miércoles, 23 de noviembre de 2022

Memorias de un sacerdote


Mi historia es muy diferente a todas cuantas he leído en su atractivo sitio y por ello me atrevo a contarles una de mis múltiples aventuras.

Nomas, para comenzar, les diré que tengo 42 años, de buen ver, pero… Soy sacerdote.

¡Sí!. Por una de esas cosas de la vida familiar, mis padres, de extracción humilde, me fueron educando para servir al Señor, aunque lo cierto es que, sin ser mi vocación, acepte por agradarlos y ahora el que agradece esa formación soy yo.


Lo cierto es que desde que me encerraron en el Seminario, en cuál perdí mi virginidad, ¡con un compañero!, supe que el sexo sería importantísimo en mi vida.

Así, desde que fui ordenado sacerdote y comenzaron a mandarme como responsable de parroquias en distintos pueblos de mi país (México), me he dado gusto desflorando jovencitas, cogiendo a cachondísimas mujeres y vengando a muchos feligreses por los abusos que cometen sus autoridades, al meterles mi verga, de muy buen tamaño (rebasa las nueve pulgadas), a las esposas de alcaldes y otros funcionarios públicos.

Son muchas, demasiadas las aventuras que he tenido, pero esta que les contaré, es muy, muy especial.

Desde mis tiempos juveniles entable amistad con un primo en segundo grado, con el que compartí muchas de mis inquietudes y, hasta la fecha, sigue siendo mi mejor amigo, aun cuando no le cuento todo lo que hago con las mujeres.

Pues bien, mi amigo se llama Mario, es de mi misma edad y se casó muy joven con Daniela, un mujerón de las muy pocas que se me han escapado, aunque no porque me falten ganas, sino debido a que no se ha presentado la oportunidad. Está buenísima.

De ese matrimonio nació Marcela, su hijita única, que desde que llego a la pubertad, dio muestras que sería una mujer con una belleza fuera de serie.

Altota (1.75), cabellera rubia, muy blanca y de medidas propias de una modelo: delgada, de pechos regulares, pero firmes, piernas larguísimas y un trasero perfecto.

Pues bien, esta "niña" estaba por cumplir 16 años cuando fue a mi capilla para confesarse ante mi.

Ya en el confesionario, Marcela comenzó a decirme que había un chamaco de su misma prepa que le gustaba y ella a él, por lo que amigos comunes habían hecho lo necesario para convertirlos en novios.

Su primer novio.

Hasta allí, la confesión era trivial.

Pero más adelante, comienza a decirme que una vez, cuando fueron con varias parejitas al cine, el galancete comenzó a besarla con mucho ardor, metiéndole la lengua y masajeándole sus tetitas con una mano y frotando sus piernas hasta tocas su tanguita.

-Y¿tú qué sentías?, le pregunte.

-Riquísimo, pero me dio mucha pena y miedo y me separé de él. Se enojó conmigo y dejo de hablarme varios días.

Cuando se le pasó el coraje –dice Marcela—platicamos sobre el tema y él me insistía en que "eso" era normal entre novios y que solo pasaría lo que yo quisiera que pasara.

Para cuando llegabamos a esa parte de la confesion, mi verga estaba totalmente dura, por lo que se me hizo facil sacarmela del pantalon y comenzar a puñetearmela por debajo de la sotana.

Asi, Marcela me dijo que en otra ocasion, el muchachito la invito a su casa, para hacer la tarea, pero sin advertirle que sus padres no estaban.

Ella nada sospecho y fue a su casa, solo para darse cuenta de que era una simple trampa, que no harian tal tarea y que el chico queria cogersela.

Yo hacia lo imposible por contener mi eyaculacion cuando ella platico que, para no hacerlo enojar, accedio a las caricias de rigor el besito en la boca, las caricias con as manos, pero que cada vez eran mas atrevida, pues comenzo a pasar sus labios y lengua por el cuello y nuca, mientras sus manos lo mismo le daban ligeros apretones a sus pezones, que le masajeaba las nalgas y le hacia sentir su entrepierna, con un paquete bastante duro.

La calentura llego a donde tenia que llegar: la cama.

La llevo hasta la recamara y con toda la delicadeza la fue desvistiendo hasta dejarla totalmente desnuda y casi al mismo tiempo el mismo se iba despojando tambien de sus prendas, aunque se quedo con un breve bikini que no ocultaba lo exitado de su falo.

-"Me dolio cuando me la metio de un solo golpe, aunque la verdad es que mi vagina estaba tan mojada que el dolor fue apenas unos segundos, para dar paso a una sensacion tan divina que no queria que eso acabara", confeso Marcela.

Para agregar que "como los dos eramos principiantes, yo apenas tuve algo que ahora se que era un orgasmo, cuando de su miembro comenzo a salir un liquido caientisimo que pronto inundo mi agujerito".

-¿Que penitencia merezco, tio?, pregunto.

Yo, exitado al maximo y con mi verga totalmente endurecida, le ordene que se pusiera de pie y entrara a mi privadito.

Al verme a mi frente a ella, con la sotana levantada y mi verga entera de fuera, se asusto quiso salirse, pero la detuve.

De dije, mira, El Señor impone sanciones a quienes violan los codigos sociales y tu has cometido uno de los pecados mas castigados.

Para ser perdonada, le dije, tienes que hacer conmigo, que soy hijo del Señor, lo mismo que hiciste con tu novio.

Y asi, la hice que con sus dos manitas tomara mi vergota y comenzara a masajearle, primero con los dedos y luego con la punta de la lengua.

No opuso ninguna resistencia luego la hizo que procediera a mamarla toda, pasando la lengua desde el agujerito del glande hasta la base, para luego meterse mis boas a la boda y chuparlas.

Yo, a mi vez, con ambas manos le desabroche la blusa y el brasier, para dejar libres sus riquisimas tetas. Ademas le levante la falda y, haciendo a un lado la tanguita, comence a jugar con su panochita.

Tuve que apagar a besos sus quejidos, pues de otro modo, los pocos feligreses que estaban en la Iglesia se hubieran dado cuenta de lo que ocurria en el confesionario.

Asi, mamando mi falo y las caricias de mis manos y dedos, Marcela tuvo un primer orgasmo que, luego me diria, nada parecido al que habia tenido con su noviecillo.

Suficientemente mojada de sus interiores, procedi a sentarla a horcajadas sobre mi endurecida verga.

Un ligero quejido me hizo saber que mi verga es mas gruesa que la de su novio y cuando la sintio hasta el tope me dijo: "esta grandisima".

Pero nada hizo por zafarse.

Al contrario cabalgo unos minutos en los que, por sus gestos, gemidos y suspiros, me di cuenta de que un par de orgasmos procedieron a mi eyaculacion.

Para ello y sabiendo que, como inexperta que era, podria embarazarla con mi leche, la desenchufe y la puse hincada frente a mi. Abri con una mano su boca y le lance varios chorros de semen que lo mismo cayeron hasta su garganta, que se estamparon contra sus mejillas, ojos, frente y pelo.

Lo que cayo en su boca, se lo trago todo, sin hacer gesto alguno.

Despues de esa "confesion", Marcela acudio mas seguido hasta mi parroquia, pero en lugar de vernos en el confesionario, se metia hasta la casa que en la parte de atras del patio, me servia de vivienda.

Que manera de disfrutar.

Yo estaba encantado con la chiquilla y ella me decia que nunca, jamas, haria el amor con otro que no fuera yo.

La realidad se impuso y un año y medio despues fui cambiado de parroquia a un municipio muy lejano de donde viven mi amigo Mario, la bellisima Daniela y mi adorada Marcela.

Hoy, mi linda nenita tiene 24 años y forma parte de un grupo juvenil de cantantes que una televisora nacional (Televisa) promueve a lo largo del continente.

Por supuesto, el nombre que en esta confesion le he puesto no es el real, pero si muy parecido y para quienes gustan de los acertijos, Mario y Daniela si son de verdad los nombres de sus padres.

Algun tiempo despues, "Marcela" vino hasta Tamaulipas en una gira de su compañia y fue hasta el poblado donde vivo, para saludarme.

Platicamos largo rato, no tenia tiempo para hacer el amor, por lo que en memoria de los buenos tiempos, solo me saco el falo por debajo de la sotana y medio tal mamada de verga que me demostro que en el tiempo que he dejado de verla no ha perdido el tiempo.

-¿Y que crees?, me dijo. ¿Que la oportunidad en el grupo me la gane solo porque soy bonita?. Tuve que ir a la cama primero con el buscador de estrellas, luego con el productor y finalmente con un grupo de patrocinadores.

Alli como vez, a mis compañeros (son siete en total, con ella, incluyendo tres varoncitos) hemos tenido que pagar en la cama gran parte de la fama y el dinero que nos han dado a ganar, me dijo.

Al final, con una eyaculada fantastica, se trago buena parte de mi semen y la otra se la limpio de su cara con una toalla, para despedirnos con un tierno beso y la promesa de que, en la proxima ocasion que nos veamos, hacerlo con mas tiempo.

-Te voy a dejar que me culees, me prometio.

De ese dia a la fecha han pasado casi dos años y, salvo algunas eventuales llamadas telefonicas, nada mas he sabido de ella.

Pero no pierdo la esperanza de, algun dia, clavarle mis nueve pulgadas de carne maciza en el trasero a mi linda "Marcela".

Hasta a proxima.

Anónimo

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