lunes, 16 de octubre de 2023

Las niñas de mi barrio, Parte 5


Continuamos con el inicio de Anita y así poder comprender todo el trama de mi historia.

A los dos o tres días Anita volvió a salir a jugar con sus amigos. Salió muy a las 9 y media de la mañana para jugar con Claudia y Katia, sus amigas que ya la habían llamado a jugar.

Anita estaba adolorida de la mano de verga que su padre la había dado durante dos días. Se movía de forma dificultosa, pero eso no le impedía jugar. Al correr si sentía la incomodidad del roce de su vaginita con sus calzoncitos y sus muslos, pero ella trataba de disimularlo.


Esa mañana, al salir de la casa, su padre le dijo que iba a salir unas horas y que ella quedaba al cuidado de la jovencita que les ayudaba en la casa, que cualquier cosa se la pidiera a ella.

Una hora después de empezar a jugar la señora Julia, la madre de Don Rafael las llamó para brindarles helados caseros ya que estaba haciendo mucho calor. Todas fueron apresuradamente al encuentro de los helados pero inmediatamente notó que Anita no corría como solía hacerlo y se quedó pensativa. Una vez repartidos los helados las niñas volvieron a sus juegos. Anita sintió ganas de orinar y no sé porqué pero no fue hacía su casa sino que le pidió a la señora Julia si le prestaba el baño. Obviamente le dijo que si y la niña entró e hizo lo que necesitaba hacer. A la media hora otra vez la niña le pidió el favor si le prestaba el baño otra vez que tenía ganas de orinar. La señora Julia ya no pudo contenerse y al salir del baño le preguntó a Anita el porqué de tantas idas al baño. La nena solo atinó a responderle que tenía como una molestia.

Como las señora Julia había sido enfermera, le dijo que ella la iba a examinar, a lo cual Anita sin pensarlo le obedeció. Subió a la niña a su habitación y le dijo que se quitara los shorsitos y los calzoncitos. Hizo que abriera sus piernas e inmediatamente se dio cuenta de lo que había pasado.

Anita, a ver, cuéntame que ha pasado aquí.
Nada señora Julia, nada…
Vamos no me digas mentiras, dime quién te ha tocado aquí.
Nadie
Es tu papito o alguien más? Dime
La niña se sintió en confianza y le dijo que si, que había sido su papá.

Y cuéntame Anita fue a la fuerza o tu quisiste?
La niña no entendía pero le aseguro que nada había sido a la fuerza y nada por el estilo. Anita un poco avergonzada agachó al cabeza y la señora Julia le dijo que se tranquilizara que ella no iba a decir nada, que eso era normal entre padre e hija. Anita se sintió más tranquila a pesar de toda su inocencia. También le dijo que a veces los señores quieren hacer esas cosas con las niñas y que era muy común. Le dijo que le iba aplicar una cremita para desinflamar y para las magulladuras y el dolor. Anita se quedó tranquila y la señora Julia volvió con la crema y empezó aplicársela en la vaginita. Al sentir los dedos de la señora en su vaginita Anita sintió otra vez esa sensación de electricidad extraña en su entrepierna y abrió sus piernas para que la señora aplicara bien la cremita. Solamente que la señora se demoró un poco de más en pasar sus dedos en la niña y naturalmente Anita empezó a sentir rico y a humedecerse. La señora se dio cuenta de eso y solo pensó que la niña estaba siendo entrenada para ser una putica y se rio para sus adentros.

Le dijo que ya estaba lista y la dejó salir a jugar no sin antes decirle que necesitaba hacerle un par de curaciones más ese mismo día, pero que seguramente en un par de días se le pasaría.

La señora Julia sin que nadie lo supiera era lesbiana pero no le gustaban tan chiquitas, las prefería unos tres o cuatro años más crecidas o aún grandes. A las dos horas Anita volvió a que le aplicara la cremita. Esta vez las tres niñas entraron a la casa de la señora Julia. Claro le explicó a las amigas que necesitaba que la señora Julia le aplicara una cremita para el dolor en su parte privada. A las otras niñas les pareció normal eso y solo la acompañaron. Subió a la habitación de la señora y otra vez sin shorsitos y sin calzoncitos procedió hacer la curación. Esta vez los dedos de la señora se demoraron más y la niña sintió que era muy rico esas caricias. La señora le dijo que era increíble la cantidad de fluidos que salían de la vaginita de la niña. Anita gozaba con el contacto y casi tuvo un orgasmo pero la señora no hizo nada más y las mandó a jugar. Le dijo que debía volver al final de la tarde para la última curación del día. A la niña le pareció bien y salió de aquella casa.

Al parecer la cremita si funcionaba y la niña no sintió más molestias pero se acordaba de la forma en que los dedos de la señora la acariciaban y al entrar a su propia casa para tomar el almuerzo, sin que la jovencita que le preparó el almuerzo se diera cuenta, subió rápidamente a su cuarto y se tocó la vagina y le gustó la sensación, metió su manita entre sus piernas y como tenía crema de la curación, sus deditos se deslizaban en su vaginita y la sensación era muy parecida a la que sentía cuando su padre la tocaba y también a la sensación de cuando la señora la tocó ahí para aplicar la cremita. Claro, no era igual pero era muy parecida. Por fin la llamaron a comer el almuerzo. La nena almorzó y volvió a subir a su habitación para dormir un rato.

Al tratar de dormir la chiquita no aguantó las ganas de tocarse de nuevo y se quitó el shorsito y se quedó en calzoncitos, pero el cansancio la venció y se quedó dormida con su manita entre sus piernas. La joven que ayudaba en la casa estaba limpiando y vio a la pequeña en esa posición y solamente se rio y se burló sin decir nada.

Más tarde se levantó y se acordó que debía ir donde la vecina, la señora Julia para una nueva curación y así lo hizo. La señora la recibió y la llevó otra vez a la habitación y la examinó y vio que los calzoncitos estaban un poco mojados y le dijo que ella debía ser más cuidadosa con esas cosas y que debía cambiarse de calzoncitos cada vez que se mojara ya que eso le podía traer infecciones y después sería muy doloroso todo. Le untó el ungüento otra vez pero esta vez le preguntó si ella se tocaba ahí, Anita le respondió que nunca lo había hecho pero que lo acababa de hacer después del almuerzo y que le gustaba mucho. La señora le dijo que eso era normal, pero que cuidara mucho del aseo en la zona vaginal.

Empezó a untarle el ungüento o cremita en la zona de la vaginita pero esta vez lo fue haciendo como su papá la acariciaba, ella encogió las rodillas y se dejo hacer, solo el tomaba la mano de la señora y ella le untaba la crema por todas partes, en unas partes de demoraba más y en otras se detenía un poco más. Anita le tomo la mano y le dijo que ella se orinaba mucho, que no siguiera porque podía mojar todo. La señora no siguió haciéndolo y le dijo que volviera al final de la tarde. Anita salió a jugar y solo se encontró con Katia Así que se sentaron a conversar de cosas de niñas. El tema de tocarse la vagina le rondaba la cabeza y le preguntó inocentemente a Katia que si ella hacía eso. (Aclaración o recordatorio Anita tenía 11 años y Katia tenía 12). Katia un poco sorprendida por la pregunta trató de evitar responderle y entonces Anita se dio cuenta y jugando le dijo:

Katia, Katia tú lo haces, jajaja, tú lo haces…
Pues claro bobita todos lo hacen, todas y todos…
Esa respuesta si la dejó más sorprendida. ¿Todos y todas? ¿Y por qué ella no sabía eso?

Conversaron sobre el tema y así se enteró que Katia también hacía cosas pero esa es una historia diferente y por ahora nuestra protagonista es Anita.

Al final de la tarde Anita le dijo a Katia que tenía que ir a que las señora Julia le hiciera una curación en su cuquita. Katia le preguntó que por qué una curación ahí. Anita no supo que contestar y solo le dijo que tenía una molestia. Total, Anita y Katia fueron a donde la vecina Julia a que le hiciera la curación y esta vez Katia estuvo presente y vio como las señora tocaba la vaginita de su amiga y eso también despertó las dudas de Katia, pero no dijo nada.

Antes de salir de la casa de la señora David, el padre de Anita llegó a la casa de la señora Julia y la señora inmediatamente le dijo que tenía que hablar con él urgentemente.

La señora se llevó a David aparte y le dijo lo que ella había descubierto. David palideció inmediatamente, no sabía qué hacer. Las señora Julia le aclaró que ella no iba a decir nada pero que por favor dejara que la vagina de la niña se recuperara y que no hiciera nada con la niña por un par de días.

David y Anita salieron de esa casa y la sin decir palabra David el dijo a si hijita que por un par de días no harían nada hasta que ella se recuperara.

Anita y su padre cenaron y se fueron a descansar. Anita esa noche no podía conciliar el sueño pero si quería tocarse bien rico. Pero otra vez se quedó dormidita y otra vez la joven señorita que ayudaba en la casa se dio cuenta de eso, pasó por la habitación y Anita estaba desarropada y con la manita dentro de sus calzoncitos. La joven le sacó la mano, la acarició un poco y la dejó durmiendo bien abrigadita.

En la casa vecina la señora Julia le contaba a su hijo Don Rafael lo que había descubierto. Esa era la oportunidad de Don Rafael para poder culiarse a las niñas de la cuadra…

En el capítulo siguiente les contaré cómo hizo Don Rafael para poder tener a las niñas y de alguna manera todos los involucrados lo permitieron.

Por Efebolicomaduro60

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