. Pero ya se encargo Don Luis de recordarmelas en cuanto me amolde a la oficina.

Las primeras veces fueron solo palmaditas en las nalgas y roces bastante evidentes, de esos que supongo que la mayoria de las empleadas a recibido alguna que otra vez, pero cuando se dio cuenta de que yo aceptaba sumisa mi papel la cosa fue subiendo a mas. Empezo por decirme que mi vestuario no era el mas apropiado para la labor que debia realizar, y yo, abochornada, pues sabia que no podia permitirme un vestuario mejor, no supe que decirle… menos aun cuando a renglon seguido saco del armario unas cajas con una camisa de seda y una falda nuevas. Era ropa de boutique, cara y selecta, de esa que veia llevar a otras chicas empleadas de la oficina y suspiraba por poderme comprar.

Antes de que pudiera agradecerle a Don Luis el inesperado detalle me dijo cual era el precio a pagar por su generosidad… queria que me lo probara alli mismo, delante de el. No se conformo con verme en ropa interior, me obligo a desnudarme por completo y a ponerme luego la ropa nueva sin nada debajo… diciendo que asi quedaba muchisimo mejor, y que ya se encargaria mas adelante de proporcionarme la lenceria a juego. Con el tiempo he sabido que esa es una de sus aficiones, pues hasta el dia de hoy aun me sigue comprando alguna que otra prenda, tanto de ropa como intima.

El dia siguiente mi jefe inicio realmente nuestra relacion "profesional", desnudandome de nuevo en cuanto entre en su oficina y acariciandome por todas partes durante toda la mañana. Una e las cosas que mas le encantaba redactarme notas mientras metia sus grandes manos por debajo de mi sujetador, amasandome los pechos como si fueran meros juguetes y retorciendo mis sensibles pezones entre sus gruesos dedazos hasta ponerlos duros como piedras.

Tambien disfrutaba dictandome cartas y apuntes mientras metia esos mismos dedazos en mi conejito. Me daba una vergüenza horrible ver como sonreia cuando descubria que sus reiterados toqueteos me habian excitado (sin yo quererlo ni desearlo) lo bastante como para humedecerme, introduciendo entonces uno o dos dedos bien hasta el fondo, y dejandolos alli mientras corregia mis anotaciones con toda la parsimonia del mundo.

Para cuando quise darme cuenta lo tenia sentado en la esquina de la mesa, frente a mi, con los pantalones desabrochados y "eso" rigido y bien tieso apuntando a mi cara. No es algo que me haga mucha gracia, pero lo se hacer, asi que antes de que mi conciencia se rebelara agache mi cabeza y empece a mamarsela. Use una de mis manos para acariciar su grueso mastil mientras la otra sujetaba sus gordos testiculos y mi boca subia y bajaba freneticamente… ansiando acabar con aquella terrible humillacion cuanto antes. Nunca habia tragado semen y esa primera vez consegui que eyaculara sobre la alfombra aunque luego me toco recogerlo todo a mi… no tuve tanta suerte todas las demas. Pues Don Luis me sujeto ferreamente la cabeza sobre su regazo cada vez que eyaculo en mi boca los proximos dias, hasta que consegui vencer el asco inicial que me daba y acostumbrarme al amargo sabor del semen. El cual, desde entonces, siempre he tragado.

A esas alturas llevaba ya las prendas holgadas o medio desabrochadas cada vez que entraba en su despacho, para evitar que me las deformara o rompiera, y me separaba de piernas cada vez que su aspera mano ascendia por mis piernas con una facilidad que me avergonzaba profundamente… pues, a mi pesar, me estaba habituando con demasiada facilidad a seguirle la corriente en todos sus deseos y caprichos. Llegando al extremo de tener mas miedo de que algun otro empleado o jefe entrara en la oficina y me sorprendiera desnuda o mamandosela que al hecho de hacerlo en si.

Por eso, cuando aquella tarde me tumbo desnuda sobre la mesa de su oficina y empezo a lamer mis pechos como tantas otras veces, me limite a cerrar los ojos y a rogar porque acabara pronto, no fuera a entrar alguien y nos sorprendiera en esa posicion. Pero no fui tan afortunada, y cuando oi caer sus pantalones al suelo tuve que morderme los labios para no gritar, pues sabia lo que iba a hacerme… y lo permiti.

A pesar de la humedad que habian provocado los rudos manoseos en mis pechos y en mi conejito no estaba lo bastante lubricada como para aceptar aquella verga sin contraer el rostro de dolor, aferrandome a los bordes de la mesa para mitigar todo el sufrimiento que aquel chisme me estaba produciendo al entrar de un modo tan violento. Don Luis, ajeno a mi situacion (o quizas excitado por ella) no dejo de meterla y sacarla hasta que sus testiculos empezaron a golpear mi trasero.

Luego sus manos dejaron de torturar (por fin) mis pobres pechos, cuyos pezones estaban ya superdoloridos de tantos pellizcos, y me sujeto con fuerza por los hombros… cabalgandome sin piedad, como si le fuera la vida en ello. Sus rudos empujones me obligaron a tener que enlazar mis pies en su cintura para evitar que me tirara de la mesa, mientras su boca lamia mi rostro o se adueñaba de mis carnosos labios para devorarlos con tanto frenesi como me poseia. De esa primera vez no recuerdo nada de placer… solo alivio cuando por fin acabo.

Capítulo 3: M/F, EX, C

Acabo su orgasmo, si, pero empezo mi pesadilla particular… pues raro era el dia que no me poseia una o dos veces en cualquier sitio de la oficina… y en cualquier posicion. He de ser sincera en todo y, para mi vergüenza, he de reconocer que no siempre fue tan rudo como esa primera vez… ni yo tan insensible. Pues en muchas mas ocasiones de las que quiero recordar mi jefe a logrado que yo tambien disfrute, e incluso participe, en sus reiterados y depravados actos.

Digo esto ultimo no solo por lo depravado que puede llegar a ser el hacerlo en segun que posturas o circunstancias (como, por ejemplo, el estar hablando uno de los dos por telefono), sino por su aficion a la sodomia. Esa era una virginidad que ni siquiera le habia concedido a mi esposo, a pesar de que en alguna ocasion me la habia pedido… y que nunca pense perder.

Hasta que aquella mañana me di cuenta de que Don Luis se estaba confundiendo de orificio y, por mucho que lo intente, rechazo mis suplicas de que lo hiciera por donde siempre. No me quedo mas remedio que, arrodillada como estaba sobre la alfombra, morder uno de los pequeños cojines del sofa en el que me apoyaba y rogar para que mis amortiguados gemidos de dolor no se oyeran desde la oficina continua. Les aseguro que hubo momentos en los que pense que lo que me habia metido por el trasero era una barra de plomo fundido y no una verga… senti tal alivio cuando por fin eyaculo en mi interior que hasta las piernas se me quedaron flojas.

Pero ese orificio, como todos los otros, pronto se tuvo que acostumbrar a ser utilizado cuando a Don Luis le venia en gana. Para mi sorpresa pronto me di cuenta de que me gustaba ser penetrada por ahi, dandole asi una alegria a mi esposo… y a Don Luis, que lo utilizaba casi mas que mi marido.

Con el paso de los meses empezo a llevarme cuando salia de viaje, pues le era muy util como secretaria… y mucho mas aun como amante. Creo innecesario decirles que salvo en muy contadas ocasiones si no era el quien venia a pasar la noche en mi habitacion era yo la que debia desplazarme hasta la suya. Supongo que ya se hacen una idea de cuan largas y agotadoras podian ser esas noches, en las que las camas solian acabar tan desechas como yo… pero lo que no suponen es lo mucho que se divertia Don Luis conmigo durante el dia.

Despues de tanto tiempo he llegado a la conclusion que el elegirme a mi como amante y secretaria en lugar de a otra chica es por el poder que tenia, y tiene, sobre mi. Pues la mayoria de las chicas se negarian a seguirle la corriente cuando se dieran cuenta de lo mucho que le gusta a Don Luis exhibir a su acompañante.

No me refiero a que en esos viajes me obligue a llevar ropa mas o menos provocativa, eso es bastante aceptable, me refiero a cuando decide ir un poco mas alla. Cuando me obliga a prescindir de corses o sujetadores, a pesar de que ambos sabemos que mis grandes senos se marcaran demasiado en la fina y ajustada tela de esos vestidos, haciendo que mis pezones se transparenten muchisimo mas de lo que seria aceptable. O cuando me obliga a permanecer con las piernas separadas delante de sus clientes en las reuniones, mostrandoles con ello mis reducidos tanguitas… si es que tengo la suerte de poder llevarlos.

Pues eso depende casi siempre de si Don Luis me ha obligado a depilarme la almejita antes de salir de la ciudad o si ha preferido que mi espesa mata de vello permanezca como la enmarañada selva que suele ser. Cuando voy depilada me suele permitir usar tanguitas ajustados, pues le encanta ver como mis labios intimos se marcan en el tejido, resaltando aun mas por el contraste. Sin embargo, cuando llevo un tiempo sin que me permita recortar mi espesa mata de vello pubico es raro que me permita usar braguitas, pues le vuelve loco vislumbrar mi oscura selva cuando cruzo las piernas.

Aunque estoy convencida de que se excita muchisimo mas cuando sabe que alguien me puede ver… y si ese alguien es un cliente, o un conocido, miel sobre hojuelas. Siempre recordare aquella ocasion en la que, tras negarme en redondo a acompañarle a una playa nudista, Don Luis me "castigo" obligandome a hacer toples en una concurrida playa cercana. No solo por el interes que mis abultados senos blancos despertaban en la gente que nos rodeaban, sino porque el reducido tanguita que hube de ponerme a duras penas podia contener la pelambrera que amenazaba con desbordarse por todas partes. Les aseguro que para mi fue un suplicio salir del agua y comprobar que no tenia forma alguna de retener mis largos pelos mojados dentro de tan poca tela. Y, al ser tan negros, y la tela tan blanca, dudo que nadie alrededor dejara de percatarse de mi exhibicion.

Capítulo 4: 2M/F, C

Pero hasta la fecha mi mayor suplicio y humillacion a sido cuando Don Luis decidio que debia "recompensar" a uno de sus mejores clientes con un regalo muy "especial". Si, como ya supondran ese "regalo" fui yo. Despues de haber soportado su mirada lujuriosa durante toda la velada se me quedo el corazon en un puño cuando Don Luis le invito a subir a su habitacion para tomar la tan manida "ultima copa"… y me obligo a mi a subir con ellos.

Ya durante la cena sus ojos habian devorado centimetro a centimetro lo mucho que el generoso vestido me obligaba a lucir, y cuando me vi encerrada en el ascensor con aquel tipo algo gordito y cuarenton pense que me iba a echar a llorar. Si me quedaba alguna esperanza acerca de mi inmediato porvenir Don Luis se encargo de disiparla cuando nada mas entrar en su habitacion puso un poco de musica melodica en el equipo ambiental y me pidio que bailara con el mientras preparaba unas copas de la nevera que alli habia.

Reconozco que el tipo se comporto medianamente bien… hasta que Don Luis ocupo su lugar y poco menos que me desvistio mientras me besaba y metia mano por todos lados. La siguiente pieza que baile con el cliente no tuvo ya nada que ver con la primera. Sus manos estaban en todas partes menos en mi cintura y, cuando se convencio de que mi pasividad era completa, unio sus labios en el descubrimiento de mi cuerpo, besando todo aquello que no estaba manoseando.

Lo cierto es que a esas alturas el alcohol habia hecho ya bastante efecto en mi. No tanto como para justificar mi entrega, pero si lo suficiente como para que me dejara desnudar y meterme en la cama sin saber cual de los dos se habia encargado de ello. Aunque lo cierto es que eso no tenia la menor importancia pues, por primera vez en mi vida, iba a participar en un trio. Por suerte las copas hicieron una maravillosa labor… la de convertir aquella pesadilla en un alocado sueño del que recuerdo solo algunas cosas, otras las adivino y el resto se mezclan con la realidad hasta no saber de cierto si sucedio o me lo imagine.

Recuerdo que ambos compartian mis pechos desnudos como buenos amigos, chupando, lamiendo y mordiendo segun les apetecia, mientras uno de ellos apuñalaba mi intimidad con varios dedos (no se cuantos). Cuando se cansaron de los aperitivos pasaron al plato fuerte. Don Luis se sento a mi lado para que pudiera mamarsela mientras su "invitado" subia encima de mi cuerpo, separando mis piernas al maximo para penetrarme a placer. Supongo que, como de costumbre, me tragaria todo lo que Don Luis me diera… pero no lo recuerdo… como tampoco recuerdo cuando acabo su amigo en mi interior.

Despues tomamos varias copas mientras ellos se recuperaban a base de manosearme de un modo muy grosero… y el resto de la noche es para mi un coctel de imagenes sueltas. Recuerdo haber chupado el miembro a ambos en varias ocasiones… que me sodomizaron los dos, metiendome algo enorme y durisimo en el conejito una de las veces… que los dos lo hicieron a la vez conmigo, sentandome encima de Don Luis mientras su amigo me sodomizaba como un poseso… que le hicieron de todo a mis pobres pechos, tanto que se los tuve que ocultar a mi esposo durante varios dias, hasta que se fueron los moratones.

Hay otras muchas imagenes en mi mente, pero son tan confusas y alocadas que prefiero no contarselas, pues no estoy realmente segura de si ocurrieron o no. Lo que si ocurrio es que a la mañana siguiente, resacosa y demacrada, tuve que hacer un ultimo sacrificio y lamerselas a los dos despues de que ambos rubricaran el contrato. Arrodillada a sus pies, oyendoles decir burradas y groserias, mientras me esforzaba al maximo para acabar con ese suplicio cuanto antes me senti como una autentica zorra.

Esto ultimo paso hace año y pico y, afortunadamente, no se ha vuelto a repetir… pero estos dias me he sentido mucho peor que entonces… pues a pesar de estar en mi sexto mes de embarazo (de mi esposo, no piensen nada raro) Don Luis me sigue utilizando. Le encanta levantarme los vestidos premama, despojarme de las bragas y sodomizarme apoyada en su mesa, mientras el estruja mis ahora enormes pechos al mismo tiempo.

El oirle decir las ganas que tiene de saborear mi leche mientras me posee sobre la mesa a hecho que recapitule sobre mi vida… y que decida contarselo a ustedes, aunque sea asi, en forma de relato erotico… Pues ademas de contarlo y sacarmelo de dentro por fin no quisiera que alguna otra chica estuviera a punto de cometer un error parecido al mio y cayera en las mismas redes que cai yo. Pues es mucho mas el dolor y la sensacion de suciedad que tengo encima cuando lo hago que el placer que me pueda proporcionar.

Gracias por escucharme y un beso a todos.

Por Peli

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