miércoles, 11 de enero de 2023

Liliana conoce el placer



Capítulo 1

Hace un poco más de una semana, vi a una vecina llegando a su casa con su hijita, la que venía llorando…la nena entró a la casa y la vecina, volteó, me vio y me llamó agitando su mano derecha. Bajé, me acerqué y ella, muy tensa, me dijo que su hijita estaba muy mal en notas y que, como ya se termina el año escolar, tiene miedo de que repita el 4to. grado de primaria; que ella sabía que yo ayudaba a varias niñas y si sería posible que le dedique un par de horas diarias a Lily, como le dice a Liliana, su hijita.


Yo estoy un poco tenso porque Mayrita, mi nietita sexual, me ha comentado que las nenas se cuentan las cosas que hacen conmigo y por eso ella ha dejado de venir y les ha dicho que estoy enfermo y que no deben molestarme. A falta de compañía, me he dedicado a coleccionar fotos de nenitas de Internet y a masturbarme viéndolas. El pedido de la vecina me hizo dudar, pero el morbo primó sobre mi seguridad y, con una sonrisa de abuelito dulce, le dije que trataría de ayudarla. Quedamos que iría, desde ese día, de 2:45 a 4:45 de la tarde, porque a esa hora, Lily tenía que ir a entrenar fútbol como integrante del equipo de su colegio.

A la hora exacta, llegué, vestido como siempre, con un polo de algodón y el pantalón de buzo, sin ropa interior. La mamá me abrió, me hizo pasar y la llamó. Lily salió, con uniforme, muy seria, casi asustada y me saludó: – Buenas tardes, señor Ricky. Nunca antes habíamos tenido trato. La pude ver de cuerpo entero, un poquito alta para su edad, 9 años, pechito plano, piernas largas y formaditas, carita no fea, pero tampoco bonita, anteojos, cabello largo, agarrado en una cola. Contesté el saludo y pasamos al comedor. Nos sentamos en una esquina de la mesa, las piernas chocaron y ella retiró un poco las suyas. La mamá se sentó frente a nosotros, lo que hizo que Lily se ponga nerviosa. Miré a la vecina y le hice una señal para que se retire. Lo hizo.

Con el objeto de romper el hielo, le dije que a mí también me gustaba mucho el fútbol y que, de chico había jugado (más falso); le pregunté en qué puesto jugaba y, poco a poco me fue contestando, relajándose y hasta sonrió. Le dije que teníamos casi dos meses para que obtenga las notas más altas de su promoción, que no se preocupe; que eso de señor Ricky me hacía sentir viejo y que me diga Ricky nomás y me trate de tú. Nos pusimos a revisar sus tareas, en determinado momento, las piernas volvieron a chocar, y ella ya no retiró las suyas…obviamente, yo tampoco. A la hora exacta, vino la mamá y dijo que ya debíamos terminar porque Lily se tenía que cambiar para ir a entrenar. La nena se despidió de mí y entró a cambiarse. Le dije a la mamá que estaba seguro que todo se iba a arreglar y que sería mejor que Lily se cambié al llegar del colegio, para no perder tiempo de estudio (y poderla ver con menos ropa); además que le había pedido retirarse porque noté que ponía nerviosa a su hijita y que, mejor, ella no participe de las reuniones; que, en las mañanas, mientras Lily estaba en el colegio, yo le podía informar de los avances. Estuvo de acuerdo y me dijo que iba a aprovechar el tiempo de las clases para dormir. Le dije que era una buena costumbre tomar una siesta después del almuerzo.

Al día siguiente, la puerta de la casa estaba entreabierta, Lily, con su ropa deportiva, una camiseta verde con el escudo de su colegio, un short negro corto y apretado, un par de medias hasta casi la rodilla y zapatillas negras (tenis le dicen en México y otros países), se paró del sillón y se acercó a la puerta, abrió una reja que impide que su mascota, una perrita, salga, me saludó con una sonrisa:- Hola, Ricky. Sonreí, le sobé la cabeza y pasamos al comedor. Le dije que le quedaba muy bien su ropa deportiva (noté dos puntitas en su pecho, el inicio de pezoncitos) y que esperaba ir a verla meter goles. Sonrió y me dijo que eso la pondría muy nerviosa…

Nos sentamos, las piernas se juntaron…en determinado momento, ella me pisó. –Ah, conque con foul es la cosa… yo también la pisé. Se rió, bajó su manito y me golpeó el muslo. Yo bajé la mía y le pellizqué suave el de ella. Hizo como si fuera a llorar, le dije que debíamos trabajar. Tenía que hacer un dibujo, puso una cartulina sobre la mesa y se puso a dibujar; como había estado enrollada, el lado que daba hacia su cuerpo se levantaba. Estiré mi brazo y lo puse sobre ese borde de la cartulina. Ella, para alcanzar al otro borde, se tuvo que poner sobre mi brazo, que quedó exactamente sobre sus tetitas. Al sentir el contacto, ella me miró, con una carita de sorpresa, movió un poquito su pecho sobre mi brazo, me volvió a mirar con sus ojos muy abiertos y, prácticamente se echó sobre mi brazo y, dibujaba, moviendo lentamente su pechito…yo retrocedí un poquito para que mi mano quedara sobre su tetita derecha y, primero con el lado externo de la mano comencé a rozar su pezoncito; ella seguía dibujando y, de rato en rato, me miraba, sonreía y seguía…volteé mi mano y la comencé a apretar suavemente la tetita…se quedó inmóvil y cerró sus ojitos…la carita que puso nunca la había visto en mujer alguna…lo curioso es que, en vez de ponerse dura, mi pinga siguió semi erecta y sentí un profundo amor por la criatura…

El tercer día, al llegar, la mamá y ella salieron sonrientes y me entregaron tres cuadernos con tareas calificadas con A…nunca había obtenido esa calificación. Ya en el lugar de trabajo, dijo que le habían dejado un crucigrama. Para poderlo ver de frente, lo volteé hacia mi lado. Yo estaba sentado casi en el borde de la silla, con las piernas abiertas. Ella se paró a mi costado, yo abrí más las piernas y ella se puso entre ellas…como no me dejaba ver bien, se sentó sobre mi muslo izquierdo, bajó su mano y quedó sobre mi pinga que ahora sí actuó instantáneamente. Ella, al sentirla, me miró, me preguntó: – ¿Te duele? Le dije que no, entonces se acomodó y mi pinga quedó entre sus nalgas…Yo miraba a cada rato hacia adentro, pues pensaba que si su mamá nos veía en esa posición, de seguro daba por terminado mi contrato…Cuando llenamos el crucigrama tuve que pedir prestado el baño porque la leche se me derramaba…

Esa noche, casi no pude dormir…traté de recordar si en mis 64 años (comencé a los 10) de pajero, corneador, marido, adicto a las putas y, en los últimos tiempos, a las nenas, había tenido una experiencia como esta, en la que, cada día, la nena va tomando confianza, va descubriendo el placer, va encontrando formas de decírmelo. Lo de siempre ha sido que, la primera vez que salía con una chica, terminábamos en la cama y, si no había una chica cerca me iba al burdel y si no tenía plata, me tiraba unos pajazos de campeonato, cosa que hago hasta ahora…ahora, si bien esa tarde se me había parado la pinga y había tenido que darle un par de manotazos para vaciarme en el baño de su casa, no siento la necesidad de perforarla, estoy aprendiendo a disfrutar de su avance diario…

Ese cuarto día, me senté, ella entró a sacar sus libros y cuadernos, los puso sobre la mesa. Se me acercó, miró hacia adentro, estiró sus manos, me tomó de la cara y me dijo: – Ricky, te quiero…pegó su cuerpito al mío, cerró sus ojitos y suspiró. Yo la tomé de la cintura, bajé un poco mis manos, a sus nalgas; le besé sus tetitas. Se sentó en su sitio, se sacó los zapatos, puso sus piernas sobre las mías y se puso a hacer las tareas. Bajé mi brazo, le hice cariño en sus piernas y llegué hasta su conchita…me miró, respiró rápido varias veces, me agarró la otra mano, me la besó y metí un dedo en su boquita; lo mordió suavemente y se puso a chuparlo… con los otros dedos le acariciaba su carita. Fue otro momento mágico.

Las buenas notas continúan llegando y los toques en las diferentes partes de nuestros cuerpos se van haciendo más íntimos. Hoy estaba con uniforme, la camisa medio salida de la falda, su carita de cansancio. Al verme, se paró, se acercó a la puerta y me dijo que yo abra, que ella estaba muy cansada…lo hice, entré y ella me tomó de la mano, me llevó al sillón de la sala y se puso un letrerito en la frente que decía: “Quiero un abrazo”. Le pregunté por su mamá y me dijo que estaba durmiendo. Me paré, le saqué los zapatos, la cargué para que se pare en el sillón y la abracé fuerte. Acercó su boquita a mi oído y me dijo: -Me he quedado con uniforme para que me puedas tocar mejor. Te quiero, Ricky y quiero que me toques y me hagas estas cosas ricas siempre… Metí mi mano bajo su falda, mirando hacia el dormitorio de su mamá, le jalé su calzón a un lado y le frote suavemente su vulva y su conchita. Respiró fuerte, me agarró del brazo y lo jaló hacia ella, me agaché, metí mi cabeza bajo la falda y le lamí la conchita. Me jalaba los cabellos y me empujaba la cabeza para que entre más…se movía, gemía…tuvo su primer orgasmo…casi gritó…literalmente se desvaneció sobre mi hombro izquierdo…Pensé en hacer que me mame la pinga, pero como el tiempo pasaba y teníamos que hacer tareas, cogí su mano, la llevé hasta mi pinga al palo y la hice que la agarre, que toque mi glande lleno de pre cum y fuimos al baño de visita, me bajé el pantalón para que vea mi pinga y le hice que me masturbe, guiándola, hasta eyacular…Le prometí que venían nuevas experiencias, cada vez más ricas…ella me escuchaba pero no soltaba mi pinga, la miraba fijamente y la seguía masturbando mientras yo hacía lo mismo con ella…

No sé qué pasará mañana…Siento muchas ganas, pero, a la vez, quisiera mantenerla en ese estado de continuo aprendizaje, hasta llegar, luego de los exámenes finales, obtención de buenas notas y aprobación del grado, a graduarla de mujer…de mi mujer… 

Capítulo 2

El último día que conté, habíamos terminado en el baño de visita, luego que le lamí la conchita; allí, nos masturbamos mutuamente y llegamos a deliciosos orgasmos, su manito quedó llena de mi semen y mi mano mojada de todo lo que salía de su aun virgen conchita…antes de salir, la puse sobre el sanitario y tomé el líquido espeso de su infantil placer, directamente de su gordito y apretadito envase; al final, la besé con lengua para que pruebe su propio fluido…

Los dos siguientes días eran de fin de semana y ella tuvo que viajar, con su mamá y equipo, a una ciudad cercana a un torneo de fútbol sub 10. Pensé en ir, pero como no iba a tener la menor posibilidad de estar cerca de ella y, además, tenía que gastar en el viaje, preferí quedarme a ver si veía a Mayrita, lo que no pasó…terminé masturbándome con mi álbum de fotos…

El lunes siguiente fui puntual a cumplir con mi tarea de “apoyar escolarmente” a Lily. Muy temprano me había tirado un pajazo para estar más o menos tranquilo al inicio de la “clase”, pero, cuando la vi con un vestidito blanco con flores, sin mangas y un poco más arriba de la rodilla, la pinga saltó y se notó tremendamente en mi pantalón, porque ya dije que no uso calzoncillo. Ella, acercándose a la puerta, lo notó y se comenzó a reír…abrió, me jaló de una mano y, apenas entré, cerró la puerta, metió su mano por la cintura del pantalón, apretó mi pinga y me dijo:- Yo también te extrañé…

Esa tarde no tenía tareas urgentes, por lo que pasamos casi todo el tiempo en el living, en un lugar desde el que podíamos ver la puerta del dormitorio de su mamá…debajo del vestidito sólo tenía un pequeño calzoncito, se lo saqué y comencé a lamer sus piernitas, fui subiendo, le mordí suavemente toda su gordita vulva y metí mi lengua entre sus rosados labios vaginales…subí por ellos hasta su clítoris; al lamerlo, ella casi dio un salto, me pegó en la nuca y casi gritó: – Uyyy, ¡¿qué me haces?!.

La  paré al lado del sillón, me bajé el pantalón, me eché en el piso y la hice echarse sobre mí en posición 69…ella, instintivamente me agarró la pinga, ya al palo, y comenzó a subir y bajar su manito por el cuerpo de la pinga, mientras movía sus piernas desesperadamente al sentir cómo me comía su conchita y con una mano, le sobaba una tetita…la agarré de los cabellos y llevé su cabecita hasta mi pinga, le froté y golpeé suavemente la cara con ella y comencé a pasarla sobre sus labios…abrió levemente su boquita, lamió la punta de mi glande ya mojado y le empujé la cabecita para que la pinga entre…me mordió un poquito y, luego la apretó con sus labios…comencé a moverme para que entre y salga, mientras se acostumbraba a tenerla adentro y saber qué hacer…

Ambos gemíamos, queríamos gritar…la leche se me salió a los pocos segundos y mi boca y parte de mi cara estaba totalmente mojada, cuando sentimos abrirse la puerta del cuarto de la mamá…la empujé hacia el baño de visitas, con su calzón me sequé la cara y la pinga, subí el pantalón, me senté en el sillón, cogí una revista de una mesita y, al mirar por el espejo, vi que la señora había entrado al baño principal, al lado de su dormitorio…falsa alarma, gran excitación…Lily no regresaba, esperé a que la mamá regrese a su cuarto…y corrí, literalmente, al baño de visita…

Ella estaba desnuda, frente al espejo, tocándose las tetitas. Al verme entrar, estiró sus brazos, se colgó de mi cuello y abrazó mi cintura con sus piernitas…ya no pude más, la agarré de las nalgas, puse su vagina sobre mi pinga, y comencé a subirla y bajarla para que los labios de su conchita sientan algo más duro que mi lengua…ella me miró, respiró fuerte, cerró sus ojitos y me dijo: – Quiero gritar. La besé en los labios y la fui jalando mientras sentía el calor de su conchita recibiéndome…lentamente fui entrando, mojadita, calientita, cerradita, me mordió y la jalé con fuerza…gritó: – Ayyy…mmm……me pegó en la cabeza y se movía como si quisiera que la atraviese…así, parados, totalmente arrechos, nos movimos hasta que lo poco de leche que me quedaba se mezcló con sus fluidos, en el fondo de su desflorada vagina. Teníamos que apurarnos, cualquier cosa podía pasar.

Fiel a mi costumbre, la cargué para que pase sus piernas sobre mis hombros y su delicioso manjar quede a la altura de mi boca…rico, tragar su sangrecita, mezclada con mi semen y sus líquidos, era un placer imperdible…ya no hice que ella me la mame…estaba entre feliz, asustada, dolorida y borracha…la aseé como pude, le dije que vaya al otro baño, se limpie y en su cuarto, se ponga otro calzón, le di el que yo había usado como toalla. Le dije que iba a ir a mi casa a bañarme y regresaba; que si su mamá salía y le preguntaba por mí, le diga que había ido a traer un libro que quería mostrarle. Abrí un poco la puerta… todo estaba tranquilo, ella salió corriendo y yo me senté en el sanitario, a punto de un desmayo. Me lavé la pinga y alrededores, también la cara. Me puse el pantalón, revisé que todo estuviera en orden y me fui a mi casa, me duché y bajé para regresar a su casa, en mitad del camino me acordé del libro que supuestamente iba a llevar; regresé, agarré una revista de crucigramas…al llegar encontré a Lily y su mamá conversando en el living.

La mamá me agradeció porque ya le habían dicho en el colegio que su hijita había avanzado mucho en el último mes de clases y había aprobado el grado escolar. Me dio un sobre, que traté de no aceptar, pero ella insistió…no hice mucho esfuerzo en rechazarlo… lo recibí y había el monto de seis meses de “ayuda académica”…me sentí un puto, que estaba cobrando por tener sexo con la nena…me contó que iban a viajar para pasar las fiestas con los abuelos y que, al regresar los primeros días de enero, quería que prepare a Lily para el quinto de Primaria…Acepté humildemente la invitación y prometí esforzarme al máximo para dejarla 100% preparada para ser la primera de su promoción…la nena me miró, me guiñó un ojo, se acercó me estiró los bracitos, me agaché, me abrazó y me dijo:- Gracias por todo don Ricky…y me dio un besito en la mejilla… orgulloso de mi éxito como docente, me despedí, abrazando a ambas por Navidad y Año Nuevo y, llegando a mi casa, me tiré un pajazo monstruoso…

Por Ricky

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