viernes, 13 de octubre de 2023

Las niñas de mi barrio, Parte 4


Después de refrescarse volvió Anita y se sentó en el borde de la cama, su papá estaba de pie y su verga estaba pegada al rostro de la niña. Anita volvió y la metió en su boca y empezó a chupar al tiempo que David hacía movimientos de entrada y salida en la boquita de la niña. No trataba de atorarla con su verga, solo quería sentir la sensación de estar dentro de la boquita de la nena. Chupaba y chupaba y cada vez David sentía las ganas de venirse en la boquita de su hija.


Sacó la verga de la boca de su hija y le dijo:

Mi amor, quiero que lo sigas haciendo como lo estás haciendo, pero esta vez yo me voy a venir en tu boquita

Pa que es eso de venir, no entiendo

A ver mi amor, tu te viniste en mi boca, cierto?

No sé papá, dime

Bueno muñeca, tuviste un orgasmo y salieron líquidos de tu vagina, yo me los tomé todos, entiendes?

Más o menos

Yo quiero hacer lo mismo contigo.

O sea te vas a orinar en mi boca?

No, mi amor, no te voy a orinar, solo voy a soltar mis líquidos que no son como los tuyos.

Anita pensaba otra vez, si Pili lo ha hecho yo también lo puedo hacer.

David volvió a la carga y le indicó a su hija que volviera a meterse la verga en la boquita. La niña lo hizo y empezó a chupar al tiempo que con las manos detrás de la cabeza le iba indicando para encontrar el mejor ritmo. La nena chupaba y David trataba de que su verga entrara un poco más en la boquita de la nena, era imposible. La nena chupaba y cada vez apretaba más la verga de su papá con la boquita.

Qué rico mi amor, que rico, sigue, sigue así

La nena se estaba cansando, pero seguía con la idea de que si su hermana menor lo hizo ella debía hacerlo también. Continuaba con su tarea. Chupaba y chupaba, a veces su papá se pasaba y la verga de él le llegaba casi hasta la garganta entonces la nena se quitaba y empezaba a toser pero cuando le pasaba volvía otra vez a chupar y chupar. David sabía que la niña no iba aguantar mucho tiempo así hasta que le indicó a su hija que colocara la boca en forma de tal que no tuviera que hacer fuerza y dejara que la verga entrara suavemente y ella solamente la trata de aguantar con la lengua. Cambió la estrategia y así empezó a sentir que la boquita pequeña se acomodaba mejor y empezó a bombear la boquita de la pequeña, cada vez más rápido sin violencia. La nena sentía que su papá estaba siendo algo brusco pero a la vez quería ver a su papá feliz. Entraba y salía, bombeaba y bombeaba y la nena con la boca ya abierta solo atinaba a dejar su lengua como para frenar la embestida de su papá. Entraba y salía. La niña trataba de sostener la verga de su papa con las dos manitas, era difícil hasta que por fin su papá le avisó. Sintió su boca llena de líquido y abrió lo que más pudo su boquita y logro sacar casi por completo la verga de su papá pero los chorros eran bastante grandes, parte del semen quedó en su boca, parte en sus labios y el resto en su carita de niña. La escena era maravillosa. Anita atragantada de líquidos y con cara de asustada, no sabía qué hacer, no entendía muy bien lo que pasaba. Se tragó lo que tenía en su boca y su papá se inclino hacía ella y empezó a besarla por la carita de ángel y sin pensarlo mucho le metió la lengua en su boca y así Anita tuvo su primer beso y qué beso. Seguía besándola y besándola hasta que entendió lo que debía hacer para recibir y dar un beso real de adultos. Se sintió amada.

David a pesar de haberse vaciado con la boca de su hija tenía energías y ganas de más batalla. Mientras la seguía besando pasaba sus manos por todo el cuerpo de su hijita y como no había hecho nunca empezó a meterle un dedo en la vaginita lubricada con sus propios jugos, era la mejor sensación para ambos, la niña encantada de sentir a su padre.

La niña sentía las caricias de su padre y no podía dejar de suspirar, las sensaciones eras nuevas y maravillosas. Con las piernas abiertas a más no poder la nena se dejaba manosear pero a su vez era un poco incómodo ya que su vaginita no estaba acostumbrada a ese tipo de caricias. Sin embargo se sentía segura por que era su padre.

David sabía que no podía se muy agresivo. Solamente manoseaba a la niña e iba jugando con su vaginita. Se tomaba todo su tiempo para recuperarse y al mismo tiempo para hacer que la nena empezara a lubricar. Su dedo entraba un poco y luego jugaba alrededor. Los labios pequeños se abrían y se cerraban al pasar del dedo invasor.

No hablaban. Las caricias iban en aumento. Se escuchaban los gemidos y la respiración acelerada. Cuando se dio cuenta que la pequeña vagina se adaptaba a su dedo trato de hacer lo mismo pero con dos dedos. Tenía que lograr lubricarla mucho para que no fuera doloroso, quería que todo fuera placentero y así enseñarle que no le haría daño.

La niña solo trataba de abrir más las piernas y darle acceso total a su cuerpo, pero ya estaba totalmente abierta así que lo mejor que podía hacer era estimularla suavemente pero sin detenerse. Sus dedos ahora pasaban de arriba hacia abajo haciendo círculos en su pequeño clítoris sin lastimarla, solo estimularla. Se detenía en la entrada de la vaginita y presionaba con los dos dedos para ver si lograr ensanchar la cuevita de su hija. Entraba un dedo muy bien, pero la entrada del segundo dedo era difícil. Entonces se limitaba a presionar un poco en los lados y los extremos de la cuevita.

Tomaban un breve descanso para beber, agua para la chiquita y un sorbo de Whisky para el padre y sin decir una sola palabra el padre volvía a su labor de manipular y tratar de ensanchar (agrandar) la entrada virginal de la niña. Fueron varios minutos para lograr introducir dos dedos en la pequeña vagina. Una vez pudo hacerlo volvía a recorrer los labios vaginales alrededor varias veces y otra vez los dos dedos adentro. Los dedos ahora hacían círculos muy pequeños como tratando a agrandar su cuevita. Una vez logrado esto, los dos grandes dedos de su padre se veían entrando y saliendo completamente de su lugar sagrado. La nena no podía creer que ese par de dedos pudieran entrar en ese lugar.

El padre siguió estimulando a la niña hasta que creyó que era el momento de penetrar a su hijita con su verga. Para que la nena manejara bien la penetración David se acostó boca arriba en la cama e hizo que la pequeña se sentara encima de él. Así de esta manera ella podía ir guiando la entrada en su cuerpo. La chiquita fue sentándose poco a poco en la verga de su padre. La punta de la verga entró con facilidad, quizás un centímetro o un centímetro y medio. Cuando la nena sintió la invasión creyó que la iba a romper. David la sostuvo por al cintura y no dejó que la verga la penetrara más. Así con empezó a subirla y bajarla para que se acostumbrara. Arriba y abajo. La sensación e David era maravillosa, sentía las paredes vaginales de su hija muy apretadas, pero se tomó su tiempo. Poco a poco la verga iban entrando un poco más y por cada centímetro adentro, él volvía a levantarla y a sentarla encima pero limitando la penetración. La levantaba y la sentaba una y otra vez. En muchos intentos, muchos de verdad. La niña sentía que la verga del padre estaba alojada completamente en su estómago, ella decía que la sentía muy adentro pero amaba esa sensación.

Una vez hubo penetración total la nena no podía mantener la posición y cayó encima de su padre que con su besos la recibió sin moverse dentro de ella. La nena no podía moverse, se sentía completamente llena e incapaz de moverse. El padre la dejo descansar y dejó que se recuperara un poco. Cuando sintió que la nena se relajó empezó a moverse un poco para arriba y para abajo tratando de levantarla un poco, evitando maltratarla. La tomaba de las caderas ensanchadas por la penetración, la levantaba un poco y él sacaba un poco su verga y así con paciencia y suavemente fue levantándola y sentándola una y otra vez. La nena gemía en cada nueva pequeña penetración. Trataba de incorporarse y moverse pero ella solo podía moverse un poquito a los lados, solo un poco nada más. Su papá la subía y bajaba hasta que la niña se desplomó otra vez encima de su padre y solo grito:

Papi me oriné!
Tranquila mi amorcito no importa.
La niña había tenido su primer orgasmo real. David la dejó descansar pero no salió de ella. Su verga necesitaba más y más. Otra vez cuando sintió que su niña se recuperaba empezó a jugar otra vez. Pero esta vez fue un poco más agresivo. La verga entraba y salía con más facilidad debido a los fluidos de los dos y obviamente al ensanchamiento de la pequeña vagina.

Para papito, para me duele, no aguanto más, por favor
Ya mi niña, ya
El padre no siguió y por fin salió de ella, aunque él no quería. Simplemente le dijo:

Bueno mi chiquita descansa un poco.
Apartó la niña y la dejó acostada en la cama. Se levantó fue por agua y más whisky. Le dio a beber agua a la niña, la llenó de besos. Apuró un trago y fue por toallas y más agua para limpiarla. Le separó las piernas y vio que en la vaginita había un poco de sangre unido a fluidos de los dos. La vaginita de la nena estaba agrandada, inflamada como nunca al tiempo que muy enrojecida debido al inevitable maltrato. Sin embargo la cuevita estaba abierta. Pasó la toalla húmeda y empezó a limpiarla al tiempo que la chiquita al sentir el pasó de la toalla simplemente tuvo una especie de convulsión debido al roce.

David se volvió acostar al lado de su niña y empezó a darle caricias y besos. La niña solo se abrazaba al padre y sentía el amor. Sin embargo David quería más y más. Con sus manos entre las piernas de la chiquita volvió acariciarla. La noche apenas empezaba.

Al poco rato le dijo a su niña que se colocara en 4 patas en forma de perrito. Le dijo que inclinara la cabeza hacía la almohada y así su culito y su vagina quedarían expuestas y ella no tendría que hacer ningún esfuerzo. Como pudo y sin dar más explicaciones acarició el culito de la niña y se concentró en la vaginita. Se agachó hacía él y empezó a pasar la lengua por el culito y la vagina. Anita solo gemía y gemía y trataba de moverse pero David la tenía atrapada con sus brazos. Sin perder tiempo como pudo apuntó la verga en la entrada de la vaginita de la niña y sin pensarlo mucho penetró otra vez a la nena suavemente. Empezando con la cabeza de la verga que esta vez no tuvo ninguna dificultad. Como vio que no había resistencia se la clavó toda de una vez pero la niña si lo sintió y le reclamó:

Papi me duela, me duele
El papá suavizó su embestida y cuando al tuvo toda adentro no se movió más, solo paró y sintió lo apretadita que su verga estaba en el interior de su hijita. Disfrutó el momento, la imagen. Su hija en 4 patas y él clavándola, La verga enterrada hasta el fondo de una niña. Esta imagen haría venirse a cualquier pedófilo. David no quería que la noche acabara, quería culiarse a su hija toda la noche y todo el día siguiente y al otro día y al otro día. Tenía tiempo pero también sabía que no debía sobrepasarse y lastimar a la chiquita.

Cuando la chiquita se volvió a relajar el volvió a empujar su verga y esta vez la nena no dijo nada, entonces empezó suavemente a sacar totalmente la verga del interior de la niña y suavemente volverla a meter toda, en cada embestida la nena sentía la verga de su padre y sentía que la penetraba hasta el estómago. Ella no entendía bien todo pero le gustaba mucho la sensación, se sentía llena, abundantemente llena al tiempo que las sensaciones eran maravillosas. Le gustaba cada penetración, la sensación de esa cosa entrando en ella y lo rico que sentía. Jadeaba y gemía con cada nueva embestida de su padre. David ya no se podía contener y empezó a clavar a la nena un poco más fuerte y obviamente la niña la sintió pero no podía y no quería que parara. Su padre aceleró las embestidas, cada vez más fuertes y tan profundas como el cuerpo de la nena se lo permitía. Más y más fuerte y más profundo. Las paredes vaginales de la niña apretaban la verga y entraba y salía cada vez más rápido, más rápido hasta que la nena se volvió a orinar y se lo dijo. Pero David no tenía forma de escucharla y no dejó de hacerlo, una y otra vez, muchas veces. Anita volvió a tener uno o dos orgasmos más al tiempo que por fin su padre de vino adentro de su chiquita… Solo se vino en ella y ahí si de dejó caer encima de la nena pero los dos cayeron de lado y la verga de David salió de la vagina de su hija. Estaban cansados y satisfechos… Por ahora.

Esa noche durmieron un par de horas y David quería más. La nena solo dejó que su padre hiciera lo que él quería y se la culió varias veces y en distintas posiciones.

Al día siguiente Anita no salió a jugar como siempre. Sus amigos timbraban a su puerta pero nadie respondía, Adentro Anita estaba durmiendo y en otras ocasiones estaba culiando con su padre…

Continuara...

Por EFEBOLICOMADURO60

No hay comentarios:

Publicar un comentario