miércoles, 11 de octubre de 2023

Las niñas de mi barrio, Parte 2


El grito de la madre de Don Rafael venía desde el segundo piso. Pero Don Rafael solo respondió: “Tranquila mamá, ellas están conmigo, no pasa nada”.

Yo estaba muy nervioso por lo que estaba viendo, pero no quería perderme ningún detalle.

Don Rafael, al ver que Pili se había dado la vuelta y se daba cuenta de lo que estaba pasando con su hermana, pidió que ya era el turno de ella, era su tiempo de jugar.


Don Rafael, sin prestar mucha atención a lo que le decía Pili, como pudo alargó su brazo y con la mano acarició la cara de la niña y le dijo: “en un momento mi amor, en un momento”, al tiempo que bajaba su mano grande y le acarició las nalguitas de la niña.

En la escena se veía a Anita encima de Don Rafael y la verga de este entrando en la vaginita. Don Rafael tratando de penetrarla cada vez más pero la posición en que estaban requería de Anita tomara más acción y de ella dependía que la penetración fuera más profunda pero Anita estaba casi sin fuerzas para poder hacerlo. El señor hacía movimientos hacía arriba como tratando de que entrara cada vez más, pero solo lograba que su verga se saliera y otra vez con las manos la dirigía al lugar indicado. Anita no ayudaba solo se dejaba llevar, Todo esto sucedía mientras Pili, miraba y no decía nada. Don Rafael levando un poco a la niña logró que parte de su verga entrara un poco más en la niña pero no entraba toda, creo que ni la mitad. Aunque no era una verga muy grande si era delgada y podía entrar en la niña.

Don Rafael pudo empezó a meter y sacar la verga en la niña con mejor ritmo. Entre cada metida y sacada los gemidos de Anita era cada vez más fuertes. Entra y salía, entraba y salía Anita subía y bajaba llevada por los fuertes brazos de Don Rafael. La niña parecía una muñeca de trapo que se dejaba ir de arriba hacía abajo. El ritmo se aceleró y escuché una grito de Don Rafael: “Ya viene mi niña, ya viene” en un segundo Don Rafael apartó a un lado la niña y veo que de su verga salen varios corros blancos que van a dar a la cara de la otra niña.

Anita había quedado tendida al lado de Don Rafael mostrando su culito enrojecido y su vaginita abierta y con mucho liquido blanco saliendo.

Rápidamente se levanto como pudo y fue hasta el baño y regresó con un rollo de papel higiénico. Tomó un buen pedazo y empezó a limpiar la cara de Pili que solo sonreía. Tomó otro pedazo de papel y empezó a limpiar el culito de Anita y su vaginita. La niña no se movía, había quedado como dormida. Bueno, eso era lo que yo pensaba.

Veía como Don Rafael todavía con la verga afuera se movía entre Anita y Pili limpiando a la una y a la otra.

Yo no salía de mi asombro, pero no me podía mover del lugar donde estaba que me permitía ver todo. Como mi atención estaba puesta solamente en las dos niñas y Don Rafael no me di cuenta que Doña Julia desde cierta distancia estaba atenta mirando lo que su hijo le hacía a las niñas.

Anita seguía acostada de medio lado en el sofá, mostrando su lindo trasero. Don Rafael se sentó otra vez en el sofá y Pili rápidamente se subió en sus piernas.

Pili decía: “Me toca a mí, me toca a mí”

Don Rafael no protestó y dejó que Pili se subiera encima de él, pero le dijo que necesitaba descansar un momento mientras acariciaba las nalgas de Anita con una mano y con la otra la cabeza de Pili.

Anita se incorporó y quedó sentada al lado de Don Rafael y su hermana. Se arregló la faldita y empezó a buscar su calzoncitos pero no los encontraba por ningún lado. En el momento que miraba para todos lados para ver en dónde podrían estar nuestra mirada se encontró. Nos miramos por unos segundos y yo quería salir corriendo pero como Anita me sonrió no lo hice así que seguí escondido.

“Pili, deja descansar a Don Rafael, tú sabes” le dijo a su hermana. Ella simplemente no respondió. Pili tenía un trasero muy grande, bueno, eso pienso ahora yo.

Don Rafael era un señor de unos 35 años, por ahí de un 1, 75 mts de estatura. Su aspecto era el de una señor de campo. Tosco, rudo, musculoso, sus manos eran grandes y ásperas como las de un agricultor.

Anita se levantó del sofá y empezó a buscar alrededor del sofá, pero al parecer no los encontraba, Caminó hacía donde estaba Doña Julia y ella la tomó de la mano y se la llevó hacía a cocina.

En el sofá Don Rafael empezaba el juego con la culoncita Pili. La niña sabía qué hacer. Se movía encima de la verga de Don Rafael, él solo la tomaba de la cintura y la movía de una lado para el otro. Pili se acomodaba encima del señor. La diferencia de tamaño entre Don Rafael y la niña era más grande que con Anita así que la podía manipular más fácilmente. Mientras la nenita se movía las manos de Don Rafael se ubicaron encima de las piernas de la niña al tiempo que levantaba su faldita, se veía el calzoncito blanco y su montecito que se veía ya un poco abultadito en su entrepierna.

Las grandes manos del señor solo se veían jugar con la vaginita de la niña que cada vez abría más sus piernas para dejar que Don Rafael la manoseara como quisiera. Colocaba una mano encima de la vaginita y cubría toda esa parte de la niña. Jugaba con ella, la acariciaba, daba pequeños apretones encima de su montecito y la niña se dejaba hacer realizando pequeños movimientos involuntarios que las caricias le producían. Pequeños movimientos que le producían placer a la chiquita. La mano se pasaba de arriba abajo, de un lado para otro, sin violencia, todo suavemente tratando de estimularla y que la chiquita los disfrutara. La niña estaba disfrutando de las caricias suaves del señor. Con la otra mano apartó el calzoncito de la niña y siguieron las caricias ahora directamente, La vaginita rosadita sin pelos y algo abultadita por los manoseos del señor. La piernas abiertas al máximo y la respiración agitada de la niña, era lo que podía ver.

Un dedo pasaba por la pequeña vagina de arriba hacia abajo lentamente, suavemente. Los labios de la vaginita se abrían y dejaban pasar el dedo grande. A veces se detenía en la parte de arriba de la vagina y ahí hacía pequeños círculos alrededor. La estimulaba constantemente. Ahora ella se movía de atrás para adelante como siguiendo el camino del dedo que la tocaba. A veces ese dedo se detenía y entraba un poco en la vaginita, pero inmediatamente lo sacaba y volvía hacer el recorrido de estimulación. No sé cuánto tiempo pasó pero cada vez ese dedo se movía más fácilmente entre la vaginita de la niña. Ahora el dedo entraba un poco más, todo era más fácil, los líquidos que salían de la vaginita lubricaban perfectamente y la agitación era cada vez mayor.

Don Rafael levanto a la niña como quien levanta una muñeca y la puso de pie e inmediatamente le bajó los calzoncitos. La tomó por la cadera e hizo que la niña quedara ahora arrodillada o mejor en cuatro patas mirando para un lado. De esta forma el culito de la chiquita y su vagina quedaron completamente expuestos a Don Rafael, yo podía ver perfectamente.

Don Rafael hizo que la niña levantara un poco más el culo de esta forma la cabeza de la niña quedó pegada al sofá y su culito al aire.

Vi como el señor se agachó y empezó a besar la cola de la pequeña y lo vi empezar a pasar su lengua por el culito y la vaginita de la niña. La escena era increíble. Besaba las nalguitas y pasaba su lengua de abajo hacía arriba recorriendo la vaginita el culo de la Pili. La niña gemí y gemía, no paraba de tener movimientos involuntarios cada vez que esa lengua pasaba de abajo hacía arriba. Era tanto el placer que la nena sentía qué empezó a emitir pequeños gritos, seguro la escuchaban todos en la casa. En un momento Pili cayó de lado, no aguantaba más pero Don Rafael quería más y así como estaban Don Rafael apunto su verga hacía la niña y empezó a pasarla por la vaginita y el culito pero solo hacía eso, no intentaba penetrarla. En ese juego estuvieron varios segundos o minutos, no sé.

Por fin Don Rafael empezó a tratar de introducir su verga por la vagina de la niña y con esa cantidad de fluidos y su forma de estimularla logró meter parte y la nena solo hizo un movimiento como de sobresalto, pero se relajó y dejó hacer.

Don Rafael al parecer no la quería penetrar totalmente, solo entraba en ella un tercio o menos, pero la nena quería más y llevaba su cuerpo hacía atrás como tratando que la penetrara completamente.

Don Rafael no lo hacía, entraba en ella un poco y luego la sacaba, entraba y la sacaba, así duraron un buen rato hasta que Don Rafael le avisó que ya se iba a venir. La nena intentó por última vez que se la metiera toda, pero no lo logró.

Don Rafael se vino abundantemente otra vez pero por fuera de la niña. Otra vez una cantidad de líquido blanco se vio salir y el culito de Pili quedó bañado en él.

Esta vez el papel higiénico estaba a la mano y rápidamente procedió a limpiar a la niña y a él mismo.

La nenita quedó como dormida de lado en el sofá y Don Rafael se sentó al lado de Pili y le acariciaba su gran culito.

Enseguida apareció Anita de la mano de Doña Julia. Y sin pronunciar palabra de llevó de la mano a Pili…

En ese momento decidí que era el momento de mi salida de esa casa.

Me quedé pensando en todo lo que había visto y escuchado, mi cabeza daba vueltas y vueltas.

Por EFEBOLICOMADURO60

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