jueves, 30 de noviembre de 2023

La casera instruye a Jordi para su primera experiencia


Rebeca y Jordy son dos jóvenes de 28 y 18 años que se hospedan en las dos habitaciones de mi casa que estoy alquilando de forma temporal.

Rebeca está buscando trabajo y Jordi acaba de conseguir uno como responsable de atender las quejas de los clientes de una compañía eléctrica.

Mi casa es amplia, y todos los dormitorios dan al jardín, donde hay una pequeña piscina.


Yo me llamo Rosmary, y tengo 52 años bien llevados, pues la verdad es que intento cuidarme. Cada mañana no hay quien me quite mi sesión de piscina y yoga en el jardín, por las tardes voy a caminar, y por supuesto la alimentación la cuido mucho, procurando comer poca comida basura. Y por supuesto no hay quien me quite mi sesión de masajes cada dos semanas, con un fisioterapeuta brasileño que está para comérselo, ya solo por sentir sus manos en mi cuerpo merece la pena, aunque la verdad es que me deja el cuerpo como nuevo, sin contracturas y más relajado. Pues mi espalda lo requiere, tras muchos años maltratándola.

Rebeca y Jordy habitualmente comen en la casa con el menú que yo elijo y les digo con antelación. Y me suelen avisar cuando no vienen.

Aquella noche estábamos cenando Rebeca y yo, cuando llegó Jordy, entró deprisa a la casa y dijo que no cenaba, venía contrariado y algo de mal humor se le notaba en su cara.

Rebeca me dijo que lo oyó discutiendo por teléfono, y creía que debía ser con su novia.

Tras acabar la cena, le di el habitual abrazo y beso de buenas noches a Rebeca. Nos comportábamos como una familia, y yo los atendía como si fueran mis niños. Luego me dirigí a la habitación de Jordy. Toqué en la puerta, abrí un poco y vi que estaba llorando. Me acerqué, le acaricié el pelo y me senté a su lado en el borde de la cama, abrazándolo.

Le dije que no me gustaba verlo así y quería ayudarlo para que estuviera bien, y para eso tenía que contarme lo que le sucedía.

Le había dicho a su novia que no viniera este fin de semana, como tenían previsto, pues él se encontraba indispuesto y con mucho trabajo, por lo que no podría estar a gusto con ella, me confesó.

Le pregunté si eso era verdad, y me dijo que no, que la realidad era que sintió pánico de estar solo con ella, y no dar la talla como hombre, pues estaba previsto que fuera su primera experiencia sexual.

Yo lo abracé aún más fuerte y lo besé suavemente en los labios. Luego le dije que yo lo ayudaría, y que sin más dilación llamara a su novia para decirle que viniera y que estás ansioso por verla y estar juntos. Era miércoles, y su novia Paola tenía previsto venir el viernes.

Tras realizar la llamada, le dije a Jordy que me besara, y me dio un beso suave, luego yo me acerqué y le di otro más intenso, y lo invité a que lo repitiera varias veces. Luego estábamos morreándonos jugando con nuestras lenguas, su cara ya era otra. Lo invite a acariciarme. Mientras yo con una mano acariciaba su pelo y con la otra apreté su miembro tieso sobre la tela que lo cubría.

- Tocame las tetas, primero suavemente y luego vas subiendo la presión, le indique.

Me agaché, bajé su boxer y su polla saltó como un resorte, la agarré, llevé a mi boca y comencé a chupar. Le pedí que apretara mi cabeza contra él.

Tras un rato dándole una mamada mostró su satisfacción y me dijo que le había gustado mucho. Yo le indiqué que tomara nota para que le pidiera a Paola que se lo hiciera también.

Luego le dije que le tocaba a él la devolución de servicio. Me levanté y lo empujé para que se arrodillara frente a mi.

- Tienes que poner a trabajar tu lengua en mi chochito, como si chuparas un helado le dije.

- Si, si, chúpame fuerte, le decía, mientras apretaba su cabeza contra mi pubis.

Tras un rato sin parar de mover su lengua hizo que me corriera.

- Muy bien, si, si, has conseguido que me corra, y has chupado bien el chocho, le dije.

Luego lo empujé sobre la cama, y me puse sentada sobre su miembro, lo agarré con una mano y me lo introduje en mi alcancía sexual. Estuve un rato subiendo y bajando, con su polla dentro de mi.

- Que bueno!, que bueno!, nunca había sentido algo así!, me dijo.

Saqué la polla de mi vagina y continué masturbándolo con la mano, hasta que se corrió descargando un chorro de semen en mi pecho.

Me acerqué a él para que con sus manos extendiera su leche por mis tetas, que le hice chupar para que supiera a que sabe su esperma.

Aquella noche me quedé a dormir en su cama, abrazado a mi se quedó dormido.

Me desperté temprano, pues había que seguir instruyendo a mi joven aprendiz.

Mientras él seguía dormido comencé a chuparle su glande nuevamente. Cuando ya lo tenía completamente erecto se despertó.

Me puse sobre la alfombra en posición perrito y lo invité a que fuera él quien me introdujera su miembro en mi vagina desde atrás. Pero que antes lo acariciara y lamiera un poco, para prepararlo.

- Chupame las tetas también, le dije.

Obedeció a la perfección, subiendo la temperatura sexual de mi cuerpo, e iniciando un mete y saca sin parar de su pene en mi vagina, hasta quedar exhausto.

Estábamos conteniendo nuestras expresiones de satisfacción, para que Rebeca no nos oyera.

Nos corrimos los dos casi simultáneamente, y luego yo le di una mamada para limpiar hasta la última gota de su polla.

Nos duchamos juntos, enjabonando cada uno el cuerpo del otro y tras secarnos y vestirnos fuimos a desayunar.

Cuando Rebeca nos vio preguntó que había pasado, pues Jordy parecía otro y a mi me dijo que también tenía cara de estar muy satisfecha.

Yo dije que el sueño es reparador, y la mejor medicina para muchos males.

Todos sonreímos, y Rebeca se quedó con la mosca tras la oreja.

En la casa no había secretos, la transparencia era total.  Son las normas que nos pusimos para tener una convivencia plena.

Tras irse Jorge a trabajar, le conté a Rebeca la situación por la que estaba pasando el muchacho, que era pánico a su primer encuentro sexual con su novia Paola. Y le rogué que lo ayudará ella también. Por lo que le pedí que intentara abordarlo cuando llegara del trabajo, pues su novia llega mañana, y tenemos ya muy poco tiempo para instruirlo un poco más en el arte de relaciones sexuales.

Ella lo comprendió y compartió totalmente.

- Y lo haré con mucho gusto, ya me estoy humedeciendo solo de pensarlo, me dijo.

Me acerqué a ella, nos abrazamos y nos dimos un fuerte y prolongado morreo.

- No esperaba menos de ti, pues somos como una familia que comparte y ayuda, le dije.

Jorge vino de trabajar, se fue a su cuarto a ponerse ropa cómoda para estar en casa y bajo a comer.

Estábamos los tres en la mesa, comiendo y hablando.

Note que miró a Rebeca un poco más atentamente, sobre todo sus tetas, que se marcaban los botones bajo su fina camiseta sin sujetador. Al levantarse para ir a la cocina también noté como se fijaba en su culo y piernas, pues llevaba un pantalón muy corto ceñido, que resaltaba sus glúteos y dejaba todos sus muslos al aire.

Rebeca se puso indumentaria propicia para la ocasión, pues no quería dejar pasar más tiempo para iniciar el plan previsto.

Lo invitó a qué la acompañara a la sobremesa sentados en el salón. Le ofreció café o te y le dijo que se lo llevaba al salón.

Ambos eligieron té negro. Se sentó junto a él, y comenzó tocando su muslo, para que viera como estaba su mano de la taza de té, que estaba hirviendo.

Jorge seguía dando miradas furtivas a los pezones de Rebeca, que continuaban erectos.

Rebeca quiso acelerar los preámbulos, y le planteó ponerle una venda roja que llevaba, tapando sus ojos, lo que aceptó sin ninguna pega.

Después de tomar un poco de té, Rebeca besó a Jorge suavemente en la boca, y él no solo no se apartó sino que participó alargándolo.

- Vamos a hacer un juego, que no te será difícil seguir. Actuarás como si hoy fuera viernes y yo fuera Paola, tu novia, dijo Rebeca

Una sonrisa pícara salió de sus labios y dijo que aceptaba el juego y que le hacía mucha ilusión.

Rebeca acercó sus labios a los de Jorge, sin tocarlos, y le pidió a Jorge que tomara la iniciativa. El inmediatamente se morreó completamente con Rebeca, y sus manos buscaron sus pechos desesperadamente, lo que no le fue muy difícil, pues Rebeca ya había prescindido de su camiseta, y los tenía completamente al aire.

Ella acercó su mano al pene de Jorge, a través del pantalón primero, y desabrochándoselo y bajándolo completamente junto a su bóxer.

Luego se agachó y comenzó a darle una mamada a aquel joven miembro, que ya estaba completamente erecto y con ganas de guerra.

La polla de Jorge entraba y salía en aquella boca ansiosa de devorarlo completamente. Al final se corrió y Raquel chupó hasta la última gota.

Luego se recostó en el sillón y le pidió a Jorge que jugara con su lengua en su vagina e intentara encontrar su clítoris. Lo hizo a la perfección, consiguiendo que se corriera y sus jugos bajaran por sus muslos, que él ávidamente acariciaba y esparcía con sus manos.

Lo acostó en el suelo y ella se puso encima de aquella polla, dirigiéndola hasta su raja vaginal cabalgándolo sin parar, metiéndosela hasta lo más hondo de sus entrañas hasta quedar exhaustos, corriéndose los dos, revolcándose por el suelo dando gritos de satisfacción.

- Si, si, me corro, fóllame más mi novio querido, quiero hasta tu última gota de esperma en mi chocho, dijo Rebeca.

Quedaron en el suelo desnudos y abrazados hasta el amanecer, cuando una nueva boca, que se había masturbado sola en su habitación oyéndolos, se posó en aquel miembro para iniciar una nueva sinfonía, como un ensayo más de preparación para la actuación del fin de semana. Estuvo chupando y saboreando aquella polla hasta dejarla lista para entrar en las vaginas de las dos mujeres de su casa.

Jorge empezó follando a Rosmary para luego continuar con Rebeca, que se había despertado con los ruidos de satisfacción que emitía su compañera. La polla de Jorge estuvo follando alternando las dos chochas, que tenían en la casa, colocadas en la posición perrito una junto a la otra, mientras follaba a una daba palmadas en el culo de la otra, hasta correrse los tres.

Jorge estaba ansioso viendo ya las luces del amanecer del día en que llegaba Paola, y sabiendo que ya iba como un joven algo experimentado, con plena confianza y deseos de poderla follar y hacerla gozar durante todo el fin de semana.

Por berto68

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