lunes, 23 de octubre de 2023

Las niñas de mi barrio, Parte 8


Bien temprano en la mañana se despertaron las niñas y se levantaron porque Anita quería disfrutar de la piscina y aprovechar que no hacía tanto calor. Los dos adultos siguieron durmiendo. Se pusieron vestidos de baño y empezaron a jugar juegos en el agua. Realmente necesitaban descansar de lo que habían hecho el día anterior. Sus pequeños cuerpos no estaban acostumbrados a tanta batalla, al menos Anita no estaba acostumbrada.


Salieron de agua porque el hambre las llamaba. En ese momento llegó Marielita. Una niña hermosísima, pequeña ella, pero con un cuerpo perfectamente simétrico para su estatura y para su edad, 12 años. Marielita tenía una piel bronceada y a primera vista se veía bastante desarrollada, musculosa, cola paradita pero pequeña, senos pequeños y una carita de ángel.

Apenas llegó, Danielita salió a su encuentro y temiendo que ella contara lo que estaba pasando en la finca, de una vez le fue advirtiendo que de lo que ella viera que pasaba en la finca no podía decir una sola palabra, que debía prometerlo o, sino que mejor se fuera.

Marielita no entendía nada, pero por las palabras de su prima supuso que allí estaba pasando algo fuera de la común. Sin embargo ella era una niña que sabía guardar secretos. Solamente al ver la cara de asustada de su prima simplemente le sonrió y la tranquilizó.

Danielita le presentó a su nueva amiga Anita y se sentaron a desayunar las tres conversando animadamente. Después de desayunar Anita quería ponerse al sol y tratar de broncearse un poco así que las dos primas se sentaron a conversar seriamente.

Las dos primas ya habían tenido conversaciones sobre el tener relaciones sexuales y esas cosas, pero Marielita siempre decía que ella no había tenido con nadie, excepto algunos roces con algunos muchachos casi de la misma edad. Marielita guardaba el secreto que su profesor de Educación Física la manoseaba y le hacía cositas. Ella no iba a contarle a nadie esas cosas porque esas eran cosas privadas. Danielita le advirtió que si se quedaba era muy posible que terminara culiando con algunos de los adultos que estaba en al finca, que si quería quedarse era su decisión y que después no se arrepintiera de nada ni mucho menos fuera a contar en su casa lo que pasaba mientras estuviera allá.

Las palabras de su prima la hicieron poner en estado de alerta, se le formaba un nudo en la garganta de solo pensar que algún adulto se la comiera, la emocionaba y también la asustaba un poco, pero nunca se había sentido tan libre de tener esa oportunidad. Los encuentros con su profesor siempre habían sido rápidos, de forma fugaz y a las carreras, lo disfrutaba pero ella siempre quería que terminaran con una culiadita, pero nunca lo había logrado, siempre terminaba iniciada y alborotada. Solo una buena masturbada le calmaba las ganas.

Con ganas de saber qué pasaba le empezó a preguntar sobre las cosas que estaban sucediendo. Danielita le explicó que en la finca estaba Don Rafael, el dueño y jefe de la finca, estaba también David el papá de Anita y obviamente Anita. Marielita no entendía bien, pero se atrevió a preguntar que si Anita culiaba con su padre. Danielita le dijo que si, pero que en estos días Anita estaba culiando con Don Rafael. Marielita solo sonrió y cada vez estaba más acalorada de las cosas que le pasaban por su cabeza. Ella sabía que Don Rafael se culiaba a Danielita y entonces por deducción volvió y soltó una risita maléfica y entendió que su prima estaba con el papá de Anita y solo le dijo: “eres tremenda prima, eres una loca” y siguió riéndose. Las dos sabían que Don Rafael siempre había querido culiarse a Marielita pero las cosas no se habían dado como para que eso sucediera. Danielita le dijo a su prima: “esta vez no te vas a escapar de Don Rafael” y las dos soltaron la carcajada. Más se reía Danielita que Marielita, a Marielita no le gustaba mucho Don Rafael como para dejarse culiar por él pero también sabía que era inevitable. El simple hecho de ir a la finca de su prima sabiendo que Don Rafael estaría la hacía dudar si era que ella estaba yendo a la boca del lobo. Igual sus calzoncitos se le mojaban un poco de pensarlo. Ella quería saber qué se sentía hacerlo y también sabía que era mejor hacerlo con un señor de dinero y no con el carnicero, el tendero, su mismo profesor o algún otro adulto del pueblo. Al menos eso era lo que decía su madre.

Don Rafael siempre había tratado de culiarse a Marielita, siempre la abrazaba, le daba dulces, la sentaba en sus piernas y hasta le pasaba los dedos por su cuquita encima de los calzoncitos. Lo hacía cada vez que ella iba a la finca. A ella le gustaba eso pero también debía hacer como si eso le molestara para que no creyera que ella era una niña cualquiera. Igual le emocionaba pensar en eso.

Las niñas, las tres arreglaron y limpiaron el desorden que habían dejado de la noche anterior. Marielita se acercó a la piscina y vio que en el fonde la misma había prendas de vestir. Acercó una vara larga y las sacó del agua, eran los calzoncitos de las dos niñas, una de Danielita y la otra de Anita. Se la acercó burlándose de ellas: “Tomen niñas, se les olvidó esto” y soltó a reírse. A Danielita eso le importó poco pero Anita si se puso colorada y apenada. Marielita se acercó a Anita y le dijo que era una broma, que no pasaba nada, que ella no iba a decir nada.

En ese momento los dos adultos se dirigían a la piscina y viendo que había una niña más en la finca se apresuraron a llegar donde las chiquitas estaban y las saludaron a las tres prestándole más atención a la recién llegada.

Hola Marielita que lindo que estés acá, bienvenida.
Hola Don Rafael, gracias, espero no molestar
Para nada mijita, siempre eres bienvenida, tú lo sabes
Se repartieron besos de saludos y presentaciones. Don Rafael abrazó a Marielita y pasó su manos por al colita de la niña, recorrió las nalguitas y suspiró. Anita se dio cuenta de eso y por primera vez sintió como que estaba sobrando. David la saludó también y muy atento solo le dio la mano pero se le iban los ojos al ver la belleza de la chiquita.

Las tres niñas se ofrecieron para preparar el desayuno a los señores y se fueron a la cocina menando sus culitos hermosos.

Ves David, te dije que iba ser maravilloso venir a la finca.
Si amigo, ha sido maravilloso y lo que falta.
Los dos se rieron un poco y comenzaron a conversar sobre cómo iba hacer ahora que había otra nena en la finca.

Don Rafael bromeando dijo que la recién llegada era para él, pero David le recordó que él tenía un trato y era que en todos esos días él solo podría estar con Anita. Se rieron un rato más y no discutieron, simplemente que las cosas que iban a suceder, sucedieran.

En la cocina las niñas se disponían a preparar unos huevos, café, jugo de naranja y algunas tostadas para los señores. Mientras tanto hablaban de todas las cosas que iban hacer. Marielita dijo que el papá de Anita estaba muy lindo, las tres niñas soltaron la carcajada, era como pedir permiso a Anita para jugar con su papá. Anita solo se sonrió otra vez y levantó los hombros como en señal de aprobación.

Se sentaron a la mesa y conversaron sobe cosas de la vida, del clima y así. Anita estaba en su vestido de baño blanco, Danielita estaba con sus shorts rojos y su camisita blanca, Marielita tenía un conjunto rosado de shorts y camisita, se veía como una muñeca. Los señores estaban con sus vestidos de baño tipo bikini. Los dos se miraban a cada rato como preguntándose cómo diablos iban hacer para seguir en su desenfreno sexual con las chiquitas. La llegada de Marielita arruinaba un poco sus planes.

Estaban en esas cuando llegó un capataz de otra finca para conversar con Don Rafael. Se levantó y de mala gana se fue con el otro señor. Al rato volvió don Rafael y les comunicó que tendría que salir por unas horas ya que había una venta de ganado y él siempre había querido comprar ese ganado precisamente que estaba en venta. Le pidió a Danielita si lo acompañaba ya que a ella la conocían y podía ayudar de alguna manera.

Se levantaron y rápidamente se vistieron con ropas más apropiadas y se fueron velozmente. No hubo tiempo pata decir nada. Quedaron solamente Anita, Marielita y David.

Las niñas se metieron en el agua y David se quedó sentado observando a las dos pequeñas. Se levantó y fue a servirse su primer trago del día, era temprano pero bien valía la pena. Acercó su vaso y la botella de whisky a la mesa, fue por hielo y se sirvió abundantemente. Apuró dos trago más de whisky y pensando en cómo iba hacer para estar con Marielita se volvió a levantar para ir por más hielo. La temperatura estaba subiendo y el calor se hacía insoportable. Anita y Marielita nadaban despreocupadamente. Se veían hermosas.

David se tomaba sus tragos pensando y pensando en cómo iba hacer para poder estar con la niña y no fuera demasiado evidente en sus propósitos. El licor lo hacía desinhibirse un poco y así ser más atrevido pero ahí estaba su hija y no sabía si ser directo no discreto.

En su tercera ida por hielo a la cocina se encontraba en la labor de sacar hielo agachado y sintió que su hija le hablaba:

Papá me puedes dar algo para tomar
Claro mi amor
Al ver el cuerpo de su hijita que se le transparentaba su pequeño cuerpo inmediatamente su verga se paró al máximo y sin mediar palabra se arrimo a la cola de su hija y empezó a puntearla. Anita solo levantó más su colita y dejó que su padre le restregara su verga. Anita dejó su bebida sobre la mesa y dejó que su padre hiciera lo que él quisiera. David rápidamente pasó sus manos hacia las pequeñas téticas y las acariciaba suavemente.

Anita solo se dejaba hacer al tiempo que la verga le presionaba el culito. Eso le gustaba mucho. Su papá la trataba con cariño y sin violencia. Sentir la dureza de la verga de su padre entre sus nalguitas al tiempo que las manos recorriéndola por todo su cuerpo. La mano de su padre ya en su cuquita por encima del vestido de baño la acariciaba suavemente sin prisa de arriba hasta abajo presionando con sus dedos la vaginita ya inflamadita por las caricias. Los pequeños jadeos se escuchaban tenuemente. El masaje aplicado suavemente ya había apartado a un lado parte del vestido de baño y jugaba libremente con las pequeña rajita de la niña que solo abría las piernitas para poder darle acceso total a tu papá. Dos dedos jugaban con la pequeña vagina recorriendo los labios mayores en círculos alternando labios mayores con menores como tratando de profundizar las caricias e intensificarlas. Anita jadeaba más, gemía más y levantaba su culito para tener más contacto con la verga de su padre. David un poco descontrolado por las ganas y por el licor se sacó la verga y la fue acercando por detrás a la vaginita. Apartando el vestido de baño la colocó en la entrada y las fue penetrando poco a poco.

Marielita mientras tanto en la piscina también sintió sed y se dirigió a la cocina para servirse algo refrescante pero se encontró con la escena. Al principio pensó en salir corriendo pero algo la hizo quedarse como petrificada viendo lo que estaba ocurriendo con Anita y su padre. Se trató de esconder lo mejor posible y con las garganta atorada de la emoción no podía dejar de observar lo que hacían esos dos. Viendo todo el espectáculo sentía cosquillas en su vaginita y por su puesto empezó a humedecerse sin poder controlarlo.

La pareja de amantes seguía en lo suyo. David penetraba desde atrás a su hijita y ella se movía hacía atrás en cada embestida como queriendo un penetración más profunda. El ritmo de las penetraciones eran lentas y coordinadas entre ellos dos, lo habían hecho varias veces y sabían como darse placer los dos. El ritmo lentamente iba en aumento y los gemidos también. La verga de David entraba y salía suavemente pero cada vez más profundo en la chiquita. La nena solo respiraba agitadamente. La carita de Anita era un poema, cerraba los ojos en cada embestida y su boca abierta como queriendo decir algo pero las palabras no salían, solo gemidos. David agarró a su chiquita por las caderas para poder tomar más ritmo y poder controlar mejor las embestidas. El final era evidente. A la nena se le agotaron las fuerzas y se dejó usar, no podía moverse. David empezó el ataque final con furiosas embestidas a las que Anita solo emitía pequeños gritos sin controlarlos. Anita no pudo más y se vino en un tremendo orgasmo con un poco de orina, su papá en cambio tuvo un ultimo empujón y también gimió fuerte y se quedó dentro de ella soltando todo su semen dentro de su hijita. Los dos quedaron en esa posición sin moverse hasta que poco a poco Anita se fue desprendiendo de las manos de su padre y la verga fue saliendo dejando ver un pequeño hueco en la vaginita al tiempo que salín fruidos blancos y se deslizaban por las piernas de Anita.

David se separó de su hija y le dio un beso en la cabeza. Anita se arregló el vestido de baño como pudo y salió del lugar dirigiéndose a su habitación, quería darse una ducha, descansar y dormir.

Marielita no se movió del lugar y quedó impresionada al tiempo que con deseos que le hicieran algo así a ella. David se arreglo un poco y se volteó para dirigirse a la piscina y se dio cuenta de la presencia de Marielita. La miró a los ojos y le sonrió. Se dio cuenta que la otra chiquita había visto todo. Pasó junto a ella y le toco las nalguitas. Marielita no reaccionaba y dejó que David le acariciara la colita sin decir nada. En condiciones normales Marielita le hubiera dicho algunas cosas. Pero estaba como soñando y solamente se dirigió a la cocina para servirse un refresco. David ya estaba sentado bebiendo un buen trago de whisky.

Marielita no sabía para dónde dirigirse, si irse a la habitación con Anita o quedarse en la piscina. Casi soñando todavía se dirigió hacía donde descansaba Anita, pero la encontró bañándose y no quiso interrumpirla con sus preguntas, volteó y se dirigió donde estaba David, a ella le llamaba mucho la atención el señor.

David cerrando los ojos descansaba y tomaba aliento después de haberse comido nuevamente a su hija. Respiraba profundo complacido de lo que había acabado de suceder. Marielita se sentó al lado de él y se le quedó mirando. David se volteó y vio a Marielita con la cara colorada de excitación. Le dijo:

Ven siéntate en mis piernas preciosa
Marielita como hipnotizada y obedeciendo se sentó en las piernas del señor.

Dime chiquita, ¿te gustó lo que viste?
Marielita sin decir una palabra solo asintió con la cabeza. David la acomodó mejor entre sus piernas y apuntando su verga a la colita de la niña. Marielita inmediatamente sintió la punzada en sus nalguitas pero no protestó. Pasó las dos manos por las piernas de la niña, una en cada pierna. Acarició las piernas suavemente y las fue separando. Marielita fue dejando que sus piernas fueran abiertas y colaboró más. Una mano del señor se posó entre las piernas de la niña pero la mano era muy grande y tuvo que separar mucho más las piernitas, de esta manera se veía a la chiquita con las piernas totalmente separadas y una mano cubriendo toda su cuquita. La empezó a acariciar suavemente y ella se dejó hacer sin protestar. Las caricias suaves pero insistentes se posesionaron de la vulvita, arriba y abajo, suavemente, recorriendo toda su intimidad pero las presencia de su shorsito rosa era un inconveniente para los dos. David le dijo al oído que se quitara el short y Marielita en un intento de resistirse le trató de quitar la mano de su lugar privado, pero no lo hizo con fuerza sino que simplemente ponía su propia manita encima de la David. David, seguía acariciando de arriba abajo su cuevita. Con la otra mano empezó a desabrochar el shortsito rosa. Marielita esta vez no hizo nada para impedirlo, pero para poder quitárselo ella debería colaborar. Bajó la cremallera y la mano intrusa y sin pedir permiso se metió entre la piel desnuda de la niña y se dirigió a la cuquita de la niña. La mano y la posición no dejaban que esa mano grande avanzara así que hábilmente le fue bajando el shortsito rosa, sin dejar de tocarla fue bajando la prensa y quedó enredada entre los tobillos de la chiquita, con una maniobra el short fue a dar a la piscina y Marielita quedó desnuda de la cintura para abajo. La chiquita tenía un montesito abultado con varios pelitos negros, no muchos, pero algunos pelitos eran largos ya. Los dedos de David recorrían el caminito de la felicidad suavemente, empezando desde arriba, tocando suavemente el clítoris de la niña y rodeándolo para avanzar por los labios vaginales, terminaba la vaginita y empezaba el anito que también recibía una caricia. Ese dedo volvía a subir lentamente y los labios vaginales se abrían al paso de este, cada vez más. Era evidente la experiencia de David al manosear y manipular. Marielita solo se dejó caer y su cabecita se recostó en el cuerpo del señor. Sus piernas completamente abiertas y su cuerpo a disposición total de los dedos del adulto. Ahora la otra mano de David se metió debajo de la camisita rosa de la niña y se dirigió a las pequeñas téticas, las recorrió y las acarició. Un pequeño masaje de un lado al otro le bastaba a la gran mano invasora para recorrer las dos téticas. Esas caricias tenían completamente entregada al placer a la niña. Marielita con la boca abierta gemía fuerte como pidiendo más. La camisita rosa también desapareció en la piscina. Mientras tanto y como pudo David se despojó de su bikini de baño y volvió a sentar la chiquita encima de él. La niña se dejó manipular y con las piernas bien abiertas sintió la presencia de la verga en su culito, se acomodó mejor y este quedó metido entre las dos nalguitas. David al sentir eso empezó a balancear a la chiquita para que sintiera mejor la presencia de su verga.

Entre la manipulación de la verga en su culito, la mano en sus téticas y la otra en su vaginita Marielita sintió su primer orgasmo, era demasiado para la chiquita. Los fluidos cayeron por las vagina e inundaron los dedos de David que obviamente sintió los espasmos de la niña pero no dejó de hacerlo, no dejó de manipular a la pequeña y por primera vez en su vida tuvo un segundo orgasmo casi enseguida. La nena estaba entregada. David le habló al oído y le pregunto si le había gustado. Marielita sin poder decir palabra solo asintió otra vez con la cabeza y siguió recostada en el adulto. David en ese momento le volvió hablar al oído y le dijo que ya estaba lista para que la penetrara. La chiquita sintió un escalofrío que la recorrió por dentro pero no podía despegarse del señor. David la levantó un poco y liberó su verga del culito de la nena y lo dirigió a la cuquita. La verga recorrió las vaginita de arriba hacía abajo varias veces como si fuera un dedo grande hasta que las cabeza de la verga encontró la entradita y se colocó ahí sin presionar. Poco a poco la verga fue entrando en la chiquita, sin hacer ningún esfuerzo pero debido a la cantidad de fluidos y a la estimulación adecuada, la niña fue aceptando la entrada del intruso en su interior. Obviamente no iba a entrar todo y si entraba toda le haría mucho daño así que David la tomó por la cintura para controlar la penetración. Marielita tenía un nudo en la garganta, solo podía gemir pero no pronunciar un si o un no. La verga entraba en su cerrada vagina y con el ángulo de entrada golpeaba las pared frontal de la vaginita de la niña. Lo estrecho de la cuevita de la niña apretaba la verga del adulto que a su vez experimentaba un gran placer. Suavemente sin ninguna violencia David penetró esa vaginita pero no hizo ningún movimiento, solo dejó que la cavidad vaginal se acostumbrara al intruso. Descansó un momento y Marielita se sentía llena completamente pero era una sensación maravillosa para ella.

Después de que pasara la intensidad de la penetración y como tomando fuerzas Marielita sintió que podía moverse un poquito y empezó a moverse de atrás hacía adelante. La presión que sintió David en su verga casi lo hace gritar de placer, esa eran las sensaciones que le gustaban, por eso era que le gustaba culiar con chiquitas. A los 4 o 5 movimientos de atrás hacia adelante que hizo Marielita ella misma sintió un nuevo orgasmo intensó, más intenso que el anterior, esto la hacía convulsionar y apretar su pequeña vagina involuntariamente más y más. David viendo la situación trato de controlar más los movimientos de la chiquita pero Marielita estaba fuera de control y se movía o trataba de moverse más. Marielita era multiorgásmica. David al darse cuenta del tesoro que había descubierto tampoco pudo controlarse más y apresuró más la penetración y explotó dentro de la niña al tiempo que la pequeña tuvo dos o tres orgasmos más. Marielita cayó hacía un lado casi desmayada y exhausta y David la dejó caer lentamente sacando su verga del interior de la cuevita de la pequeña niña. Al sacar la verga salieron fluidos, algo de sangre, orina y lo mejor la cuevita de la chiquita se cerraba y se abría sola como si palpitara. La mejor escena de todas.

David la abrazó desde atrás otra vez y le daba besos consentidores en la cabeza al tiempo que le decía que era la mejor chiquita que existía, que era maravillosa. Al fin la dejó recuperarse y volvió a ver la escena donde la cuquita dejaba poco a poco de palpitar. David le dijo que fuera a descansar un buen rato, que se bañara y durmiera un poco y que después lo volverían hacer si ella quería. Marielita apenada bajó la cabeza y David le levantó la carita y le dio un beso en la boca, la chiquita solo se dejó besar y solo respondió un poco dejando que su lengua se dejaba besar por la lengua del señor. La niña fue a la habitación de Anita y se acostó al lado de ella.

David estaba eufórico y feliz. Como quedó solo se sirvió un buen trago de licor y se lo tomó de una vez. Igual estaba agotado. Se había culeado a dos chiquitas en una misma mañana, la vida no podía ser mejor.

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Seguramente hay más historias qué contar. En el próximo capítulo iniciaré la saga de PILI y dejaré a un lado esta.

Me tomaré unos días para descansar ya que el escribir estas historias es agotador.

Por Efebolicomaduro60

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